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lunes, 30 de abril de 2012

LA LLAMÁ EN EL OTRO GETSEMANÍ...

Con estas dos portentosas fotografías me gustaría mostrarles dos circunstancias acaecidas en la pasada Semana Santa en Linares. Dos fotografías, dos genialidades del nuestro maestro Prados si no me equivoco donde muestran el instante, complicado de captar, de un paso suspendido en el aire. Pero que paso, empujado por mis compañeros costaleros en la tarde del Jueves Santo, glorioso gracias al que “vuela” en las instantáneas, al Soberano. Dos fotografías dignas de reconocimiento a los actores secundarios que aparecen en ese lugar donde mira el Soberano, donde habitan los hombres de negro… los capataces, junto al llamador. En una, David Parra mirando a su pequeña hija revestida de nazareno, no se podría esperar menos, él tiene claro que si no enseñamos esto un día se acaba. Uno en la salida, en la esperada salida y el otro pues la verdad no reconozco el entorno mientras su segundo contempla como sus compañeros –nuestro segundo capataz solo aspira a volver a echárselo al lomo, poco le pica el llamador a D. Antonio- elevan bien fuerte a Nuestro Señor del Prendimiento hasta el cielo de azul radiante de aquel momento.


Pero quizá tendría que haber utilizado otras fotografías, sobre todo de otro paso, pero es que lo que muestran las mismas lo resume todo… levantá “congelada”, no hay mejor muestra fotográfica para mostrar lo que es una levantá y delante sus dos capataces. Tendría que haber puesto otro Cristo de la ciudad, en concreto a Ntro. Padre Jesús de la Oración en el Huerto, por que el Dios que clava la rodilla en tierra de Linares quiso que estos dos capataces lo llevasen al cielo, así lo muestra lo videos que les dejo. El primero a primeras horas, en ese nuevo y acertadísimo itinerario que ha ideado la corporación de Lunes Santo, por la calle Cambroneras. Isacio Ocaña, mítico capataz de esta hermandad si no equivoco invita a nuestro segundo, a Antonio Acuña a llamar el paso, pueden escuchar perfectamente su voz “aterciopelada” expandirse por la galera del Señor de la Oración. Pero una levantá muy especial, “unos de los momentos cofrades más intensos de su vida” como ha referido por ahí. Que se puede esperar si Antonio ha crecido entre capas de color verde, si es su hermandad de cuna. Muchos tenemos hermandad de cuna, aunque luego sea en otra donde tu pasión se descontrola, se ve que lo suyo es no salir del Getsemaní... Me consta que en los últimos años veía a la hermandad salir desde dentro de la iglesia de Santa María, no me extrañaría que allí tiene que tener muchos amigos, seguramente Isacio lo sea, quizás por ello le diese el privilegio de que 60 años después otro Antonio Acuña mandara el paso del Dios de su casa… el de su abuelo.



Pero hay otro Dios, sin salir del huerto que lo tiene prendido, como a David fiel escudero del capataz que “contrató” Dios para su gloria y gracia, como la Madre de los de la Oración. En esa época que tuvimos la dicha de vivir con él, esa que parece que nunca ha existido, el talante y el señorío de Caparros hizo que al Prendimiento se le quisiera más. Creo que el último año que el Soberano le dio la dicha de mandarlo en la tierra le tocó dar el Pregón de la Semana Santa de Linares a Isacio Ocaña. También tuvo la responsabilidad de recibir en tribuna al Soberano y la Virgen del Rosario aquel Jueves Santo donde no se intuía ni siquiera la despedida. Andrés, sin complejos, defensor de un nuevo estilo de sentir y vivir a las cofradías y sobre todo de costalería le cedió el martillo al pregonero y sobre todo Capataz de Linares para que hiciese la levantá ante la tribuna presidencial. Cuentan los que lo vivieron que en la cara del capataz de la Oración se vislumbraba una satisfacción, como si hubiese recibido uno de los honores más grandes que se puedan dar, la amistad y el cariño para subir a Dios, sea cual sea su advocación al cielo.
Seguro que Isacio no olvidó ni olvidará aquel gesto, mientras abrazado al “capitán”, el barco del Jueves Santo casi se los come en su poderosa zancada y aun más cuando meses después Andrés fue llamado a la igualá del cielo. Por eso vayamos al segundo video, se hace la noche y en ese nuevo itinerario entraba a la calle Rosario al revés de cómo la pisaba antes la hermandad de la Oración. Bajo la Luna del Nissán, la Señora del Rosario esperaba en su azulejo para que su hijo de la Oración la mirase, es Él, el único que la mira de todos los que pasan bajo Ella. E Isacio quiso hacer volar a su gente, en rincón mas “prendio” posible para que Andrés lo viese desde allí arriba. Y nuevamente la voz del capataz se me hace muy familiar, cuando David “Parrita” invoca a la cuadrilla para que sigan paseando al Señor de la Oración, mandados, aunque en momentos puntuales del dúo de capataces del Soberano de Linares, gran gesto, gran paso para comprender que ser costalero no es una competición si no un trabajo de todos, el de pasear a Dios y a su Madre bendita... seguramente eso fue lo que sintió Isacio en aquel abrazo ante el Soberano…



