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viernes, 27 de febrero de 2015

COLORACIÓN DEL PASADO... SENTENCIA DE LINARES.


Recientemente han parecido por las redes sociales algunas muestras de fantásticos trabajos digitales donde nos mostraban fotografías antiguas, embutidas en el color más o menos primigenio de la fotografía, el llamado coloquialmente “blanco y negro” coloreadas con las herramientas digitales de última generación, que sin duda nos han mostrado como era en color aquellos tiempos, que como siempre suelo decir, la fotografía se encargó de tintárnoslos de blanco y negro en nuestra imaginación. Cuantas veces no habrán pensado en la época joven de sus abuelos, bisabuelos o tatarabuelos y lo han imaginado en blanco y negro como nos lo mostraban las fotografías y las primeras películas. Cuando observé aquellos maravillosos trabajos, obviamente pensé como sería si estos profesionales lo hiciesen con las fotografías de Semana Santa que nos mostrasen como las personas de tiempos remotos contemplaban los pasos y en si la vida alrededor de ellos en la Semana Santa.
Poco después comencé a encontrarme ejemplos nuevamente por las redes sociales de fotografías de Semana Santa coloreadas, pero más bien a un alcance visual que muchas de ellas parecía tomar el color que nunca tuvieron sobre el papel. Incluso alguna publicación cofradiera impresa ha comenzado a utilizarlas con ejemplos que conozca en Sevilla y Córdoba. Gracias a estos aficionados, que muchas veces han alcanzado un nivel bastante alto me llevaron hasta la empresa malagueña “Anamar Restauración y Fotocoloreado Fotográfico” que podría satisfacer mi curiosidad de observar muchas fotografías con el color que nunca nos legaron.

Por esta razón comencé con dos que son símbolos en mi hermandad del Prendimiento de Linares, como son las míticas fotografías de los años veinte del siglo pasado donde nos muestran los únicos ejemplos conocidos de los pasos completos de la Sentencia y la Virgen del Rosario antes de perecer en las llamas iconoclastas de la Guerra Civil, donde consta que solo se salvaron los bustos del Señor, la Virgen y la Magdalena. La fotografía del misterio, que es la que regalé a la hermandad por tener la deferencia de ponerme como presentador o uno de ellos de cartel “Ecce Agnus Dei” nos muestra al paso en la antigua capilla de la iglesia de San José. Hay que aclarar que la opción de colores en muchos casos quedaba a nuestra imaginación, suponiendo en casi todo el proceso y dejando muchas cosas a la profesionalidad de esta empresa que en todo momento cuenta con tus consejos y aportaciones y  termina el trabajo hasta al máximo extremo que le solicites, la verdad ambas fotos se llevaron más de una semana, estando pegado al pc muchas horas al día. En esta fotografía destaca poderosamente la que sería la imagen de más genialidad artística del conjunto, el centurión romano sobre una escalinata donde presenta a Jesús de la Sentencia, donde podemos aun intuir la facciones del actual Señor del Prendimiento, el cual nos muestra poderosamente los grafismos de la escuela levantina de la época en todo, desde el estilo a los modos de presentación de los personajes, tal como coetáneamente nos documentaba Alfredo Cazabán adjudicando su hechura al valenciano Juan Bautista Palacios. El detallismo se puede centrar en los candelabros con ramitas de flores adosadas, escalinata, lámpara del techo, el caoba de aquel trono del modo jiennense, con lo que parece una horquilla para transpórtalo (a ruedas) apoyada en la pared o los faldones que los tintamos morados al ser entonces el color de la túnica de la hermandad y el que mejor le sentaba. En todo momento intentar respetar lo máximo posible del original, en esta se ve los flecos amplios de los faldones que fueron complicadísimos de darle un color y realismo, por lo que Anamar amplió el brocado de los mismos, que es como luce la copia que ya tiene la hermandad.
En el paso de la Virgen, en su capilla que hace de ambas instantáneas casi un calco, podemos encontrar más claramente a la Virgen de Rosario, para mi obviamente presenta muy poderosamente las facciones actuales de la Virgen donde podemos intuir que la imagen presentaba pies, quizás con cuerpo interior de “maniquí” o candelero pero con pies, una muestra artística que sigo pensando acerca más la obra a la posibilidad de que la misma provenga de los talleres levantinos como apuntan algunas fuentes en lugar de la hipótesis del neoclasicismo sevillano con su máximo exponente, Juan de Astorga, a la cabeza. Fue complicado darle un color a su túnica, más que saya, ya que el brillo de lo que parecía ser un “raso” era complicado de rescatar, inventándonos el celeste y dorado del cíngulo y el granate del pequeño manto que la cubre. La imagen que la acompaña dio bastantes problemas en lo que se refiere a sus vestiduras para hacerla destacar, eso sí, sin eclipsar a la Virgen. Con la coloración del rostro podemos intuir claramente que la Magdalena es la base de la actual Virgen de Gracia de la hermandad de la Oración en el Huerto, incluso se podría decir que la remodelación más reciente sobre la misma, la de Dubé de Luque, la acerca más a la original que la de Martínez Cerrillo tras la contienda civil. Al manto que porta intentamos darle un tono verde por ser este el color de su actual hermandad y el color del manto de la actual Virgen de Gracia. La túnica de la misma le dimos un tono amarillento como suele ser un color típico de la santa de Magdala. Laborioso fue también sacarle color al crucifijo del fondo y a la imagen del santo, que tal vez sea un Santo Domingo, basándonos en sus colores iconográficos más comunes se intentó colorear.
Una fotografía que igualmente cederé a la hermandad para que la tenga para el recuerdo, para que todos los que pasemos por su casa podamos contemplar, tal como dije el día del cartel, lo que los linarenses de los años veinte del siglo XX vieron por las calles de Linares.


