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viernes, 29 de agosto de 2014

CUANDO MONTSERRAT PASA POR MOLVIEDRO...

La hora nona ya pasó, el velo del templo lleva ya más que rasgado, pero en el antiguo Compás de la Laguna suenan tres toques de campana que saben a difuntos, a muerte. Los tiquismiquis de las denominaciones se preguntarán si el título de campanas también debería incluirse en aquello de banda de cornetas y tambores… Triana saca su lado serio, del compás al escalofrío. “Vía Crucis de la Salud” se eleva a la noche del día más triste del año, ese que dicen se viste con ropón de pertiguero de cofradía de negro ruan. El odio y la bondad débil dada al arrepentimiento, los dos en dos cruces que no son de “T” pero no son como la de que los preside, la fuente suprema del amor en el universo. Gestas gira la mirada, todo está acabado, sus males y penas se irán como el aire de la asfixia de la crucifixión, no quiere oír al cobarde de su compañero, donde quizás se cruza la mirada con esa bella María, la que era de Magdala… quizás en su vida de errores fue uno de sus clientes, si es que ella definitivamente fue lo que nos contaron. Se extraña de porque tanta lagrima por ese pobre loco que hasta en la cruz a removido la conciencia del que cometía fechorías junto a él…
¿Cómo estando muriendo, destrozado puede prometerle paraísos eternos? Dimas recibe la calma y el aliento de la esperanza de aquel que llaman Conversión y nació de manos de un cordobés tocado por la gracia. Antaño, por allí, en ese calvario pasado de hora, nadie acudía a la Conversión del buen ladrón y la ignorancia del mundo personificada en el mal ladrón. Tres cruces atraviesan la vieja Híspalis en busca de un nuevo adiós, pero en este rincón donde Dios es despojado todos los días del año, la masa crece y crece con los años. Muchos dicen que esperan a su Madre, Moreneta de Sevilla aunque su piel es blanca y solo las pátinas tuestan a la Madre de Dios en la madera. Muchos “noveleros” en busca del rito que en apenas unos años se ha hecho tradición inamovible. ¡Pero cómo traspasa Dios Molviedro! con campanas tubulares haciendo de muñidor que llama al silencio, en el día que se viste también de servidor de librea clásico, que Dios no ha muerto pero si va proclamando que la muerte no es el fin, que quién cree en Él, aunque muera se verá en el paraíso como le ocurrió a Dimas, abrazado a esa cruz en “T” que lo identifica. Sublime la estampa, evocador el momento, rincón y luz perfecta, el aroma también - os lo aseguro-, arte y Dios sobre un paso, siglo XVII envejeciendo el XXI, Triana llorando por las cornetas que fueron blancas y ahora vuelven al señorío de una corbata… Sevilla lo levantó hasta tres veces en la madrugá pero entre tres campanas lo ve morir…


Es fugaz pero intenso, momento de burbuja segura, por eso cada año acuden más y más y por eso quizás la cofradía se esmera más al pasar por el viejo compás… detrás lo que parece que ha pasado siempre. Palio genuino en formas, crestería, bambalina por fuera, pero con son perfecto derramando romanticismo por los cuatro costados. Cien primaveras cumple la cabaretera francesa que ha enloquecido a los “noveleros” capillitas en los últimos tiempos. Un año más Margot vuelve a Sevilla, nadie puede verla pero si sentirla mientras una candelería ilumina el perfil de la catalana más sevillana y más bendita. Parece que es siempre lo mismo, pero siempre es diferente mientras la música de aquel argumento poco agraciado exalta a un Turina que si recibió los merecidos elogios. Molviedro se hace teatro de la ópera, aunque no tenga buena crítica, el espectáculo es insuperable, digno de paladares muy exigentes, donde entre todos Dios pone su granito de arena para dislocar los sentidos cuando Montserrat pasa por Molviedro…

Vuelve a enmudecer, a espesar el aire, a entrecortar el cuerpo, a hipnotizar con su movimiento, en el giro o revirá el alma de la ciudad se detiene como en los últimos Viernes Santos, puede venir con sublimes partituras de quien las interpreta mejor que nadie, pero en verdad pareciese que estando por allí don Joaquín le saliesen los compases del alma para escribir su eterna melodía. Regustazo bendito el de esta cofradía, llenado el día y la noche de un aroma que ciertamente solo saben paladear los elegidos. Un paladar que puede ser sevillano o cordobés, porque apellido tan poco de por aquí pudo escribir nuevos sones de tal magnificencia que hizo del momento algo irrepetible para los que tuvieron la dicha de vivirlo. Yo estaba en Córdoba y la música de un cordobés puso el boche de oro al reencuentro con Molviedro… llegó Dios con un vía crucis de salud y se marchó María con una vía sacra, del San Lorenzo cordobés a la Magdalena sevillana, porque lo bueno no entiende de localismos y Tejera lo tiene más que claro, ¡bendita certeza!

martes, 26 de agosto de 2014

LA EXPIRACIÓN CERÁMICA...