domingo, 29 de abril de 2012

SEVILLA EN LA MEMORIA EN "EXALTACIÓN" (II).

Otras de las novedades que vieron la luz en la pasada cuaresma fue el nuevo artículo firmado por D. Francisco José Marcos para la revista de su Hermandad de la Exaltación de Sevilla, la cual da nombre al boletín informativo de la corporación de Santa Catalina con sus hermanos. Como ya comenté anteriormente, Francisco José dirige una interesantísima parcela del mismo enfocada a mostrar las viejas y curiosas fotografías de su hermandad en una sección titulada “Rincón de la Fototeca”, en la cual decidió exponer toda la colección de fotografías pertenecientes a su hermandad que di a conocer en esta mi casa con el titulo de "Sevilla en la Memoria". Ya publicó una primera parte en el boletín de octubre y ahora ha visto la luz la segunda parte en el boletín de cuaresma donde nos muestra a la Virgen de las Lágrimas en su paso de palio. Las dos fotografías en blanco y negro son las mías, porque además ha añadido otra fotografía perteneciente a otra colección, en este caso en color. Les dejo con el interesante artículo que gracias a su labor nos explica y documenta un poco más la historia de aquellas instantáneas que duermen en la memoria de Sevilla.

RINCÓN DE LA FOTOTECA

Retrocedemos en el tiempo casi medio siglo para situarnos en el 15 de abril de 1965, Jueves Santo. La primera instantánea en blanco y negro nos muestra el paso de Nuestra Madre de las Lágrimas, a punto de entrar en Campana; detenido en la Plaza del Duque, justo delante del edificio cuyos bajos hoy ocupa una sucursal del Banco Popular.
En aquellos años el comercio era “Fotografías Pinto”, así se anuncia en la pared, también en el toldo que protege del sol al establecimiento se puede leer “Radio-Televisión-Disco”. Este negocio ha estado hasta hace pocos años en la calle Cuna. El día, según crónicas de la época, se presentaba caluroso. El reloj debía marcar aproximadamente las siete y veinte de la tarde, puesto que la cofradía que nos precedía, Las Cigarreras, tenía prevista su entrada en Campana a las siete y media. Nuestra Corporación había realizado su salida procesional escasamente dos horas antes (a las cinco y media) desde nuestra, hoy añorada, Iglesia de Santa Catalina.

ENTRADA EN CAMPANA

El público en este punto del recorrido es muy numeroso. Los abonados de las sillas se levantan ante la llegada de Nuestra Señora de las Lágrimas y dejan al descubierto la madera y la enea de sus asientos. Podemos ver unas vallas de madera, que servían para separar la zona de los abonados del lugar por el que discurrían las cofradías, nada que ver con las actuales vallas metálicas.
Quiero recordar, especialmente a los hermanos más jóvenes, que en 1965 no existía ninguna cadena de televisión local que, al contrario de lo que ocurre en la actualidad, retransmitiese el paso de las cofradías e introdujese así en el salón de nuestra propia casa y a todo color, la entrada en Campana de las hermandades, todos los días de la Semana Santa.
El entorno de edificios que enmarcan las dos primeras fotos no ha variado y, como nota curiosa, vemos que la colocación del semáforo que regula la circulación de coches indica que la dirección del tráfico era distinta de la actual.