jueves, 26 de febrero de 2015

SIMPLEMENTE CAPILLITA EN "QUINTA ANGUSTIA".

Esta cuaresma vuelvo un años más a la confección de artículos para las diferentes publicaciones de las hermandades que así me lo han demandado. Recientemente les expuse el artículo que ha servido como editorial del boletín cuaresmal “Rosario” que edita la hermandad del Prendimiento de Linares. En el mismo, igualmente ha salido reflejado otro artículo salido de mi puño y letra –o más bien teclado- a modo de crónica del pasado rosario de la aurora de la Santísima Virgen del Rosario, una crónica que podrán leer pinchando aquí, ya que se trata de prácticamente la misma que escribí para mostrar mis sensaciones como hermano de aquel día en el que me enfrasqué bajo una de sus dominicas dalmáticas, que tanto gustó en el seno de la misma como para publicarla, aun con la gran extensión con la que cuenta. Igualmente como pregonero de la Semana Santa de Bailén mi firma igualmente irá reflejada en el esperado cada año, Programa de Semana Santa de Bailén 2015.

En las últimas horas se ha publicado en la red y ha llegado hasta mi buzón de correos un ejemplar del boletín o anuario donde me he estrenado también como articulista. La plaza es alta y por ello la satisfacción me enorgullece al ver mi firma en una publicación de unas de las cofradías de más rancio abolengo, solera y magnetismo de la ciudad de Sevilla, la hermandad de la Quinta Angustia. La corporación de iglesia de la Magdalena contactó con mi persona interesada en publicar un estudio que no ha sido de reciente creación, sino que igualmente surge de estas páginas, aunque ellos lo leyeran en la web De Nazaret a Sevilla, donde he colaborado en más de una ocasión, aunque últimamente los tengo olvidados, esperando que me comprendan, espero volver si así lo desean y el tiempo me lo permita. Y es que año de pregones, año que me piden de todo…
Para la hermandad retoqué lo que vi conveniente de aquella entrada para adaptarla a la publicación donde se iba a reflejar, donde obviamente versa sobre la hermandad, de la misma hecha cofradía, como más o menos la veo, misión que como saben suelo siempre utilizar para hablarles del mundo cofradiero y sobre todo de los misterios sin descifrar que aun envuelven la ejecución de su magistral paso de misterio. Una entrada que muchos recordarán, fue la primera parte de una trilogía que rondaba para intentar darle luz al misterio de la aparición o más que posible reaparición al culto de su antigua dolorosa, la Virgen de la Quinta Angustia como la actual Virgen de la Salud en la hermandad de la Vera Cruz de Linares, aunque ese asunto aquí apenas se ha tocado, que sin duda disparó esta noticia contundentemente a las primeras planas cofradieras de la capital hispalense, incluso pareciendo que la hipótesis comienza a tomarse más en serio por ciertos autores de recientes libros donde ya lo destacan, un asunto que tras la última restauración de la imagen se puede aportar nuevos datos sobre este enigma.