Seguramente sería hace veinte años, porque en 1994 fue cuando comencé a embelesarme con esta pasión que es conocer el universo cofradiero, siendo la línea de salida aquellas cintas del Correo de Andalucía, donde paradójicamente se mostraban en cada entrega la salida de dos hermandades hispalenses encuadradas en aquellos primeros años de la última década del pasado siglo. Fue un torrente de nuevos conceptos los que entraron por mis pupilas, y la verdad eran vicisitudes que me embriagaban y me hacían comenzar a sentir que en esto de la religiosidad popular, la capital hispalense es punto y aparte y que ¿por qué no seguir sus postulados? Sería con Jesús Despojado o quizás con La Candelaria, pero lo cierto es que en aquellas imágenes aparecían unos detalles que la verdad me apasionaron, algo que ya me hacia comenzar a soñar con verlo en las fachadas de las capillas y templos de las cofradías de mi pueblo… no podría ser otra cosa que los mosaicos de azulejería religiosa, que por este matiz se les conoce como retablos cerámicos.
Una pintura, algunas más fehacientes a la imagen real otras menos, mostraban en la puerta de los templos sevillanos las imágenes titulares de las cofradías que allí residían. Es Sevilla, y sobre todo desde Triana, una enamorada de la decoración con este genial arte del mundo de la cerámica. Una ciudad de tanta raigambre religiosa también tenía que verse afectada por este arte para con las cosas de Dios, donde desde la noche de los tiempos ha decorado el callejero de la vieja Híspalis con azulejos donde se mostraban idealizaciones de las figuras divinas para seguir catequizando al pueblo cuando los templos se encontrasen cerrados. En 2012 se conmemoraba el centenario del primero dedicado a una imagen titular de la ciudad y casi seguro del mundo, donde gracias a la invención de la fotografía, los ceramistas ya podían realizar sus obras lo más fehacientemente a la imagen real, no podría ser otra, el Señor de Sevilla, en la fachada de su entonces templo, San Lorenzo, el Gran Poder habría una veda que seguirían hasta la saciedad el resto de cofradías de la ciudad y por ende, por ser Sevilla el modelo más imitado, al resto de Andalucía y fuera de ella… por ejemplo, cierto día caminando por Ciudad Real me pude encontrar un azulejo dedicado al Prendimiento de ciudad manchega.

La sevillania exportada a otros rincones del país fue mayoritariamente la razón de que las ciudades se llenaran de estos elementos decorativos y catequéticos, donde incluso no existía esta tradición ornamental. Por ejemplo, aquí en Jaén, en Linares, la primera ciudad en ser afectada por la idiosincrasia sevillana, pronto coronó una de sus calles más emblemáticas con un azulejo en honor de la Virgen que trajo todo aquello, la Virgen del Rosario, siendo hoy uno de los emblemas que definen los rincones más populares de Linares… la calle Rosario ya no sería la misma sin su azulejo de la Madre del Soberano… con los años, azulejos redecoraron las fachadas de San Francisco o Santa Bárbara, porque una de las funciones de estos retablos cerámicos es el de anunciar qué imágenes reciben culto en su interior o como ocurre con el del Rosario y su Hijo del Prendimiento en la plaza del Ayuntamiento, donde “sacralizan” lugares apartados de las sedes de estas hermandades para darle a la ciudad aún más carácter de la esencia religiosa predominante e incluso del poder social de las cofradías entre otras muchas más circunstancias. Hoy día, la globalización y las facilidades de las nuevas tecnologías están aportando mucho más para la extensión de este arte, ya no hace falta tener una cofradía con connotaciones sevillanas, basta una excursión cofradiera o no, para ver las grandes ciudades andaluzas repletas de estos retablos cerámicos o navegar por cualquier web como puede ser esta y admirarte de estos asuntos que también conforman el mundo de las cofradías.
En definitiva, que para hablar de retablos cerámicos nos faltaría blog, espero que sirva esta bosquejo para la esencia de esta entrada. Hace no tantos años, comencé a comentar en los entornos cofradieros de la red de mi pueblo, que esto sería otra aliciente más para el engrandecimiento de las cofradías y por ende, del embellecimiento del casco urbano –aún recuerdo mi buen amigo Vicente destacando que en Bailén sobre todo, pueblo alfarero por antonomasia, debería estar sobrado de estos retablos callejeros-, porque normalmente estos trabajos suelen ser obras de arte, aunque también existe los trabajos en serie en esta faceta como el que yo mismo poseo en mi azotea del Gran Poder. En lo que respecta a los lugares públicos, prácticamente Bailén conocía una plaza de fuertes tintes andaluces y un cierto aroma a la arquitectura de Sevilla. La Glorieta Virgen de Zocueca, en la popular calle María Bellido era coronda con un azulejo de la Patrona de Bailén, un azulejo que desconozco el autor, que debido a la mano destructora de los desaprensivos fue sustituido recientemente, ante el gran deterioro que presentaba, por una semi-copia que sigue hoy día engalanando la bella plazuela bailenense.
En cierta ocasión, en la que ya hablé de esta temática en este mi blog, hice una cronología histórica - muy corta la verdad pero la hay- de los retablos cerámicos públicos en honor a las imágenes religiosas bailenenses, centrándome sobre todo en las de las cofradías. Un azulejo del Nazareno “el viejo” que ornamentó algún tiempo la fachada de su capilla y que fue retirado sin que este sepa el por qué fue unos de los ejemplos que mostré. Tuvo que ser la sevillania que insufló don José Antonio Balboa durante su ministerio en la parroquia de San José Obrero la que abriese la veda definitivamente con un portentoso retablo cerámico para uno de los cúlmenes de su carrera, la dedicación de una imagen de la Madre de Dios con la advocación de su Amor Hermoso, una obra realizada en Bailén por el taller “La Casa del Artesano”.
Pues recientísimamente estamos de enhorabuena porque los pinceles de la Casa del Artesano han vuelto a realizar un retablo para la anunciación, catequización, embellecimiento y también culto de una de las imágenes titulares de la ciudad, en la fachada de la popular ermita del Santo Cristo con una decoración muy afín a los modelos primigenios sevillanos a la hora de enmarcar a las imágenes, en esta ocasión, el Santísimo Cristo de la Expiración, titular de la cofradía de la Santa Vera Cruz y a su vez el que sobrenombra el título de la ermita o capilla.  Al parecer la base para la pintura la ha realizado Joaquín Castro creando una composición donde en el arco de medio punto se corona con dos ángeles que enmarcan el actual escudo de la cofradía. En la parte inferior se abre una cartela con la historia de la capilla y la imagen mientras que a ambos lados, en las columnas, sendas cartelas anuncian dos fechas; 1558 como fecha más antigua documentada de la existencia de la primitiva hermandad y 2013 como el año en que supongo se realizó el azulejo, aunque será bendecido el próximo día 12 de septiembre del año en curso. En la parte inferior igualmente en ambos lados aparecen en pequeñas hornacinas los antiguos patronos de Bailén, San Andrés y Santa Gertrudis y como no, reinando sobre todo, tras un fondo de un cielo cubierto por nubes la imagen del Santísimo Cristo de la Expiración tomado desde una perspectiva lateral, sobre su nueva cruz y presentando su actual apariencia con las nuevas potencias.