ORFEBRERÍA Y BORDADOS

La candelería que ilumina durante el recorrido a Nuestra Dolorosa la encontramos adornada con flores de cera y prácticamente encendida. Así, podemos observar cómo el encendedor, situado detrás del capataz, se esmera y aprovecha la ocasión que el paso le brinda al estar arriado, para coger la caña con pulso firme y proceder a encender aquella vela que el viento acaba de apagar.
El pequeño friso de claveles, que ocupa la parte superior de los respiraderos, deja ver en su plenitud los recientes trabajos de orfebrería que nuestra hermandad había estrenado unos años antes. Estos trabajos se habían realizado en el taller de Villarreal, bajo el diseño de nuestro querido hermano Ricardo Comas, a saber: figura de Santa Catalina con manos y cabeza tallada en marfil (1961, donada por unos hermanos), candelabros de cola con los santos sevillanos San Isidoro y San Leandro (1962), jarras laterales y jarritas delanteras, y los inconfundibles varales con capillitas que albergan a santos marianos y que están rematados por espadañas tintineantes (1963). Completando el adorno floral, las jarras laterales forman unas bolas de claveles alargadas.
Una vez finalizado el enriquecimiento de las distintas piezas de orfebrería del paso de Nuestra Dolorosa, la Junta de Gobierno, que presidía como Hermano Mayor D. Mariano Garzón y Garzón, estimó oportuno acometer la necesaria restauración de los bordados del manto de salida. El encargo recayó en el convento de Santa Isabel y la restauración se realizó por fases (1963-1966). Estas instantáneas de 1965 corresponderían, pues, a la última fase de dicha restauración, en la que sólo faltaba por bordar la parte lateral y delantera del magnífico manto.
Las bocinas que portan nuestros hermanos nazarenos son las antiguas, que eran de metal sin ningún tipo de labrado; tres años más tarde, en 1968, serían sustituidas, gracias a la donación de un hermano, por las labradas en el taller de Fernando Marmolejo. No obstante, los paños bordados que las adornan se han mantenido en el tiempo, siendo restaurados por última vez en el año 2000 por Emilio Gómez Moreno. Estos paños, bordados en hilo de oro, muestran el mismo motivo central que el techo de palio: escudo real, palma, cruz, espada y rueda (elementos distintivos de Santa Catalina), rodeados por collar de toisón.

GUARDIA CIVIL, NAZARENOS Y SACERDOTE

Un Guardia Civil con uniforme de media gala (traje de paseo y tricornio de gala), en posición de descanso en esta primera foto, escolta a la Madre de Dios. En la segunda instantánea, lleva el arma sobre el hombro derecho y junto a él un nazareno de la Hermandad del Valle se dirige, imaginamos que apresurado, a la Iglesia del Santo Ángel en la calle Rioja, pues desde ese templo apenas una hora después, a las ocho y cuarto, saldría su cofradía. En estas dos primeras tomas podemos observar alrededor del paso a varios Policías Armadas y Policías Municipales de servicio.
Continuando con la primera fotografía, el fiscal del paso de Virgen (aquel año nuestro hermano D. Rafael Moreno Gallardo) se sitúa delante del capataz con un Palermo en la mano y, a ambos lados, dos nazarenos portan sendas bocinas (en primer término D. Jerónimo González Pérez y en el otro costero D. José Sánchez Ramírez). En la parte inferior derecha, podemos adivinar al sacerdote coadjutor, D. Nicolás Maestre Salinas, con sotana y bonete, formando parte de la presidencia del paso de Virgen.
La fotografía a color también corresponde al mismo año. En ella volvemos a ver a los tres nazarenos y al sacerdote. D. Nicolás luce la medalla de hermano de la Exaltación y, así, sintiéndose un miembro más de la cofradía, acompañó hasta su fallecimiento, en los años 70, todos los Jueves Santo a nuestra Hermandad, en la Presidencia del Paso de Nuestra Señora de las Lágrimas. Aquí lo vemos portando la vara Sacramental con guantes negros. A su fallecimiento, esta costumbre de que el sacerdote acompañase durante todo el recorrido a nuestra corporación en la estación de penitencia, tristemente, se perdió.
El capataz principal por estos años no está claro si era Vicente Pérez Caro o Rafael Franco, pero, en cualquier caso, la persona que aparece en la primera instantánea debía de tratarse de un auxiliar. Vemos cómo los costaleros de la primera trabajadera tienen levantado el faldón delantero y aprovechan la parada del paso para recuperar fuerzas.
En esa primera fotografía, aparecen en último término los músicos de la banda de El Carmen de Salteras, quienes acompañaban con sus sones al paso de Ntra. Sra. de las Lágrimas.