Les dejo capturado el artículo, perfectamente ilustrado con fotografías que aporta la hermandad y pinchando aquípuede descargarse el pdf completo de la publicación, que por otra parte es muy recomendable, tanto por su contenido como por su presentación.





miércoles, 25 de febrero de 2015

LINARES SE LLENA DE SOBERANO...

Ya me lo dijo uno de los que son “muy del Señor”, que su Cristo, que nuestro Soberano este año iba inundar con su presencia todo Linares. Y es que dos carteles, llamémoslos de edición privada anunciarán a los cuatro vientos, en todos los rincones y escaparates de la vieja ciudad minera, la Semana Santa local utilizando para ello el porte, el señorío, la planta y la majestad del Señor el Prendimiento. Qué duda cabe que siempre lo ha sido, pero en los últimos años, Él se ha erigido como el Capitán General de uno de los más grandiosos pasos de la ciudad, el cual entre su magnitud, su poderío artístico y el buen hacer –aunque a mí no me corresponda decirlo- de su cuadrilla de costaleros, su banda… se ha alzado como uno de los principales pasos más esperados por Linares, y mucho más, cada Semana Santa, marcando como cita ineludible las puertas de San Agustín el Jueves Santo para perderse en la fragancia y el aroma que desprende el Soberano. El primero de ellos, se presentó el día 13 de febrero en la casa de la propia hermandad, aunque la misma no es la responsable de su edición, sino que la iniciativa parte del autor de la instantánea, Juan Antonio Rodríguez Salazar, de editar cada Semana Santa un cartel que titula “Ecce Agnus Dei” para incentivar con su arte fotográfico la Semana Santa de su tierra. Del cartel poco más que decir, que es una buenísima toma que se enmarca dentro de la producción de los buenos fotógrafos cofradieros que han emergido en los últimos años en la ciudad, donde paradójicamente luego poco se recurre a ellos para embellecer las publicaciones cofradieras y cuando se hace parece que se opta por lo más “corrientito” de su producción.

Bellísima instantánea tomada a la salida el pasado Jueves Santo en el llamado callejón de la plaza de Don Bosco que fue presentado por el hermano mayor Juan Gámez, por Estefanía Martos y exaltado, a modo de agradecimiento por parte del autor de la fotografía, donde desglosó sus más profundos sentimientos unidos al Señor de las manos poderosas, al cual le doy la enhorabuena desde aquí, porque sé que no es fácil hablar de lo que habló sin venirse abajo. Tras esto, como ya les compartí hace unos días y ahora podrán ver en este video de “Savio”, me tocó tomar la palabra para explicar lo que el ojo no ve de lo que es esa salida para la hermandad y todos los que formamos parte del cortejo del Señor. Intenté ser breve, creo que no fallé en eso y con un mensaje directo, siempre mejorable mi oratoria y quizás todo, pero a esto es lo que alcanzo hoy día. Lo que si quise aprovechar es para devolver muchas cosas  a una institución donde el único que destaca es Aquel que me llamó sin darme cuenta hace ya catorce años y su Santísima Madre del Rosario. Fue un auténtico honor que la hermandad deliberase que yo interviniese, habiendo entre los hermanos gente más capacitada que yo, que Juan Antonio y mi segundo capataz, Antonio Acuña Cueva contasen con mi humilde pluma para hablarle en voz alta al que representa tantos sentimientos y vivencias que llegaron a mi gracias a Él y su gente, porque cuando lo veo, siempre me acuerdo de su gente y siempre que veo a su gente son sus poderosas, serenas y bellas facciones las que se dibujan en la caja de mis pensamientos. Los aplausos taparon una verdad muy grande al final, me quedé cortísimo, pero era lo que se requería, pero lo que le dije, fue impulsado por la verdad más grande que pueda salir de mi corazón, sin golpes de pecho, sin declaraciones de amor que algún día pudieran volverse en mi contra, el Soberano sabe que lo quiero y que espero que hasta el día que me toque presentarme ante Él, no sé con qué cara, el será mi mejor amigo de Linares.

