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jueves, 11 de noviembre de 2021

SANTA GERTRUDIS, HISTORIA DE SU COPATRONATO DE BAILÉN


 


El 16 de noviembre de 2020 publiqué en estas páginas digitales una entrada que podría ser perfectamente la introducción de esta nueva historia (por ello invito a leerla pinchando aquí). En aquel artículo repasaba someramente lo que se sabia sobre el enigmático compatronato de Santa Gertrudis en Bailén. Existían referencias en distintas publicaciones sobre este copatronato, pero en ninguna se explicaba el por qué y su origen. Teníamos imágenes en el camarín de Zocueca, en la iglesia en el siglo XIX se la citaba y las recuperaciones más recientes de esta iconografía escoltando junto a San Andrés apóstol a la Virgen de Zocueca (patrona principal de Bailén) junto el desaparecido nombre de una calle (actual del Castillo) y la ya extinguida cooperativa vinícola Santa Gertrudis han sido los símbolos que nos han mostrado este extraño nexo de unión con esta santa benedictina.

Para cuando escribí aquella entrada ya sabia el origen de todo y la hice como antesala de lo que estaba por venir pocos meses después, porque estaba junto a Juanjo Villar enfrascado en darle forma al extenso y complejo artículo donde se le daría respuesta por primera vez a esta cuestión. En el volumen IV de la revista Locvber dimos a conocer la historia de Santa Gertrudis y Bailén (ver aqui) [1]. Una historia que se cogía de la mano con un apellido tan ilustre de la historia de Bailén como desconocido con su relación con nuestro pueblo: Neve. El padre del famoso fundador de la ciudad californiana de Los Ángeles (Felipe de Neve y Padilla (1727-1784), nacido en Bailén a finales de 1727), era el único responsable de que Santa Gertrudis enraizara en Bailén como para nombrarla copatrona de la villa.



El padre del brigadier que fundó la ciudad de las estrellas de Hollywood fue D. Felipe de la Neve y Castro Figueroa (1691-1731) que nació en Los Palacios y Villafranca de la Marisma (Sevilla) y fue el corregidor de la villa de Bailén entre 1726 y 1731. Más allá de la labor de gobierno ejercida como corregidor de Bailén, la jurisdicción señorial en tiempos del VII duque de Arcos, las primeras ordenanzas de gobierno municipal, las festividades religiosas a cargo del ayuntamiento, el tributo perpetuo a la ciudad de Baeza, la importancia del archivo municipal y la urgente necesidad de un nuevo pósito público, lo que provocó la rehabilitación de la antigua iglesia fortaleza de San Andrés (1729), finalmente restaurada como la primera Casa Consistorial de la historia de la localidad, por ahora lo que nos interesa destacar de Felipe de la Neve es que fue quien introdujo personalmente la devoción de Santa Gertrudis en la localidad, hasta el punto de conseguir su nombramiento oficial como compatrona de la villa.

Esta enorme devoción personal por Santa Gertrudis se explica en la total vinculación familiar con la Orden de San Benito y su monasterio en Sevilla. En 1714 su padre viudo (Felipe Manuel Francisco de la Neve y Gómez) ya había tomado el hábito bajo el nombre de “Fray Felipe de la Neve”, llegando a ser “monje benedictino y sacerdote en el Monasterio de Sevilla” (fallecido en torno a 1720); los mismos votos benedictinos que profesaron los dos únicos hermanos del nuevo corregidor de Bailén: “el Padre Maestro Fray Isidoro de la Neve y el Padre Fray Francisco de la Neve, monjes en el dicho Real Monasterio de San Benito de Sevilla”.

El corregidor Felipe de la Neve mantuvo siempre una estrecha relación con sus dos hermanos, confianza que demostrará con la designación de ambos monjes como albaceas y tutores de sus cincos hijos herederos. Especial ascendencia sobre toda la familia parece que tuvo el “Reverendo Padre Maestro Fray Isidoro”, que fue el primero en profesar (1709), se graduó y desarrolló una larga carrera: en diciembre de 1727 ya era “Maestro General de la Religión de San Benito”, doctor teólogo y catedrático de prima de teología de la Universidad de Sevilla (Colegio Mayor de Santa María de Jesús), examinador sinodal del Arzobispado de Toledo y del obispado de Murcia, y socio de erudición de la Real Sociedad Hispalense (o “Regia Sociedad de Medicina y demás Ciencias de Sevilla”, hoy Real Academia de Medicina y Cirugía de Sevilla, la más antigua de Europa). 



El R.P.M. Fray Isidoro de la Neve llegó a ser abad del monasterio de San Benito de Sevilla entre 1731 y 1737. Fue además un predicador excelente, muy valorado en Sevilla, algunos de cuyos sermones se publicaron: las oraciones fúnebres a la memoria del cardenal don Luis Belluga (Sevilla, 1745) o los panegíricos dedicados a San Bernardo (Sevilla, 1727) y a Santa Bárbara (Sevilla, 1734), este último predicado en la Iglesia Colegial del Divino Salvador. También censuró algunos sermones y obras académicas, siendo por tanto un personaje muy conocido en la sociedad sevillana del siglo XVIII[2].

Esta vocación benedictina explica la devoción de la familia “de la Neve” por la “Gloriosa Virgen y Esposa de Cristo Santa Gertrudis la Magna”, difundida con rotundo éxito por la propia orden benedictina durante los siglos XVII y XVIII, convertida en patrona principal o predilecta de muchas congregaciones y órdenes religiosas.

La obra de Santa Gertrudis Magna o “la Grande” (1256-1302), monja benedictina en el monasterio cisterciense de Helfta (Alemania), fue recuperada y difundida durante el siglo XVI; reconocida desde entonces como una de las grandes escritoras místicas de la Cristiandad: “la más amada de Cristo”, ejemplo virtuoso de vida monástica y espiritualidad, precursora además de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, símbolo místico del amor divino. La fiesta de Santa Gertrudis fue autorizada para toda la Orden de San Benito en 1674. Fue oficialmente inscrita en el santoral romano en 1678 y, finalmente, su festividad fue extendía a toda la Iglesia Universal en 1739[3].

Felipe de la Neve y Castro Figueroa hizo gala de esta devoción personal, llevando a todos los pueblos en los que residió (Pruna, Casares y Bailén) una imagen de Santa Gertrudis. Nada más llegar a Bailén, según consta en cabildo extraordinario de 16 de noviembre de 1726, el nuevo corregidor confesó su devoción y la costumbre “que tiene de colocarla en todos los lugares donde vive”, trayendo también una imagen de Santa Gertrudis para que se colocara en la iglesia de Bailén. Alegando que por su empleo temporal de corregidor no siempre podría cuidar de la imagen, Felipe de la Neve hizo donación de “este hermoso prototipo a esta ilustre villa”, suplicando al cabildo municipal que “se encargue perpetuamente de su culto”, remedio seguro para todas las “necesidades espirituales y temporales” de la localidad, según los favores experimentados por el propio corregidor “en las villas que ha gobernado”. El Ayuntamiento de Bailén aceptó la donación de esta devota imagen de Santa Gertrudis, “dando infinitas gracias a Dios Nuestro Señor y a su Gloriosa Santa, que por tan raro camino ha querido comunicar su devoción a esta villa” y, a continuación, todos los capitulares juraron su nombramiento como “compatrona de la villa de Bailén” (previa invocación hecha a Nuestra Señora de Zocueca, “su principal patrona”), haciendo voto perpetuo de celebrar la festividad de Santa Gertrudis cada 17 de noviembre.

Finalizada a sesión, “habiendo dicho Sr. Corregidor hecho el entrego de la imagen de la Señora Santa Gertrudis al Concejo de esta villa, se tomó sobre los hombros de cuatro [capitulares]”, verificándose solemne traslado hasta la iglesia de La Encarnación, con asistencia del prior, el cura y otros eclesiásticos de la parroquia, quedando “puesta en las andas en el sitio del altar mayor para la festividad y procesión del día de mañana”.[4]

Imagen de Santa Gertrudis del camarin del Santuario de la Virgen de Zocueca.

