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jueves, 31 de enero de 2013

DIOS Y MARÍA CAMINAN POR BAILÉN...


En mis últimas Semanas Santas en Sevilla y sobre todo la pasada, quizás debido a un mayor aprendizaje para andar por la ciudad y sobre todo entre sus cofradías, he pisado y caminado en muchas ocasiones por una calle que indudablemente me levantaba el pellizco. Una extensa vía pero estrechita, un poquito serpenteante, céntrica, que une dos rincones esenciales de la ciudad, la plaza de San Pablo o la Magdalena como la llama todo el mundo y la plaza del Museo… pero el año pasado la utilicé casi todos los días cuando la jornada acababa y buscamos el coche, aparcado en la Cartuja y buscar nuestro descanso en Camas. Por ella “entrabamos y salíamos” de Sevilla, accediendo por la calle Pedro del Toro, cruzar un pequeño tramo envuelto de encanto y aroma a azahar hasta que el programa de mano, cuando lo requiriese nos invitara nuevamente a requerir de los servicios de la calle Bailén… “¿dónde está la calle Linares?” le preguntaba con guasa a mi amigo Cristóbal. “A nosotros no nos hace falta calle para que nos conozcan” me decía con más picardía mi buen amigo, “encima por aquí pasa el Señor de Sevilla…” le remataba este que suscribe…
Lo curioso es que mi amigo linarense no tenía mucha razón, o casi porque ni los mismos bailenenses nos creemos las grandezas de nuestro pasado y cómo podríamos aprovecharlo. Debido a la victoria española en nuestra Guerra de Independencia, sobre el ejército napoleónico el 19 de julio de 1808 en las cercanías y territorio bailenense, esta ciudad comenzaría a ocupar un lugar destacado en la historia de España, y por qué no decirlo, de la humanidad. Uno de los ejércitos más temidos e invencibles era derrotado cerca de un humilde pueblecito de campesinos y casitas encaladas de Andalucía. Ello trajo una serie de reconocimientos como el que llegó de la mano de la Juntas Suprema Central al otorgarle el Título de "Muy Noble y Leal" en 1809, siendo confirmado por Fernando VII en 1813.
Otro, del que hoy en día nos solemos sentir orgullosos es el de encontrar en multitud de ciudades, en las principales todas, una calle con el nombre de nuestro pueblo. Incluso en Madrid se podría considerar como la calle más importante de la capital de España, donde está el Palacio Real y la Catedral de la Almudena. Fue en 1850 al serle concedido a Bailén el rango de Ciudad, obligándose a todas aquellas ciudades de más de diez mil habitantes a dedicar en su nomenclátor, el nombre de Bailén a una de sus tres calles más principales, honor otorgado por la reina Isabel II en una época en la que se realiza una revisión histórica de la Guerra de la Independencia por analistas franceses y españoles esencialmente.
No sé si la actual calle Bailén de Sevilla –al parecer llamada anteriormente como la calle del ABC, sin que sepa si tiene algo que ver con este famoso diario fundado en 1903- era entonces una de las tres calles principales de la ciudad, pero céntrica es, donde sus silenciosas paredes han visto desde el ocultamiento de imágenes en la II República hasta la primera secretaria o sede del  Sevilla Futbol Club.
Pero contemplado los videos que les dejo, recordé estas conversaciones con guasa con mi amigo de Linares, de que en la Madrugá Santa, aquel que dicen manda en la ciudad más que el mismo alcalde, pasea su dolor y su consuelo, y sobre todo su Gran Poder, por la calle Bailén, aunque solo sea por un trocito. Es por esa calle, Pedro del Toro, la que se encontraba llena de cera el Sábado Santo cuando volví a la ciudad, por la que se vislumbra sobrecogedoramente, “caminar” a Dios por la ciudad, la genialidad del maese Mesa, sublime obra con las gubias, eterna en inigualable unción sagrada. El paso del maestro Ruíz Gijón, deslumbrando recién restaurado rasgando el aire y la tensión que solo Él mueve en la llamada, noche más importante del año en Sevilla. Que grande tuvo que ser el utrerano, lo mismo te hacia esta maravilla que el Cachorro o el cirineo del San Isidoro… el silencio se “oye”, la calle llena y pareciese que estuviese tan vacía como cuando días antes la cruzábamos, casi a solas dibujando en nuestras almas sensaciones de gloria y de decepción…
Y revira el Dios de la ciudad por Bailén, con su peculiar zancada, la que le dio Mesa y la que le dan los hombres de Villanueva, aunque la original de los Ariza me impactaba más. Sigue buscando su casa en San Lorenzo, pasa por aquí según dicen por un rodeo que no se merece, pero yo creo que es que quizás el Señor les gusta oler el azahar de los naranjos entre el adoquinado de Bailén, antes de pasar por el Museo dejando una estela inolvidable como siempre hace…
Se marcha el “Paso de Cristo”, poderoso, rápido y por detrás llega otro “Paso de Cristo”… no se me desgarren las vestiduras, que sé sobradamente que es un paso palio donde María en su Mayor Dolor y Traspaso es consolada por el San Juan, casi hermano de Jesús por sus facciones mesinas, o casi para sostenerla en sus brazos rememorando las iconografías primitivas del pasmo, que se supone nunca tuvo que tener la Madre, muestra eterna de entereza ante la decisión del Padre, aunque en ello estuviese ver morir a un hijo… por Pedro del Toro buscando Bailén viene un nuevo apoteosis de lo que es un paso palio de categoría. El cajón presenta su tarjeta de visita de lo mustio y lo negro, la calle sigue estando “vacía” o eso parece ante el sepulcral silencio, y el palio viene andando, casi diría parafraseando a lo del Señor “¿has visto caminar a María?”. En los últimos años veo que este palio anda diferente al resto, es otro compás, criticado por unos como he visto por ahí, pero que a mí me llega… es un compás nunca visto, dicen que los profesionales los llevaban así a todos, no lo sé, pero tal como me dijo un amigo, disfruten del palio que anda como un Cristo, y es que parece que hasta el Mayor Dolor camina como su hijo, por la calle Bailén…




miércoles, 30 de enero de 2013

PENAS SOBERANAS POR LA CALLE CASTILLA...