INSTANTÁNEAS A COLOR Y EN BLANCO Y NEGRO

En este artículo de “El rincón de la fototeca” se da por primera vez la curiosa circunstancia, de poder compartir varios momentos de un mismo año de nuestra cofradía en su recorrido penitencial, en blanco y negro y a color. La fotografía a color corresponde a la colección de postales Sello de Oro y fue tomada ese Jueves Santo 15 de abril, en torno a las nueve de la noche, hora prevista para que nuestra cofradía hiciese su salida de la Santa Iglesia Catedral.

HERMANDAD SACRAMENTAL DE LA EXALTACIÓN

Como decía en mi anterior artículo, el día 23 de septiembre de 1964, por decreto del Ilustrísimo Señor Vicario General del Arzobispado de Sevilla, nuestra Hermandad quedó fusionada con la Sacramental de Santa Catalina, formando desde entonces una sola entidad. Así, D. Nicolás Maestre porta, entendemos que por primera vez, la vara Sacramental.
Otro cambio significativo que supuso la citada fusión fue la modificación del escudo en el hábito nazareno: este año de 1965 sería el último en el que los nazarenos portaban en su salida procesional el antiguo escudo que iba sobre la Cruz de Santiago. Con la aprobación de las nuevas Reglas por parte de la Autoridad Eclesiástica, el escudo quedaría como lo conocemos en la actualidad, y así lo lucirían los nazarenos de nuestra corporación sobre el antifaz desde 1.966.

AGRADECIMIENTOS

En esta ocasión, me gustaría volver a hacer mención de agradecimiento a Juan Pedro Lendínez
Padilla, por su nueva aportación para con nuestra Hermandad, en este caso con las dos fotos en blanco y negro que ilustran este artículo. Juan Pedro, como dije en mi anterior artículo, es un apasionado de la Semana Santa de Sevilla. Nuevamente te invito a que visites su blog, www.simplementecapillita.blogspot.com: comprobarás con que cariño toca toda la temática cofrade.
También quiero mostrar mi más profundo agradecimiento a nuestro hermano Antonio Valverde Gajete a quién pertenece la postal a color de la colección Sello de Oro. Gracias, Antonio, por tu generosa aportación.

sábado, 28 de abril de 2012

MARTES SANTO... MARTES A "SECAS".

Cuando comenzaba a gestar esta nueva crónica de mi particular Semana Santa y en concreto con el Martes Santo de Sevilla, escuchaba llover a través de la ventana, “igual que el año pasado” le comentaba a mi madre en alusión a que la lluvia deslució por completo la Semana Santa y la popular fiesta del barrio de San José Obrero de mi pueblo, que comenzó en la noche de ayer. Y ciertamente el año pasado el Martes Santo fue el inicio de la debacle en que se convirtió el año pasado la Semana Grande, la peor que recuerdo, en la que esta pasada ha intentado echarle el pulso.
El Martes Santo del año pasado fue el final de mi estancia en Sevilla, este gracias a Dios tuvo algo más de gloria, la más completa de toda la Semana Santa por otra parte. Como dije en la entrada anterior, los últimos coletazos de las retransmisiones radiofónicas apuntaban a un Martes Santo fuera de peligro aunque ya no nos creíamos nada, comenzamos a sopesar que esta Semana Santa nos íbamos a llevar un palo duro, tan solo disfrutando el pastel en pequeñísimas porciones. La mañana del martes nos daba la razón, nuevamente había gran probabilidad de lluvia a mediada tarde… y un día y en este caso por segundo año consecutivo, las hermandades de extrarradio comunicaban de que este año tampoco… un año más sin presenciar la poderosa zancada del misterio del Cerro del Águila, sin conmovernos de la tétrica imagen de los romanos y sayones pasando de su muerte, de su Desamparo, de su Abandono aunque la tierra temblase por sus cuatros costados… y no iba a temblar su barrio y toda Sevilla con la dulcísima Virgen de los Dolores… pronto hará 10 años que la conocí, pero este año tampoco a querido tener “cara de calle”.