Uno que lo llamaban de todos sitios, de grandes lugares, hasta mi pueblo que me da su máxima exaltación, me quedaba algo con esta hermandad a la que llegué pensado que sería algo breve, tan solo por probar aquello y sigue teniéndome tan enganchado. Por eso ese día fue muy especial, era como si te llaman para que hables de tus padres, tus hijos, de tus seres más queridos y el Soberano está a la altura de eso, porque así me enseñó a llamarlo un maestro que hasta en tres ocasiones me referí a él, porque sé que él fue un puntal importante en mi vida para llegar a ser lo que soy, que no es que piense que soy alguien, pero si la gente me muestra a veces tanta admiración es porque algo podré estar haciendo bien, no hay mayor recompensa que hacer algo desinteresadamente y que haya alguien que le toque tanto el alma. Por ello quise tener un detalle con la hermandad y les hice un regalo, que tal vez podría ser especial y se guardaría con cariño, y que cada vez que estuviese en la casa hermandad, al verlo, recordarse mi paso y mi agradecimiento a esta hermandad que me dio tanto sin cobrarme nada a cambio. El mismo fue una coloración digital de una fotografía símbolo de la hermandad, para que los presentes pudiesen contemplar como los linarenses de los años veinte de la pasada centuria conocieron a nuestro misterio fundacional, la Sentencia, trabajo sorprendente que en próximas fechas espero mostrarles en estas páginas. Y por último recordar que sentí una ovación verdadera, que muchos me felicitaron después, pero hubo dos, de los  que omitiré su nombre que su gesto lo puedo comparar con lo que siento cuando veo a mi madre con los ojos llorosos observándome subido en algún escenario. El gesto de sus miradas, “la boca por donde habla el alma”, la sonrisa de sus labios mientras alzaba la vista hablando y los observaba escuchándome, la satisfacción de sus caras, el gesto aprobando lo que veían y escuchaban fue una de las ovaciones más grandes y siendo tan silenciosas que he recibido jamás, y que me llevaré en silencio para siempre en el corazón… porque como dice uno de ellos: "la peor enemiga es una lealtad mal entendida"... tampoco puedo descifrar el orgullo que siento cuando mi pared sigue creciendo en “premios”, al contemplar el regalo que me entregó Juan Antonio.