La Virgen de Zocueca escoltada en su retablo de Bailén por Santa Gertrudis y San Andrés.


Al día siguiente, 17 de noviembre de 1726, se celebró la primera fiesta de Santa Gertrudis en la parroquia de Bailén, función en la que predicó el benedictino fray Francisco de la Neve, hermano del corregidor.[5] A comienzos del año 1727 el cabildo municipal costeó “una diadema y báculo de plata a Nuestra Madre y Patrona Santa Gertrudis”, renovando así las insignias de la imagen, que debió seguir su iconografía más tradicional: hábito negro de la regla benedictina, báculo de abadesa en la mano derecha, libro en la mano izquierda y un Sagrado Corazón resplandeciente en el pecho.[6]

No obstante, el nombramiento patronal verificado en cabildo de 16 de noviembre de 1726 (ver Apéndice documental, documento nº 1) se celebró sin la previa autorización y licencia del Obispado, por lo que el nombramiento tuvo que ser repetido, subsanado y confirmado en cabildo extraordinario de 28 de septiembre de 1728 (ver documentos nº 2 y 3), ya con la asistencia oficial de todo el clero parroquial. Finalmente, el copatronazgo de Santa Gertrudis (17 de noviembre), junto al de Nuestra Señora de Zocueca (5 de agosto), patrona principal de Bailén, fue aprobado y confirmado por decreto episcopal firmado en Baeza el 2 de octubre de 1728 (ver documento nº 4).[7]

Este es el origen del patronazgo de Santa Gertrudis en Bailén, verdadera rareza histórica en toda la diócesis de Jaén, que se explica por un empeño personal de Felipe de la Neve, corregidor de la villa entre 1726 y 1731. El nuevo corregidor impuso una devoción hasta entonces extraña en el vecindario, pero dada la influencia del postulante (representante del duque de Arcos, primera autoridad judicial y militar en el municipio), el nuevo patronato de Santa Gertrudis (17 de noviembre) fue aceptado de buen grado por la oligarquía local, regidores y eclesiásticos de Bailén.[8]

La devoción religiosa del corregidor Felipe de la Neve por Santa Gertrudis queda perfectamente reflejada en su testamento, firmado en Bailén a 13 de noviembre de 1729.[9] Al inicio, en la tradicional confesión o protestación de fe católica, Felipe de la Neve menciona de forma muy destacada a su especial abogada (“por los ruegos de la Gloriosa Virgen y Esposa de Cristo, mi Madre y Patrona Santa Gertrudis la Magna”) y, a continuación, al encomendar su alma a Dios, vuelve a invocar “a mi Gloriosa Santa Patrona Gertrudis”. Dispone su entierro y sepultura “en la Iglesia que Dios me tenga determinada” (es decir, allí donde le encuentre la muerte o donde Dios disponga) y manda se digan por su alma cien misas rezadas, “la cuarta parte en la parroquia [de Bailén] y las demás en el Real Monasterio de San Benito de Sevilla”. Finalmente, en una de las últimas cláusulas testamentarias manda establecer “una memoria perpetua de cinco misas cantadas” en el citado monasterio de San Benito de Sevilla, “que se han de decir perpetuamente en el Altar de mi Madre Santa Gertrudis en los cinco viernes primeros de Cuaresma por mi alma, las de mis padres y parientes, en reverencia de las Cinco Llagas de Cristo y la devoción que la Santa tuvo a la Pasión del Señor”.[10]

Cuadro de Santa Gertrudis (atribuido a Juan del Castillo en 1625) todavía conservado en la iglesia del antiguo Monasterio de San Benito de Sevilla, del que fue abad Fray Isidoro de la Neve entre 1731 y 1737 


Además, antes de la institución de herederos, el corregidor Felipe de la Neve cita a todos sus hijos vivos, indicando los nombres de bautismo, destacando “Gertrudis” como segundo nombre en tres de sus hijos:

Declaro contraje matrimonio con doña María Josepha Rosalía de Padilla y Blázquez, natural de Alcalá del Valle, Obispado de Málaga, y vecina de Pruna, de cuyo matrimonio tenemos por nuestros hijos legítimos a don Pedro Pablo Phelipe, a don Pablo Phelipe Antonio, a don Phelipe Gertrudis, a doña Teresa Gertrudis y a doña María Gertrudis; y aunque tuvimos más hijos, murieron de pequeña edad; lo declaro para que conste”.

Pero no solo se conformó con donar una imagen, hacerla copatrona e instituir una fiesta y culto a cargo del ayuntamiento de Bailén, sino que levantó o reconstruyó una iglesia para ella. En realidad, el trabajo del corregidor Felipe de la Neve Castro y Figueroa como corregidor de Bailén fue encomiable, entre otras circunstancias con el largo y pesado problema que sostuvo Bailén con Baeza por el tributo que debía pagarle a ésta cuando Bailén se independizó de ella. Con la idea de poner en funcionamiento un granero específicamente dedicado para el tributo además del edificio de pósito antiguo puso sus miras en la primitiva fortaleza-iglesia de San Andrés, primitiva parroquia bailenense hasta que se abrió al culto la nueva, la Encarnación, en una fecha próxima a 1504.

Tras esto volvió a levantar de sus cenizas la iglesia convirtiéndola en la primera casa consistorial de la villa, donde en la capilla mayor o presbiterio creó una capilla dedicada a San Andrés y Santa Gertrudis junto a la Virgen de Zocueca, donde se veneraron en esta ocasión en cuadros en lugar de imágenes. Pero de esto hablaremos en otra ocasión.

Ruinas de San Andrés y Santa Gertrudis ya desaparecidas.


Apéndice documental

 

Documento nº 1

 

1726, noviembre, 16. Bailén (Jaén). El corregidor Felipe de Neve dona una imagen de Santa Gertrudis a la villa de Bailén. El Pleno del Ayuntamiento acepta la donación y jura solemnemente a Santa Gertrudis Magna como compatrona de la villa, haciendo voto perpetuo de celebrar su festividad cada 17 de noviembre. Archivo Municipal de Bailén, Actas Capitulares, caja 20, cabildo de 16/11/1726.

 

En este Cabildo se dijo por el Señor Corregidor cómo, en continuación de su devoción con la Gloriosa Virgen y Esposa de Cristo Santa Gertrudis la Magna, del Orden de Nuestro Padre San Benito, y costumbre que su merced tiene de colocarla en todos los lugares donde vive, ha traído a esta villa una Ymagen suya para que se coloque en su Yglesia. Y no pudiendo su merced ser permanente en ella, por razón de su empleo, para cuidar del culto de esta Gloriosísima Santa y considerando no hay otro medio para asegurarlo, ha resuelto hacer donación de este hermoso prototipo a esta Ilustre Villa en manifestación de lo que la estima, suplicándole reciba este don con el aprecio correspondiente y se encargue perpetuamente de su culto, con el seguro de que encontrará en todas sus necesidades espirituales y temporales el total remedio que su merced tiene experimentado en las villas que ha gobernado. Y oído y entendido por este Ayuntamiento dieron a su merced las más expresivas gracias por tan especial don y en muestra de su agradecimiento dijeron que recibían con el mayor rendimiento, dando infinitas gracias a Dios Nuestro Señor y a su Gloriosa Santa [Gertrudis], que por tan raro camino ha querido comunicar su devoción a esta villa. Y en la confianza de que será del agrado de Su Majestad y gloria de su Santa [Gertrudis], por cuyo medio esperan de la Divina Piedad use de sus misericordias con esta villa y sus vecinos que son ahora y en adelante fueren: sus mercedes por sí, como capitulares y como particulares, en nombre de esta villa y sus vecinos, juraron a Dios Nuestros Señor y a su Santísima Madre con el título de Nuestra Señora de Zocueca (su principal Patrona) por compatrona de esta villa a la Gloriosa Santa Gertrudis la Magna; y se obligaron a rendirle los cultos correspondientes a tal Patrona suya perpetuamente en el día diez y siete de noviembre de cada año, que es en el que la Iglesia Nuestra Madre la celebra, y en las demás ocasiones que la necesidad dictare. Y le suplican rendidamente reciba a esta villa y a sus vecinos debajo de su protección encargándose de todos sus negocios espirituales y temporales para que sean bien despachados ante su Divino Esposo Jesús, y que mediante su patrocinio logren los vecinos de esta villa la eterna felicidad (como lo confían) de la poderosa intercesión de tan Gloriosa Santa. Y para que siempre conste hicieron este acto con toda la solemnidad que se requiere, y la que faltare la han por suplida. Y así lo acordaron y firmaron por ante mí, el infrascrito escribano de, que doy fe.”