Así que solo faltaba pisar la vieja Híspalis, aparcando nuevamente con facilidad… ¿la crisis o el tiempo? nos preguntábamos. Había algo de tiempo, sin hermandades siempre hay mas tiempo al medio día… y entramos en San Gregorio donde la hermandad del Santo Entierro “trasladaba al sepulcro”, a su neogótica urna, el cuerpo Yacente del Señor, el de la espina Mesina en su ceja. Pequeña iglesia abarrotadísima de personas entre los sin iguales pasos de esta hermandad, destacando siempre la inconfundible “Canina”. Y tenia ganas de visitar San Martín, ya lo verán en la crónica del Miércoles Santo, y en el camino nos encontramos la capillita de San Andrés abierta para contemplar a los dueños y señores de los tahoneros de Sevilla, allí en las estrechuras esperaban “vida” el olivo de San Andrés cobijando al “otro” Soberano de Sevilla y la Señora que desde Madrid a tomado otra dimensión, la que le puso un babero al mismísimo Papa, María Santísima de Regla… San Martín estaba cerrado y tocaba llenar el estomago.


Por según año consecutivo teníamos el privilegio de poder asistir a la salida de la hermandad de San Benito desde el balcón de nuestro paisano y amigo Javi, que un año más gentilmente nos invitaba a asomarnos desde su casa para presenciar el génesis de la estación de penitencia de la hermandad de San Benito. Por ello, con “paraita” en la archiconocida Confitería de la Campana tomamos rumbo al barrio de la Calzada. El tiempo estaba gris, pero no daba sensación de inminente lluvia, sinceramente la esperanza no se perdía aunque en el Cerro hubiesen dicho que mejor no arriesgar. Y en el camino pasamos por San Esteban y obviamente todo aquello se encontraba lleno de ganas de cofradías. Así decidimos quedarnos a ver solo salir al misterio o lo que Él quisiera, el que para este día no está en su ventana, el de la clámide purpura por antonomasia de Sevilla. Y sin duda vamos a tener que llamar a esta jornada la de los “balcones sin cofradías”, porque por casualidad, hizo que el público mirase hacia arriba encontrándonos en un balcón a nuestro amigo y compañero Pablo Gutiérrez, costalero de nuestro Soberano que al visualizarnos rápidamente nos invitó a subir. Buena gente y cariño es lo que desprende este jabalquinteño-linarense y no lo digo por pelotear, es de esos compañeros a los que siempre gustar darle un abrazo. Otro loco del mundo de abajo, afincado en Sevilla por trabajo con residencia cofradiera a más no poder. Gracias Pablo por tu cariño y acogida con nosotros para regalarnos una inolvidable vista entre guardabrisas de cera sacramental pero… tampoco pudo ser, San Esteban tampoco salía y el cielo no daba muestras amenazantes. Así marchamos para la Calzada a ver si había suerte, seguíamos en ese halo de esperanza porque la verdad no daba el cielo síntomas de peligro aunque si estaba cubierto. Un año más Javi nos esperaba, junto a su amigo Antonio que nos hablaba de su pasión por la Semana Santa de sus amores y como se siente ser nazareno de la Macarena, perdón “del Sentencia”. El también apostaba por segundo año poder ver salir a San Benito desde el balcón, todo parecía indicar que seria a la segunda la vencida pero tampoco pudo ser… no llovía, los Javieres tampoco salían y a partir de ahí cayó una nueva manta de agua similar a la que cayó el día anterior. Comprobábamos cual fue el motivo, estaría bastante claro. El del tiempo de la noche anterior metió la pata hasta el fondo y nos lamentábamos viendo la Semana Santa que nos había tocado vivir mientras en “Andalucía Directo” salían hermandades en otros puntos de Andalucía.


Seguimos atentos a la radio y al televisor, viendo como los amigos de Oviedo nuevamente eran entrevistados a las puertas de San Estaban –que grandes sois- en un infructuoso viaje en avión en el mismo día. Paró la lluvia, pero ya estaba todo sentenciado, ninguna cofradía saldría en el Martes Santo de 2012, ni siquiera la Bofetá quiso colgarse el cartel de “la valiente”, el año pasado el palo fue grande. Decía Félix al medio día que “veras como acabamos viendo al Barca en la eliminatoria de Champions…” y la verdad no quedaba otra, eso o visitar templos. Este servidor ya tiró el año pasado un día por el fútbol y este no iba a ser igual, no seria Martes Santo, solo martes… a secas pero San Benito estaba tan cerca que había que rendir pleitesía. Así Cris y este que escribe nos fuimos a la cola, una media hora de espera, mejor eso que nada mientras otros veían el “robo” al Milán… les dijimos que íbamos a por unas pizzas, y así fue pero casi dos horas después…