En los días en que la ermita se encuentre cerrada, en el recibimiento cuando la misma esté abierta, en los cultos, en las salidas procesionales o en la soledad de la mañana, tarde o incluso madrugada, gustará para los creyentes, cofrades y hasta capillitas detenerse a lo que sea, a lo que surja, espero que los destructores nunca elijan ese camino en el anonimato de la noche y que este azulejo siempre nos pegue el pellizco que cada uno sintamos, cada vez que paso por la glorieta miro a la patrona, cada vez que paso por San José miro al Amor Hermoso, ahora cada vez que pase por esta capilla donde se plantaron los cimientos de mi pasión, le echaré… lo que surja al que en mi familia siempre hemos considerado nuestro Cristo…

viernes, 22 de agosto de 2014

EL SUEÑO PARA EL VALLE DE JOSÉ DE LA VEGA.

Si no fuera por las horas que se avecinan, con todos los respetos, cuando según Sevilla Dios y su Santísima Madre vuelven a bajar a la tierra para pasearse por la mitológica urbe hispalense, si el Jueves Santo de Sevilla, quizá, se desarrollase en otra jornada estaríamos hablado de uno de los días más exquisitos y esperados del año cofradiero. Hermandades de infarto, en todo lo que puede componer este fenómeno de las cofradías, donde incluso podríamos destacar a una…

La noche se va llenando de presagios, de rumores de jornada mágica, tristemente mucha ciudad busca el descanso para afrontar lo que se viene encima y por consiguiente se tiene que perder la magnificencia que traspasa la ciudad. Es de noche y las bambalinas que más Semanas Santas han visto acarician el aire que ya huele a Madrugá, mientras el compás juega con los compases de una sinfónica, que se le quedan cortos todo homenaje y reconocimiento, pocos músicos o más bien los justos pero que tocan y hacen música como nadie. El espíritu del maestro Tejera sigue vivo y camina junto a José Manuel Tristán, su padre Pepín también, dando alarde de la más gratificante esencia de esta banda que se pasa las tardes entre palios y toros… la ciudad espera el verde de María desde los dos puntos cardinales de la fe, desde la portada norte de la muralla a la calle larga de la Cava, necesitan su Esperanza, de esta vida que por más millones de años que calce siguen siendo lo mismo de dura y complicada.
Desde la vieja capilla universitaria viene la elegancia concentrada en los ojos de la Virgen, el primer verde, la que dicen tienen el verde más profundo de la Semana Santa sevillana. Un color que dicen no posee, sino que se lo produce la luz de la cera de su romántica candelería, mientras camina en su joyero entre suntuosidades persas. Clasicismo puro, señorío total, sobriedad imperecedera, clase a raudales y así se podría escribir una lista interminable para hablar del Valle de Sevilla.
Llega a Campana como decía aquel compacto de los Reyes, como llega siempre, o quizás no. Por el Duque las bambalinas de la Antigua parecen bailar detenidas en el abismo con una marcha que ya podría ser digna protagonista de esta entrada, “Cristo de la Expiración”, dedicada al “Cristo”, sin más,  como lo llaman los paisanos del jerezano Beigbeder… marcha con mayúsculas para toda hermandad con buen gusto. La Señora que dicen pudo tallar el maese Mesa y Velasco camina en busca de la Catedral, como tantos años la sevillania la ha visto caminar, con su banda sonora por excelencia. “Virgen del Valle” de Gómez Zarzuela es  indiscutiblemente un himno de la Semana Santa no solo sevillana, todo su ser es una obra de arte dedicada a la Madre de Dios, de la cual se cuenta fue la primera titulada con el nombre de una imagen sagrada. Es tan buena y pueden presumir sobradamente de ella, que en ocasiones se han pasado, cuando se cae en el error de no salir siempre de lo mismo, aunque para Ella tenga que sonar muchísimas veces. Campana, lugar complicado para los cambios en una hermandad de tanto rigor y reacia a los experimentos. Pero por fin se hizo la magia, por fin se traspasaron barreras… Francisco Melguizo, un cordobés hermano de la corporación de la calle Laraña le encargaría en 1990 a un paisano suyo una marcha para la Señora que cada Jueves Santo tiene los ojos verdes entre un refulgente amarillo color candelería. Era un genio de la música, que menos cuando el gran Gámez Laserna, en su etapa cordobesa, en la calle donde vive el Dios de mi querido Federico y la Madre del maestro Curro, le impartiera solfeo a don José de la Vega Sánchez.