Las continuas noticias y críticas al vía crucis extraordinario que se celebrará dentro de dieciocho días en la capital hispalense me han hecho forjar una nueva historia. O varias de ellas, algunas vividas por mí y otras lo bastante curiosas como para ser mostradas a los apasionados del “capillismo”. Una de las quejas del vía crucis fue que a que venían salir pasos pocas semanas antes de Semana Santa, que se hubiese realizado en otro mes, no dentro de los días más complicados y atosigados para una hermandad de penitencia que tendrá que echar a sus pasos de Cristo dos veces a la calle en apenas un mes.
Hoy que ya casi se nos despide el primer mes de este año de 2013, acabo de recodar mucho frio… en 2006 por estas fechas hizo más frio aun, que en estos últimos días, incluso muchos vimos nuestras localidades nevadas por primera vez en nuestras vidas… aún recuerdo la madre de mi buen amigo Rubén Gómez llamándome, evidentemente preocupada para que no viajásemos por carretera, por las posibles heladas, hasta Sevilla… y es que en apenas un mes, aquel año Triana recibió la visita extraordinaria de un vecino divino que lleva “sentao” ya , más de 350 años consolando a su barrio paradójicamente con sus Penas, el que se sienta sobre una peña con la misma postura que un zapatero remendón…








Encuentra más fotos como esta en Cofrades
Fue la primera vez con el Señor de las Penas viviéndolo en la calle, el cual caminó “sentao y sobrao de compás”, solo sobre su apoteosis de paso –como en los viejos fotogramas de la memoria-, el que me maravilló, a mí y a más de uno de mi pueblo que aquel día se dio cuenta que Sevilla si podía hacer crecer una cofradía a cotas que muchos aquí no se imaginan. Aquel día nos llevó Fran “la gitana” a Cris, Rubén y a este servidor que nada más terminar de trabajar tomó rumbo a la vieja Híspalis para empaparse de las Penas del Hijo de la Estrella. Llegamos tarde, no sabíamos ni entrar a Sevilla y nos vimos negros para llegar hasta Triana. Mi amigo Vicente cogió el Ave desde Madrid y bajó, y por vía telefónica medio nos guiaba mientras la marcha real de la Presentación al Pueblo nos ponía los pelos de punta. Aparcamos al fin por el Cachorro y bajamos la calle castilla desesperados por ver al Señor, ahí fue el primer encuentro… además aquel día visitamos MUNARCO, cuando se celebró entre la Catedral, los Alcázares y la Casa de la Provincia. Pero la esencia era contemplar la salida del Señor de las Penas, que se paseó por Triana como debieran mandar los cánones, al ir sin misterio, sobre los pies y sin cambios, aquí no pudo “trianear” como diría su capataz Manuel Vizcaya…
Visitó la iglesia de La O, Santa Ana o la Capilla de los Marineros… momentos inolvidables, aún recuerdo la seria sonrisa de Caparros diciéndome en las puertas de la Catedral de Triana, “que este también le gustaba mucho…” mientras le recordaba su pasión por el Soberano que vive algo más abajo. Unos años antes, en otro tipo de extraordinaria, un palio, sin el mismo, dio un izquierdo que lo hizo coger el camino y marcharse a su casa, era un amante de un estilo, de unos cánones, ahora parece que no sabían ni hacer la O con un canuto… y en Triana y en la O, en la iglesia del Jorobaito, quizás la cuadrilla se hizo como diría un amigo, la más trianera con diferencia del barrio y “trianeó” ante estos emblemáticos templos hasta introducirse en ellos, como se diría; a hacer estación… ahí fue mi primera vez viviendo la esencia de “Sapatero de Triana”.
Curiosamente contemplando este video, me tocó el alma, cómo cosas que no percibimos para otros tienen una mayor importancia sentimental… a Manolo Vizcaya le dio la satisfacción de poder entrar a su Cristo con su cuadrilla en la misma iglesia donde un año la lluvia o el Soberano Poder dio por finalizado el sueño de su padre… Juan Vizcaya. El que lo “envenenó” y por qué no decirlo, nos envenenó a todos con esta esencia tan pura de Triana.
Este pasado Lunes Santo, la lluvia o el Soberano, quiso hacernos recordar aquel año 1976 donde la humilde cofradía de San Gonzalo comenzó a gestar su envidiable presente… este pasado Lunes Santo, en el Altozano comenzó a caerle un manta de agua al “tribunal de Triana”, el cual se encaminó hasta la Magdalena a refugiarse. Algunos recodaron aquel año 1976, año en que el Soberano se estrenaba al completo y Caifás la cabeza, y sobre todo la cuadrilla de jovencísimos costaleros hermanos que iban a llevar al Dios del Tardón hasta la Catedral, pero sin cruzar el Puente de Triana, cerrado por restauración, buscando otros accesos, como dirían en Triana, a Sevilla. Seguramente aquel motivo hizo que el misterio, sobre el antiguo paso buscase la morada del Nazareno de Triana y su Madre de La O en la Calle Castilla, para dibujar escenas irrepetibles como muestran las fotografías… ahí fue el “ahí queó” para siempre de Juan Vizcaya, cuando tiempo después murió en accidente de trafico sino me equivoco. Por cierto, solo el paso de la Virgen de La O se conserva en la actualidad, el resto fueron sustituidos por los actuales.


