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viernes, 24 de junio de 2022

¿POR QUÉ EN BAILÉN SE CELEBRA LA FIESTA DE SAN JUAN EVANGELISTA EL DÍA DE LA FIESTA DE SAN JUAN BAUTISTA?

 


Este artículo fue publicado en la siguiente dirección: http://iglesiaenbailen.es/2016/06/santos-juanes/  [consulta realizada el 24 de junio de 2022] el 25 de junio de 2016. Su autor fue D. Juan Ignacio Damas, párroco por entonces de Bailén. Lo comparto en mi blog con el ánimo de dar a conocer esta historia tan interesante entre mis lectores a sabiendas de la fugacidad del mundo digital. Para que de alguna forma este en más lugares y no se pierda.

¿Por qué en Bailén se celebra la fiesta de San Juan Evangelista el día de la fiesta de San Juan Bautista?

Mucha gente se pregunta por qué, desde hace muchos años, la cofradía de San Juan Evangelista de Bailén celebra la fiesta de su titular el día 24 de junio, que en realidad es el día de la solemnidad del Nacimiento de San Juan Bautista. Hay incluso quien piensa que se trata simplemente de un error, fruto de la poca formación religiosa que confundiría a los dos santos que llevan el mismo nombre. el asunto no es tan simple. Y además viene de más a antiguo de lo que podría a primera vista pensarse.

Discusiones y disputas teológicas a partir de la Edad Media

Retablo de los Santos Juanes de la Capilla Real de Granada

La Edad Media fue pródiga en rivalidades religiosas entre las comunidades cristiana, musulmana y judía; de ello la literatura nos legó numerosos testimonios. El Renacimiento europeo fue a su vez testigo de las luchas de religión a partir de la reforma luterana, cuando el reformador alemán se convirtió en el gran rival del papado romano. Por su parte, la universidad medieval y del Siglo de Oro vivió con intensidad las rivalidades entre las distintas órdenes religiosas por conseguir imponer una determinada concepción de la vida intelectual para explicar algunos problemas teológicos.
En estos contextos religiosos se entiende hasta cierto punto la rivalidad, como se entiende a propósito de dos facciones deportivas en la actualidad.

También en la hagiografía

Lo que resulta más llamativo es que esta rivalidad aparecía también en el tema de la hagiografía. Dos santos muy significativos en la piedad cristiana, san Juan Evangelista y san Juan Bautista, van a provocar auténticas disensiones en el seno de la comunidad religiosa medieval y del Siglo de Oro. El núcleo de la disputa que enfrentará a evangelistas y bautistas es muy simple: cuál de los dos fue más santo; cuál de los dos tiene mayor poder de intercesión, qué rango ocupará cada uno de ellos en el Reino de los Cielos ante la divina presencia.
El fundamento que dio origen a esta discusión y los argumentos a favor de uno y otro santo se encuentran en los mismos Evangelios. Cristo se refirió al Bautista en estos términos: “entre los nacidos de mujer no ya nadie mayor que Juan el Bautista” (Lc 7,28). Al Evangelista, Jesús le profesó un amor especial y le recomendó a su madre antes de morir (ver Jn 19,26-27).
Por otra parte, la liturgia festejó desde antiguo el nacimiento de los dos santos con honores muy especiales. En la fiesta del nacimiento de san Juan Bautista (24 de junio) se decían dos misas: la primera porque había preparado la venida del Redentor, y se celebraba al final de la vigilia; la segunda porque había instituido el Bautismo de penitencia, que el mismo Cristo quiso recibir de sus manos.

Con honores semejantes a los del Bautista la Iglesia veneró también desde muy antiguo a san Juan Evangelista con los atributos de apóstol y profeta, virgen y mártir, discípulo predilecto del Señor. Originariamente en la fiesta del Evangelista, como en la del Bautista, había también dos misas, una por la noche, después de la vigilia, y otra el día de la fiesta (27 de diciembre).
Los testimonios bíblicos y litúrgicos aducidos constituyen los fundamentos de una teología hagiográfica sobre los dos santos. Esta tradición teológica será recreada por la hagiografía medieval. La compilación elaborada por Santiago de la Vorágine, en su archiconocida obra “La leyenda dorada”, que sirvió de fuente de inspiración a artistas y predicadores, es, sin duda, la más completa y exhaustiva. Con una perfecta estructura escolástica de la Vorágine expone la doctrina teológica sobre los dos Juanes; primero enumera los dones o gracias que adornan a cada uno de los santos, para a continuación exponer, aduciendo testimonios de la Biblia, la Patrística y la Liturgia ­–las tres fuentes del quehacer teológico–, las prerrogativas de los dos santos. De la Vorágine ya se hace eco, a su vez, de las disputas sobre cuál de los santos tendría una mayor preeminencia en el Reino de los cielos:

Conviene advertir que en tal día como hoy emigró al Señor san Juan Evangelista; no obstante, en lugar de celebrar en esta fecha la festividad de su tránsito, celébrase tres días después de la del nacimiento de Cristo. Así lo dispuso la Iglesia por dos razones: porque un 27 de diciembre se dedicó a Juan Evangelista el primer templo construido en su honor, y porque convenía reservar esta fecha del 24 de junio para solemnizar el acontecimiento de la Natividad de Juan Bautista y dar cumplimiento a las palabras del ángel, que dijo a Zacarías: “Todos se alegrarán en su nacimiento”. Pero el hecho de que la festividad del Bautista ocupe el día que correspondía a la del Evangelista no quiere decir que éste sea de menor categoría que aquél. Debemos huir de dogmatismos impertinentes, y procurar no caer en incorrectas disputas acerca de si uno de ellos es más importante que el otro. Esto no es del agrado del Señor. Así nos lo dio a entender por medio del siguiente episodio milagroso: En cierta ocasión surgió una contienda entre dos notables teólogos; uno sostenía que san Juan Evangelista aventajaba en importancia a san Juan Bautista; el otro, en cambio, se empeñaba en afirmar que san Juan Bautista era más importante que san Juan Evangelista. Apegados ambos a sus respectivas opiniones, decidieron celebrar sobre este tema un debate público y solemne. Los dos contendientes se prepararon a fondo, buscando afanosamente argumentos de autoridad en favor de sus correspondientes puntos de vista. El mismo día en que iba a celebrarse el susodicho debate, y poco antes de la hora en que éste debería comenzar, cada uno de los santos se apareció a su respectivo defensor diciéndole que se dejaran de semejantes discusiones, y haciéndole saber que ellos vivían con mucha paz y concordia en el cielo. En vista de esto, los dos teólogos, tras de comunicarse mutuamente la visión que habían tenido, comparecieron ante el numeroso público que se había congregado para asistir a la disputa, les dieron cuenta de lo que les había sucedido, bendijeron al Señor y dieron por concluida la polémica que entre ellos se traían (SANTIAGO DE LA VORÁGINE, La leyenda Dorada 1, Alianza, Madrid 1982, 341).

Esta historia fue recogida igualmente en la hagiografía castellana medieval, especialmente en las diversas ediciones de Flos Sanctorum.

La diatriba en la corte de los Reyes Católicos y en los conventos de monjas

Detalle del retablo de los Santos Juanes de la Capilla Real de Granada

Los Cancioneros del siglo XV nos dejaron asimismo numerosos tes­timonios de esta rivalidad hagiográfica. Incluso esta rivalidad la vivía la propia corte de los Reyes Católicos. El rey Fernando pa­rece que se inclinaba a favor de san Juan Bautista (“siervo de san Juan Bautista”, se dirá en la copla), mientras la reina, por el con­trario, mostraba su predilección por el Evangelista. Los predicadores de la corte, primero Fray Hernando de Tala­vera y después Fray Antonio de Montesino, vivieron en su propio quehacer literario y espiritual las “desavenencias” que entre sí tenían Isabel y Fernando.

La devoción de la Reina Católica por San Juan Evangelista pa­rece haber sido la causa de que los monarcas incorporasen el águila monocéfala aureolada al escudo de España como símbolo iconográfico del autor del cuarto evangelio. La devoción al Evangelista recibió de esta manera un gran impulso de la Reina de Castilla y de su poeta Montesino, a pesar de que don Fer­nando era especial devoto del Bautista. Pero ya es sabido el ta­lante dominador de la Reina Isabel. Como ocurre siempre, las disputas de la corte muy pronto se expandieron por el reino. Con ello se avivaron entre los devotos de uno y otro santo, sobre todo en los conventos de monjas, una rivalidad que va a durar más de un siglo.

La teología del siglo de oro

La teología del siglo XVI también se ocupó del problema. Era inevitable mantenerse al margen de un problema existencial que dividía a los conventos. Sin embargo, la pretendida objetividad de la ciencia teológica se ve comprometida. Unos escribían sus tratados para satisfacer a los devotos del Bautista, otros para contentar a los seguidores del Evangelista; ya que tanto se hablaba de estos santos, se dieron a escribir sus vidas o a explicar los pasajes en que se hablaba de ellos en el Evangelio, añadiendo los testimonios de los Padres y doctores de la Iglesia, y lo que la misma Iglesia oficiaba en su liturgia. Y las disputas estériles sobre cuál de los dos santos Juanes era el mayor dieron origen a nuevos libros sobre el tema, con lo que las disputas entre los teólogos, más que amainar las desavenencias entre los conventos de los dos bandos la avivaban.

Intentos de pacificación

¿Cómo corregir aquellas desavenencias que perturbaban la paz conventual? Alonso de Villegas (+1603) reconocía que no bastaban las exhortaciones piadosas y las reflexiones teológicas o ascéticas para acabar con los dichosos bandos; por ello considera que eran necesarios medios más radicales. A propósito de lo cual trae un ejemplo de Cesáreo de Arlés muy parecido al que refieren De la Vorágine en su Leyenda dorada:

Y para del todo allanar, si fuese posible, estos bandos de baptistas y evangelistas, quiero referir aquí lo que escribe el Abad Cesáreo en su libro octavo, capítulo cincuenta y uno, el cual dice que había dos monjas en un monasterio de la diócesis de Trevidiense, la una grande devota de San Juan Baptista, y la otra del Evangelista. Estas siempre que se juntaban entre sí contendían sobre la mayoría de sus devotos de modo que con dificultad su maestra podía apaciguarlas. La una refería los privilegios de su santo, y la otra las prerrogativas del suyo. Sucedió que una noche antes de maitines apareció en sueños san Juan Baptista a su devota y díjole: “Sabe hermana, cómo el Evangelista san Juan es mi igual: ningún hombre fue más casto que él en cuerpo, y en espíritu fue virgen: él voló más alto que los cuatro Evangelistas, y puso los ojos de su alma en la divinidad, comentando en el Evangelio In princio erat Verbum; escribió el Apocalipsis que no hay cosa más santa ni oscura que las figuras celestiales; padeció por Cristo tormentos, azotes, óleo hirviendo y destierro. Por estos y por otros privilegios es igual a mí. Quiero que mañana te levantes y delante de tu maestra y perlada llames a tu hermana y de rodillas la pidas perdón de las veces que la has enojado y descompuesto por mi causa”. Con esto tañeron a maitines, y despertó la monja y pensaba lo que en visión la habían dicho. Acabados los maitines, estando la otra durmiendo, apareciósele san Juan Evangelista, y habló de esta manera: “Hermana, sabe que san Juan Baptista es el mayor entre todos los nacidos de mujeres, que así lo dijo Cristo; es Profeta y más que Profeta; su nacimiento fue anunciado por ángel; fue concebido contra lo que naturaleza disponía, de madre vieja y estéril; en el vientre de su madre saltó; conversó sin pecado en el desierto; conoció al Salvador y lo señaló con el dedo; lo bautizó en el Jordán y vio los cielos abiertos y oyó la voz del Padre; fue martirizado por volver por la justicia. Estas y otras grandezas tiene. Por lo cual te encargo que delante de tu perlada y maestra llames a tu hermana y derríbate a sus pies, y pídele perdón de lo que la has enojado anteponiéndome a mí al Bautista”. Venido el día, las dos se presentaron delante de su perlada y maestra; refirieron lo que habían visto, postrándose la una a los pies de la otra, como les fue mandado, pidiéndose perdón; y con esto quedaron amigas, sin tratar en delante de las mayorías de los santos, que son a solo Dios manifiesta. Lo dicho es de Cesáreo.