Entonces ninguna hermandad le encargaba marchas, incluso hasta hace poco en Córdoba ni les interesaba su obra. Pero pasan los tiempos, de la ignorancia hoy laméntanos el desaprovechamiento de lo que el maestro podría a ver aportado a la música procesional. Sonaba en conciertos, pero llegaba el Jueves Santo e incluso se tachaba de la lista. Quizás las modas, bendita moda esta de apostar por la música de calidad, pero un día el mundo se dio cuenta que había una marcha de De la Vega dedicada a la Madre del Coronado por sayones “bilbaínos” y el de la cruz al hombro que debía servir como dosel para el compás de las bambalinas más antiguas de Sevilla. Quizás el problema era que era tan buena que podría competir y quizás ganarle la partida a la imperecedera banda sonora de Zarzuela o quizás que eran demasiado innovadora para hermandad tan rancia que la Virgen del Valle no la escuchaba entre las brisas que preludian la llegada de la noche santa. Pero por fin sonó, y se dieron cuenta que no competiría sino que simplemente se daría de la mano para levantar aún más si cabe los repelucos de la gracia. Por eso disfruten y saboreen lo que soñó José de la Vega para la Virgen que cada Jueves Santo tiene los ojos verdes, como fue para el cordobés el “Valle de Sevilla”…

jueves, 21 de agosto de 2014

TRIUNFO, LA "JARDINERA" DE GRANADA...

En pocos menos de un mes los amantes de la sevillanas maneras podrán disfrutar (D.M) de la presencia blanca, goticista, del compás elegante y la belleza de la Virgen de la Paz del barrio del Porvenir en salida extraordinaria. Un paso palio único en lo estético y en su movimiento en la ciudad de Sevilla, ganando muchos adeptos en los últimos tiempos por esto último. Orfebrería neogótica cubre junto a un palio de malla bordado completamente en plata la que su legendario capataz llamó, con todo el pellizco del mundo, “La Jardinera del Porvenir”, seguramente por ese paisaje tan vegetal del barrio, acrecentado obviamente por el Parque de María Luisa por donde atraviesa la cofradía cada Domingo de Ramos.
Pero en esta ocasión me gustaría detenerme en la que yo tildaría como titula esta entrada, “la Jardinera de Granada”, porque la ciudad de la Alhambra vuelve a estas páginas para mostrar sus más significativos encantos según mis pareceres. Los años ochenta del aun fresco siglo XX  deberían ser considerados como los de la definitiva reconquista para la cristiandad de Granada, y sobre todo de su popular barrio del Zaidín, porque en esa época la Semana Santa de la ciudad, y por ende la religiosidad popular, sin discusión, por la influencia de las maneras sevillanas, del ímpetu de los que quisieron trabajar su ciudad como en la capital de Andalucía, tomó un rumbo hacia un esplendor del que gozan hoy y que seguramente, en pocos años estará aun a mucha más altura. Los Carvajal y compañía trajeron las bases, de una estética y como había que completar esa estética con el movimiento perfecto.






Contemplando hoy día el paso palio de María Santísima del Triunfo, otra bella zaidinera, a mi particularmente, ese primer impacto me retrotrae a la dolorosa de Illanes, donde por cierto sale de costalero el hijo de Pepe Carvajal. Y es que el espíritu de la Paz sevillana creo que está muy presente en el palio, de esta Virgen que se encuadra entre esas imágenes marianas que pareciesen dolorosas, pero en realidad están dentro ya del periodo letífico, porque la blancura de su ser en Granada esta motivada por ser la Madre del Resucitado de la ciudad o más bien del primero, porque esta ciudad cuenta con la particularidad de procesionar dos misterios de la Sagrada Resurrección.
La Paz de Sevilla lleva un sello tatuado en su alma con el apellido “Santiago”. Manolo Santiago fue el maestro de Pepe Carvajal, el que llevó el bendito veneno de los costaleros a la ciudad que baña el rio Darro. Y del maestro ha salido una pléyade de alumnos aventajados que se están haciendo con los martillos granadinos y consiguiendo implantar esa esencia de Sevilla del capataz que saca varias cofradías y sirven a su vez de imán de muchos costaleros, por sus formas y modelo de trabajar. Uno de ellos es Alberto Ortega, del que poco a poco he escuchado hablar y siempre positivamente de su trabajo.





Y una gran cuadrilla, a mi entender, viendo videos, es la que pasea a esta Señora que gubiase Zúñiga Navarro –que bien le vino el boom ochentero para su trabajo- por el Domingo de Resurrección, antes en la tarde noche y desde hace poco pasando a la mañana del día más importante de la cristiandad y el más triste de los capillitas. A simple vista, en el primer “fogonazo” se palpa el alma del palio del Porvenir de Sevilla. Aunque la orfebrería no sea neogótica, el dibujo de las bambalinas, bordadas en plata junto a la blancura del terno de la Virgen hacen que estéticamente nos recuerde a la Paz, a lo que hay que añadir indiscutiblemente el arte efímero, con ese compás tan medido, elegante, con el palio moviéndose lo justo, calando los rayos de sol granadinos en el domingo del adiós a la gracia y la llegada de la gloria. El Zaidín pone uno de los broches, en este caso de plata, de la Semana Santa con una imagen que desde el principio se tuvo presente su carácter glorioso aunque como pasa en tantos rincones de Andalucía, sus hermanos sigan vistiendo la túnica de la penitencia, siendo Granada la primera ciudad donde se levantó un monumento a la Inmaculada, fue esta dulce Señora, la que viste Álvaro Abril, la que tomó esa esencia inmaculista y advocación granadinísima como María Santísima del Triunfo, la que emergió con un nuevo paso tras perder el anterior en un triste incendio, para que los buenos costaleros que está forjando la ciudad la pasee con tanto mimo y buen hacer, un video en la Magna mariana, además en silencio me llamó la atención poderosamente sobre Ella, entre la estética y el arte efímero, me hizo pensar que era una digna y elegante “hermana” de la Jardinea del Porvenir, Triunfo en Granada y desde el Zaidín, la joya catedralicia ve acabarse la semana de la gracia entre hilos de plata, entre blancura plateada; Triunfo de la vida, Triunfo de las cosas bien hechas…

lunes, 18 de agosto de 2014

DE LAS TINIEBLAS A LA LUZ...