El palio, al igual que el año pasado se refugió en la capilla de la Estrella, recién estrenada el día anterior, por eso este año al volver a repetirse la estampa de ver a la Salud frente a frente con la Estrella, muchos se preguntaran por qué el misterio tiró hasta la Magdalena… el Jueves Santo por la mañana de 1976 volvió la cofradía hasta el Barrio León, vistiendo el Señor túnica blanca al no estar la morada en condiciones por la lluvia, donde pertenece la fotografía que un día les mostré. Curiosamente al Señor lo acompañaba la banda de la Estrella de Dos Hermanas, la cual le interpretó a la salida una adaptación a agrupación musical de “Pasa los Campanilleros” de Farfán… aquellos “inventos” de las agrupaciones… hasta que llegó la revolución de las Cigarreras, donde su aportación musical, con genialidades de Bienvenido Puelles –en honor de Vizcaya entre otras- y la manera de andar que imprimió la cuadrilla de San Gonzalo, ahora mandada por un jovencísimo Garduño, sentaron las bases que hicieron cambiar la Semana Santa para siempre, envuelta en aquellos días de incertidumbre que traía el nuevo estado democrático del país con la memoria aún muy fresca del recuerdo de cómo sentó la llegada de la democracia a este país, lo que trajo después y el efecto que tuvo en la iglesia y por ende en las cofradías… pero gracias a Dios la cosa no pintó tan mal…
1976

2012

lunes, 28 de enero de 2013

LA HINIESTA DE ¿MESA? (y IV)



Primeramente me detendré en la Virgen de los ojos verdes del Jueves Santo sevillano, Ntra. Sra. del Valle, un efecto por otra parte de sus pupilas que no se lo insufló su hipotético autor, en este caso Juan de Mesa si alguna vez se concretara su atribución. Haciendo historia, pues aportar que igualmente los primeros estudiosos del arte y de las cofradías adjudicaron su hechura a Juan Martínez Montañés hasta que esta rama universitaria se perfeccionó para llegar hasta la conclusión de que más bien pudo ser su discípulo, el protagonista de esta serie de entradas, Juan de Mesa y Velasco.  Así lo constatan firmas autorizadas como los profesores Hernández Díaz y de la Banda y Vargas, así como los historiadores Bernales Ballesteros y García de la Concha, catalogando el origen de su talla entre sus años más documentados, 1618 y 1627. Me resulta curioso que tal atribución, dentro de mi más grande ignorancia se haga comparando el busto de la dolorosa sevillana con la de las Angustias de Córdoba. Ciertamente no sé en qué momento o de qué forma se la emparentó con la documentada obra Mesina cordobesa, tal como está hoy… quizás el cuello… pero a mi modo de ver pocas concordancias poderosas le puedo encontrar, mucho menos con el Socorro antes de 1930 y mucho menos con la siempre llamada “Hiniesta de Montañés”. Hay que tener en cuenta nuevamente las profundas restauraciones de antaño. 
Comparativa tras la restauración de las Angustias de Córdoba.

Aspecto actual del busto de la Virgen del Valle.
Al Valle le ocurrió algo similar que a Montserrat, un incendio fortuito en 1909 hizo que su rostro tuviese que ser restaurado, y ciertamente con profundidad si la comparamos con esta fotografía antigua, anterior  aquel incendio. La imagen fue a mi entender intensamente remodelada a como se presentaba anterior al incendio, por Joaquín Bilbao, José Ordoñez talló las manos actuales y Gonzalo Bilbao la policromó de nuevo. Así que si tuviésemos que utilizar nuevamente una comparativa con sus manos, nos encontramos que no son las originales, por ende poco tienen que ver, y a la simple vista está, con la esencia de las cuatro manos de diferentes imágenes que he comparado. Buscando e indagando me encuentro esto en el boletín de la hermandad firmado por el “crítico de arte”, sino me equivoco, Manuel Lozano Hernández:
“Una vez terminada tan feliz y milagrosa restauración, a Ordóñez le encargan las manos. Aquí hay misterio. En mi calidad de Crítico de Arte, opino que estas manos por sus características artísticas, estilo, modelado, son más antiguas. ¿Cuándo llegaron a la Imagen? ¿De quiénes son unas manos de la Virgen, que tiene una hermana en su propiedad? ¿Qué fueron de aquellas, que decía Vicente del Río que en la capilla de San Andrés, estaban en una vitrina? ¿Las manos de Juan de Mesa, que dicen le robaron los franceses, cuando la Guerra de la Independencia, en su traslado del Valle a los Menores, salieron de Sevilla...? Misterio.”
Anterior  a 1909

Aspecto tras la intervención de Bilbao y Ordoñez.

