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lunes, 14 de enero de 2019

ICONOCLASTIA RELIGIOSA EN BAILÉN: LA DESTRUCCIÓN DEL PATRIMONIO ARTÍSTICO DURANTE LA GUERRA CIVIL (Locuber 2019)


Cuando el 31 de julio de 2011 publiqué esta entrada, no me podía imaginar lo que el pasado viernes salió a la calle. Echando la vista atrás, me paro a meditar como he podido pasar de un cuenta historias, a desempolvarlas de los archivos. En el segundo número de Locuber, la apuesta ha sido fuerte: contar o, mejor dicho, acercarnos un poco (pero lo que antes nadie se atrevió) a lo que ocurrió en la destrucción del patrimonio religioso de Bailén durante la Guerra Civil. Quien me iba a decir entonces la de archivos y horas que iba a echar para poder realizar este trabajo, que la verdad, no se han acometido para este trabajo, sino para contar muchas cosas de la historia de Bailén. Esto es solo una página más, que les digo, ya está incompleta y se puede completar más… porque la historia nunca para.
Han sido muchos datos de aquí, de allí, de sorpresas, de siempre encontrar lo que no se busca, incluso de partir de una pista errónea para encontrar el camino correcto. No me puedo dejar la imprescindible ayuda de mi compañero de fatigas Juan José Villar Lijarcio, su sapiencia y su descomunal profesionalidad (y sobre todo talento) dan como resultado este trabajo. Gracias amigo por el esfuerzo enorme que te has dejado en esto.

En este trabajo les contamos un acercamiento a lo que había y que se destruyó, que se salvó y cómo se salvó, cuándo y dónde, y además quienes o algunos de los que lo hicieron (lo que la documentación oficial nos ha aportado). También le daremos respuesta a unas cuantas leyendas, que en muchos casos tenían poco de fábula. Pero este artículo va mucho más allá que la simple narración de un episodio de la historia, porque para narrarlo lo hemos tenido que cargar de datos y más datos hasta la fecha inéditos. Es una nueva publicación para leer con lupa porque hay mucha historia de la iglesia que no se conocía, así como de sus imágenes y sus capillas. No nos hemos conformado con contarles que había un órgano, sino que hemos dado su historia. De sus ermitas, incluso la de La Toscana. Y de las cofradías… casi le hemos entregado todo lo descubierto sobre la cofradía que se comió aquella guerra, la de Santa María Magdalena. Incluso del cementerio (no dejarse las notas). En fin, un largo trabajo que no se podía contar en menos. Gracias a Locuber por el esfuerzo de publicarlo. Nos hemos dejado tiempo, neuronas, kilómetros y dinero, pero podemos decir que ha merecido la pena. No podíamos no estar a la altura.
Para leer y descargar el articulo pinche aquí.