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domingo, 16 de agosto de 2020

LA PLAZA DE LOS DOLORES DE BAILÉN


El pasado día 4 de agosto de 2020 se puede tener como el día oficial de un acontecimiento histórico que personalmente a mí me ha encantado.  En un acto sin anunciar (para evitar posibles aglomeraciones de gente por la pandemia), el ayuntamiento inauguró la remodelación de la antigua Plaza de las Garrotas. Entre los cambios significativos se encuentra que un rincón bailenense se ha rotulado en honor de una imagen devocional del pueblo y además se ha instalado en ella un retablo cerámico con la imagen que desde ese momento le da nombre a la plaza. Y digo bien, porque la que hasta ahora (y no oficial) era solo la “plaza de las Garrotas”, ha pasado a denominarse como la plaza de Los Dolores. Ahora solo queda que el retablo cerámico con la imagen de la Virgen de los Dolores que ha realizado el artista y ceramista local José Antonio Rivas sea bendecido.

El 21 de febrero, la corporación municipal daba la noticia de esta nueva nomenclatura de un rincón bailenense que han querido remodelar y potenciar creando una verdadera plaza, ya que en realidad antes solo era una fuente que hacía las veces de glorieta para la circulación de vehículos. La pandemia del coronavirus paralizó las obras y seguramente la instalación, inauguración y bendición de todo el plan urbanístico que seguramente hubiese sido para las vísperas de Semana Santa. Pero por fin ya se ha podido completar todo el proyecto. Qué duda cabe que a mí me ha encantado la iniciativa ya que se ha tomado en cuenta la esencia de nuestra cultura e historia. Mis seguidores ya sabrán de mi vieja ilusión porque cosas como estas se hicieran en Bailén. Aun en estos tiempos, como dirían algunos, la iglesia y la fe cristiana tiene una innegable presencia en la idiosincrasia del español, y sobre todo en el andaluz. Por ello, creo que dedicarle una calle o plaza a una imagen religiosa (católica), aun entra en las lógicas de nuestras costumbres. Tenemos que dar por sentado que la devoción popular es parte intrínseca de muchos ciudadanos. Pero además hay que tener en cuenta el peso histórico de la Virgen, que aunque los tiempos han visto la sustitución de su imagen en varias ocasiones, el culto a su iconografía y advocación en Bailén se hunde en el mismísimo siglo XVI.
Así que creo, que vecina tan antigua e ilustre se merecía este detalle. Y es que la Virgen de los Dolores (antaño de la Soledad) lleva viviendo en la antigua ermita de la Soledad (el monumento más antiguo de Bailén) desde que se pierde la memoria. Desde que la antigua ermita de Santiago, San Marcos, San Nicasio o la Soledad se encontraba extramuros, es decir, fuera del casco urbano y poco a poco se fue agrandando la vieja villa que crecía y se acercaba a sus dominios.