Es decir que nos induce una vez más a las historias “oscuras” que en muchas ocasiones rodean a las antiquísimas obras de arte, más si son de cofradías. Pero haciendo caso a esta afirmación, pues seguramente habría que desechar la opción de la Virgen del Valle para poder emparentarla con Mesa – aunque no vengo a desmentir esta atribución- y más aun con  la Hiniesta destruida, porque si sus manos primitivas desaparecieron en nuestra Guerra de Independencia, obviamente no puede existir instantánea que nos pudieran inducir a una comparativa de la imagen ya que aún no existía la fotografía. Pero no pasaré por alto la observación de esta fotografía, la disposición de la manos nos hace prácticamente descartar poder analizarlas con un mínimo de profundidad, no sé si en realidad esas pudieron ser las manos originales o unas nuevas posteriores a las originales, pero lo poco que podemos ver de las mismas me hacen pensar que no tienen que ser muy diferentes a todas nuestras manos protagonistas, y este tipo de manos fue y es ampliamente el más imitado, pero como digo, en este caso lo dejaré ahí. Pero observando el rostro de la dolorosa, lo primero es lamentarme de aquel triste incendio que borró tan sublime semblante de la Virgen y el segundo es que entonces creo que si se le intuía a la imagen unos matices a mi modo de ver muchísimos más mesinos o dejémoslo, en similitudes más patentes con todas las obras expuestas, aunque muy desdibujados, paradójicamente con acierto y desacierto por los hermanos Bilbao, donde se puede intuir quizás muchas de las características enumeradas en esta serie de entradas, no sé ustedes, pero sigo encontrando esa impronta con la Virgen de la Hiniesta –espero que a estas alturas ya sepan a cual me refiero siempre-, incluso creo que no tuvo que diferenciarse en mucho con la Virgen de Socorro, con las mirada más baja en común, aunque tampoco podemos saber si esa imagen fue retocada en alguna época anterior, ya que por ejemplo las cejas aunque con similar dibujo, se presentan algo más anchas y los labios algo más carnosos y sensuales, aunque en esto podría entrar también el policromador. Por eso decía al principio, que en qué se basaría los historiadores que la atribuyeron a Mesa comparándola con las Angustias, porque creo que con esta apariencia resultaría más complicado emparentarla con la imagen cordobesa y si las comparativas no pudieron ser con otras imágenes documentadas o ya en aquel tiempo atribuidas al recién descubierto Juan de Mesa. Terminando, creo que no es descabellado pensar que la Virgen del Valle la pudo tallar Juan de Mesa, pero contando con su anterior apariencia, pero al no contar con sus manos originales ni fotografía de las mismas, mejor dejarlo donde está. Creo que era licito aportar a esta historia, la misma de estas imágenes atribuidas por los expertos a Juan de Mesa.


Y ahora cruzaremos el rio, sin salir del Jueves Santo y nos detendremos en la capillita de las Cigarreras donde nuevamente nos encontraremos con su bellísima dolorosa rodeada de similares circunstancias… ¿impresionante imagen?= Martínez Montañés, atribuciones e incluso documentaciones posteriores a Juan de Mesa y restauraciones o remodelaciones.
Como vengo diciendo, yo busco y algo encuentro; y ahora intentaré explicárselo lo mejor que pueda, si es que hasta yo mismo entiendo la interesantísima y enrevesada historia y análisis artístico que el historiador José Manuel López Bernal escribió sobre la bellísima y simpar dolorosa, Ntra. Sra. de la Victoria en el Boletín de las Cofradías de Sevilla. Una de las dolorosas más admiradas de la ciudad que igualmente viene siendo atribuida a Juan de Mesa, si no es que él mismo la talló, y para ello también existiría un apoyo documental en contratos notariales, y precisamente de un contrato del que ya les he hablado que no deja nada absolutamente nada claro.



Y es que, intentando resumir una extensa historia, López Bernal viene a documentar o más bien, por los menos hacernos pensar que quizás el contrato del Amor no se refiriese ni siquiera a la imagen del crucificado. Esto es debido a que el mismo no lo realizó ninguna hermandad o cofradía sino, cinco personas a título personal los cuales según diversas investigaciones pertenecieron en las primeras décadas del XVII a las juntas de gobierno de la hoy hermandad de las Cigarreras, el Amor y la entonces hermandad de la Entrada en Jerusalén que en el mismo año del contrato se fusionó con la hoy hermandad establecida en la Colegiata del Salvador, dando como resultado lo que conocemos. A lo que habría que añadir lo que aportó la primitiva hermandad de la “Borriquita”en la fusión, lo que llegó a conformar una hermandad con un crucificado, un Cristo de la Entrada en Jerusalén y dos dolorosas más. Tras esta fusión se hace el encargo a Mesa, lo que hace suponer de que el encargo no lo hicieran aquellos hombres para su hermandad del Amor, sino para su hermandad de Azotes y Columnas, vulgo de las Cigarreras actualmente, la cual se piensa que carecía de la misma desde la fundación y donde ya consta en el título de la hermandad a partir de 1628, lo que hace suponer que se tuvo que realizar pocos años antes y no antes de 1611 –ya que no aparece en el título de la hermandad en una revisión de Reglas en dicho año-, algo que incluso medio se ha confirmado con una novedosa en estas lides, prueba del Carbono 14… como recordaran, los años esenciales en el trabajo de Juan de Mesa.
Esto le quitaría bastante peso documental a la adjudicación de la Virgen del Socorro a Mesa –que no artística pienso-, incluso según esta teoría, al Cristo del Amor se le debería seguir considerando como obra anónima, aunque el mismo, e incluso la dolorosa presente grafismos mesinos tan poderosos como para dudar un solo instante de que no las realizase el cordobés, algo que debería documentar cualquier tipo de documento notarial más exacto –o un documento en el interior de la imagen…-. No sabemos si la actual dolorosa es una de las dos resultantes de la fusión y si la pudo realizar Juan de Mesa, incluso donde puede estar, si es que aún existe la que por lógica se tuvo que desechar, que tiene toda la pinta, que fue la que aportó la Entrada en Jerusalén al estar constatado que se utilizaría la imagen que aportaba el Amor, advocada del Socorro. Curiosamente, Hernández Parrales publicó en 1965 la referida escritura –por lo que he podido acceder a ella- , la cual evidentemente tuvo que corregir  y adaptar al castellano actual y sobre todo incidan en lo que subrayo:
"En 13 de mayo de 1618.-Juan de Mesa otorgó escritura de concierto con Juan Francisco Albarado, patrono de la Hermandad de Jesús atado a la columna, alto funcionario de la casa de Contratación y vecino de Sevilla en la collación de San Esteban; con los oficiales Pedro Blanco y Pedro de Santa María, mercader establecido en la calle Francos; con Juan de la Cruz, mayordomo y tirador de oro y con Bernardo de Crialles escribano de su Majestad, diputado mayor y fiscal de dicha Cofradía, obligándose a hacer y acabar la hechura de un Cristo Crucificado de dos varas de largo medido desde el calcañal del pie hasta la punta del cabello, de madera de cedro y la cruz de bornes, "y una hechura de la imagen de Nuestra Señora con sus manos y brazos hasta medio cuerpo de escultura y me obligo a hacer la dha obra por mi persona sin que en ella pueda entrar oficial alguno". (Celestino López Martínez en "Retablos y Escultores")
Por circunstancias como esta, hace poco tiempo dije que un contrato tampoco es la única opción para adjudicar una autoría en concreto, y como ven son contradicciones entre expertos – López Martínez, Hernández Díaz, González Gómez, Roda Peña, Rodríguez Babío…-  los cuales deberían saber más que cualquier aficionado, de la rigurosidad y ética investigadora profesional.  Así nos encontramos con dificultosas atribuciones, a lo que habría que añadir las posibles restauraciones que en mayor o menor medida han podido alterar el aspecto actual de la Virgen de la Victoria, a mí por ejemplo, con todos los respetos la encuentro alejada en muchos aspectos, como en su día aportó Roda Peña, de la impronta más reconocida de Juan de Mesa, aunque no se descarta que sea tallada en épocas coetáneas a las de Mesa por otro anónimo artista. Curiosamente una vez más, en 1803 Juan de Astorga restaura la imagen, y una vez más les indico sin poder constatar a que niveles llegó la intervención, por lo menos se apunta a que la policromó de nuevo… ¿tenían estas imágenes, restauradas por Astorga algo en común que incidiera en sus hermandades para ser retocadas, quizás movidos por las modas?...
Libro de reglas 1790.