A pesar de todos estos intentos de conciliación entre los dos bandos, la concordia no llegaba a los monasterios. Parecía que tan solo la autoridad eclesiástica podía zanjarlo, no con consejos y exhortaciones, sino a través de disposiciones disciplinares. Así sucedió. En 1583 el Arzobispo de Valencia, Juan de Rivera, determinará, en la Instrucción dada a los visitadores de monjas, que:

Las religiosas celebren todas juntas las festividades de los gloriosos santos, san Juan Bautista y el Evangelista, sin parcialidad ni invenciones. No tengan rencillas ni cuestiones sobre la mayor santidad de estos santos. La que lo contrario hiciere sea castigada con un mes de cárcel.

Las iglesias y los retablos de los Santos Juanes

Y se dedicaron iglesias bajo la titularidad de los dos santos Juanes. Y se levantaron retablos dedicados a ambos, recogiendo escenas de sus vidas tomadas de los evangelios y de la leyenda cristiana. Baste aquí citar algunos ejemplos.

  • La Real parroquia de los Santos Juanes, de origen gótico, pero reedificada en los siglos XIV y XVI.
  • La iglesia de los Santos Juanes de Nava del Rey (Valladolid), del siglo XVI.
  • La iglesia de los Santos Juanes de Bilbao, del siglo XVII.
  • El retablo de los Santos Juanes de Vaixana (1432), pintado por Bertnat Martorell, conservado en parte en el Museo Nacional de Arte de Cataluña.
  • El retablo de la Capilla Real de Granada (1519-1522).
  • El retablo de los Santos Juanes (segunda mitad del siglo XVI) de la iglesia de San Juan Bautista de Estella.

Como se puede apreciar el asunto no era tan simple como podía parecer a primera vista. Y, supuesto todo esto, entendemos que San Juan Bautista no se enfada porque el día de la festividad de su nacimiento celebremos igualmente la fiesta de su homónimo.

 

                                  
Detalle del retablo de los Santos Juanes de Estella.




martes, 7 de junio de 2022

DOMINGO DE RESURRECCIÓN EN SEVILLA 2022

 










































Tenía cierta ansiedad en la ya madrugada del Domingo de Resurrección porque psicológicamente (físicamente estaba bien, bendita sillita) ya costaba aguantar, pero a la vez me quedaba una de mis hermandades más especiales. Tanto es así que si Santiago me dejara sacar al Resucitado haría el esfuerzo de esos locos que se recorren España para sacar pasos en Sevilla. Por ello remataba la maleta y casi exigí (perdonadme) a los demás que hiciesen como yo, ya que por la mañana temprano habría que salir rápido, sacar el equipaje (no estábamos en hotel) y estar en la ida de la Resurrección, que para mí es sagrada. Para unos, antes la gran mayoría, una hermandad desconocida y hoy cada día más seguida precisamente por abrirse a los cambios y no al inmovilismo del que peca (porque no es perfecta) Sevilla. Esa ansiedad continuó cuando sonó el despertador que me llevó a por el coche que no visité en una semana, sucio por el agua del martes y de las hojas de los árboles donde no se movió en esta semana que cuenta el tiempo al revés. Corriendo por que había tres huecos en la calle Goles fui a por él y cuando volví solo me quedaba uno… menos mal. Maletas guardadas, un día más y el último, Dios mediante, buscamos la Alameda y la plaza de Montesión.

Tanta prisa metí que para una vez que no voy solo llegué antes que nunca. Siempre me he encontrado al que vive, como si fuera María Magdalena, ante el que temblaba de miedo en el huerto de Montesión. Desde la capilla observa gozoso cada domingo que abre la Pascua el culmen de su redención. “¿Nos quedamos aquí? Bueno vamos a buscarlo”. Y me adentré por un callejón que me recordó a la ultima vez que la reviró con “La Esperanza de María” …

Apareció el galeón, porque lo han “engordado”, y comenzó a sonar lo que más esperaba. La ansiedad por sacar el móvil y grabar el único video de toda la semana me desesperaba. Y comenzó a sonar VIDA. El Domingo de Ramos ansié ver al Despojado con esta marcha, pero no pudo ser. En la magna de Málaga, en la vuelta a las procesiones, viendo la Sentencia, el alma comenzó a revivir. Pero aquel día le dije al Señor en Málaga mientras caminaba por Larios con esta marcha que el culmen de mi resucitación sería allí, en la vieja Híspalis con sus cristos y sus vírgenes bajo la luna del Nissan. Y uno de mis Cristos es esta soberbia imagen (que no entiendo como el amigo Andrés dice que es horrible) al que solo le falta una cosita para que hubiese sido eterna, y no es otra que el genio de Mesa hubiese vuelto de la gloria a rematarle esta genialidad a Buiza que tan bien reinterpretó sus modelos.

