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jueves, 28 de abril de 2022

LUNES SANTO EN SEVILLA 2022

 

















Volvimos tanto a la vida que hasta saboreábamos que la lluvia volviese a ser la única que nos estropease esa nuestra vida que cabe en una semana. Volvíamos a hacer cábalas de lo que podía pasar. ¿Dónde estan situadas las hermandades? ¿a qué hora salen? La pandemia nos ha desbordado tanto la ansiedad que lo vimos claro… si sale el Polígono, hasta el Salvador, y después Santa Genoveva hasta la Universidad y así hasta donde Dios quiera.

Nos levantamos y efectivamente, el Polígono de San Pablo miraba la brújula apuntando hacia el Giraldillo, pero quizás no podría llegar a él. En el Tiro de Línea, el Cautivo de toda la vida también seguiría esa idea. ¿Cómo serán los partes meteorológicos? ¿lloverá a las tres? Pues toma experiencia nueva, el bus urbano y a ver al Cautivo de Santa Genoveva por su barrio. Por fin veía una de las estampas que marcarán la historia de la Semana Santa de nuestros años presentes. Una banda de Linares tocando en la Semana Santa más imitada y admirada del mundo. Nos llegó por las típicas calles de los barrios, esos que decía don Carlos Herrera que eran los repelucos de Sevilla. Vino poderoso y solemne con la marcha estrella en la actualidad de la banda (o eso dicen todos los opinadores); “Al que yo bese”, siguiendo una sucesión del repertorio clásico que tan bien interpreta y cuida la Pasión de Linares. Fue la primera vez y la última en el día. Eran las 12 y nos darían las 3 de la mañana…

Volvíamos a Sevilla, que es lo mismo que ir al centro y en mi mente había dos opciones y elegí la de los demás, qué cosas que cuando me abro a la democracia, solemos salir todos perdiendo, bueno, o según se mire. Al Tardón… eso me hizo perderme el Polígono y el Beso de Judas. Después, lo sucedido me dio la razón a mis pensamientos, me hubiese hinchado de San Gonzalo (lo leerán después) sin perderme esas dos más el Cautivo por el Arenal donde la Pasión saca la artillería pesada. Pero solo me hinché de Soberano ante Caifás. Apostados en el barrio blanco de los naranjos, poquito a poco salió el galeón bordándolo al son de “Costalero del Soberano”, chicotá de salón para volver a Sevilla y marcha real en la plaza dibujando la sonrisa de todos los amantes de este paso, de este estilo, y de mi Soberano de Sevilla... ahora cuando lo veo, siempre veo a mi madre con los ojos coloraos, no aguantándole la mirada y resoplando cuando los llevé a su besapies hace ya unos años. En los viejos volvimos a ser niños, con algunos reencuentros y acordándonos de los que ya no están o que ya no van, que vivos siguen gracias a Dios muchos. De ahí, las opciones eran: o las otras hermandades que estaba en el centro, o el saludo a la Estrella.

Nos quedamos en la casita del Zapatero donde las tres gotas del asilo, fueron muchas más gotas. Algún paraguas se abría, el Soberano se levanta y se va de frente acompañado de una ovación. Comenzaba lo nunca visto, o más bien lo no común en las dos últimas décadas. “La capilla ahora es más grande, así puede refugiarse quizás los dos pasos…” nada, saludo más corto de lo normal y comienza a llover más y el Soberano seguía de frente…

Atónitos nos íbamos bajo el paraguas a Sevilla por el puente de San Telmo contemplado la típica postal del Señor, haciendo del puente paso y del río su costalero.... Volvimos a enchufar la radio, bueno, como cambia los tiempos, de buscar pilas a bajarte la radio en la aplicación de la cadena y pinganillo inalámbrico (¡con las briegas que he pasado con los cables!). El llamador nos decía que en el Cautivo llevaba un capote desde la Puerta del Arenal. Ahí están las imágenes históricas, el Cristo con capote y chubasquero en Campana, con los paraguas como en una lluviosa tarde de toros mostrándole al mundo que “Nunca camina solo”. Así que nuestro objetivo fue la Cuesta del Bacalao. Por la plaza de la Virgen de los Reyes, la portentosa cruz de guia (del amigo Felipe) del Cautivo del Polígono estaba para salir de vuelta al barrio mientras la lluvia o apretaba o era aguachirri. Con paraguas en el Bacalao sentados en la sillita esperando que locuras más nos traería la jornada. Lo mismo que nos íbamos a Alemanes a ver el palio de las Mercedes de Santa Genoveva por la avenida, que nos volvíamos porque La Redención se iba mientras el agua seguía cayendo (y se volvían para atrás) pero el Polígono no se movía, lo mismo que el Soberano pasaba como si no pasara nada por la avenida.