En 1859 se restaura de nuevo por Leoncio Baglieto, que al parecer no tocó nada de lo visible en la imagen. En 1893 Emilio Pizarro la interviene y le realiza nuevas manos hasta que en 1913, el escultor Juan L. Guerrero – el que obviamente no puede tener nada que ver con el hipotético autor de Montserrat- le realiza las actuales manos. Quizás en alguna de estas intervenciones se pudiese cambiar muchos aspectos de la imagen, sobre todo en la de Astorga o la de Baglieto, ya que todas las fotografías existentes son posteriores a aquella fecha y donde ya se palpaba la actual y maravillosa apariencia, aunque las fotos no presenten una mayor calidad visual. Particularmente les muestro una prueba que no se podría considerar muy contundente, ya que se trata de un dibujo reflejado en el libro de reglas de 1790 donde creo que se reflejan poderosamente las inconfundibles facciones de la dolorosa, con esos enormes ojos y su personal redondez de la cara, aunque de un dibujo de ese nivel pues seguramente no se pueda sonsacar mucho… quizás la imagen no esté tan alterada y de las manos pues tampoco se puede aportar mucho… o quizás si…
Buscando, nuevamente encuentro esta fotografía en los boletines de la hermandad, fechada en 1891, considerada la más antigua conocida y donde se supone que aún tiene las manos originales –se cambian dos años después-. Si son o no son las originales, no lo puedo documentar, pero obsérvenlas, que ya tienen su comparación con una de la Hiniesta en casi idénticas posiciones –montaje que abre la entrada-, se puede intuir que volvemos a encontrarnos unas manos, quizás de las primeras décadas del siglo XVII –según el Carbono 14 el busto puede pertenecer a ese periodo- con similares connotaciones iconográficas que las de Montserrat, Encarnación de los Terceros, Socorro y creo que evidentemente con las de la Virgen de la Hiniesta, que todos sobre-apellidan de “Montañés” y donde quizás su más inmortal discípulo, el que realizó nada más y nada menos que al “Dios de la ciudad”, Juan de Mesa y Velasco pudo tener mucho que decir.

domingo, 27 de enero de 2013

LA "COFRADÍA" DE VUELTA...



Así he querido titular esta entrada, porque así creo que es la hermandad de la Macarena para Sevilla… la cofradía. La hermandad por excelencia de la ciudad, la que quizás marca un punto de inflexión con el resto, no sabría decirles porque, muchos motivos habría, pero que llegaran a definirla creo que pocos se le acercarían. Se hace la mañana del Viernes Santo del pasado año, cuando la ciudad sigue buscando a la cofradía… busca los dominios macarenos y para ello llegan hasta la puerta donde vive el despreciado. Todo se va cumpliendo y ahora llega vestido de purpura, con la túnica que le dibujara Castilla y le regalara su fiel devota Juanita Reina. Él también guarda silencio mientras con la mirada perdida en su pueblo retumban en su alma las palabras de su injusta pero necesaria sentencia, ¿Qué hubiese sido de este mundo si no se hubiese leído aquella sentencia? todo sigue, siempre de frente como gritan sus capataces buscando a sus vecinos del antiguo barrio de huertas y gente humilde.
Recubierto de oro, los personajes del misterio le hacen el complemento perfecto pero todos siguen buscando su mirada, tanto lujo macareno que luego nadie se percata de que esta ahí. Dicen de Él que siempre pasa más desapercibido, pero el aroma que desprende por Sevilla difícilmente otras lo alcanzan. Sube el barco al cielo, con fuerza aunque ya se nota las horas y que como cuentan, ese paso pesa lo justo y mucho más. Y sigue subiendo el sabor, y los ecos antiguos mueven las plumas de su centuria, los únicos romanos que defenderían al pobre “loco” de Nazaret, tal como días antes por ese mismo punto se paseó un Herodes vistiéndolo de blanco reluciente, como un mentecato. Se palpa esa tensión que siempre parece dibujar el paso de la Sentencia, ese caminar que parece que siempre se hace eterno. La gente de abajo se acuerdan de los compañeros que ya no pueden meterse o ya no están, entre el mar de cabezas se vislumbra al amigo Rafa Ríos, orgulloso “aguaor” de los hombres que pierden el “sentío” por “El Sentencia” aunque el sigue esperando un día que otro le dé el agua bajo el faldón.