Dice el autor de la marcha que la parte que a todos nos conmueve, la fuga de trompetas, está inspirada en la “Primavera” del inmortal genio veneciano Antonio Vivaldi. Y es que más que la pelea de pájaros, parecen ángeles revoleteando en el cielo con trompetas celestiales recibiendo a su rey en el epicentro de la historia de la Salvación. Grabando esperaba ese momento mientras Jesús nos buscaba con sus brazos abiertos en un tornillo eterno y la mañana del domingo supo al gozo de la resurrección. Les diría que me sentí en aquel paraje del sepulcro encontrándome con el que volvía de entre los muertos. Extendía sus manos enseñadme los agujeros y contestándome a tantas preguntas. “Yo te daré vida”. Momento de silencio, de paladear todo lo que mis sentidos pudieran captar. Rompió de frente y si hubiera extendido su mano izquierda en las apreturas, me podría haber ido cogido de su mano si Él hubiera querido a su lado a la gloria. Donde mejor que contigo, como tantas veces me digo. Pero sigue insistiendo en la paciencia y en la espera. Me derrotó. Fue el culmen. La promesa de Dios hecha en Málaga hecha realidad. Quizás este fue mi momento de la vuelta a la vida. Que en esa semana pareció que nunca pasó lo de los tres años anteriores. Fue en esos días cuando vi hasta dónde me afectó estos tres años y todo lo que he pasado. No estaba allí en las condiciones deseadas, pero estaba, y eso es quizás lo único que importaba y lo que Él quiere que entienda. A partir de ahora todo lo que les cuente, será una mera crónica. Nada superó aquel momento de ese callejón que no tiene ni encanto arquitectónico. Entre la sencillez Él me llamó para abrirme o mostrame las puertas de la gloria. Casi caigo de rodillas pidiéndole fuerza para continuar y que su semana no me falte como el motor que alimenta mi alma y el sentido del mío existir… como diría Silvio.

Habré visto el video ciento de veces, la “primavera” de la marcha la habré tatareado hasta la saciedad. Mientras sonaba allí la tatareaba con una pasión que me desbordaba el nudo de la corbata. ¿Por qué me gusta la música? no, porque así también se reza. Por eso los músicos rezan o un costalero con un buen trabajo también lo hace como alabanza al altísimo. “Estas obsesionado con Sevilla” me dicen los que ven la Semana Santa como un entretenimiento turístico. “Hay mas sitios” me dicen y siempre les digo que voy a sentir, a vivir, cuando alguien me presente un modelo que lo supere, quizás cambiaremos de lugar. Que las cambien de fecha…

Sale el Resucitado más tarde y por ello, también este año, Él fue con muchísima gente acompañándolo. Prefiero este horario, pero echo de menos el antiguo, sobre todo porque podías ir caminando junto al paso casi hasta sor Ángela. Ya no puedes ni entrar a la catedral. En aquellos años veías quien era capillita de verdad y que en Sevilla también son los mismos de siempre.

A partir de ahí, ya nada fue igual. Dios fue anunciando la buena nueva por la plaza de los Carros mientras nos dimos un abrazo con mi Soberanete; “ponte el tricornio, cuca” le dije para la foto para la posteridad. Y hasta desayunando tranquilamente, por fin, seguimos disfrutándolo antes de lamer la Alameda de Hércules en busca de Trajano. Y venga, rápido a Campana para pillar sitio. Les digo una cosa, el día que es gratis es cuando está el público más selecto en Campana, gente que sabe y ama esto de verdad (mi experiencia de aquel Domingo de Ramos dejó mucho que desear). Muchos de los que solo saben callejear, los conocedores de verdad de la Semana Santa. Llegó un hombre de color, y no sabemos si se quiso cachondear o solo no sabia de la cultura en la que se metió ignorantemente. Se puso a cantar a viva voz “Sevilla tiene un color especial” y la sevillanía se levantó echándolo mientras la policía se lo llevó con el aplauso de los que pedimos mucha seriedad con esto. Para nosotros traspasa todos los límites. Dios es nuestra verdad más pura, y aunque seamos todos unos pecadores no consentimos que se mancille el único amor de verdad que existe. Ante un paso no hay lugar a la vulgaridad ni a la broma.

Además, les dije en el sábado que no me explico como las Hermanas de la Cruz no quieren que se les grabe. Saben, allí estaban mis amigos de los Estudiantes de Oviedo. 10 años después del pregón nos dimos un abrazo. Cuantas cosas me regaló el Señor este año. Toda la noche conduciendo para ver al Dios de la Resurrección y me dijeron… sor Ángela es sagrado. Hermanas, si no fueran por los videos, esta gente no lo conocerían, ni se hubieran atravesado dos veces la península ibérica para disfrutar de la VIDA. “Sois unos benditos locos” les decía a Iván y Tino. Y me dieron un pellizco que me lo cuelgo como una medalla. “Lendi, la Semana Santa no puede estar sin gente como tú dentro”. Gracias amigos.