Lo decía López de Paz (opinador como yo, pero con sueldo), lo que antes hubiese sido refugios inminentes, la Semana Santa volvía a los tiempos en que no teníamos móvil para ver las predicciones. Se la jugaban… supongo que les dirían que habría una hora en la que quizás habría que mantener el tipo, y se la jugaron. Incluso las hermandades de negro decían que salían, ¡hasta Santa Marta! Cuanta desesperación ha traído la pandemia o plandemia a nuestras vidas. Por cierto, estuve una semana sin ponerme una mascarilla, cero positivo (por gusto me hice una prueba) y cero síntomas.

Creo recordar que de repente Santa Marta dijo de no salir, pero Las Aguas sí. Había parado. El Arenal estaba a rebosar y lo esperamos en la puerta del Despojado. Bien saben los que me conocen que si la vida me lo pusiese en bandeja elegiría quizás vivir en esa plaza. Llegó el galeón del Señor que bautiza con su costado, reviró con un Rosario de Cádiz que me demostró que está en el pódium de las tres bandas de cornetas ¡impresionante!. Dicen por ahí otros opinadores como yo, que llena como banda, pero que su potencia tapa los bajos… bagg… durante la noche los vi perfectos en su forma de interpretar la música en todas sus cuerdas, quizás… los solistas a veces cogidos por pinzas. Sonó “Cristo” (¿alguien sabe si han tocado este año en Sevilla “El Verbo”?) que nunca me ha llenado, hasta que viene el Señor y te la mete en una de sus burbujas de eternidad. Traspasó la capilla dejándonos la estampa de Jesús Despojado en su morada y comenzó lo definitivo, el aguacero que los empujó a salir pitando hasta la Magdalena. Los paraguas se abrieron, y se cerraron ante el abucheo del público porque la Virgen de Guadalupe venía corriendo en busca de la Magdalena, cuando estaría más cerca de su capilla… Pero ¡ay! amigo. Así se fragua una vuelta, el mismo día u otro, así funciona esto, lo que no dicen a veces ni los morbosos periodistas… ellos por lo menos cobran por mojarse.

Yo iba con paraguas, pero los demás no… el atasco bajo el diluvio en aquellos callejones fue digno para contar como son los milagros de la Semana Santa de Sevilla. Empapados (algunos tiritando) volvimos al hotel, nos secamos, nos cambiamos. Efectivamente, había un rato en la tarde de valentía o de precaución. Por supuesto ni Penas de San Vicente ni El Museo salían, y la Vera Cruz hizo el amago de lo de sacar otra vez el Lignum Crucis, pero sería cuando a Las Aguas le cayó la mundial y la catedral se atestaba con tres hermandades refugiadas. La Redención se fue al final y se tuvo que meter en El Salvador.

Como decía, se fue el peligro y el Polígono lo dejaba para otro día (estaba muy lejos) pero el Beso de Judas también se quedaba en el Salvador (y al final se fue en andas después de Semana Santa cuando podía haber vuelto el mismo día. Creo que les salió mal la jugada). Santa Genoveva volvía a su barrio, San Gonzalo también y Las Aguas. Nos fuimos en busca del Baratillo donde ya había gente esperando ese saludo que al final no hubo. Ahora es cuando había que decidir, y creo que acerté. Los días de lluvia te traen las cosas que en circunstancias normales no verías. Pues como ya había tenido suficiente Soberano, ahora quería Aguas, quería disfrutar de su galeón al son de los gaditanos. Aun así, vimos al Soberano en la revirá del Postigo llenando las “Noches de Lunes Santo” y a su Madre de la Salud la tuvimos que ver desde la puerta de la capilla del Rosario de la hermandad de Las Aguas porque aun faltaba mucho para que llegara la cruz de guia, y ya estaba aquello que no cabía un alfiler, y pillar el lugar perfecto provoca esto, horas de silla esperando.