Hay dos cofradías en la ciudad de la luz y las tinieblas, dos estados que paradójicamente te llevan a la gloria que te trae eso mismo, la luz y las tinieblas. Aunque es al revés, cuando por el centro de la vieja Isbiliya el rigor, el silencio, casi lo fantasmagórico te trae con paso solemne, porque en Sevilla, hasta el crucificado camina, la tragedia que en sí la Semana Santa debería mostrar, eso dicen los más puristas de misa diaria, de ejercicio espiritual y los que censuran la estela de luz que camina tras Ellos.
El lunes sagrado da sus últimos coletazos, mientras en los puntos cardinales de la ciudad se respira todo tipo, de los tipos de modos en que se vive allí la Pasión, Muerte y Resurrección de ese hombre Dios que para no ser sevillano, pareciese que es el sevillano más inmortal… nadie tiene más presencia que la figura de Jesús en la ciudad. Se apagan las luces de Alfonso XII, en esa calleja siempre tan llena de vida, de todo tipo de vida, donde se mezcla lo abstracto con lo rancio, según se mire las cosas de Dios. Al fondo un calvario viene errante, pareciese como cuatro zarzas en llamas subiendo hacia la oscura noche. Viene Él retorcido, serpenteante en la cruz, sobre un alto canasto dorado escoltado por cuatro de sus elegidos que le dan más valor al entorno, porque en sí, esas esculturas son dignas de museo… de bellas artes.
Manierismo policromado con falso barroquismo del siglo de los románticos, sobre cruz arbórea, como gusta al sevillano, tan sagrada esta forma como el vestido de flamenca para la mujer en feria. Arte excelso, de alguien que dicen, tiró los moldes al rio para que no hubiese Expiración igual en la faz de la tierra. Agonía suprema, creo que este Cristo, el de la Expiración del Museo, es el Dios que muere más tormentosamente, quizás en toda Andalucía. Arte sobre arte, del suave compás de sus artistas de la arpillera, cortando la sobriedad, atravesando el silencio, enmudeciendo a la muchedumbre que se comporta como manda el canon ante una hermandad de ¿silencio?

Se pierde por el portón el último aliento de Dios en el lunes sagrado, como debe de ser, en silencio, como si no hubiese nadie, como si nada hubiese pasado, al igual que cuando pasas por la plazuela  en las noches cualquieras que hasta Murillo parece no querer moverse para no estropear la tranquilidad… tranquilidad digo…se apagan las luces que nunca se encendieron y de las tinieblas vuelve la luz, bajo dosel dorado por donde el aire juega con los bordados. Vuelve la Madre, con un tocado que muchos pensarían que es propio de cualquier maría de un paso de calvario, pero Ella es la María por antonomasia. Pareciese que el mismo Murillo la hubiese arrancado de uno de sus lienzos, y convertirla en esta inmaculada dolorosa que mira a un cielo donde antaño se encontraba con la espeluznante curva de muerte del bendito fruto de su vientre. Pero las tinieblas dan paso a la luz, aunque todo siga semi apagado. Ahora su paso es solo la zarza en llamas, un ascua bendita que nunca quema, solo calienta los fríos corazones. Fría se quedó la muchedumbre en la plaza, la que como suele pasar por lógica, esperará a la Madre con similar frialdad, en estos casos, ni en el intervalo de espera entre nazarenos se alza el murmullo igual.
Tambores parecen casi molestar en la noche, apenas hay balcones poblados, pareciese un lunes más mientras las cornetas responde como queriendo armar el cotarro definitivo, como si quisieran estropearle el sueño al que temprano debe de volver al trabajo diario. La tiniebla da paso a la luz de una marcha que nos marca su nombre… “Aguas”. El movimiento de su palio sigue como en la década de la movida, curioso, quizás tiene algo que ver aquellos brucos movimientos que en el museo aún se respetan, manto azul como el cielo que siempre ve… apagándose, palio de los que tildan como jubilosos. La Oliva cerrando el contraste sublime, que los más puristas nunca entenderían, pero que para esta noche, todo parece valer… la tiniebla nos trajo el rigor, y entre ella emergió la luz que ni las aguas apagan.