Y llegó a Campana la Resurrección, “Al tercer día” volvía vivo y eterno. Un hombre volvía a la perfección y comenzó la otra marcha que está copando los grandes éxitos recientes de los Reyes. “La Esperanza de María” enmudeció la Campana mientras el Señor seguía crucificado en el abismo de una cruz transparente como los grandes crucificados de Sevilla, pero levitando como signo de que el niño de Belén no era cualquiera. Una mano me tocó en el brazo y mire hacia atrás viéndolo llorar como una Magdalena… no hay nada más que decir. Aquel día hubo muchos conociendo al Resucitado por primera vez y todos me lo han dicho: “Ahora entiendo porque es uno de tus ojitos derechos”. “El Rey de Reyes” (no está nada mal esta nueva marcha) reviró ante nosotros y se nos fue con “La Saeta” enmarcado entre la cafetería donde este año no me comí ni un San Marcos ni una torrija… este Hércules Mesianico, tan perfecto que podíamos contarle las vértebras de la columna.

Llegó su Madre, la Aurora, con su magnífico paso de palio estrenado bambalinas bordadas. La última vez nos llegó con el de la Estrella de Garduño y este, bueno sigue el diseño del anterior, pero a mi personalmente no me parece una obra de tanto relumbrón, eso sí bordado mejor que recorte, que llegué a verlo en su exposición antes de la pandemia. Lo que no me gustó nada y ahora les ha dado a todos por aplaudir es su movimiento. Se ha entrevistado y hecho crónicas ensalzando los porqués de este movimiento. Que si ahora pesa más y etc. pero a mi me pareció lo que llamamos “los rancios”: los limpias balcones, y casi metería la mano en el fuego, que por mucho aplauso, el único capataz que llevó mascarilla en Semana Santa (ahora no), su capataz, ya estará investigando para que el año que viene no se mueva así. El vinagre lo llama un amigo mío, porque dice que no tiene gracia, pero bendito vinagre que hace que los palios se mueven dignos de una Reina y del paladar de primer orden sevillano. Cada uno entiende la gracia y el paladar a su manera… Quien no entienda esto, no sabe porque Sevilla es lo que es, y no es por ese falso populismo que nos venden, ni los chilladores ni tampoco somos un neofloclore negro. Sevilla y sus formas, no son una moda. “Campanilleros” de Farfán, himno cofrade por antonomasia para cerrar en Campana la Semana Santa.

De ahí cambié de opción. Otros años la seguía por la carrera oficial hasta casi la entrada de la catedral. Los de Oviedo querían ver la estampa de verlo salir de la catedral. Tuvieron acierto, por que salió con una conmovedora “Consuelo Gitano” (creo que aún no he visto a los Reyes tocarla). Yo me aposté a esperar, cosa extraña en Domingo de Resurrección en la cuesta del Bacalao (en el lado donde no hay arboles) antes de que ni siquiera saliese la cruz de guia de la catedral. Como otro día cualquiera, se llenó mucho antes. Creo que es la primera vez que me llevo la sillita. Así vimos subir el Bacalao completo, aunque no elegí bien este año, porque quizás la música que nos tocaron no me hizo mucho tilín. Viendo a Antonio Velasco (siendo un niño era uno de mis ídolos, y le he puesto cara a los 40 años, para que vean quienes eran los ídolos de un niño capillita) me preguntaba “¿por qué no te metes un Consuelo Gitano?”, pero ya lo había hecho en la catedral. Yo es que en la revirá de “Vida”, ya me podía haber vuelto y ya solo el día me pedía que tocaran esta marcha en cada chicotá, todo me parecía poco. Por cierto, ya en la ida nos pudimos deleitar con la culminación de la ampliación del paso del Señor que acertadamente lo han adaptado a las proporciones perfectas porque desde que está en Santa Mariana se podía ampliar y lo cierto es que se le quedaba pequeño. Las esquinas con los ángeles pascuales remataban una obra que en cierto modo ahora me pregunto ¿si no hubiese sido mejor hacer uno nuevo?, porque dicen que a los respiraderos también le quieren añadir más cositas. Como les digo, no acerté mucho este día, porque la Virgen me subió con “Mi Amargura” y cada día la soporto menos. Aunque siempre nos quede Ella, el arte suntuoso, el trabajo costalero, la emoción de un pueblo (sevillano o sevillanizado) que ve sus cofradías como nadie. Nos quedaba sor Ángela y en el camino nos paramos en San Isidoro a ver sus pasos y el cirineo, pero estaba el paso embutido en la capilla de la hermandad. Si hubiese estado solo hubiera repetido el rito de escuchar la misa, pero seguimos y lo que fue una cañita en las Setas, se nos alargó tanto que me perdí “Vida” en Boteros con Sales y Ferre, o “La Esperanza de María” en San Pedro. Como dije, no me atreví a esperar al paso y meterme detrás, consecuencias de la pandemia, que no sabes si un policía vendrá y te echará en el momento más esperado.