Nunca había entrado a la mítica parroquia de San Benito, epicentro del antiguo barrio mientras hoy queda embutida por la reurbanización de edificios de pisos. Me resultó curioso el desnivel interior, la “rampla” en San Benito esta en el interior donde presidia el paso palio de la Virgen más querida por todas las Encarnaciones de Sevilla. Pero ¿Dónde estaban los pasos de Cristo?, la cola entraba en otras dependencias, no sé que era el habitáculo aquel, si de la iglesia o una especie de salón museo de la casa hermandad de la corporación del Martes Santo donde había trasladado los pasos o que hay se encontraban en exposición, la cual comunicaba con la iglesia por otro gran portón. Y vaya si mereció la pena, sentí la esencia de San Benito de manera distinta. Lo que impresiona ver sus pasos desde cerca, sin duda la Semana Santa de Sevilla esta echa para las distancias cortas. Primero los pasos, sin duda con ellos Antonio Martín Fernández se podría haber retirado siendo un genio, sencillamente espectaculares y el de la Sangre era sin duda la mayor muestra de la retablística andante de Sevilla. Y arriba Él, derramando su sangre por el monte de claveles para el perdón de todos los ingratos humanos, Buiza en estado puro, en las líneas del crucificado y en la imaginería del paso, una autentica delicia, hubiese estado las horas muertas contemplándolo, pero la cola empujaba. No menos hubiese hecho con el barco del “Pilatos”. Allí parado parece otro, son pasos que sin su inseparable idiosincrasia al andar parece que les falta algo. Pero allí en la estática disposición pude saborear por unos minutos la impresionante filigrana de la talla del paso, vamos como el paso que tenia enfrente pero sobre todo pude paladear un viaje a los años veinte de la pasada centuria y recrearme en el impacto que tuvo que suponer a aquellas personas lo que el genial Antonio Castillo Lastrucci talló para Sevilla. Dicen algunos que no tienen calidad sus imágenes –Cris me decía que nuestros romanos poco tenían que envidiar a esos-, pero es que Lastrucci, su gran aportación fue la escenificación, pareciese que buscaba actores que interpretaran el momento, como si fuese un fotograma de una película y lo llevase a la madera. Merecía la pena ver el misterio por todos los ángulos, el esclavo, Claudia Prócula, Pilatos pareciese estar asomado a un balcón viendo pasar una cofradía mientras Él bajaba la mirada tranquilo y sosegado, una obra de arte que muchos no saben valorar y que sin duda sin esta creación muchas de las recientes y detallistas recreaciones neo-barrocas no alcanzarían esos magníficos resultados, aunque sigo pensando que pocos misterios se han realizado después que estén a la altura de las aportaciones de Lastrucci. Y para terminar, la “Palomita de Triana” la dulce Señora Coronada de la Encarnación, último vestigio de la ancestral hermandad trianera que renació de sus cenizas en zona tan alejada de la antigua Cava. Impactante igualmente verla tan de cerca, bellísima Ella y grandioso su paso palio, de los de “sentarte de culo” en todas sus piezas.

















Había que ir a por las pizzas para los futboleros y como había que esperar más de media hora, pues vámonos para San Esteban… ya se encontraba cerrada y sin torcer el animo buscamos San Nicolás de Bari, casi perdiéndome al jugármela y meterme por las callejas de la Judería, pasando a los pies de San Bartolomé, acordándome del aroma cofrade que tuvo que desprender en el pasado aquel entorno que ha quedado reducido a la salida letífica dentro de unas semanas dela Virgen de la Alegría –curioso que esta advocación no haya llegado aun a las dolorosas-. Así bajo una llovizna llegamos a la sede canónica de La Candelaria que aun se encontraba abierta, repleta y sin colas pudimos detenernos en sus pasos. A Cris le impactó las proporciones del paso de Cristo, el pequeño conjunto donde camina el Señor de la Salud que este año solo ha tenido “cara de calle” para el Vía Crucis del Consejo. Frente a frente, su Madre de la Candelaria, la que te retrotraía a la dulce melodía de Marvizón y al pregón de Carlos Herrera, su curioso color de palio se dibujaba entre la decepción allí frente a frente con otra de esas “Glorias de Sevilla”, la Virgen de las Nieves la cual se encuentra en esta iglesia por el cierre de su sede a la que le da nombre, “Santa María la Blanca” copito de nieve agosteño de la vieja ciudad.