La recogía del Cristo de las Aguas fue para el recuerdo. Cádiz (ya llaman a las bandas como hacían en la mili, por el pueblo del soldado) desde el Postigo era el sunami que paró el “El Milagro” hecho música. Aquello retumbó más de emoción que el terremoto de Lisboa de 1755 que dio origen a esta marcha. Ante nosotros el suntuoso barroco se abalanzó hacia nosotros… “un mojón para los que dicen que el Señor era pobre y luego van con abrigo de visón en un BMW” les espetaba a mis amigos mientras Cádiz rendía recuerdo a uno de sus eternos componentes. “Eterno”, “Refugiame” y “Eternidad” para acabar con “Mayor dolor en tu Calvario”. No me quiero hacer pesado, ya me estoy colando mucho en mi idea de cosas escuetas, que ya a nadie nos gusta leer más de tres frases, pero si me tengo que quedar con una banda, este año; el Rosario de Cádiz. Como dicen los opinadores como yo, están para lo que le echen en Sevilla.

Guadalupe me regaló un viaje a mi niñez, y ya con 40 tacos, esas cosas tocan la fibra. Sonó “Guadalupe, Madre de la Hispanidad”, marcha muy desconocida pero que a mí me la descubrió en aquellos años de sueños de niño en los videos del Correo. Y eso que llegó con “Y como tú, ninguna” o la nueva marcha de moda de los más acérrimos marianos: “Siempre la Esperanza” … jovenzuela de Duarte, me sigues faltando con tu marcha de Pantión.

Y ya había que echar el resto. No tendríamos las penumbras del barrio de San Vicente, y el agua nos llevó otra vez hasta el Tardón... me dicen que estoy más delgado, sus 15 kilómetros mínimo casi todos los días (ya llevamos hasta relojes que nos cuentan los pasos), tendrán la culpa. Por San Jacinto iba la Princesa blanca de Triana con su marcha que también fue top entre los marianos más acérrimos hace más de una década. “Aires de Triana”, flautín rociero ante el azulejo donde dio comienzo la romería de las marismas. Qué bien iba la Salud, gracias por conservárnosla a mí y a los míos, Madre mía. Pero había que correr, literalmente. La butaca del Caifás llegaba al mercado y nos metimos en la plaza. Pues no es para tanto, que quieren que les diga, pero ya conocí a la “luciérnaga del barrio León” por fin. Veníamos de escuchar un cañón de música y Cigarreras mucho más cerca, bajaban mucho el volumen. La búsqueda del perfeccionamiento musical les está haciendo perder ese pellizco atronador, que lo llenaba todo cuando viene Dios sobre un paso. Llegó con “Crucifixus” del Gándara, las marchas BSO como las tilda (de manera negativa) el opinador con sueldo (si la toca Cigarreras no es tan criticable que si la toca Cádiz, Málaga o Linares) y la otra, pues no sé su nombre, y no me voy a molestar mucho más en saberlo, porque no me llenó. Nos fuimos a buscar al palio extenuados, y en la revirá nos dimos cuenta que hubiese merecido más la pena ver la hermandad ahí. Bien saben que soy más de paso cristo, pero un palio es un palio y no me quería ir sin calentarme en la candelería de María. Es todo tan bueno en este paso, que los izquierdos por delante lo nublan todo. Revirá perfecta con “Valle de Sevilla”, ya ven, en los barrios, echamos el broche con el regusto del “folclore negro” con un palio blanco que ya espera el oro en su manto… “mientras los enamorados se regalen flores, a la Virgen también…” como decía un viejo amigo que desde el palco de la gloria nos estaría viendo, aunque su Virgen de las Aguas se quedase en casa.

 


























miércoles, 20 de abril de 2022

DOMINGO DE RAMOS EN SEVILLA 2022

 








Volvió la vida, porque ahora sí, volvió el tiempo, y a mi me lo marca esta semana… ante Dios en San Lorenzo, seguía sufriendo por mí en su rostro dolorido. Y volvió la emoción recordando aquellas restricciones del COVID para entrar en San Sebastián en aquel caluroso septiembre de 2020 a pedirle lo que me concedió, verlo moreno mirando al cielo del Porvenir y a su Madre plateada de la Paz con el repeluco del solo rociero.