 

[Diligencia] “En la villa de Bailén el dicho día, mes y año, habiendo dicho señor Corregidor hecho el entrego de la imagen de Señora Santa Gertrudis al Concejo de esta villa, se tomó sobre los hombros de cuatro [capitulares], entrando en dicho número yo, el infrascrito escribano del cabildo; y con asistencia de los señores Prior, Cura y otros eclesiásticos de la parroquial de esta villa se llevó a ella dicha Ymagen y quedó puesta en las andas en el sitio del altar mayor para la festividad y procesión del día de mañana. Y para que conste y demandado del Señor Corregidor de esta dicha villa, doy el presente, en cuya fe lo signe y firmé.”

 

Documento nº 2

 

1728, agosto, 21. Baeza (Jaén). El Obispo de Jaén otorga licencia al Ayuntamiento y Clero de Bailén para celebrar cabildo extraordinario de nombramiento de Santa Gertrudis Magna como compatrona de la villa, para su posterior validación diocesana conforme a derecho. Archivo Municipal de Bailén, Actas Capitulares, caja 20, decreto episcopal de 21/08/1728.

 

Don Rodrigo Marín y Rubio, por la Gracia de Dios y de la Santa Sede Apostólica, Obispo de Jaén, del Consejo de Su Majestad y su Predicador, etc.

 

Por cuanto se nos ha presentado por el caballero Corregidor y Villa de Bailén, que movidos de su grande devoción a la Gloriosa Virgen Santa Gertrudis la Magna están determinados a nombrarla por Compatrona de dicha villa con Nuestra Señora de Zocueca, que es la principal, y siendo preciso  que para esta nominación haya de concurrir también el Clero, [que] no puede hacerlo sin nuestra licencia: por las presentes la concedemos a el Prior, Curas, Beneficiados, y demás Eclesiásticos de nuestra Iglesia Parroquial de dicha villa, para que siendo convocados por dicho caballero Corregidor y Regidores concurran en las Casas de su Ayuntamiento a el Cabildo que ha de hacerse sobre la recepción y nominación de dicha Gloriosa Santa por Compatrona, en que con seria y madura reflexión deliberen en este asunto, expresando las circunstancias y requisitos con que se obligaren, y hecha la determinación se nos remitirá para que dando nuestra aprobación como Prelado de este Obispado tenga la validación necesaria conforme a derecho. Dado en Baeza a veinte y uno de agosto de mil setecientos veinte y ocho.

 

Rodrigo, Obispo de Jaén [rúbrica]

 

Por mandato de Su Ilustrísima Señoría, el Obispo mi Señor: don Joseph Miguel de Linares, secretario de cámara [rúbrica]”

 

Documento nº 3

 

1728, septiembre, 28. Bailén (Jaén). El Ayuntamiento de Bailén y el clero parroquial confirman el nombramiento de Nuestra Señora de Zocueca como patrona principal y de Santa Gertrudis Magna como compatrona de la villa. Se obligan a continuar guardando la vigilia y festividad del 5 de agosto en el Santuario de Nuestra Señora de Zocueca, que es fiesta en la villa desde tiempo inmemorial, así como a celebrar solemne función religiosa el día de Santa Gertrudis (17 de noviembre), memoria no obligatoria para el vecindario. Archivo Municipal de Bailén, Actas Capitulares, caja 20, cabildo de 28/09/1728.

 

En la villa de Bailén en veinte y ocho días del mes de septiembre de mil setecientos veinte y ocho, el Concejo, Justicia y Regimiento de esta villa, conviene a saber, los señores: Capitán de Caballos don Phelipe de la Neve Castro y Figueroa, Corregidor y Justicia Mayor de esta villa; Pablo Rentero Nájera, Alcalde ordinario; don Antonio de Costilla y Narváez, Alcaide del Castillo de esta villa; Pedro Godoy Tenorio, Alcalde ordinario; Andrés Díaz de la Coba, Alguacil mayor; don Juan Martín de Ruy Martín, Alférez mayor; Francisco Costilla, Diego Fernández Perales y Bartolomé García Calatrava, regidores; todos con voz y voto en este Ayuntamiento; y presente don Antonio Soriano, síndico personero; y juntos para tratar las cosas útiles a esta república y asistidos del Clero de esta villa, junto asimismo y con licencia del Ilustrísimo Señor don Rodrigo Marín y Rubio, Obispo de Jaén, su fecha en Baeza a veinte  y uno de agosto de este año, refrendada de don Joseph Miguel de Linares su secretario, que queda con este Ayuntamiento y fueron los señores: Doctor don Melchor Mendoza de Contreras Torres, Prior de la Parroquial de esta villa; el licenciado don Luis Álvarez Tenorio, Cura de ella; el licenciado don Alonso Docio, asimismo Cura de la Parroquial de esta villa; don Francisco Narváez, don Luis Barejón y don Luis de la Choza, beneficiados; don Andrés Ponce, don Salvador de Castilla y don Francisco Julián Soriano, clérigos in sacris; y don Francisco Molina, don Bartolomé de Gámez, don Francisco Fernández Perales, don Bartolomé Ponce, clérigos de menores; y otros vecinos de esta villa en representación del pueblo.

 

Y estando todos juntos en las Salas Capitulares de esta villa dijeron: que movidos de la gran devoción que han excitado los prodigios y beneficios que este común ha experimentado desde que en él se introdujo la devoción de la Gloriosa Santa Gertrudis la Magna, confiando en [que] la divina misericordia los continuará por la intercesión de esta Gloriosa Santa, así en lo espiritual como en lo temporal, y deseando alcanzar su benigna intercesión y obligarla con nuestro rendimiento, hemos resuelto generalmente confirmar el nombramiento que por esta villa se hizo el año pasado de mil setecientos veinte y seis, en que nombró a la dicha Gloriosa Santa por su compatrona, [junto] con Nuestra Señora de Zocueca que es la principal. Y habido faltado en el dicho nombramiento la concurrencia del venerable estado eclesiástico de esta villa, que con licencia del Ilustrísimo Señor Obispo de Jaén se halla presente; y habiendo notado que en esta villa no se halla nombramiento formal del patronato anticuado que Nuestra Señora de Zocueca tiene en esta villa, para subsanar el reparo que pueda ofrecerse no obstante su antigua posesión, por el presente la volvemos a nombrar y a recibir a la Gloriosísima Virgen María en su Imagen de Nuestra señora de Zocueca, titulada por nuestra principal patrona, suplicando rendidamente a Su Majestad se digne de recibirnos debajo de su protección y amparo; y asimismo nos obligamos y obligamos a este común [vecindario] a que continúe su devoción, expresándola en la vigilia que guardan de inmemorial tiempo a esta parte el día cuatro de agosto, víspera de Nuestra Señora de las Nieves, en cuyo día se celebra la fiesta en su Santuario y Ermita de Nuestra Señora de Zocueca, y se tiene en esta villa por día de fiesta.