El otro cartel también es muy especial, espero que no se me molesten porque les hable de los dos conjuntamente, y de éste hablaré en segundo lugar simplemente porque se presentó después. El día 19 de febrero, un local de ocio de la ciudad, el Burladero Copas que regenta Jorge y una para mí ya veterana hermana, Encarnación Gámez, cumplieron igualmente el sueño de que su negocio aportara a su ciudad igualmente un cartel propio anunciador de la Semana Santa linarense. Como dijo Encarni en la presentación, había que perdonarla pero que para el primer año tenía que elegir a su hermandad y sus titulares, los cuales para ella han sido hasta sus compañeros de habitación en los tiempos pasados de la hermandad. Y aquellos tiempos estuvieron plasmados en la presentación que hizo del mismo, Antonio Acuña Cueva, segundo capataz del paso del protagonista del cartel, que en esta ocasión se plasmó sobre la idea cartelística que a mí más me apasiona, aunque algunos amigos fotógrafos estén en desacuerdo conmigo, pero para estas lides yo me declino siempre por el arte de los pinceles. Un lienzo pintado con diversas técnicas por Reyes Ángel Fernández Fernández que nos dejó a todos asombrados al conseguir el perfil del Señor del Prendimiento con tan acertada técnica artística. El pub al completo, con cofrades de diversas hermandades de la ciudad pudo contemplar la mansedumbre del Señor y el realismo que mostraban los pinceles que durante la noche me parecía obsérvalo como si el “Gitano” estuviese escuchando todas nuestras conversaciones, que después, en casa viéndolo con más luz, pude contemplar la técnica del pintor que fue más allá del retrato común, utilizando magistralmente algunos recursos más propios de arte más “progresista”.





No es que sea yo un especialista en pintura para describirlo, pero Antonio nos dejó a todos boquiabiertos con la manera en la que optó para hablarnos lo que sus ojos observan al contemplar el lienzo. La verdad parecía un auténtico catedrático hablándonos de la pintura y como con todo ello lo llevó al terreno del sentimiento, sin tirar de frases bonitas, ni rimas ni poemas, nos versó tal como es él, o por lo menos yo que he hablado mucho con él, se de su profundidad interior, de su filosofía de vida y quiso transmitirnos la fuerza y el trabajo de los hermanos comprometidos de verdad que ha tenido esta hermandad, o quizás de algunos de ellos, porque la verdad yo apenas conocí a un par de los que citó, algo como quiso destacar, concebía porque el Soberano era el protagonista del cartel, pero que se podía extrapolar a cualquier hermandad de la ciudad, porque el cartel lo que anuncia en definitiva, como el del “Verilla” es la Semana Santa en la ciudad. Advertía y pedía disculpas por si alguien podría “escandalizarse” por lo que iba a decir, pero creo que no era para ello, porque creo que todos lo entendimos, como quiso mezclar ese mano a mano que tiene Dios con todos los que queremos luchar y remar de frente en esta vida, recordando como dije esos recuerdos que se le han quedado grabados en el corazón desde que siendo un niño llegó a esta hermandad, siendo su apellido tan de la Oración y sin saber que también es de la hermandad del Dios de Ortega Bru en Linares, la Columna. Seguro que quiso devolverle un pellizco a ese antiguo hermano, al que la vida lo va apagando, y que el Jueves Santo volvió a ver un rayo de luz cuando su Dios pasaba ante su balcón y se giró ante él y reconoció la poderosa voz de su segundo capataz, diciendo que las manos poderosas del Señor le parecían las mismas que las de aquel que tantos años las uso por su Cristo, su Virgen, por su hermandad, que si se perdieran alguna vez solo bastaría con sacarle un sacado de puntos a las manos de este veterano hermano para reponérselas. Nos decía que veía a aquellos admirables hermanos en la bendita planta del Señor, Él que no se quería marchar a la restauración hasta que no se despidiera de Manolo Barranco. Sin duda cuando llegó mi época, el apretón en la nuez fue mayúsculo cuando Antonio me hizo ver que soy un privilegiado, porque yo en los ensayos poco tengo que preguntarle cómo era Andrés Caparros, como tantos nuevos le preguntan cómo era, su personalidad, su sapiencia, su figura… hubo uno de ellos, que horas después en el pub le dije que si lo hubiese conocido, lo querría un montón y con esto sobran más explicaciones. Otro que dio parte de su corta vida por esta hermandad y por sus titulares y levantó al Señor de un rincón quizás más apartado para convertirlo hoy en uno de los referentes de la Semana Santa de Linares y provincial, peleando por su barco, por su banda sonora y sobre todo para que abajo se disfrutara. Nunca me había dado cuenta, pero Antonio acertó de lleno, si aquel que no lo conoció quiere saber cómo era, basta con mirar el cartel del Burladero, o en la capilla o el Jueves Santo cuando su perfil se enmarque con su Madre en el azulejo y afeitarlo y cortarle el pelo, porque el Capitán está reflejado en las facciones de su Cristo… y creo que no es casualidad. Así es señores, así lo vemos quien lo queremos, y así os anunciará la semana de la gloria, solo espero que tenga un detalle y se lleve las nubes en esta su semana a otra parte y podamos volver a saborear lo que nos anuncian dos carteles que están inundando Linares de Soberano…