Y la luz tuesta y casi dobla los cirios nazarenos en la hora nona del jueves que debe relucir más que el sol. Luz sobre luz, parece que no hay tiniebla, pero por el mismo centro de esta desprovista de murallas, la tiniebla camina sobre un calvario de exóticos colores. Para Él también llegará la oscuridad allá por los espacios de la Ronda, a fin de cuentas, la esencia de esta historia no está en si reluce o no el astro rey. De la claridad a la oscuridad de la piel, aunque Él sea blanco, Fundación le llamaron sus hijos negros, el que era el amparo de los pobres marginados por el color de su piel. No es de noche, pero podría serlo, pero se repite la estampa, Cristo crucificado camina ya muerto, con su barbilla hundida en el pecho, como así lo soñó un villacarrense eterno. No hay zarza en llamas, sino que parece que el callejero ha prestado sus faroles para iluminar una tiniebla bajo la radiante luz solar. Esa luz solar, que como la piel, parece broncear el altar errante donde paradójicamente vuelve a caminar un crucificado, paso moreno para el Dios de los morenos que traen a Dios en los días cruciales muerto, como manda los cánones de la ciudad que corona una veleta de fe, en silencio, sobriedad, rigor, y esos momentos en que en la burbuja apenas se puede respirar bien saboreando tal escena.
Debe de ser parecido, aunque de arriba venga rayos achicharrantes, pero la sensación de la espera tiene que ser similar. La flama que produce el incienso entre el madero, se tiene que clavar de tal forma que la explosión mariana que llega tiene que sorprender, aunque a Sevilla ya nada le parezca anormal cuando viene aquella que aunque Madre de Dios es también Reina y Señora de todo los ejércitos celestiales. Ángeles, blanquita, aunque a los negros también los quiere Dios como el estruendo de la música viene anunciándole en la tarde y también en la noche. Maria de los Ángeles, recubierta de páginas de historia, la del arte como no, porque hasta quizás los postulados de Vaticano II se quedaron bordados y cincelados a un paso palio sevillano. La Virgen de los Negritos trae la luz sobre la luz del Jueves Santo y como pasó con Aguas, va desprendiendo la paradójica alegría que sentimos los cristianos cofrades en la semana de la gracia. Son las dos cofradías irrazonables de todas las razones nunca escritas de la Semana Santa de Sevilla, a fin de cuentas una característica más que hace grande a la semana de Dios en la vieja Híspalis, dos cofradías, Museo y Negritos que traen las tinieblas y tras ellas la gracia y sobre todo la luz…

domingo, 17 de agosto de 2014

... Y LA CENA ANDUVO COMO TENIA QUE ANDAR.

Dejándome caer hoy por el costero de Almería, pero solo para fijarlo, quizás para marcar la revirá… hablar siempre de la Semana Santa almeriense o más bien pensar en ella me lleva hasta su calle Ricardos, su iglesia de San Pedro, su apagada mansedumbre en la noche donde una capilla parecía un lujoso restaurante celestial y los comensales pegan el pellizco de la gracia, a aquel aire entrecortado esperando el inicio de la gloria, para ellos, hermandad de la Cena y una nueva gloria que se habría para los sentidos para este simplemente capillita.
La última vez que hablé en estas páginas de la Cena de Almería, aquella mole de arte que atraviesa cada Domingo de Ramos el centro de la ciudad mediterránea era para exaltar los diferentes conjuntos sobre este pasaje evangélico, el que abre la pasión del Nazareno y cuando me detenía en sus características, uno de sus “legionarios” me advertía de que aun un sueño seguía vigente. Les hablaba como andaba su cuadrilla, grupo humano con mayúsculas de la Semana de Dios en Almería, una de las cuadrillas andaluzas que más ha trabajado en los últimos diez años para conseguir solo un objetivo, ser una gran cuadrilla de costaleros para pasear al portento devocional y artístico que creara un entonces desconocido Navarro Arteaga. Cuanto buen gusto y buen hacer en esta cofradía, cuanta sabiduría y cuanta clase debajo año tras año, siempre creciendo. Un ejemplo de ese regustazo es esa vestimenta del Señor, como también revisten al Dios de San Pedro como el Greco vistió su nazareno, como la liturgia aconsejaba, túnica roja y manto hebreo azul…




Cuando tuve la dicha de acompañar musicalmente hablando a este misterio, ellos como Almería quizás se veían afectados por una necesidad, que no era otra que “llamar la atención” y con esto me refiero, a adoptar un estilo que llamase, a la devoción  pero sobre todo a la afición. “Rompe la Cena” era uno de sus gritos de guerra, porque el cenáculo almeriense, como dije aquel día seguía la práctica y la esencia que inventara un tal Juan Vizcaya para las cuadrillas de Triana. El izquierdo, el costero, el largo, los tres pasos, etc… la Cena caminaba por Almería tal vez buscando el aplauso que no se resumen en tocar las palmas, que da estas “coreografías” como algunos capataces ya han tildado. Se conseguía el arte efímero para este barcazo del alto canasto en “V” que retrotraía al galeón del Herodes sevillano…

Abajo dos grandes costaleros trabajaban, discutían con quien riñera su filosofía para impregnar el buen hacer a la que habían convertido en su cofradía almeriense, aunque ellos el veneno cofradiero se lo inyectasen en la otra punta de Andalucía, en la onubense Ayamonte. En esta ciudad, Sevilla y Almería estos dos costaleros desarrollaban sus pasiones cofradieras, que es ir bajo un paso. Basilio (Kiski) y Agustín eran y son, u eso creo un ejemplo de alguien que en el mundo del costal lo podían tener todo y aun así han seguido soñando en trabajar para la cuadrilla de sus amores allá junto al mar donde Dios grita aquello de “este es mi cuerpo”. Salir bajo el Beso de Judas con Reguera, también en el Cerro del Águila, el palio de la Concepción o ir en la histórica hermandad de los Ariza, en La O de calle Castilla es un corriculum que más quisiera algunos de los foráneos apasionados de las cuadrillas sevillanas.