 

Asimismo como dicho es, nombramos por nuestra compatrona a la Gloriosa Santa Gertrudis y celebrarla esta villa con la solemnidad correspondiente a su devoción el día diecisiete de noviembre de cada año. Y deseando que el dicho día se celebre por todo el común queremos y es nuestra voluntad nos obligue el precepto de oír misa en el [día 17 de noviembre], pero que no obligue guardarla sino que puedan [los vecinos] libremente, habiendo cumplido con la referida obligación [de oír misa], irse a sus trabajos el que quisiere y [el que] no quisiere concurrir a la solemnidad de aquel día, mediante a lo que se evitan los cargos de conciencia que pudieren ocurrir a la contravención de la fiesta; mediante cuyas piadosas diligencias confiamos en la infinita misericordia de Nuestro Señor, que aceptándolas en su divino agrado por los méritos de la Gloriosísima Virgen María Nuestra Señora en su Gloriosa Imagen de Zocueca y su Gloriosa Esposa Santa Gertrudis, nos concederá benigno el remedio de nuestras necesidades espirituales y temporales, para que con su divina gracia le sirvamos en esta vida y logremos en la eterna; y queda al cargo y cuidado de esta villa el que siempre por cualquier necesidad que se invocare la protección y amparo, así de Nuestra Señora de Zocueca como de [la] Señora Santa Gertrudis, en que se haya de hacer fiesta, rogativa o procesión u otra que se delibere, costear la fiesta que la dicha villa determinare. Y así lo acordaron y mandaron al presente escribano que saque testimonio de este acuerdo para pasarlo a las manos del dicho Ilustrísimo Señor don Rodrigo Marín Rubio, del Consejo de Su Majestad [el Rey] y su Predicador, Obispo de Jaén, suplicando a su Señoría Ilustrísima se sirva de confirmar los dichos nombramientos y obligaciones en el todo o en parte como su Señoría Ilustrísima fuere servido. Y lo firmaron sus mercedes. [Firmas y rúbricas]”

 

Documento nº 4

 

1728, octubre, 30. Bailén (Jaén). El Ayuntamiento de Bailén recibe despacho del Obispo de Jaén aprobando y proclamando los nombramientos patronales de Nuestra Señora de Zocueca (5 de agosto) y Santa Gertrudis Magna (17 noviembre). Se inserta ejecutoria original de 3 de octubre en la que se comunica decreto episcopal de 2 de octubre de 1728. Archivo Municipal de Bailén, Actas Capitulares, caja 20, cabildo de 30/10/1728.

 

En este Cabildo se dijo como, en virtud del acuerdo de cabildo de veintiocho de septiembre de este año, su merced el dicho Señor Corregidor pasó a la ciudad de Baeza con testimonio de dicho acuerdo y trajo despacho del Ilustrísimo Señor Obispo de la ciudad de Jaén para que se continúe la vigilia y fiesta de Nuestra Señora de Zocueca por patrona de esta villa y de [la] Señora Santa Gertrudis la Magna por su compatrona, y que en su día se oiga misa y después se trabaje como fue acordado. Y visto se mandó que por el presente escribano se pase a casa del Señor Prior de esta villa y le deje el dicho despecho para que se saque la copia que por él se manda y lo [de]vuelva y [se] ponga con este libro capitular.

 

[Se inserta ejecutoria original] “Don Rodrigo Marín y Rubio, por la Gracia de Dios y de la Santa Sede Apostólica, Obispo de Jaén, del Consejo de Su Majestad y su Predicador, etc.

 

A todos los fieles cristianos vecinos y moradores de la Villa de Bailén de esta nuestra Diócesis, hacemos saber que, en vista de una representación y acuerdo de la Justicia y Regimiento de dicha Villa, hemos proveído un auto del tenor siguiente:

 

En la Ciudad de Baeza a dos días del mes de octubre de mil setecientos y veinte y ocho años el Ilmo. Sr. don Rodrigo Marín y Rubio, mi Sr. Obispo de Jaén, del Consejo de Su Majestad y su Predicador, etc. Habiendo visto el testimonio antecedente, por el cual consta que junta en su Sala Capitular la Villa de Bailén compuesta del caballero Corregidor, Alcaldes y Regidores de ella, concurriendo también, convocados en consecuencia de Decreto y Licencia de su Señoría Ilustrísima, el Prior, Curas y demás Eclesiásticos de la Iglesia Parroquial de dicha Villa, y con asistencia de otras personas en representación del pueblo, teniendo presentes los beneficios que han recibido por intercesión de la Gloriosa Virgen Santa Gertrudis la Magna, desde que en dicha Villa se excitó su devoción y la eligieron por Patrona menos principal, y deseando obligarla más con su reconocimiento determinaron confirmar el nombramiento de tal Patrona que en el año pasado de mil setecientos y veintiséis años habían hecho, subsanando el defecto que entonces hubo de no concurrir para ello el venerable Estado Eclesiástico, y principalmente no haber obtenido la aprobación y licencia de su Señoría Ilustrísima como Prelado de esta Diócesis; y poniéndolo en efecto con seria y libre consideración, unánimes todos y conformes de su espontánea y deliberada voluntad, ratificaron el nombramiento de Patrona menos principal a la dicha Gloriosa Santa Gertrudis la Magna, obligándose por sí y por sus sucesores en sus Oficios y Casas, Familias y Pueblo, a quienes representan, a hacer fiesta a la dicha Santa en su día, que es el 17 de Noviembre, y oír Misa, quedando libres para el trabajo los que no quisieren o no pudieren asistir y concurrir a la dicha fiesta. Y respecto de que por antigua tradición tienen por Patrona principal a María Santísima Señora Nuestra en su Imagen de Nuestra Señora de Zocueca, que se venera extramuros de la dicha villa, con la obligación de guardar como festivo el día de su fiesta, que es el de Nuestra Señora de las Nieves, y ayunar su Vigilia, como siempre se ha practicado; y habiendo ahora registrado los archivos no se halla instrumento ni aprobación auténtica que lo compruebe, queriendo subsanar cualquier reparo que pueda ofrecerse, no obstante la antigua costumbre, con la misma seria reflexión y unánime consentimiento han deliberado revalidar, como con efecto revalidan, el dicho nombramiento de Patrona principal de dicha Villa a la Reina de los Ángeles María Santísima con el título de Nuestra Señora de Zocueca, obligándose de nuevo a guardar como festivo el día cinco de Agosto, en que se celebra, y ayunar su Vigilia, bajo la pena de pecado mortal, como más largamente consta del acuerdo capitular y su testimonio legalizado por Manuel Joseph Martínez Carmona, Escribano del Cabildo de dicha Villa:

 

Dijo su Señoría Ilustrísima que aprobaba y aprobó todo lo contenido en esta relación, y que interponía su autoridad y judicial decreto, cuanto de derecho se requiere para su validación como Prelado de esta Diócesis; y declaraba y declaró por Patrona principal de la dicha Villa de Bailén a María Santísima en su Imagen de Nuestra Señora de Zocueca, que se venera extramuros de ella, y por Patrona menos principal a la Gloriosa Virgen Santa Gertrudis la Magna, como nombradas con las solemnidades convenientes y necesarias: y mandaba y mandó con fuerza de precepto y en virtud de Santa Obediencia a todos los moradores que sean capaces y en edad competente, bajo del gravamen de pecado mortal, cumplan las obligaciones expresadas de guardar Vigilia y ayuno el día cuatro de Agosto, y tener por Festivo el siguiente cinco, oyendo Misa y absteniéndose de trabajar; y también oirán misa en el día diecisiete de Noviembre, quedando libres para el trabajo, y esto perpetuamente, obligando así a los que de presente viven como a los que fueren sucediendo en la vecindad de dicha Villa y dentro del recinto de su Población. Y los Eclesiásticos rezarán el dicho día cinco de Agosto de Nuestra Señora de las Nieves con rito de primera clase, y el día diecisiete de Noviembre de la Gloriosa Santa Gertrudis de comuni unius virginis con rito de doble mayor, según corresponde a los Patronos.