lunes, 23 de febrero de 2015

LA LUZ QUE ILUMINA A LAS TINIEBLAS... (I)

Una vez llegada la primera de las fechas más esperadas del año, aun sin darme cuenta que ya enfilamos la recta final, comencé este primer sábado de cuaresma en el mismo lugar de los últimos tres años, cuando aquel primero con motivo del frustrado vía crucis del año de la fe me acerqué hasta Sevilla y quedé prendado de cómo allí se vive la cuarentena hacia la gracia. Aquello que dijo en cierta ocasión Antonio Burgos eran tan cierto como que ahora es de noche en este rincón del planeta y desde entonces comprendí que irse un día, dos, un fin de semana, los cuarenta días si hiciese falta hasta la vieja Híspalis merecía rotundamente la pena. Pensaba que así obraba mucha más gente porque un mes antes ya era complicado pillar un hotel ¿Dónde está la crisis? ¿De verdad hay que preguntar al pueblo si quiere o no esto? Cada uno en su casa y Dios en la de todos… respetando, por ejemplo como aquellos a los que le gusta correr, buenos amigos amantes de esta nueva moda deportiva y también cofrades tengo, pero al parecer la celebración de una Maratón en la ciudad pudo ser la culpable de tal lleno hotelero, como para preguntarle también al pueblo si ve bien que se corte el centro de la ciudad porque a unos les dé por correr, ¿verdad que suena un poco absurdo? pues el mismo respeto y comprensión pedimos los cofrades, aun con nuestros fallos, cuando los llenos de espectadores en tantísimo evento cultual o cultural público no tuvo que envidiarle nada a la carrera, por no decir que en muchos casos fue superior.










Bueno, a lo que iba, que no hay mejor manera de inyectarse adrenalina con sabor a incienso, como el que me traje en grandes proporciones para la tierra - escribiendo esto olfateo al sabor de Santa Genoveva-, que sumergiéndose en la cuaresma sevillana, que por otra parte también vi que lleva a cofrades de todos los rincones a sentirla, en todas sus facetas. Siguiendo la directriz que yo mismo me he impuesto de no aburrirles con texto y más texto, aunque algunos les guste mi desglose de detalles, centraré la crónica en el justo comentario siendo las entradas más bien gráficas, ya saben que una imagen vale más que mil palabras, pero eso sí, destacando cada instante y cada momento, de esa continua burbuja de la gracia que me envolvía por toda la ciudad, sólo, a mi ritmo, yendo donde quería, con la velocidad que quisiese, quejándome porque algunos horarios estaban mal informados y también con suerte, porque creo que vi todo lo que me plantee y muchas más cosas, donde obviamente el pellizco de los indescifrable, de los caminos de Dios me lo fui encontrando paso a paso…
No había llegado aún al hotel, y ya me iba cruzando la esencia, un Ariza y la ciudad como suele ser en este tiempo, algunos con abrigo y bufanda, otros sin ellos e incluso algunos con manga corta. Me fui para Triana en busca un año más del vecino más antiguo de la calle Pureza que extendía su mano donde sostiene nuestros pesares caídos el Hijo de la Trianera, vestida de su peculiar estilo de hebrea observando como a su hijo de las Tres Caídas lo escoltaban y cuidaban unos militares que supongo serían de la Marina. Vistazo a las nuevas reformas del retablo del Señor y nuevo anuario para la colección al bolsillo. En el Altozano, mientras dos chicas criticaban el nuevo invento “palo selfie”… “pídele a alguien que te eche la foto como toda la vida de Dios”… razón no les faltaba, decidí subir hasta el Cachorro que dicen que los viernes puedes postrarte a sus pies, mientras por Castilla me cruzaba con más capataces, con Díaz “Palacios” Talaverón, y en la O, el Jorobaito se alzaba sobre la pirámide de cera roja y su Madre se revestía de hebrea entre un cielo de azulejos. No hubo suerte en el Patrocinio, al parecer ya estaban montando los cultos y en el altar se formaba un calvario con la “Señorita de Triana” y San Juan… que decir más de Él que no les haya dicho, su anuario tan bien me lo traje, más finito y más caro que el de la Esperanza de Triana por cierto.
Volvía a la otra orilla a dejarlo todo en el hotel y seguir una ruta sin freno. El chaval de recepción me aconsejaba sobre los Bus Urbanos, buscaba la Macarena y había que mirar por los pies durante tres días. Del Duque hasta la calle Feria, bendito acierto y en Ómnium Sanctórum se volvía alzar el Cristo de las Almas, que encoje el alma cada Martes Santo con su sublime compás. Sencillo altar, pero dentro de la austeridad que entiende Sevilla, recreando el monte calvario, a mí por lo menos me encantó. Estando allí una visita al Carmen Doloroso y a su nueva imagen titular letífica, la Virgen de las Maravillas la cual ganaba más en el directo.