Pero ellos siguieron trabajando, ilusionados por su cofradía almeriense la cual fue moldeándose como ellos, hace años me iban contando como creían, debería ir su cofradía. Supongo que esto es trabajo de más personas, es bello ver a todos caminar en una misma dirección, pero la Cena se fue “enmusteciendo” y el alma de San Juan de la Palma comenzó a ser la base de inspiración, de Triana a la mítica Híspalis. Nazarenos blancos de cola atraviesan una Almería dibujando una estampa que en aquel 2002 no viví. Se transformó la cofradía, incluso el paso de palio del que les tengo que hablar algún día, que me paro poco por Almería y ya en estos dos últimos años, el paso ha andado como tenía que andar, como me espetaba Agustín García en aquella entrada ya desfasada ante la evolución de los tiempos. En aquellos días pedían un estilo Cigarreras para el compás de la Cena, seguramente el modelo de la Cena hispalense aunque entonces la sevillana no fuera un portento en técnica, nada que ver con los “paseones” que le pegan hoy los hombres de los Palacios. Siempre de frente, con decisión, que la música siempre sea un complemento, la Cena de Almería lo ha conseguido, ha dejado atrás la quizás necesidad de los cambios para atraer a la gente, hoy día se ha conseguido que la cuadrilla que comanda Manuel Flores López “el tri” se sienta costalera sin necesidad de una coreografía para querer disfrutar del trabajo del costalero. Da gusto ver los videos, donde el galeón quizás ha conseguido su definición perfecta, la del arte efímero que en movimiento concluye la obra del tallista, la obra de arte es su magnitud. Música de todos los colores, incluso la polémica “El Refugio de una Madre” marca el camino del cenáculo de Arteaga, pero siempre con decisión, de frente, con elegancia, entre el Herodes y la Bofetá, que sé yo bien, les encanta a estos dos hermanos costaleros, ellos que me enseñaron que era aquello del costalero saca pasos y en sí que era la devoción y la fe sin confundirlas. Valga esta buena noticia como homenaje para ellos, que son una parte más de mi aprendizaje, las redes sociales me muestran que Agustín –cuantas y cuantas charlas enriquecedoras con él, muchas veces las hecho de menos- ha igualao en uno de los pasos más complicados, donde las chicotás deben ser siempre de frente, en la cuadrilla del matrimonio. Mucho cachondeito de su gente en su despedida donde vistieron a este confeso anti-madridista con la nueva equipación rosa del equipo de “Madriz” como tantas veces me lo definía estos locos por el Sevilla FC, algún defecto tenían que tener, así que como has conseguido ver y sentir a tu Cristo de la Cena, con permiso de Pasión de Excombatientes, que te vaya la vida tan de bien cómo anda tu cuadrilla, camina esta chicotá como tanto ansiabais,  siempre de frente porque aún sigue por Almería rompiendo la Cena…

miércoles, 13 de agosto de 2014

MI PIEDAD SERVITA DE SAN MARCOS...

No sería hasta que a la Banda Municipal de Sevilla se le ocurriese incluir en unos de sus trabajos discográficos dos marchas muy especiales cuando el autor de ambas comenzaría a tomarse en serio, que digo en serio, a tomarlo como un genio desaprovechado durante su vida y que por este motivo, no sería hasta sus últimos años cuando las cofradías vieron un gran aliciente en encargarle marchas al cordobés José de la Vega... Aunque lo cierto es que escuchando todo lo que escribió para seguir el compás de un paso de palio y de Cristo también, me tengo que quedar como sus dos obras más cargadas del pellizco de la genialidad para el procesionismo con su “Valle de Sevilla”, muchos años tachada incompresiblemente de la lista del Jueves Santo y la que hizo para un paso de cristo muy especial… “Servitas de San Marcos”.






Esta obra fúnebre pero con ese encanto que impregnó De la Vega a sus marchas me sirve de perfecto telón, o más bien de dosel –para eso hablamos de cofradías-musical para la gracia para hablarles, meditar y soñar con este especial paso, el de la Piedad de la hermandad que nació para el culto a los Siete Dolores de Nuestra Señora, como se llama la calle de su capilla, adosa a la legendaria con puerta ojival San Marcos. Ya sabrán muchos que este paso es una de mis predilecciones, por su especial composición, por su especial son y por su especial dolorosa, porque aunque lleva al Cristo de la Providencia en su regazo, lo cierto es que en estos conjuntos suele tomar siempre más protagonismo la imagen de la Madre de Dios, en sí la advocación siempre se resume en Ella. Y la historia dice que se convirtieron en siervos de María, en Servitas de la nacida sin mancha en sus más profundos dolores ante el escarnio de su bendito Hijo. Luego se hicieron cofradía y plantaron su cofradía, la de San Marcos -aunque unos reclamen que tienen su capilla propia- en la Catedral y como no, La Campana. Es para mí una cofradía con el sabor de lo nuevo, pero siempre buscando el aroma de lo antiguo, en ese cortejo que abren servidores de librea y una de sus únicas características, que hacen que este cortejo sea el que más me sabe a la tristeza de la muerte, como si de un entierro señorial del romanticismo se tratase, es verdad, ni el Santo Entierro o Santa Marta me producen esa sensación, y las demás hermandades de silencio y rectitud solo me invitan a eso mismo, al rigor. Música de capilla nos trae a su cruz de guía y sus negros nazarenos con ese corazón traspasado por siete puñales, siete dagas de dolor. Una cofradía con dos pasos de Virgen, aunque la verdad creo que todo el mundo coincide en que el paso de esta cofradía es el de la Piedad, aunque en la Soledad también se haga un magnífico trabajo, donde destaca el singular dibujo de sus bambalinas exteriores, el único palio de cajón netamente de corte clásico, sin figuras raras que camina con música, ni al de la Victoria lo incluyo.