 

Y asimismo manda su Señoría Ilustrísima que se libre despacho en forma con inserción de este auto, el cual original ha de quedar con los demás papeles en el Archivo de esta Dignidad, para que se lea y publique en dicha villa en un día festivo inter missarum solemnia, para que a todos conste. Y así lo proveyó y firmó su Señoría Ilustrísima, de que yo, su infrascrito secretario de visita, doy fe. Rodrigo, Obispo de Jaén. Por mandado de su Señoría Ilustrísima, el Obispo mi Señor: don Joseph Miguel de Linares, secretario de visita.

 

En cuya ejecución ordenamos al Prior de la dicha nuestra Iglesia haga se publique como dicho es, y sacando un trasunto autorizado que guardará en el Archivo de la Parroquia, dará este [original] para que se ponga en el [Archivo] de la Villa. En testimonio de lo cual mandamos dar y dimos el presente firmado de nuestra mano, sellado con el sello de nuestras armas y refrendado de nuestro infrascrito secretario de visita, en nuestro Palacio Episcopal de Baeza a tres días del mes del mes de octubre de mil setecientos y veintiocho años.

 

Rodrigo, Obispo de Jaén [rúbrica]

 

Por mandato de Su Señoría Ilustrísima, el Obispo mi Señor: don Joseph Miguel de Linares, secretario de visita [rúbrica]”.

 



[1] Lendínez Padilla, J.P.; Villar Lijarcio, J.J. (2020): “El corregidor Felipe de la Neve, la rehabilitación de la iglesia de San Andrés y el patronazgo de Santa Gertrudis”. Locvber IV, pp. 41-95.

[2] El Real Monasterio de San Benito de Silos de Sevilla (con antecedentes durante la Edad Media como priorato dependiente del monasterio de Santo Domingo de Silos, Burgos) fue elevado a la categoría de abadía independiente en 1517 y hasta su extinción en 1835 perteneció a la observancia de Valladolid, cabecera de la Congregación de San Benito de la Corona de Castilla. Su primera gran iglesia, de mediados del siglo XVI, se desplomó en 1601, construyéndose un nuevo templo inaugurado en 1611 (hoy iglesia parroquial de San Benito), extramuros de la ciudad (vulgo de la Calzada). La fundación sevillana dispuso de muy pocas rentas y su comunidad siempre fue muy reducida (nunca pasaron de 12 monjes), por lo que fue un monasterio realmente pobre dentro de la congregación de Valladolid (“el más pobre de la Península”). No obstante, el monasterio benedictino de Sevilla atesoró una magnífica biblioteca y de él salieron figuras de primerísima fila (algunos catedráticos de teológica, notables escritores y numerosos visitadores, definidores, maestros y predicadores generales). Entre sus abades y monjes profesos se hallan las familias más linajudas de la ciudad hispalense: los Alzamora y Ursino, de la Serna, Zañartu, etc. [Zaragoza Pascual, E. (1997): Abadologio (1593-1835) y Libro de Gradas (s. XVII-XIX) del Monasterio de San Benito de Sevilla. Studia monastica, 39-2: pp. 337-402.; Gómiz León, J. J. (2013): La “controversia del agua” en la Sevilla de la Regia Sociedad (1735-1740): los médicos Ortiz Barroso y Vázquez de Cortés y los padres maestros Feijoo y Nájera. Cuadernos dieciochistas, 14: pp. 305-228]. 

[3] Realmente toda la obra y espiritualidad de Santa Gertrudis (1256-1302), pasó desapercibida hasta el siglo XVI, cuando los cartujos de Colonia imprimieron una gran compilación de sus escritos (Legatus divinae pietatis o Heraldo de la piedad divina, 1536). En España el benedictino fray Leandro de Granada fue el primer traductor al español de los escritos de Santa Gertrudis (Valladolid, 1603), consiguiendo que la devoción a la santa se extendiese rápidamente por toda la Península Ibérica e Hispanoamérica (llegó a ser proclamada “Patrona de las Indias Occidentales”). El éxito en la difusión del mensaje de Santa Gertrudis fue enorme, lo que provocó una corriente espiritual en torno a ella que se tradujo en continuas reediciones de libros devocionales y numerosas biografías. Durante el siglo XVII fue tal la veneración en torno a Santa Gertrudis Magna que el Vaticano se vio forzado a aprobar su culto en la orden benedictina y otras congregaciones religiosas. En 1673 se autorizó su fiesta en la Congregación de San Benito de Valladolid; en 1674, en toda la Orden de San Benito. En 1678 fue inscrita oficialmente en el Martirologio Romano y en 1739 la fiesta de Santa Gertrudis Magna fue elevada a memoria para toda la Iglesia Católica. En principio la festividad de Santa Gertrudis fue establecida en 17 de noviembre, aunque existió cierta confusión y luego quedó fijada en 16 de noviembre. Durante aquellos siglos Santa Gertrudis Magna se convirtió en virtuoso ejemplo de vida monástica o conventual (liturgia de las horas, eucaristía, lectio divina, ayunos y ejercicios espirituales) y de renovado “cristocentrismo” (experiencias místicas, unión amorosa con Cristo), en paralelo a la teología y reformada espiritualidad difundida por Santa Teresa de Jesús (1515-1582), hasta el punto que Santa Gertrudis también ha sido propuesta para ser nombrada “Doctora de la Iglesia”. [Colombás, G. M. (1995): Difusión de la obra de Santa Gertrudis. La tradición benedictina. Ensayo histórico. Ediciones Monte Casino. Zamora. Tomo V: pp. 232-240. Recuperado en: https://www.surco.org/santagertrudis [Actualizada el 28/08/2020]. Acceso el 16/11/2020; Gutiérrez Vega, D. (2011): Santa Gertrudis, semblanza (Publicación electrónica). Recuperado en https://surco.org/content/santa-gertrudis-semblanza [Actualizada el 28/08/2020]. Acceso el 16/11/2020; Rubial García, A. (2003): La más amada de Cristo. Iconografía y culto de santa Gertrudis la Magna en la Nueva España. Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, 83: pp. 5-54. Rubial García, A. (2006): Santa Gertrudis la Magna. Huellas de una devoción novohispana. Historia y Grafía, 26: pp. 109-139]. 

[4] Archivo Municipal de Bailén (AMB), caja 20, cabildo de 17 de noviembre de 1726. 

[5] AMB, caja 20, cabildo de 21 de noviembre de 1726: “En este cabildo se dijo: que atento a que el Rvdo. Padre Maestro fray Francisco de la Neve, del Orden de San Benito, vino a esta villa a predicar el sermón de la colocación de [la] Sra. Santa Gertrudis la Magna, nuestra Patrona, y habiéndolo hecho con tanto acierto, acordó esta villa se le libren por limosna de su trabajo un doblón de a ocho, el cual se pague de los propios con libranza de esta villa, sin más recibo su abono”. 

[6] AMB, caja 20, cabildo de 7 de abril de 1727: “En este cabildo se dijo: que habiéndose determinado labrar una diadema y báculo de plata a Nuestra Madre y Patrona Santa Gertrudis, han tenido de costa uno y otro ciento y treinta y cinco reales de vellón, los cuales mandaron los pague el mayordomo de propios con testimonio de este acuerdo”. 