Estaba en territorio macareno y dicen que los de ahí suelen ser muy del “Sentensia”, el que se revestía de su suntuosa realeza, como a mí me gusta verlo, es de los que mejor luce una túnica bordada en Sevilla y se asentaba sobre sus andas en un nuevo vía crucis por la calle Escoberos. Largas filas de hermanos, todos como debe de ser, con el rigor de un traje o la decencia en las féminas que hacían del vía crucis como si de una gran procesión se tratase, y es que cuando salen las de “primer orden” como diría dos buenos amigos, se nota en las calles el lleno total. Volví mis pasos hacia el centro, en Montesión era fecha señalada para su impresionante crucificado de la Salud que se encontraba de cultos entres los titulares procesionistas de su hermandad, pidiendo como siempre digo, en ese escorzo, un lugar en el Jueves Santo. San Juan de la Palma se abría porque paradójicamente una de las letíficas, esas que ahora duermen esperando el pistoletazo de mayo, se presentaba en sus cultos la imagen de la filial sevillana de la Virgen de la Cabeza de Andújar. Un giño al camarín, que “Juanillo” se extasiaba al verla vestida tan sencilla y sublimemente a la Amargura… Ella sabe que la tendré presente en el día más señalado de mi cuaresma, si lo tiene a bien claro. Triste me fui por no poder ver a su Hijo, y es que en su capilla se celebraba la misa. Igual razón me hizo no poder pararme mucho en la Anunciación, donde se palpaba incluso con la distancia y la altura esa blancura nueva de la piel del Nazareno del Valle tras su restauración que a los más rancios tanto disgusta, sin duda que esa policromía más reciente no calzaba con la talla del XVII, embellecida por la pátina del tiempo que se le ha eliminado.






