Y si ayer les hablaba de una genial marcha de Font de Anta, vuelvan a sentir similares circunstancias pero en el otro lado de la Esperanza según Sevilla… el momento se hace más intenso, más universal, dicen que “el Sentencia” es de los macarenos auténticos y que la Virgen ya tiene dueño en cada rincón del mundo. Parece que la masa se aprieta más cuando las maravillas de Juan Manuel cobijan a la Señora de Sevilla, sin su algarabía, sin su alegría y eso que ya lame sus dominios. El homenaje a la Madre del despreciado por parte de la Madre del sentenciado se hace música, se hace locura silenciosa y mustia del encanto de una Madrugá que ya pasa cuando el sonido de las bambalinas chocando contra los varales del palio se confunde con un sueño de “Amargura”, el extraoficial himno de la Semana Santa. Es la cofradía de Sevilla, la gracia y el punto y aparte y camina sin perder su esencia, será que a “Amarguras” le pasa como a “Soleá, dame la mano”, que lo mismo te lleva al llanto compungido de María que al éxtasis casi letífico de la Madre dolorosa según Andalucía. Seguramente ante la ojiva de San Juan de Palma, le entra el “bajón” de toda una intensa noche, la música más calmada quizá le hace bostezar un poco pero Ella sabe que tiene que seguir, como diría su capataz repartiendo Esperanza por la Feria y después por su barrio. Seguramente en ese momento, cuando suena “Amarguras” es cuando como dicen los macarenos le cambia la cara a la Esperanza Macarena con la amanecida, aquella que dicen que por abril cumple diecinueve años…

sábado, 26 de enero de 2013

TOMAD MI MANO... QUE SOY LA ESPERANZA.


El otro día el amigo egabrense Mateo Olaya, en su magnífico blog, bitácora indispensable para el buen amante de la música, de la de altos quilates, sobre todo para banda de música, o para palio como al final se ha extendido en las últimas décadas, casi siglo ya,  en la Semana Santa sevillana y casi toda aquella que bebe de su esencia para plasmarla por sus calles de nuestra Andalucía, y más allá…
Y me pegaba el pellizco, gracias a Dios hoy a explosionado en mí el sentimiento que llevo un año esperando, esa intuición de que pronto estarán aquí los días grandes, al final ha emergido como le prometí a mi amigo Óscar o a mis capataces que me preguntaban que me pasaba. Pero esta esencia que me hace respirar cada día, podría con todo y ya parecía que los sentidos estarían a flor de piel como si fuera el mejor domingo del año para un capillita, esperando la primera cruz de guía, el primer nazareno, el primer aroma de la pasión, ya sea incienso u azahar, la expectación ante los primeros ciriales, el primer paso de Cristo y como no, solo le pido a la Virgen que quiero verla ya pasearse con garbo por la ciudad que me embriaga para estas cosas… Sevilla.
Cuando menos me lo espere una bambalina luchara con el varal, y el varal con la cuadrilla y las notas sublimes para María contribuirán a parar el tiempo allá por donde pase un palio, por donde pase María… y el amigo Mateo me pegó el “pellizco”, con una marcha de otra dimensión, de otro mundo. Dicen los más cualificados en música, y si es cofradiera más aun, que quizás sea la obra musical para la forma marcha más completa y genial de todos los tiempos. Que seguramente ya no se vuelva a escribir nada igual y eso que el que la compuso escribió otra marcha que… “Amarguras”… casi ná, vamos.




En 1918, un nombre esencial en la historia de la Semana Santa, Manuel Font de Anta escribía una marcha llamada “Soleá, dame la mano”. Su nombre me hace recordar con gracia cuanto sobrado de soberbia campea por el mundo y que pocos enarbolan la bandera de la humildad, en el mundo cofradiero no iba a ser menos. Por ello siempre recuerdo cuando viene el listillo de turno, el que lo sabe todo y nunca se equivoca y la pifia con la dedicatoria de esta marcha, sin pararse a admitir que quizás no maneja el dato y antes de querer sentar catedra intentar soltar una opinión para quedar mejor… “pues a la Soledad de San Lorenzo” suele soltar tan panchos. Aunque una simple lógica podría llevarnos a esta respuesta –como los que adjudican “Estrella Sublime” a la Estrella de Triana-, lo cierto es que una obra de este calibre, considerada como una obra fúnebre, aunque acertadamente, y tal como explica el amigo egabrense: “Contiene la gravedad de una marcha fúnebre, y a su vez la fuerza y la plenitud de una marcha alegre, con tintes militares. Lo mismo nos sumerge en una atmósfera lúgubre, que nos retrata la llegada jubilosa de un cortejo con las notas de la marcha real”.
Una marcha escrita en un intervalo crucial de la historia de la música procesional, cuando la música cogida de la mano con las cofradías se glorificaba. Eran tiempos donde hermandades que hoy son el epicentro de la “alegría” y el júbilo popular más afín en los barrios, seguían la llamada estética decimonónica, donde todo era serio y mustio y la música no iba a ser menos, vamos a Font de Anta no se le conoce nada del tipo de marcha que después creo López Farfán. Por ello muchos, hoy, se siguen sorprendiendo para quien está dedicada la partitura. Sé que la gran mayoría lo sabréis y el que no, quizás se acuerde de una última entrada de similar contesto a esta, donde este simple capillita les habla de una genial marcha que quizás “encaje” poco con la actual idiosincrasia de la hermandad a quien está dedicada… a la Esperanza de Triana, pero que sin duda son las obras más geniales dedicadas a la Señora de la calle Pureza.