[7] Este copatronato de Santa Gertrudis en Bailén quedó reflejado en el camarín barroco del Santuario de Zocueca, obra atribuida al tallista Manuel de Ortega y Castillo entre 1750 y 1755. Entre la abigarrada decoración del camarín de Zocueca destaca un interesante programa hagiográfico, compuesto por seis hornacinas con estatuas de santos en su interior que envuelven la cámara sagrada de la Virgen (de derecha a izquierda): San José con el Niño, San Miguel, Santa Gertrudis, San Andrés, San Roque y San Rafael. Es decir, la Virgen de Zocueca (patrona de Bailén), entronizada en su camarín a orillas del Rumblar, figura escoltada por los compatronos de la villa (San Andrés y Santa Gertrudis), los dos arcángeles protectores (San Miguel y San Rafael) y dos devociones auxiliadoras muy extendidas en la región durante el siglo XVIII (San José custodio y San Roque peregrino). Aunque esta última imagen de San Roque se ha atribuido en otras publicaciones a Santiago Apóstol (e incluso a San Juan Bautista) pensamos que la identificación correcta es la del santo peregrino: el simulacro adelanta toda la pierna derecha entre sus vestiduras, mostrando el muslo desnudo (para enseñar la herida, que casi no se aprecia, aunque sí un espejito en forma de llaga por debajo de la rodilla, incrustado en la bota) y figura orlado con venera de peregrino, según la iconografía más tradicional de San Roque. No obstante, se trata de una imagen extraña, despojada de otros atributos definitorios [Lendínez Padilla, J. P. (2017): El santuario de Nuestra Señora de Zocueca: nuevos datos en torno a su construcción, ornato y retablo mayor (s. XVII-XVIII). Locvber, 1: pp. 49-68]. El artista Francisco Palma Burgos restauró el camarín de Zocueca en 1959-1960. Durante esta actuación se restauraron las imágenes del camarín, algunas mutiladas durante la Guerra Civil, aunque probablemente el taller de Palma Burgos no supo completar los atributos iconográficos de todas las figuras [Lendínez Padilla, J. P. (2020): Palma Burgos en Bailén. Actas del Congreso sobre Francisco Palma Burgos y sus discípulos en el centenario de su nacimiento. Diputación Provincial de Jaén. Instituto de Estudios Giennenses: pp. 173-228].

[8] El patronato Santa Gertrudis en Bailén (17 de noviembre) perdurará hasta comienzos del siglo XIX, perdido durante la Guerra de Independencia, lo que demuestra su poco arraigo popular. Se trata de un caso realmente curioso o especial en toda la provincia de Jaén, donde resulta muy difícil constatar la presencia de esta devoción típicamente benedictina o cisterciense. Más allá de Sevilla, en Andalucía los monasterios benedictinos fueron casi inexistentes, aunque se conocen bastantes monjes de origen andaluz (algunos muy influyentes), e incluso algunos giennenses [Zaragoza Pascual, E. (1996): Giennenses Benedictinos (siglos XVI-XVIII). Boletín del Instituto de Estudios Giennenses, 161: pp. 41-50]. La escasa influencia benedictina en la historia de la diócesis de Jaén queda en parte subsanada por la notable figura de fray Benito Marín, monje benedictino que fue obispo de Jaén entre 1749 y 1769. Este obispo benedictino realizó numerosas visitas diocesanas y se preocupó por la mejora material de muchas iglesias, capillas y santuarios; impulsando el esplendor artístico del barroco en toda la diócesis [Zaragoza Pascual, E. (1997): Fray Benito Marín. Un benedictino obispo de Jaén. Boletín del Instituto de Estudios Giennenses, 165: pp. 413-418; Montejo Palacios, E. (2014): La Capilla de San Benito en la S.I. Catedral de Jaén: análisis artístico de un espacio de vida y muerte en el Jaén del s. XVIII. Boletín del Instituto de Estudios Giennenses, 209: pp. 69-131]. Evidentemente, durante tan dilatado y próspero mandato, fray Benito Marín difundió su vocación benedictina. A su influencia directa se deben las pocas imágenes históricas de la santa alemana que han sobrevivido en nuestra provincia: en el magnífico retablo de la capilla de San Benito de la catedral de Jaén (Pedro Duque Cornejo, 1754-1759) -el busto de Santa Gertrudis figura en la peana del patriarca titular de la capilla, la misma en la que fue sepultado el obispo-; o en el renovado retablo de San Benito de la iglesia de San Ildefonso de Jaén (1767-1769), cuyo diseño iconográfico eligió el propio obispo, incluyendo las esculturas de Santa Escolástica y Santa Gertrudis. Existe otro curioso ejemplo de Santa Gertrudis en el Santuario del Cristo de Chircales (Valdepeñas de Jaén), formando una peculiar pareja escultórica con San Miguel Arcángel. Ambas imágenes del siglo XVIII (San Miguel y Santa Gertrudis) escoltan el acceso al altar del “Calvario de Chircarles” (un devoto lienzo del siglo XVI), como si fueran los personajes de otro “calvario” (el sacrificio eucarístico). Esta dualidad iconográfica ha sido interpretada bajo una interesante lectura eucarística, también relacionada con la devoción al Sagrado de Corazón de Jesús [Lorite Cruz, P. J. (2014): San Miguel y Santa Gertrudis. Su presencia en el Santuario de Chircales, en Valdepeñas de Jaén. Lugia, 109-110: pp. 30-37], lo que encajaría perfectamente con la tradición contemplativa del santuario, erigido junto a un eremitorio rupestre. Es muy probable que este programa iconológico se deba directamente a fray Benito Marín, pues sobre las hornacinas de ambas imágenes se sitúan escudos en madera policromada del que fuera obispo benedictino de Jaén, bajo cuyo mandato se culminó una larga remodelación del santuario de Chircales. 

[9] AHPJ, Protocolos Notariales (Jaén), escribano Damián Martínez de Contreras y Morales, legajo 1.894, fol. 24-39. 

[10] En la iglesia parroquial de San Benito de Sevilla, en la nave del evangelio, todavía se conserva un cuadro de Santa Gertrudis, atribuido al pintor Juan del Castillo (1625), que pudo formar del antiguo altar de Santa Gertrudis citado en el testamento del corregidor Felipe de Neve. Probablemente esta pintura fuera la representación de Santa Gertrudis sobre la que se fundamentó la gran devoción religiosa de la familia “de la Neve”. Recordemos que el templo del desaparecido monasterio benedictino de Sevilla (extinto con los decretos de exclaustración y desamortización de 1835) es la actual iglesia parroquial de San Benito. El edificio fue restaurado durante la segunda mitad del siglo XIX y sobrevivió como iglesia auxiliar de la parroquia de San Roque, luego elevado a sede parroquial autónoma desde 1958 [Roldán Salgueiro, M. J. (2015): Iglesias de Sevilla. Editorial Almuzara. Sevilla. pp. 281- 283].

sábado, 16 de octubre de 2021

UN AZULEJO DEL GRAN PODER DE CERÁMICA SANTA ANA DE TRIANA EN BAILÉN

 




Cuando escribo estas líneas, la imagen de Jesús del Gran Poder de Sevilla se encuentra paralizando su ciudad en el primer traslado de esas misiones que nacen con el ánimo de evangelización y reafirmamiento de la fe en aquellos lugares donde las circunstancias son más difíciles. Además, nace con el ánimo de llevar a Dios hasta esas personas que no pueden ir a verlo ni a su casa en San Lorenzo.

Y Dios me libre de pecar por idolatría, pero así es la fe del sencillo. Sobre esa columna vertebral se sustenta la religiosidad popular: El ser humano aferrándose a iconos con la misma necesidad y sensación de sentir que ese “leño dolorido, carne de Dios sevillana”, como dijo el poeta, es Dios mismo.

Pero el magnetismo que desprende la imagen que talló hace 401 años Juan de Mesa y Velasco, no necesita de salidas ni nada más allá que con la simple experiencia de verlo detenido en su basílica.

Probablemente así lo habrá querido Dios, en la sagrada figura del Gran Poder, de inspirarme y traerme en bandeja esta nueva y curiosa historia, en la que su veneración se asentó en el corazón de un bailenense, que lo veneró, lo visitó muchas veces y en su casa lo tuvo siempre a su lado en nuevos iconos como un gran tesoro.



En un viejo tramo del famoso Camino Real que atravesaba Bailén desde Madrid a Cádiz, en la actual calle Dr. Fleming de Bailén, en su casa, un señor llamado D. Antonio Villar Crespo (16 de julio de 1904 - 28 de noviembre de 1985) levantó en el patio de su casa un altar al Gran Poder, como gusta en Sevilla, con azulejos pintados y orneados en los famosos hornos de Triana. Además, también conservan un lienzo del Señor enmarcado por el inconfundible paisaje sevillano de La Giralda que encargó en Sevilla, quizás a través de la cofradía, del que desconocemos su autor.