Volvimos a por las pizzas, nos las comimos con el partido terminado, con un resquicio de gloria y volvimos con cierta decepción al hotel. La esperanza se perdía, se mascaba una Semana Santa peor que la anterior y del jueves en Linares no queríamos ni hablar. Había que seguir y esperar, mañana podría ser igual o no… había que buscar la Esperanza y como cada año, el último día se abre con la Esperanza… la bella moza de San Gil…

Fotos: Óscar Ortega y un servidor.

viernes, 27 de abril de 2012

LUNES SANTO...YO SOY, HASTA CON CAPOTE. (y II)


La bulla precisamente se agolpaba en el trayecto comprendido entre la iglesia de la Anunciación hasta la iglesia de Santiago, porque la hermandad del Beso de Judas había anunciado la vuelta a su sede en la misma tarde, en un intervalo sin lluvias, a un ritmo rápido porque ya todo estaba consumado. San Gonzalo no tomó esta opción, no se si siquiera la sopesaron, pero ya todo el mundo incidía en un nuevo Domingo de Resurrección con traslados extraordinarios. Así que Sevilla entera colapsó el corto recorrido donde los pasos de la corporación de Santiago volverían en la ya penosa noche del Lunes Santo.








La Encarnación, incluidas las escaleras de las “Setas” se encontraban hasta la mismísima bandera, aquello transmitía con la disposición del publico escalonado una sensación de estadio de fútbol, así que mejor buscamos la recogía que seguramente se produciría algo de esencia cofradiera. Pero fue increíble ver que la calle Santiago y la embrujadora plaza del Señor de la Redención se encontraban casi al 100% de su capacidad. Los pasos vendrían sin recrearse, comiendo metros, todo programado en una media hora. Y en menos de eso se presentó el barco de “caoba” y oro donde se escenificaba la peor de las traiciones de la humanidad. Cuentan que su crecidísima cuadrilla ejerció un increíble trabajo plantando al olivo de la calle Santiago en su plaza en apenas tres chicotás. Nosotros nos agolpamos tranquilamente justo enfrente de su portal cuando llegaron los ciriales y la banda nos anunciaba que si iba a ver algo de disfrute capillita en este jornada. Apareció desde la esquina la mole que dirige Paco Reguera con su sublime compás y saltó sin duda la anécdota musical, la que te sorprende y no te esperas cada año… de repente pareció que detrás no iba su genial agrupación musical, si no la Tres Caídas de Triana… y es que la potente entrada de la marcha “Maria Stma. del Rocío” inundó la recoleta y sevillanísima plazuela. Nos quedamos perplejos al comprobar que la banda ha realizado una adaptación de la misma –a esto el amigo Esteban Torres, lo llamaba algo así como agrupaciones “violadas”, a algo por el estilo-. Ciertamente considero que a la Redención ni a ninguna otra agrupación le hace falta readaptar marchas del otro estilo, pero bueno si hay algún motivo especial no lo conozco aunque sin duda la marcha está dedicada a la bella Madre del Señor de la Redención. Por cierto, para aquellos que dicen que hoy las bandas de cornetas y tambores, con las nuevas instrumentaciones se parecen a las agrupaciones, a mi aquello me sonó más a cornetas que a agrupación, así que las instrumentaciones cambian poca cosa… la verdad que pocas adaptaciones han conseguido un pellizco especial en estos experimentos. Pero no puedo negar que esa marcha me llega dentro, me eriza el vello y el nudo en la garganta se me enreda a la faringe – la eché de menos el Jueves Santo-. Sin duda fue una de las escenas imborrables de la Semana Santa, viendo al genial –si, genial, el arte no es solo barroco o neo-barroco- trabajo compositivo que ideara para Sevilla el maestro Lastrucci recortarse bajo el olivo en la oscuridad de la noche ante la magnifica interpretación de esta grandísima agrupación. Cuando el Señor y Judas pisaron la plaza emergió el estilo “trianero” de esta cuadrilla, con su peculiar estilo, entremezclando el costero largo de la Sentencia y el “picaito” de las Tres Caídas para plantarse en la ultima revirá, sin duda para la recogía la hermandad se olvidó de las nubes…