El paso de la Piedad o lo que es lo mismo; la Virgen de los Dolores y el Cristo de la Providencia es el culmen a ese giro de tuerca más al estilo clásico y sobrio, lo rancio extremo sobre un paso. No hay documento que lo atestigüe, ni fecha exacta pero los grafismos indican a que son obra de José León Torrenueva, más conocido inmortalmente por la historia del arte por José Montes de Oca, al menos León y Torrenueva eran los apellidos de sus padres, sin que se sepa que lo pudo llevar a adoptar este sobrenombre, supongo que artístico. El genio de Montes de Oca, tan solo por los ojos y las cejas de ambas imágenes ya nos habla de su gubia. Los que les hubiese gustado conocer al antiguo “Manué” es decir, al Cristo de los Gitanos destruido en la Guerra Civil, que miren al Cristo de la Providencia, porque es el Señor de la Salud dormido y desnudo sobre el regazo de su Santísima Madre. Un conjunto que originalmente cuenta con un San Juan y una Magdalena -solo utilizadas para el culto interno- y para el que se basó en los modelos clásicos, en pleno siglo de las luces, Montes de Oca fue a cerrar el “siglo de oro”, el de los tiempos oscuros en la sociedad, así lo consideraron los eruditos, como el ultimo grande de aquellos imagineros irrepetibles. Esas pátinas del tiempo que hicieron a los neobarrocos morenos, como el Señor de la Salud en los pinceles de Fernández-Andés, siguiendo el legado fotográfico de Montes de Oca, pero que seguramente aquel Cristo tuvo que ser igual o parecido a la palidez de la Virgen o quizás la del Señor, la que ocultó Dubé de Luque en una restauración y que en la última del IAPH se volvió a rescatar, aunque a los más capillitas no les agradara.













Se recuperó la esencia de esta gran Piedad, en arte y tamaño para que siguiese haciendo las delicias de ese Sábado Santo que Ella estrenó como hermandad netamente de esta jornada, las otras tres venían de otros días procesionales, sin contar a la última, el Sol. Todo es singular y a mi modo, bello de contemplar, como que en un paso de cristo vaya sobre una peana, con ese par de angelitos pasionistas como se destilaba más por Granada y su área de influencia en tiempos remotos. Una cruz arbórea, que dicen se cambiará por una de carey o en su variante de imitación, donde hasta el sudario es punto y aparte, en su confección y como va dispuesto sobre la cruz y su caída sobre el paso. Una andas que dejó hace pocos años de ser calvario para convertirse en un trocito de altar errante, porque visto desde arriba nos parecerá que la Piedad esta como en besamanos caminando por Sevilla. Caminado sobre un también paso de los de tener en cuenta, aunque para muchos pase desapercibido. Impresionante trabajo de la talla en el canasto donde otro Vega, Antonio Vega Sánchez, el gran tallista sevillano, deja su genialidad en sus impresionantes cartelas y en las esquinas el genio de Ortega Bru nos lega los cuatros  profetas mayores: Daniel, Ezequiel, Isaías y Jeremías. Una obra en madera oscura, como manda el canon tan fúnebre de la corporación que culminó Guzmán Bejarano en los respiraderos, todo ello coronado por unos de los faroles más personales y bellos que se han creado para la Semana Santa sevillana y que también han marcado tendencia.












Todo ello llevado por una gran cuadrilla, como todo lo que lleva la familia Villanueva, con sus cuatro componentes mandando su último paso de la Semana Santa. Una cuadrilla que se mueve al compás de banda de música, como ya no es lo más común en Sevilla, por lo que se llevaron críticas en aquellos años setenta, aunque solo hiciesen recuperar algo que se había perdido y era encima lo más común, es curioso, hoy es su seña de identidad, con algunos brotes de inspiración fuera de la vieja Híspalis de cómo debería ir un paso, que se le considera de Cristo porque no lleva palio y las trazas de su paso siguen el modelo opuesto, con la primera música de banda que se creó para la Semana Santa en aquel siglo XIX. Música fúnebre, como la referida, la que me describe perfectamente la esencia de este paso, “Servitas de San Marcos” o también de De la Vega “Cristo de la Providencia”. Pero este paso me suena a “Mater Mea”, en sí pareciese que Ella fue la musa de Ricardo Dorado para sus composiciones, a nadie le encaja tan bien "Mater Mea", y tambien me suena a “Quinta Angustia” o “Solea dame la mano” y todo lo más funebrísimo para marcarle su son. También suena a esa “Muerte de Ases” que como dije hace ya unos añitos, que al final también tomamos un poco de pátina, dibuja los inconfundibles reflejos de los Servitas cuando salen a Sevilla en estación de penitencia o vuelve a su recoleta capilla por el embrujador entorno de la plaza de Santa Isabel, donde también estas mojas le cantas a la Piedad, donde no suena pero el sabor me transporta a la melancolía y agonía de un “Getsemaní” de Ricardo Dorado para esta bella Señora, porque lo es, aunque su belleza sea de otra época y otro canon, sublime en su arte, dibujando el buen gusto en el epilogo de la Semana Santa. Sus costaleros la llevan rápido, al son de tambores destemplados, otro sello de San Marcos, sin alardes para la galería, sin esquinar el paso en la revirás, llamándose los pateros en cuanto la huelen, como si fuese un paso en silencio aunque con banda sonora detrás, vamos, como eran antes las procesiones, donde la música era un sublime complemento no el protagonista, esto consigue la Piedad de los Servitas cada Sábado Santo, sintiendo “Servitas de San Marcos” de José de la Vega, estas son la sensaciones que viene a mi alma, aquel momento ante las hermanas de la cruz se quedaron grabados en mi corazón el cual como el de Ella lleva clavados siete puñales de amor a María…