La historia es muy simple, aunque no está totalmente probado, ya que no se conoce ningún guion de la marcha original, en una reducción a piano, publicada en 1924, reza la siguiente dedicatoria: "A los desgraciados presos de la cárcel de Sevilla que, al cantarle saetas a la Virgen en Semana Santa, me hicieron concebir esta obra". Y es que al parecer Font de Anta se inspiró para componerla en la mañana del Viernes Santo mientras contemplaba, como la reina de Triana por entonces volvía a su barrio por el Arenal donde se encontraba la cárcel del Pópulo y los presos le entonaban ruegos a la Madre de Dios, cuando una saeta emergió de la garganta de uno de ellos socorriendo su ayuda con una saeta que decía así:

“Soleá, dame la mano
a la reja de la carse
que tengo muchos hermanos
huérfanos de pare y mare”. 

Esto le aria escribir esta maravilla que aún sigue sorprendiendo a propios y extraños, como “hasta al mismísimo Stravinsky, en aquella conocida visita a la Semana Santa sevillana, cuando tras presenciar la interpretación a cargo de la banda municipal, dijo aquello de: <<estoy escuchando lo que veo, y estoy viendo lo que escucho>>. Es decir, una obra con la que podemos recorrer esos momentos mágicos de ver un palio llegar, pasar e irse ante nuestros ojos; donde música e imagen se funden”, como una vez más nos documenta el amigo mateo Olaya. Quizás el desconocimiento del preso de la advocación de la Virgen lo hizo llamarla “Soleá” es decir Soledad, ya que es seguramente la advocación más ancestral del devocionario español para María dolorosa, cuando tal vez el preso no era ni sevillano…


Hoy día, la algarabía de la trianera siempre suele ceder a su estilo, cuando de vuelta por casi la misma zona camina y se transforma en un palio serio en memoria de aquel emocionante momento donde un pobre presidiario inspiró una de las marchas que más te hacen sentir la gloria del cielo. Aunque ciertamente esta marcha también es conocida en Sevilla por el amor y admiración que sentía por ella uno de los personajes esenciales en la Semana Santa sevillana de casi el último siglo, José “Pepín” Tristán, anterior director de la grandiosa banda del Maestro Tejera, el cual nunca titubeó en afirmar su pasión por esta marcha. Apenas se retiró de su inmortal banda y fue llamado a su presencia por esa mujer bendita de Nazaret que tanto y tan bien acompañó durante su vida al compás de eso que estoy desenado saborear… un palio. Por ello, que mejor homenaje de su banda, cuando en 2008 todos los pasos de palio a los que acompaña su banda, dirigida hoy igualmente de bien, con ese gusto exquisito por su hijo, entraron en Campana al compás de ésta genial, universal e inconfundible marcha… por ello les dejo todos los video de aquella circunstancia.

viernes, 25 de enero de 2013

LA HINIESTA DE ¿MESA?...(III)


Y la oscuridad se hace broche luminoso y lúgubre cuando el Domingo de Ramos quiere pasar a la historia, ahora nos toca hablar de la dolorosa que cierra el día de la ilusión por el Salvador con ecos de “Madrugá”, hay que hablar de la Madre del Amor, Socorro de Sevilla, de la cual en estudios más recientes se cree que la imagen fue inicialmente tallada por Juan de Mesa entre 1618-20, según documentos notariales. Curiosamente hasta hace pocas fechas se pensaba que esta imagen era una obra realizada en el siglo XIX, tal vez por algún Astorga, de la cual se conocen restauraciones –recuerden como se restauraba entonces, casi rehaciendo- de Eduardo Muñoz en 1931 y en 1934 por Castillo Lastrucci, el cual y sin una explicación clara, intentando suavizar sus rasgos llegó a dejar la faz de la Virgen casi hasta la inexpresividad, algo que intentó subsanar en 1967 el más “Mesino” del siglo XX, Francisco Buiza que la dejaría tal como la conocemos hoy día. Sin duda que Lastrucci sustituyó las manos anteriores y Buiza las volvió a recuperar repolicromando nuevamente la imagen pero si retocar las manos según las opiniones autorizadas.
Existe o existía una leyenda “urbana” que decía que la primitiva imagen se perdería en la “gloriosa” de  1868 – o la que llegó hasta esa fecha-, período histórico que trajo el cierre y derribo de su entonces sede, la iglesia de San Miguel, la cual evidentemente, actual  hermandad del Salvador abandonó, aunque la historia nos cuenta que aquella partida fue “pacíficamente”, es decir, sin sobresaltos, ya que al ser una revolución burguesa y liberal, estuvo carente de ese revulsivo popular propio de este tipo de acontecimientos, por el cual el traslado de sede fue como una mudanza normal. Es decir, allí no se destrozó nada, por lo que si la imagen fuese de Juan de Astorga (1779-1849) y se hubiese perdido, no sería la actual porque Astorga para 1868 ya había fallecido y evidentemente no se le podría atribuir, en todo caso a su hijo Gabriel de Astorga (1804-1895) o a un imaginero coetáneo a la “gloriosa”. Algo que no se puede constatar  en los minuciosos archivos de la hermandad desde entonces, donde no consta la adquisición de nueva factura de una nueva imagen. Por ello Amparo Rodríguez Babío documenta una restauración de Juan de Astorga sobre la imagen de la Virgen del Socorro en 1803, el cual pudo retocar la que posiblemente fuese la imagen titular de la fundación, o la que trajo consigo la hermandad de la Entrada en Jerusalén en la fusión entre ésta hermandad y la del Amor de Cristo de 1618 o la encargada en el “desconcertante” contrato del crucificado del que hablaré después. De ahí se puede sonsacar que la imagen presente alguna cierta analogía con el arte de Astorga, el cual pudo transformar, quizás para adaptarla a las corrientes neoclásicas de su época, como muchos sabrán, Astorga fue uno de los grandes culpables del estereotipo de la Virgen jovencita, plasmando un más patente realismo y un extremado canon de belleza. A partir de entonces se hizo hermano del Amor y acometió algunos trabajos más en la hermandad.
Aspecto que le imprimió Lastrucci.