La mole se posaba ante la ultima revirá, los discípulos se escondían bajo el frondoso olivo preguntándose que hacia Judas besando al maestro, seguramente pensaría que venia en son de paz por que el Redentor abre sus brazos, seguramente Él quería abrazarlo a sabiendas de que venia a mandarlo a su suplicio, pero Él hasta agonizado amaba a sus verdugos… “Agonizando Dijo” seria precisamente la marcha con la que el misterio del Beso del Iscariote encarase nuevamente el umbral de su casa, en este triste y fracasado Lunes Santo. El Dios de la túnica blanca se perdía en el interior mientras el olivo recreaba una sensación de apretura, como si el paso se encogiera como una esponja para entrar por la puerta. Ya estaba la Redención del mundo es su casa, pero aun quedaba la Madre de las “Rocianas” de la calle Santiago…















En el ambiente se mascaba una mejoría en el tiempo, pareciese que aquello contagiase a la hermandad, donde si hizo que la Virgen llegase con algo más de mesura y al compás de la música. Sin verla en la lejanía, las Nieves de Olivares entonaban sus rítmicas marchas para la Señora de perfil macareno y advocación universal y almonteña. La Virgen a la que ya poco le queda del maestro Lastrucci se encaminó a poner un bello broche de oro a este ingrato Lunes Santo. Esta entrada, fue la que dejó algo de buen sabor de boca a los deseos de pasión. Y entre los muros de Santiago comenzó a sonar “Encarnación Coronada”, la archiconocida marcha de Abel Moreno y rezo del Ave María en le trio. Obviamente la cuadrilla entonó el rezo a su Virgen guapa revestida del color de la esperanza, pero de repente surgió esos fenómenos que hacen grande a la Semana Santa de Sevilla. La abarrotada plazuela comenzó en un ligero y bajo tono a entonar la plegaria inmortal a María, casi un murmullo, consiguiendo crear un momento que solo podremos saborear los que tuvimos la dicha de vivirlo, aquello pareció esos rezos y canticos de los primeros cristianos de las películas bíblicas. Y apareció el palio que traía como un ascua a la Virgen del Rocío, y bajo la luz de su mirada, Olivares entonó por dos veces para la revirá esa marcha que le gusta tanto a mi amigo Antoñin, y a mi por supuesto –lo mejor que se le ha hecho a Triana en los últimos años-; “Triana de Esperanza” con su dulce melodía, su potente entrada de cornetas mientras la cuadrilla daba muestras de evidencia de que su complicado palio al final iban acabar dominándolo. Y en el trio casi se repitió la gracia de la marcha anterior cuando mucha gente comenzó murmurar la letra del mismo, la Salve a la Esperanza de Triana, viendo una escena un poco más acorde de la Madrugá de Viernes Santo. Y al final el ascua de luz del Rocío buscó su casa, no de la mejor forma que hubiese querido, pero seguramente se le antojó un poquito de “cara de calle”. Aires almonteños surgieron para despedir a la Madre, el flautín erizaría los pelos de los que fueran rocieros cuando comenzó la marcha “Rocío de Santiago” y terminar adentrándose en la igualmente complicada entrada con la ya muy popular marcha “Caridad del Guadalquivir”.
Fue el fin de este nimio Lunes Santo, al final volvimos antes de lo esperado. Atravesamos las aun mojadas calles vacías de la gloria, llegando hasta la plaza del Museo donde los ventanales mostraban a Sevilla lo que se había perdido este año, la Expiración y las Aguas seguramente miraban al cielo a través de ellas, desde un recodó de nubes el Perejil volvería a cantarle su saeta, pero ninguno pudimos escucharla con los oídos, si con la memoria. Todo había acabado, recreando en mi cabeza aquel Lunes Santo de 2005, mi primera vez en Sevilla tenía similares connotaciones, esa misma escena fue la última aquel día…. En busca del coche la esperanza surgía, lo que venían diciendo los partes meteorológicos, que el martes no habría riesgos… pero como pasó en toda la semana tocaba esperar…










 Fotos: Óscar Ortega y un servidor.