Por ello nos fuimos al “solitrón” de la puerta del convento de las Hermanas de la Cruz un día más. Allí estaban los ovetenses, y hermanas precisamente no bajaron a reírse de ustedes. Si no tengo la gorra cani como me dijo mi amigo Cris viéndome en los videos, hubiera muerto allí… en qué mejor lugar y con qué mejor compañía. ¿Soy yo un loco? La pasión por esto no entiende de limites ni estudios que lo expliquen. A mi lado había una señora mayor en silla de ruedas seguramente acompañada de su hijo. Y me dije: “y le digo a mi padre que cómo lo voy a llevar allí en silla de ruedas”. El sol la aplastaba mientras el muchacho que la acompañaba le echaba agua en la cara. Lo que estaban dispuestos a soportar por ver a las hermanas cantarle el Resucitó. De repente una señora de uno de los pisos de enfrente le bajó un paraguas para que se protegiera del sol. Le dijo: “no tengo otra cosa que darle, pero es que la veo y me estaba dando algo”. Que podríamos esperar, miré a la puerta cerrada y me dije: “estamos en territorio de caridad, en los dominios de sor Ángela”, ella le mandó el paraguas, seguro... Bendito sea Dios, Benditos sean los hombres y mujeres buenas y bendita siempre sor Ángela que abrió las puertas de su casa para que Dios hicieran sonreír a sus hermanas. Por fin Jesús no venía dolorido ni menospreciado. De la muerte del regazo de su madre del sábado a la triunfal vuelta a la vida. Estaba tan derrotado que no goce ni de la música de los Reyes, solo intenté que sus voces angelicales se calaran por mis sentidos en la despedida, siempre recordando aquella voz… “el eco de ese martillazo es subir al cielo, a la gloria”. Cuando sonó el llamador se repitió en mi alma de niño el “ha tocao ese martillaso una mano bendita”. Entre las apreturas nos fuimos un año más tras el ángel de la resurrección. Y nos salimos en Jerónimo Hernández donde siempre me despido de Él. La foto para el recuerdo. Unos dicen que cómo trasmitía la felicidad de disfrutar de mi pasión. Pero solo fue petición de Óscar. No soy de poner sonrisas, mi semblante es serio de capitán general. Pero, aunque ya ansíe que vuelva, en ese momento solo quieres volver a tu nido, a tu casa. Pero aún quedaba más. También comimos como Dios manda, se acabaron los bocadillos y había que despedirse del que muere o se despierta en Triana. Me llevé el coche a la torre Pelli (por cierto, parking gratis en ese momento) temblando por ver cómo sería la cola del no-besapies del Cachorro. Pero no había, cuando siempre le da la vuelta a la manzana. Lo que hace un beso, que el Gitano de la Cava estaba erguido, sin tumbar y en la basílica estaban los justos. Deleitándonos con los dos portentos, Cristo y paso de palio Sevilla me empujó definitivamente fuera de sus dominios y me llevé las flores de cada año.

Era tal el cansancio que tras la vuelta a la vida no quise pararme en la vuelta a la rutina echando unas cervezas con los amigos. Aun estaba en mi cabeza la chicotá en Bailén ante mi puerta, y nada más llegar, y subir a mi casa, la foto de mi hermano que recibe a todo el mundo me hizo abrir mi mochila (que me dieron en la peregrinación a Tierra Santa) para coger los claveles del Cachorro, y con lagrimas en los ojos se las puse diciendo: “es un orgullo poder sentir que te pongo las flores de nada más y nada menos que del Cachorro de Triana”, y mi alma descansó porque se que hice lo que quise y esta vez Dios no se rio de mí (alguien me ha enseñado en estos últimos tiempos una verdad rotunda: “si quieres escuchar a Dios reír cuéntale tus ambiciones”), y él tuvo mucho que mediar para ello.

Se acabó la Semana Santa, el paseo triunfal de vida que me dio el Resucitado y ahora solo me queda esperar si me dejará volver el 22 de octubre cuando vuelva a resucitar en un otoño de resurrección. Solo me queda esperar, paciencia y que sea lo que él quiera… de todo lo que le pido.

lunes, 6 de junio de 2022

SÁBADO SANTO EN SEVILLA 2022

 














































Sábado Santo donde Dios está muerto en todo el orbe católico “menos” en algunos lugares como Sevilla. Las cosas de la iglesia, o del presbiterado, porque yo soy iglesia, pero nadie me pregunta que opino al respecto. A veces pienso que solo les servimos para partinos la cara defendiéndola contra los que son sus enemigos. Sevilla disfruta de una jornada más de cofradías. Es el día complicado, donde muchas mentes ya comienzan a desconectar. Comenzamos a quedarnos menos, pero había que seguir buscando caminos de gloria… que precisamente en pocas horas la vida ha venido a recordarme lo rápido que te puede herir de muerte. De la alegría del matrimonio a un entierro…

Pero hasta Dios quiso ser hombre y que fuéramos a su entierro. Ya lo anunciaban las escrituras de lo que sufriría el Hijo del Hombre por nuestros pecados. Aunque creo que mi formación es fuerte, cada día me pregunto más porqué… a todo. Así, con el calor de la tarde por Santa María la Blanca intentaba explicar que era el Cristo que nos llegaba por el puente de San Bernardo. Varón de Dolores de la Misericordia. Es Cristo, pero lo representa antes de que naciera, pero parece un resucitado… que difícil es explicar el lagar místico. Llega su pequeña hermandad, con sus nazarenos separados al menos 4 metros como en otras latitudes, aquí no sobran, aun así, se hizo pesadita la espera. Tendrán razón con aquello que más nazarenos es sinónimo de más hermanos y más cuotas. Se nota en esta hermandad menos presupuesto porque ya son demasiados años con ese paso tan pequeño. Me gusta su filosofía, pero les falta más intensidad con el patrimonio y, además, creo que en el lugar que quieren desarrollar su vida de hermandad poco van a lograr.

Como el palio. Solo le falta un poco más de plata. Sobre todo, en lo varales y algo más. Un paso de palio sin orfebrería o poca, no termina de parecerlo. La Reina revestida de Sol, con San Juan y la Magdalena que ahora resulta que era todo un ejemplo a seguir y no era ni una adultera ni una prostituta. La apóstol de los apóstoles la llaman ahora, al final va a tener la de Magdala su verdadera historia oculta. Ante San Nicolás y La Candelaria se postraba el Varón de Dolores mostrando su cruz, su futuro suplicio, su redención sobre la calavera de Adán, justamente todo lo que había pasado días atrás. El sábado es curioso, nos salen dos pasos que deberían salir el Domingo de Ramos, el Varón de Dolores y el Sagrado Decreto, porque es el antes de todo… como si de un Congreso divino se tratara, Dios trino escribiera una constitución en la que se haría carne para salvar nuestras vidas. ¡Que maravillosa es la iconografía! Algunos cristianos nos faltan unas oposiciones para aprendernos esto.