Nuevamente buscado datos y juntándolos, me encuentro que esta historiadora sevillana nos habla de que hay en el Archivo Histórico Provincial (Sección Protocolos Notariales, legajo 1181, f. 173-174r.) de Sevilla el que es “considerado” el contrato de hechura del Crucificado del Amor, el cual se contrató con fecha de 13 de mayo de 1618 al imaginero Juan de Mesa y Velasco,  donde se incluía también la realización de una imagen de la Virgen: (....) y una hechura de ymajen de Nuestra Señora que sea de altura de dos baras con sus manos y brazos de gonses, hasta medio cuerpo de escultura la qual a de ser de tristeza”. Entregando los trabajos el 4 de junio de 1620 como consta en la carta de pago: (....) yo Juan de Mesa (....) otorgo y conosco que e rezebido e rezeví(....) mill reales que valen treinta y quatro mille maravedis (....) me concerté me diesen por la hechura en blanco de un Santo Cristo y el imaxen de Nuestra Señora (....) y le otorgo carta de pago (... ) de las dichas hechuras i...) las quales le e entregado e son en su poder”.
Según esta historiadora y este documento, se viene pensando más recientemente, que la imagen de “Nuestra Señora” que se contrató con el crucificado es la actual dolorosa del Socorro la cual ha sufrido una serie de intervenciones, sobre todo en su rostro, que han podido desdibujar en demasía una inconfundible apariencia o impronta “Mesina” aunque buscando la fotografía más antigua  o una de ellas podemos contemplar a la imagen en 1920, antes  de ser restaurada por Eduardo Muñoz y sobre todo por Castillo Lastrucci, tan solo con la documentada intervención de Astorga en 1803 sobre sus grafismos y lo primero de todo es la diferencia existente con la actual apariencia que le plasmó Buiza y sobretodo la que le insufló Lastrucci. Tristemente no conocemos que cotas alcanzó la intervención de Astorga pero si podemos intuir que las manos de 1920 son con poco margen de error las actuales, que como pueden comprobar son tan similares a las de Monserrat y la Encarnación de gloria y por lo menos para mí con las de la desaparecida Hiniesta dolorosa, y por Ella les dejo esta nueva comparativa de la imagen quizás más afín y documentada a Mesa, lo más parecida a su estado original con la imagen de la Hiniesta destruida en 1932. Observen, para mí se le intuye rasgos muy comunes, casi idénticos como; el óvalo, redondez y carnosas facciones pero finas de la cara, barbilla, pequeña boca con casi idénticas comisuras y dibujo de los labios, ojos grandes con un ligero estrabismo y rasgados con forma de almendra y parpados muy prominentes, no sé si por la diferente toma de las fotografías,  pero quizás la Hiniesta tenía la mirada más frontal y el Socorro en esta disposición iconográfica de 1920 con la mirada más baja, motivo que acentúa más un parpado superior. Igualmente con similar idea de nariz alargada y fina, con aletas muy coquetas, que nace de un entrecejo con una forma de V pronunciado y donde las cejas aunque finas mucho más marcadas que en la Hiniesta, donde se puede intuir una idea de imprimirle un más marcado dolor que en la hipotética hechura de la Hiniesta. Las modas de vestir de entonces ocultan en exceso una comparativa un poco seria de los cuellos.


Virgen de las Angustias de Córdoba.
Unos rasgos de marcado dolor que quizás fue ligeramente suavizando en toda su obra, en su corta carrera, como en su obra póstuma, las Angustias de Córdoba la que “… no le faltan tres días de trabajo” según reflejó en su testamento , donde aunque presenta un rostro muy dolorido y lloroso, se puede intuir algo más de suavidad en sus facciones.


Aspecto actual tras la intervención de
Francisco Buiza.
Quizá con todo esto podría dar por concluido esta humilde y a la vez dura investigación, pero en aras de intentar darle la mayor veracidad o de quitársela si así fuese necesario, una vez sigo buscando datos y juntando. Tenemos tres imágenes donde los historiadores coinciden en afirmar que en sus grafismos está el halo de vida de Juan de Mesa, con unas manos prácticamente idénticas. He leído a personas con más acreditación que este humilde capillita atribuir imágenes con rasgos y grafismos de un grado más o menos parecido, pero en muchos casos sin llegar a los niveles analógicos donde creo se emparentan las tres manos con la de la Hiniesta, he incluso no veo tan descabellado comparar a la Hiniesta con la apariencia que tenía la Virgen del Socorro en 1920, donde quizás Juan de Astorga no cambió tanto el rostro primigenio, que pudo tallar Juan de Mesa. ¿Quién no dice que la Hiniesta, en su vuelta a la estación de penitencia también fuese remozada como ocurrió con otras? Datos sobre ello no he encontrado…
Ciertamente el que les muestre un apoyo documental sobre la dolorosa de la cofradía del Amor, debería eliminar cualquier duda sobre la paternidad Mesina… pero es que seguí buscando, quizás cuando termine toda esta historia, aun me falte insistir más en la búsqueda pero les entregaré lo que me salga y Dios quiera. Como decía, sigo buscando o más bien pensando, y recuerdo que hay en la ciudad otras dos imágenes de candelero atribuidas con algo de insistencia en la actualidad a la mano del cordobés que descansa el sueño de los justos en la iglesia de San Martín… la Virgen de la Victoria de la hermandad de las Cigarreras y Ntra. Sra. del Valle de su homónima hermandad.

CONTINUARÁ…