Parece que es la hora… y no es la hora. ¡Ai! de aquella frase de Barbeito, que hice mía en mi pregón. Los signos, siempre la iconología tan presente, nos advierten de que llegan el tiempo especial. Dejémonos de tópicos cogidos con calzador de fuera y vayamos a la realidad. Aquí huele poco a incienso, y la intensidad de la cuaresma es digna pues de lo que la misma ciudad es. Pero desde los años ochenta un signo que hace que Bailén vuelva a hablar de túnicas, tronos y tambores es la llegada del Programa de Semana Santa. Un año más ha salido y ya está llegando a la casa de los cofrades de Bailén. Este año nuevamente he vuelto a participar. Un honor y una gran suerte de que la Unión Local de Cofradías de Bailén me siga haciendo hueco en la publicación cofradiera por antonomasia para volver a contarles la historia de sus cofradías.
Este año pisamos fuerte, y hablo en plural porque, aunque lo firme yo lleva incluido el trabajo de Juan José Villar Lijarcio y Francisco Antonio Linares Lucena. Hemos tenido la suerte de consultar allí donde verdaderamente está mejor guardada la historia y nos topamos con una joya de valiosos quilates. Y conocimos la historia de la vieja cofradía morada y como no queremos quedárnosla para nosotros, se la brindamos al pueblo de Bailén, y desde aquí al universo cofradiero, para que simplemente sigan conociendo el origen de sus costumbres. Unas costumbres mantenidas y creadas por las personas, porque en verdad una cofradía, un cristo, una virgen… no serían nada sin las personas. Personas del pasado que trabajaron como los que tenemos más recientes y que por cosas del destino, pasaron a un olvido, tal vez porque en esto de las cofradías nunca no lo hemos tomado como algo “importante”. Será el momento de cambiar y por ello les hemos brindado una especie de resumen de lo más trascendental que ocurrió en la cofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno entre el año 1900 a 1930, donde entre todas las personas que hicieron realidad el día a día de la cofradía sobresalió un brillante bailenense del que hasta hoy apenas se hablado, el sempiterno secretario de la cofradía, D. José López Soria. En este artículo conoceremos algo de su vida y como se la entregó a su cofradía donde dejó importantes aportaciones como la primera imagen de Jesús Resucitado, la que documentamos a la mano del valenciano José de Tena, un nuevo cambio de imagen del Amarrao, la hechura del gallardete que aún se conserva y un esbozo de lo que fue aquella mítica estampa de los Armaos de Jesús. Un simple artículo, que ojalá así lo quiera Dios, sea el preludio de una gran obra en la que nos estamos dejando sobre todo las más grandes de las ilusiones.
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