La multitud no evitó que nos cogiésemos de la mano nuevamente por la avenida… en Rioja el Rey de Reyes era despojado de sus vestiduras, cada vez mejor su gente de abajo y en el cruce de Sierpes las campanillas volvieron a sonar como si no hubieran pasado dos semanas santas con el color de la túnica de sus nazarenitos, en blanco, Señor de la Borriquita.

Volvimos a sentarnos a la mesa de La Cena, aunque fuesen las horas de la tarde por Laraña, y Humildad, como tantas veces nos recordó nuevamente la pregunta ¿en qué piensa el Señor?, Paciencia es lo que nos falta Jesús… Subterráneo se marchaba poderosa por la Anunciación, curioso que, con Santiago, se le movía más el palio que antes.

Por el Perejil (nunca me acuerdo del nombre de la plaza ni me quiero parar a mirarlo) venía San Roque con sus Penas y su galeón digno de la mejor poesía, y seguimos buscando, con nueva sillita de equipaje a su madre, y al compás de la cera, llorando venía bajo suntuoso palio dorado la Gracia y Esperanza de Sevilla.

Volvimos al lugar esperado. Aun quedaba algo para que todo volviese. Y volvimos a los orígenes, ver salir la Amargura desde la misma plaza, en la inmortal San Juan de la Palma. Comenzaba el palizón de las esperas. Pero el Silencio brotó y la butaca se marchó dibujándonos la sonrisa. Qué decir, cuando el manto se marchaba como siempre a los sones de su nombre, Amargura; tres años después ¡Hágase la Semana Santa de Sevilla!

En Boteros fieles a la cita nuevamente con La Cena y las Cigarreras a lo suyo, sus conciertos… en Sevilla, todo anduvo como siempre, quien iba a decir que esos costaleros llevaban tres años parados.

En la plaza del Pan, Arahal nos pedía más pasos en Sevilla tras el Señor de San Julián, y el azul y plata nos volvió a emocionar, bella Hiniesta de la Puerta de Córdoba. Otro año será los callejones…

Retrasos que eternizaba la zancada del hombre crucificado perfecto. Su muerte, por Amor, caía vencida al vacío intentando avanzar hacia Orfila.

No avanzaba la noche, y nos fuimos en busca del que sentando anda sobrao de compás. En Adriano no me derrotó, les juro que hacia años que no sentía tal felicidad mientras el Zapatero avanzaba en busca del Baratillo. Chicotás de salón, no sé si estará correctamente dicho, y Dos Hermanas recuperando el sonido perdido (pero aún queda). El Refugio de una Madre o Macarena, que bien sabias mis Penas de Triana que allí te estaba esperando. Volví a ver tu espalda mientras mirabas a ese cielo donde ahora estorba la torre Pelli. El día vencía a los que esta semana se han llenado los bolsillos, cenábamos y por el Postigo venía su madre Estrella con sones sublimes, contraste, de Valle de Sevilla a la Macarena de Abel Moreno que no puede evitar mandar por teléfono a un amigo que sé que la necesitaba.

La Giralda se convertía en imponente altar mudo para adornar la salida del Dios del Amor y buscando Alemanes nos permitió sentir el éxtasis de su presencia, imponente, de otro tiempo…

El día vencía ya a todo el mundo y ni fotos eché, cuando Herodes seguía despreciando al Mesías, aunque a nosotros nos brindaba chicotás de ensueño por Laraña y las setas. Por allí estaba el Soria, y ganas me dio de ponerle el video de Modric y el babero gordo… de baberazo cuando llegó Amargura y su silueta inconfundible con el evangelista predilecto en una vuelta a casa que nos hacia hincar la rodilla… no me gustó que me derrotase el día y no la viera recogerse, reflejo de la dureza que nos vendría.

El resto; el Socorro se sumergía en el Salvador en la madrugada con La Madrugá… ya comenzaba a terminarse la Semana Santa. Las cosas del tiempo, pero sin ella no hay tiempo… todo nos parece lineal.