Pero Dios sigue muriendo el Sábado Santo. Sevilla insiste que el sábado no salga ni uno vivo, aunque muchos le metieran a Pino Montano, La Milagrosa o La Misión (quizás entrarán Pasión y Muerte de Triana u ojalá, el Cristo de la Sopa del Santa Ángel). Volví al encuentro con una de mis grandes debilidades, el rococó errante de Sevilla en el entrecejo dolorido del irrepetible Montes de Oca, de la tercera Piedad de Sevilla, la que anda con banda de música como mero adorno, porque la cuadrilla pasa de ella. Canasto de infarto, faroles de arquitectura desbordante, cruz de (casi) carey (aunque hecho de menos la Arborea). Peana en el calvario. Mi Piedad de los Servitas camina sobre un besamanos nómada y nos llegó con su marcha de Abel Moreno, ¿os dije que escuché mucho a Moreno este año? Se abrió las puertas del cielo para que las palomas blancas le volviesen a cantar. Haciendo fotos, una hermana de las que tienen que mandar me miraba con mirada desafiadora para que no las fotografiase. Algún día iré al convento a hablar con ellas para que me expliquen porque no quieren que se las grabe, cuando todos los videos y fotos hacen estremecer a todos los que las ven, soñando visitar la Semana Santa de Sevilla para vivir estos momentos. Uno de los que más caña me dan en Bailén por irme a Sevilla me cuenta que llora cada vez que ve el video de Manolo Santiago… No sé qué temen, si Dios las protege tanto que en plena republica del anti-Dios, un gobierno de agnósticos y ateos le dedicaron la calle a su santa madre fundadora. La caridad de verdad no entiende de otras cosas. Si cuando le decís: “Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera, que aunque no hubiera cielo, yo te amara, y aunque no hubiera infierno, te temiera”, me derrotáis, sabiendo que aunque no lo entienda no puedo dejar de seguir amándolo, porque tú lector que me estás leyendo ¿alguno de vosotros moriríais por mí? Solo se me ocurren dos personas y me dieron la vida.

Este año vi un cambio en los tambores, parecía que sonaban menos. Me gustaba más la contundencia de antes. Que alegría poder volver a saludar a David Arce de contraguía. Hasta para esto hemos vuelto a la vida, para ver a la gente que han formado parte de nuestras vivencias. Echaba de menos la lealtad y el respeto del costalero. Abajo había más ruido del normal y Antonio Villanueva los cayó diciendo que si se metía él debajo. Todos callaron. Fijate que el capataz es un chaval que cualquiera le podría hacer frente, que de chulos está lleno el mundo. Pero callaron. El respeto y la lealtad. Porque ahí ya no se cobra. No es un jefe que te puede dejar sin jornal. Pero bien sabemos que, si esto no funciona así, los pasos saldrían como saldrían…

El cajón del palio de la Soledad llegó con esa melodía tan genial de un autor que parece que ha vuelto a desaparecer un poco de las corrientes repetitivas. En las cofradías o nos da por algo o lo olvidamos por completo. José de la Vega y sus “Servitas de San Marcos” empujaron el palio servita ante Santa Angela y después de las voces angelicales su “Valle de Sevilla” inundó la calle de la siempre sor Angela de la Cruz.

Este año cambiamos el itinerario acostumbrado. Ello supuso dejarnos a la Trinidad y Servitas en muchos escenarios que eran costumbre todos los años. Aunque por San Pedro vimos los primeros izquierdos del Sagrado Decreto en la que Dios decretó que el Verbo se haría carne para sanar nuestros errores y llegaría a ser traspasado por 5 veces en el madero como nos vino después poderoso por Santa Catalina el calvario trinitario a las órdenes de Juanma Martín. Creo que es el mejor año que he visto este paso andar. Este año este capataz ha dicho muchas veces invocando el recuerdo de su padre: “¡a la verdad!” Y es que nos fuimos a buscar una verdad rotunda. Y es que ni pandemia ni leches. Llevaba sin ver al Santo Entierro casi 10 años creo ya. Y para eso nos fuimos a las eternas esperas en la puerta del Silencio para ver salir el Entierro de Dios. Hasta Él ha sido enterrado. Lo vino anunciado el paso del estupor para unos y la risa para otros. Pero la Canina nos trae la rotunda verdad, el triunfo de la cruz sobre la muerte. Todos moriremos, todos sufriremos, pero el que murió en la cruz, que se alza triunfante sobre el esqueleto, algún día nos secará las lágrimas si confiamos en Él (la fe) y no habrá más dolor ni más llanto. La muerte de Cristo superó a la muerte. Como dijo aquel señor de los videos en redes. El ser más poderoso del mundo, porque Él se le escapó a la muerte. Después nos vino en una suntuosa urna neogótica descasando en el sepulcro. Dios dormido con tintes mesinos me recordó al dulce perfume como de jazmín que besé donde durmió con la aplastante verdad de la muerte durante tres días. Extasiaba la urna a mis amigos, no es para menos…