Bailén es tierra de eso, del alfar y horno, pero su suelo arcilloso y las minas de alcohol (donde se sacaba el plomo para los vidriados) de su entorno siempre se prestó para la vasijería, para lo “vasto”, como decíamos en el argot del oficio. Quien no lo sepa, les habla un descendiente y antiguo aprendiz de una de las casas alfareras más populares de Bailén en el último siglo. De hecho, muchas orzas y cántaros vendidos en Triana las haría mi abuelo y sus hermanos, no todo lo que vendían allí se fabricaba en Sevilla. Los últimos pasos que mi padre ha dado por la calle Castilla siempre venían acompañados de un: “aquí teníamos un cliente”.



Por esta razón, Bailén no es tierra de azulejería (más bien de rameadores), aunque en las últimas décadas se hayan asentado algunos artistas dedicados a esta rama y más elevada categoría artística del mundo del barro. De hecho, la popular plaza de la Glorieta Virgen de Zocueca se decoró con azulejos y retablo cerámico de la Patrona de Bailén en fechas aún indeterminadas con piezas salidas de los hornos cerámicos sevillanos. Unos apuntan a Mensaque en los programas de fiestas y la firma del primitivo azulejo (sustituido por una copia ante el deplorable estado de conservación que presentaba a causa de los ataques vandálicos de los desaprensivos de siempre) de la Virgen a Ramos Rejano. Los ceramistas de la Plaza de España de Sevilla en Bailén.

El patio de la casa de Antonio Villar Crespo está presidido por un singular azulejo del Gran Poder y está firmado por la inagotable y fecunda empresa o “Fábrica Santa Ana” de Triana. En el azulejo aparece la firma así: “Fca. Sta. ANA”.

He conocido su historia gracias a su bisnieto (aunque no directo, si lo fue en lo afectivo que es lo que vale) Francisco Chica Hergueta. Este bailenense, en su pasión por crear su genealogía y descubrir la historia de su casa y familia, preguntándome como podía seguir acrecentando sus campos de investigación, me avisó sobre la existencia del retablo cerámico, conocedor de mi pasión histórico-artística del mundo religioso.

En un principio pensaba que la pieza era anterior a la Guerra Civil, en torno a 1934 que es cuando se casó su bisabuelo. Pero la empresa Cerámica Santa Ana no comenzó a denominarse así hasta 1939, he incluso ha podido comprobar que su bisabuelo comenzó a ser el propietario de la vivienda a partir de 1941. Por lo tanto, el retablo cerámico tuvo que encargarlo en Sevilla en una fecha indeterminada a partir de 1941, estando ya seguro instalado en su patio para 1965 según nos apunta una fotografía de la época de uno de sus familiares posando delante del azulejo.



Antonio Villar Crespo fue una persona de profundas convicciones cristianas. Fue hijo único de Francisco Villar García y de Manuela Crespo Moreno. Reconocido por los que lo conocieron como un hombre noble y bueno. De hecho, se le llamaba “El niño de Dios”. Algunos creen que era por esa nobleza y profunda fe en Dios, aunque parece que viene de un hecho milagroso del que salió indemne, al desprender a un niño que se estaba electrocutando con un cable eléctrico saliendo ambos ilesos.

Antonio Villar Crespo vistiendo su tunica de nazareno.



Fue un destacado cofrade de la cofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno de Bailén. Lo podemos ver vistiendo la primitiva túnica nazarena conjugando con las novedosas capas (eliminándose las colas) que, con esta cofradía, terminaron por configurar la nueva estética de los llamados penitentes de Bailén. De hecho, en principio pensé que tenia el azulejo del Gran Poder tan solo porque se representaba la misma iconografía del que es el gran titular de su cofradía. Exactamente no podemos confirmar cuando y por qué se hizo hermano de la cofradía nazarena bailenense. En 1917 ya comienza a aparecer una firma [solo Antonio Villar] entre los libros de actas de la hermandad. Pero no será hasta el año 1946, cuando entró como secretario Antonio Choza, con sus claras, detalladas e inconfundibles actas (a igual que las capitulares del Ayuntamiento que también escribió) en la que certificamos la asistencia a casi todas las juntas de hermanos de Antonio Villar Crespo, siendo el mayordomo (hermano mayor) en el curso cofrade de 1948-49. Aunque su cofradía representase a Jesús con la cruz cuestas, Fran Chica nos confirma su enorme devoción al Señor de Sevilla. También fue gran devoto de la Virgen de la Cabeza y hermano mayor de la cofradía filial de Bailén. Por esta devoción también conservan una efigie labrada en piedra en el mismo patio.

Volviendo al azulejo del Gran Poder, la pieza en sí, es una verdadera joya por estar realizado en Santa Ana de Triana. La empresa Cerámica Santa Ana de Triana estuvo situada en la calle San Jorge, en los mismos alfares y salas de pintores que hasta entonces habían sido la fábrica de Manuel Montero Asquith y más remotamente de Manuel Corbato y de la Viuda de Gómez en el siglo XIX. Fue tomada en traspaso a Manuel Montero por los hermanos Enrique y Eduardo Rodríguez Díaz (la E. servía para los dos) en unión del ceramista Antonio Kiernam Flores, que se haría cargo de la dirección artística de la misma a partir de 1939, pasando a denominarse como Santa Ana en honor de la patrona del barrio de Triana, la “Señá Santana”. El apellido Kiernam es historia pura de la mejor azulejería sevillana, aunque en la empresa han pasado gran cantidad de grandes pintores. Curiosamente en este oficio ha destacado por ser hombres los artistas, acostumbrados en Bailén en las ultimas décadas a etiquetar a la mujer como la pintora de cerámica. Personalmente no estoy cualificado para atribuirlo a un artista en concreto ni tampoco en la técnica que está realizado, pero valga esta publicación para darlo a conocer, y que algunos de los grandes ceramófilos de Sevilla, quizás puedan catalogar con mayor acierto.

Antonio Kiernam Flores


En Cerámica Santa Ana se ha comercializado tradicionalmente todo tipo de género: murales, rótulos comerciales, retablos religiosos, cacharrería, letras, zócalos, etc. “Cerámica Santa Ana” es la marca y “Rodríguez Díaz, S.L.” es la sociedad mercantil. Enrique Rodríguez García, cabeza visible de la empresa a finales del siglo XX, falleció el 25 de junio de 2005. Regenta la empresa desde entonces su sobrino Antonio Rodríguez Berjillos, hijo de Juan Rodríguez García, junto con José Manuel González Reigada, casado con Emilia Rodríguez Mejías, hija de Enrique Rodríguez García.

Con motivo del proyecto de construir un Museo de la Cerámica de Triana en las dependencias que fueran los talleres y hornos de Cerámica Santa Ana, que se encontraban en estado ruinoso, el Ayuntamiento de Sevilla llegó a un acuerdo con sus propietarios, comprando muchas de sus obras cerámicas, diseños, estarcidos, etc, algunos de los cuales se restauraron y reubicaron en el Centro Cerámica Triana levantado sobre estos centenarios alfares, que abrió sus puertas el 29 de julio de 2014.

En mayo de 2013 cesó la actividad comercial de Cerámica Santa Ana.  En su antigua tienda exposición de la calle San Jorge, que estaba en régimen de alquiler, se ubicó la firma "Cerámica Triana" desde octubre de 2013.

Antonio Rodríguez Berjillos (hijo de Juan Bautista Rodríguez García) y su primo político José Manuel González Reigada (casado con Emilia, hija de Enrique Rodríguez García), son los actuales responsables de Cerámica Santa Ana, a la vez que gestionan la creación del Museo de la Cerámica de Triana en sus instalaciones.