El objetivo era un nuevo vía crucis en el laberintico entramado de callejas de San Nicolás de Bari. Al entrar en la misma, que se podía, la estampa levantaba la envidia sana, sus hermanos dispuestos a estar con el culto a su pequeño Cristo, que se alzaba sobre las quizás más suntuosas andas de la ciudad para estos menesteres, las cuales están sustentando a estas horas al Señor de la Humildad y Paciencia en el vía crucis de las cofradías de Sevilla. Hermandad que parece no decir mucho pero que siempre me desprende tantos quilates, se apagaron las luces y lo que allí se respiró es solo digno de la ciudad del Giraldillo. La oscuridad se convirtió en tiniebla a la luz de la cera, solo se iluminaba la capilla donde la Reina del maestro Herrera rezuma a los campases de Marvizón llamados “Candelaria”. Pero sonó la música de capilla, la primera pieza de las “Saetas del Silencio” y el Nazarenito de la Salud atravesó la barroca iglesia levantando el escalofrío, que se acrecentó cuando la luz que entraba desde la calle dibujó una de esas estampas que hacen válido cualquier pechá de kilómetros. Ya en la calle, entre esas estrecheces me hacían sentir que quizás no tenía que envidiarle nada al de la “todapoderosa” Macarena. La Alfalfa bullía, ¿Dónde está la crisis? En uno de sus bares me asentaba a comer comida italiana y se dibujaba una estampa que si pasara por aquí saldría en los periódicos, allí, se aguanta el que no le guste... Larga cola de coches que venían por Águilas cortada por la policía para que pasase el vía crucis y ninguno hizo sonar el claxon del coche. Los camareros italianos se asomaban, es digno de ver a los extranjeros encontrarse estas cosas, aunque se les notaba su origen, Italia en esto se parece mucho al español, en la cultura de iglesia sabiendo que era un vía crucis y que eran esos colectivos sevillanos, el que me sirvió decía… “es el Silencio” y le preguntaba el otro: “¿Cómo lo sabes?”, a lo que respondió: “no sé, pero todos van callados…” me ahorré explicaciones… tras degustar una rica carbonara, recomiendo el establecimiento por cierto, volví a ver el vía crucis por la calle trasera dando por finalizado el encuentro con lo divino, ahora tocaba la noche y la noche suena al resoplo de los hombres en una levantá.
























Nos quejamos por estos lares de la respuesta del costalero a la hora de llegada a los ensayos, pero en San Juan de la Palma a la hora estipulada no había nadie. Por eso a esperar en el bar degustando algo fresquito hasta que la parihuela del Herodes comenzase a conquistar el centro de Sevilla. Uno va a disfrutar pero también a intentar a aprender, a fijarse en lo que la vista pueda captar. Este año nada más que decir, era la cuadrilla del galeón del Silencio Blanco, comía calle y repartía lecciones de oficio, aun así, los Villanueva también rectifican como humanos que son. Ensayo cortísimo, una vuelta a la manzana prácticamente, pasando por el estrecho de Sor Ángela ante una bulla que más quisieran otros en su mismo día de salida. Acabada la cosa tempranamente busque al palio de la hermandad del Buen Fin por San Lorenzo pero no hubo suerte. Un cafelito endulzado por la Campana, encontrándome por Alfonso XII el ensayo del paso Cristo del Museo, éste más despoblado de curiosos y un año más en busca del Tardón por donde andaría ensayando la cuadrilla del Zapatero de Triana. Larga travesía recompensada cuando en el mercado de San Gonzalo vi venir la que considero no la mejor, pero si la cuadrilla con cambios con más pellizco y elegancia del mundo. Vizcaya mandando, al cual ya verán, me lo encontré los tres días en la ciudad con las cofradías, si se quedó con mi cara se aburriría de mí. Que decirle más, lección magistral de buen hacer, encontrando siempre nuevos detalles del oficio de su gente de abajo, atravesando la calle, “su calle” decían, San Jacinto adoquinada hasta arriba donde un matrimonio mayor se “flipaban” de lo que estaban viendo, por el habla del norte seguro, impresionándose cuando anduvieron con el izquierdo, a lo que no pude evitar explicarles que es eso, agradeciéndomelo tan cortésmente, me marché siguiendo el ensayo hasta su final, donde en un apagado establecimiento, una cafetería –eran ya las 2:30 de la madrugada- me pareció recrear la estampa pasada de alguien disfrutando de un refresco tras haberse emborrachado de Soberano Poder en la Estrella en aquellos mis primeros Lunes Santos, supongo que si yo estaba ahí, en Sevilla viviendo y queriendo aprender, buscando estas esencias es porque algún día me crucé con él en la vida… gracias Capitán, no sabes lo que pude disfrutar, sé que desde el cielo tú también buscas la mirada de las Penas de Triana… 








CONTINUARÁ…