Chaqués, autoridades y los militares que me retrotraían a los 20 de julio en mi pueblo. Pero el fusil lo llevaban a la funerala. Y María de Villaviciosa también recibió el pésame como nuestras costumbres nos han legado. ¿Porque me fui a ver el Santo Entierro y me dejé la Trinidad en Laraña (aunque los vi entrar en Campana de lejos) y el Bacalao? Porque quería ver el Santo Entiiero coo he dicho y porque llegaba uno de mis broches de oro ineludibles. Había que volver a la plaza de Santa Isabel… ¡ai! este nombre y mi abuela. Mientras escribo esto mi padre está escuchando el Himno de Infantería viendo las Fiestas de Bailén en Bailén.tv, esa canción me la cantaba mi abuela Isabel cuando era un bebé para dormirme…

Como todos los años, hay que llegar mucho antes de que la cruz de guia alcance María Coronel. “¿Sabes que se quemó la cara para que el rey dejara de acosarla obsesionado por su belleza?” (historias del camino). Pero mi lugar privilegiado nos lo quitó la hermandad al utilizar una cochera para el servicio de la recogía para guardar cosas. Así que nos apostamos a un lado donde bueno… todo volvió a suceder. Fue maravilloso la compañía de un niño al que su padre le enseñaba a ser capillita, ahí radica la diferencia de Sevilla y el resto. Óscar, cuando nos marchamos me dijo: impresionante… otro para la lista, es decir; merece la pena. Se apagó la encantadora plaza y la Piedad volvió a llenar todo con el misticismo del dolor y la tenebridad (¿existe esta palabra?) de lo fúnebre. Sonó “La Madrugá” cuando el paso me aplastó como me gusta a mí, en las distancias cortas y definitivamente la Semana Santa de Sevilla me derrotó con las mismas lágrimas de la Virgen de los Dolores. Que difícil es este mundo Madre mía… solo me cabía gozar viendo su suntuosa cruz desparecer por la capilla con la eterna “Muerte de Ases” … y “Solea dame la mano” volvió a sonar un año más cuando el palio parecía un jardín encendido trasportándonos a otro tiempo. La magia de Sevilla, es sentir que el tiempo se quedó detenido en la época del buen gusto.

Quisimos pillar a la Trinidad por donde yo siempre la cogía, pero me equivoqué en los callejones, por más años que vaya, me sigue pasando y acabamos en los Gitanos. Un santuario repleto de gente, y eso que el sábado ya pasaba la gente de cofradías. Llegó el Decreto de vuelta con su alegre trianear con las Cigarreras. Un paso que divide a muchos por su alegría en el día. Y mira que yo le ponía a la Pasión de Linares para que recuperase el sonido de su origen, cuando volvió a las calles en 1994. Algunos dirán, “¡pero loco cómo le vas a quitar a las Cigarreras!”, y eso es porque me las llevaba al misterio de las Cinco Llagas porque Triana no termina de convencerme en este paso. Pero no por ello no disfrutamos de su música. Estábamos en la casa del Gitano y su capataz mandando al Cinco Llagas… así que sonó el homenaje sorpresa de la Campana de Triana. Gloria a los que se fueron, “Padre Nuestro” a Pascual González, que también le cantó al Señor de la Salud ¿por qué le llamaban Manué?, y las bandas le pusieron “Nazareno y Gitano” para marcharse para algarabía de la bulla con “La Saeta”, himno indiscutible del nazareno moreno que siempre será de San Román. El reloj me ponía nervioso. Estábamos lejos de San Lorenzo y dimos un rodeo intentando buscar a la Esperanza de la Trinidad. Malamente la vimos que por muy poco no le pude casi ni ver esa cara que es el culmen de la belleza de la Virgen María en Sevilla. Impresionate Ella y su palio como tantas veces he dicho, pero si hasta el sábado se desborda, también comienza a costar trabajo ver 5 cofradías y con no muchos nazarenos.

La que lleva muchos es la Soledad de San Lorenzo y a eso me amarré para intentar llegar a su recogía. Me dio por coger el Google Maps para trazar una ruta de búsqueda y me salió tan bien que creo que en 5 minutos estábamos en la abarrotada y oscura plaza de San Lorenzo. En el camino iba despidiéndome de las calles mudas de Sevilla. Venía María sola en la vida y eché en falta aquellas recogías en las que solo me tomaba un cubata, el primero y el único de la semana en la puerta del Sardinero esperándola. No es que estuviera mal acompañado, al revés. Pero a veces la soledad te brinda momentos de placer. Era como un ritual de que pronto estaba mi vuelta a la rutina. Ni el bar ya existe ni beber en la calle dejan. Era una manera de brindar porque ya había conseguido otra. Ya lo he dicho muchas veces, desde 1994 vivirla allí es mi sueño, el que me ha costado muchos palos y derrotas en la vida. Pero no me equivoqué, esta vez llegué más tarde y pronto apareció los ciriales y el refulgente paso de la Soledad de Sevilla, porque así lo entiende la tradición y los siglos. Combate de saetas, con la “Salve Regina” cantada por quejíos, mientras su rostro peculiar de la cuna de la imaginería fue atravesando la noche tras el haz de luz de su candelería. Revirá, y paso atrás, la Semana Santa se terminó como dicen muchos. Yo no voy a tocar la puerta, yo se lo pido a Ella, el año que viene más… En sí, este día ya sientes que es menos Semana Santa. Nosotros, los cofrades, siempre unidos a ella por el dolor. Últimamente me pregunto porque la gente dice tantas veces que la Semana Santa es el recuerdo a los que no están. ¡Cuántas levantas se dedican a los muertos! Pero si lo que tenemos que hacer es gozarla mientras vivamos. Seguramente es porque Dios con ella nos responde a los momentos más dolorosos de nuestra vida: la perdida de la gente que nos impulsa a vivir. Pero para entonces ya habían repicado las campanas… en Santa Marina la síndone se estaba desinflando sin abrirse… Dios me estaba llamando para hablarme de VIDA.