Información de Cerámica Santa Ana: 

www.retabloceramico.net/bio2_santaanaceramica.htm

domingo, 26 de septiembre de 2021

EL TRONO DE SEBASTIÁN DE SOLÍS DE LA VIRGEN DE ZOCUECA


 

En realidad, se trataba de una peana de camarín, pero he utilizado el término que antaño se usaba para definir estas piezas ornamentales que se utilizaban en los altares, retablos, capillas o camarines para realzar el esplendor de las imágenes. Si, la Virgen de Zocueca tuvo un trono o peana de camarín del mismísimo Sebastián de Solís, el artista más reputado de la historiografía jiennense que vivió entre el siglo XVI y XVII.

Recuerdo cuando era un niño que en las pocas oportunidades que tuve de acceder al camarín de la Virgen de Zocueca en su santuario de la aldea del Rumblar, sentía esas espeluznantes vibraciones como cuando aún sigo extasiándome al contemplar el arte del pasado. Esa extraña sensación que nos transporta a tiempos muy lejanos. Los avatares del tiempo, los gustos, la desidia, las sustracciones indebidas y finalmente la Guerra Civil dejaron tan poco, que para volver a sentir esas emociones tenía que salir indudablemente de Bailén. No solo eran las yeserías dieciochescas que envolvían a aquella otra imagen que estaba en la aldea, la que apenas solo veíamos cuando llegaba la romería. Arte barroco cubriendo a la escuela valenciana con sede en Madrid. Todo eso lo aprendería y lo valoraría mucho después. Pero también recordaba que la Virgen se alzaba y sostenía sobre una peana con ese mismo sabor, con ese mismo encanto de las obras antiguas… pero sobre ella nada se decía, ni nada encontraba.

Como ocurre tantas veces, nadie le prestaba valor, poca atención despertaba la pobre peana. Pero algún día me encontré esta foto en la red y la guardé hasta que el pregonero de romería de este año me la recordarse al añadirla en el espectáculo visual que completó su exaltación. Y por eso estoy aquí, y nace esta entrada para que no sea solo un mero recuerdo de unos pocos.

Desde mi niñez, creo que cuando volví a visitar el camarín (con la suficiente madurez compresiva), la Virgen ya descansaba sobre la actual mesa, donde se han ido alternando sobre ella desde la segunda peana original del paso de los talleres de Angulo de Lucena, a la peanita de Orovio de la Torre de Torralba de Calatrava que sustituyó a la anterior en el paso con el estreno del templete o desde el año pasado en sus actuales andas de traslado, las realizadas por la Casa Meneses estrenadas en 1908.

Sobre las peanas del camarín, publiqué en 2017 que a la Virgen le querían hacer entre 1787-1791 un trono de camarín de plata diseñado por el polifacético artista academicista de Jaén, D. Manuel López, que parece que no llegó a buen puerto. Por cierto, en ése artículo tengo la espinita clavada del error que cometí al interpretar los documentos donde encontré los datos. Por culpa de la costumbre de esta tierra de llamar a los pasos como tronos, creía que en realidad querían hacer una pieza que hiciese las veces de peana en el camarín y de andas procesionales de la imagen. Precisamente por estas peanas en muchos lugares se les llama a los pasos: tronos, porque muchos de ellos eran colocados también en las andas para procesionar de manera más suntuosa a las imágenes, y en Sevilla con las glorias tenemos aún ejemplos de aquello. La palabra “peana” en referencia al ornato sagrado parece que es más reciente. Torpe de mí, sabiendo que tanto la palabra “trono” como los pasos de mayor tamaño, a imitación de Sevilla, no llegarían a esta provincia hasta finales del XIX e incluso no se asentarían hasta la segunda mitad del XX.

Estudiados desde entonces más estos asuntos de nombres y expresiones del pasado, creemos que lo más normal es que la Virgen pudo tener un trono desde el estreno del camarín, tras la finalización de las yeserías sobre 1754-1758. No sabemos cómo, de qué autor, pero probablemente de madera que corrobora el arreglo sobre el mismo que acometió en 1820 el carpintero José Cabrera por lo que la cofradía pagó (junto al desplazamiento del artesano al santuario) 10 reales. Este trabajo también lo confundí con unas posibles andas. Por cierto, un pago que no realizó la parroquia de la “Asunción del Rumblar”, entonces la propietaria de todo desde que la aldea se convirtiese en una de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena. Una pequeña muestra de que la cofradía siguió sufragando costes y no solo la Intendencia y independiente parroquia, aunque aquel Fuero de Carlos III le arrebatara a Bailén su santuario y le complicase mucho la vida con el culto a su patrona, solución que resolvimos de la forma tal vez menos ortodoxa…

Pero ese trono o peana que nos muestra la fotografía que abre esta entrada (desconozco su propietario, la tuve que encontrar en Facebook hace años), nunca fue encargado a Sebastián de Solís, ni estuvo en el camarín desde los tiempos del manierismo. De hecho, para cuando se entronizara la Virgen en el primer nicho u hornacina del nuevo testero del santuario (a mediados del siglo XVII), el artista toledano ya habría muerto (en 1630 es la última noticia que se tiene de él en Jaén).





Lo que sí realizó Sebastián de Solís para Bailén fue el que tal vez fue su mayor obra retablística, el retablo mayor de la iglesia de la Encarnación, obra que tuvo que culminar en torno 1586 y que fue destruido en los episodios iconoclastas de la Guerra Civil. Aunque aún siguen muchos misterios por resolver sobre cómo y qué se destruyó de los bienes-muebles de la iglesia y ermitas de Bailén (santuario incluido), del que recientemente he leído que todo fue transportado al lugar por donde hoy se encuentra la estación de autobuses y fue quemado, lo cierto, es que algunas o muchas piezas, aunque fueran solo fragmentos, se salvaron. Todas ellas desperdigadas por la iglesia o por las calles por donde fueron arrastradas y ultrajadas, muchas tuvieron que ser recogidas por los vecinos, las que luego guardaron en sus domicilios. A algunos se les llegó a denunciar por ello, e incluso se les juzgó, aludiendo aquellos en sus defensas que lo hacían para salvar las piezas y después devolverlas. Esto, claro está, viendo que la guerra la había ganado los que defendían a la iglesia. Fue una tónica general en muchas poblaciones este tipo de actos y confusiones en la represión.



Así, algunas columnas y tablas de aquel retablo y quizás de muchos otros se devolvieron en la posguerra a la iglesia. Las columnas estuvieron decorando la iglesia, la sacristía y finalmente acabarían insertadas en el nuevo retablo de la Virgen de Zocueca en la parroquia de Bailén. Tristemente no de la forma más correcta, desvirtuando su primigenio valor, aunque sabemos de las buenas intenciones con la que obraron los promotores. Y es que cuando ignoramos algo es fácil equivocarse, como a mi mismo me pasó y he reconocido renglones más atrás. De aquellas columnas solo queda en su aspecto original una y se encuentra en la iglesia de San José Obrero junto al Cristo de la Humildad y Misericordia.

Pues bien, con aquellas tablas, supongo que algún carpintero tuvo que crear esta singular peana o trono de camarín cuando se restauró el santuario y se devolvió el culto en el mismo y se colocase una nueva imagen de la Virgen en el camarín. Desconozco quien lo hizo y desde cuando ha venido sustentado a la imagen, pero la misma fue sustituida a partir de 2008, cuando se estrena el templete del paso de la Virgen por el bicentenario de la Batalla de Bailén y hay que remodelar su paso, cambiando la peana superior que acabó sobre una mesa haciendo de trono o peana de camarín. Suprimido el templete del paso en los últimos años, la sobre-peana ha vuelto a su lugar en el paso. Aquella singular peana, sin sentido arquitectónico, pero fácilmente reconocibles sus características manieristas y la impronta de Sebastián de Solís, fue desmontada y las piezas se colocaron en la sacristía a modo decorativo o expositivo por el párroco de entonces. Hasta que un nuevo párroco eliminó aquella decoración, guardando las tablas en la misma sacristía donde aún se conservan.