Pero para este proyecto han querido tener en cuenta la historia. Es decir, se ha podido devolver una denominación de la plaza de otros tiempos. Pero hay que aclarar que la denominación pudo ser popular e incluso transitoria. Oficialmente esta plaza nunca se ha llamado así, si tenemos en cuenta que sería a partir de 1851 cuando el ayuntamiento comenzaría a conformar un entramado oficial de nomenclaturas y numeraciones de las viviendas del callejero bailenense. Hasta entonces todo eran denominaciones populares, que algunas se respetaron y otras se cambiaron. Para aquellos días de mediados del siglo XIX no se la cita con nombre alguno. Hace relativamente pocas décadas se la denominó como plaza de las Garrotas porque al parecer así era llamado popularmente este “llanete” donde había una fuente pública de donde emanaba el agua por una tubería con la forma que recordaba a una garrota. Por ello, cuando se construyó la actual fuente se exornó con caños por donde salía el agua con esa misma forma. Que por cierto, también volverá el agua a fluir de la fuente y se ha restaurado la poesía que contenía su decoración. La autora de la poesía en 1987, María José Cámara Briones, estuvo presente en el acto.
Ya una de las calles que desembocan en la plaza es llamada como una antigua denominación de la ermita; San Nicasio (antaño carrera de San Nicasio) para que entendamos cómo estas cosas echan raíces entre sus vecinos más cercanos de aquella Puerta de Baeza, que creció con la calle Cantarranas y la calle Saeta mientras la actual prolongación de Baeza (no estaría mal otro cambio de nombre) era tan solo el principio del camino de Jabalquinto (atravesado por el camino “rededor”, actual calle Sevilla) donde a sus orillas se asentaba y asienta la ermita. Incluso la actual calle Carpinterías también se la denominaba de San Nicasio para 1851, que es cuando se la cambia a Carpinterías (desde el franquismo García Morato) como nuevamente ha sido rotulada.
¿Pero de dónde sale eso de plaza de Los Dolores? Francisco Antonio Linares Lucena volvió a poner de actualidad en 2013 esta curiosa denominación siguiendo lo descrito por el que fuera Cronista Oficial de Bailén, Matías de Haro Comino que lo reflejó en su “Bailén, su historia y sus cosas”, libro publicado en 1985. De Haro se basa para ello en un viejo artículo del programa de fiestas de 1942 firmado por “maese Juan” (probable seudónimo que utilizase Pablo Morillas), el que nos revela la existencia de alguna relación del callejero de Bailén en el año 1826. Que cite textualmente “tenemos a la vista una relación de las calles de Bailén en el año 1826…” nos da a entender que algún documento encontró para enumerar ese callejero. 
Matías de Haro no consigue confirmar que se tratase de esta plaza, aunque maese Juan la describe entre la calle Cantarranas y Baeza, por lo que podría ser el otro llanete adyacente donde confluyen la calle Baeza y Cantarranas. Matías de Haro expone que cree que tiene todos los visos de que fuera la plaza de las Garrotas por algún tipo de parada que hacía la imagen durante sus procesiones y traslados entre su ermita y la parroquia. Como acostumbraban por entonces nuestros investigadores, no dejaron bien señalizado el lugar donde encontraron estos datos para ahora poder corroborarlo como se merece. Investigué en las actas capitulares y pregunté por cualquier documento sobre censos o padrones que tuviera el archivo municipal de Bailén, pero aún la búsqueda está abierta para saber de dónde maese Juancogió esta información ya que los padrones de vecinos más antiguos que conserva el archivo municipal comprenden fechas en torno al año 1867 y en ninguno de ellos aparece ni plaza de Los Dolores ni nombre de este rincón bailenense.
Sobre ella, maese Juan dejó escrito en 1942 lo siguiente:
Tenemos a la vista una relación de las calles de Bailén en el año 1826. Existían las calles siguientes: Santo, Eras, Plazuela del Mesón, (la de Castaños actual) Calle Real, Calle Carrera, Almendral, Silera, Yedra, Santo Cristo, Plazuela del Olmo, Empedrada, Campo, Cruces, Moya, Cura, Choza, Agua, Real Alta (Falange actual) Álamo, Horno de la Frentona, Puerto, Baeza, Oro, Cantarranas, Carrera de San Nicasio, Plazuela de los Dolores (entre Baeza y Cantarranas), Sardina, Barrancos, Barreruela, (del Prado actualmente) Jaén, Plaza, Amargura, Iglesia, Plaza del Rey (actual de José Antonio) Jesús, Arrabal y Nueva”.[1]
Lo descrito por Matías de Haro es lo siguiente:
N. 12 Plaza de Los Dolores.
Investigué cuanto estuvo a mi alcance. No me ha sido posible hallar con exactitud el punto donde estuvo enclavada la plaza de Los Dolores.
Parece ser que habiendo existido por esta tierra la buena costumbre de dar descanso a las imágenes en esta zona del pueblo y a su paso por dichas calles no se descarta que en yendo la Virgen de los Dolores camino de su Ermita por la que hoy se llama Plaza de San Nicasio, le pusieran el altar para ofrecerle los buenos vecinos un descanso, de donde con el tiempo y el uso le viene este nombre”.[2] 
Antes de aportar nuestra opinión no quiero olvidarme otro de los curiosos recuerdos que nos dejó escritos Matías de Haro como fue la presencia de una capilla de San Nicasio en el mismo entorno. Refería lo siguiente:
Núm. 33 Carrera de San Nicasio.
¿Ven Vdes? Ya tenemos aquí otra Carrera, en esta ocasión nos viene del Sur y no puede ser otra más que la de San Nicasio.
Esta se unía al comienzo con la Calle del Hospital tras haber cruzado la Calle del Oro y haber dejado atrás aquella casa Solariega, donde no cabe duda viviría un señor de cierta identidad.
En cuanto a lo de San Nicasio, debo de advertir que todas las Calles que evocaban a algún Santo, solían tener del mismo una capillita a su final o comienzos. Yo la he visto, ésta la tenía al final, haciendo esquina con la Calle cantarranas y esto era muy bueno, pues ya los vecinos se encargaban de que a la imagen jamás le faltaran las flores de la época correspondiente y hasta incluso sus velas, por aquello de la necesidad que teníamos de que nos «echara una manecita» …”.[3]
Curiosamente, esa casa solariega que nombra Matías de Haro perteneció al prior de Bailén en el periodo comprendido entre finales del XVIII y principios del XIX, D. Juan Pedro de la Chica Valderrama. La nueva casa aun conserva sus viejos escudos de hidalguía de este sacerdote oriundo de Torredelcampo. En aquella casa estuvo guardada la nueva talla encargada en Úbeda en 1779 hasta que el mismo prior la bendijo en el Martes Santo de aquel año.
Hoy no tenemos duda de que la ermita de San Nicasio es la actual ermita de La Soledad, probablemente lo que recordaba Matías de Haro sería una pequeña hornacina callejera donde se veneraría al santo o algún santo. Confiaremos en su recuerdo de que se trataba de San Nicasio, motivo por el cual tomaría más fuerza la denominación de las dos calles que desembocaban en esa esquina de la calle Cantarranas.







Pero lo cierto es que con datos históricos o no de denominaciones del callejero, creo que ha sido de justicia esta dedicación de una plaza con azulejo incluido a la Virgen de los Dolores en su barrio, Ella que es la guardiana de la vieja puerta de Baeza. Pienso que el poder histórico y cultural aglutinador de personas con un mismo fin que atesoran las cofradías en Andalucía es tan patente que todas tendrían derecho a dedicar una calle a alguno de sus titulares, porque al fin y al cabo son iconos que traspasan la fibra de lo bailenés. ¿Quién entiende aquel barrio sin la Virgen de los Dolores?, como desde antaño pasó con la vieja calle Consolación que acabó siendo la de Nuestro Padre Jesús en pleno siglo XVIII. El Santo Cristo le dio nombre a su calle e incluso a tres más, ¿por qué no podría pedirse otra para por ejemplo para el Cristo de Medinaceli, santo y seña de la devoción popular y emblema de la Semana Santa de Bailén? ¿o una calle allá por las Palmeras para nuestro genuino San Juan? ¿Por qué la Mulica no podría celebrar alguno de sus próximos e importantes aniversarios fundacionales con una nomenclatura callejera?
Todo ello es santo y seña de nuestra cultura e historia, no solo de la Semana santa y diría que no solo de los creyentes. No sabemos si fue la plaza de la Garrotas o el Llanete de la fábrica de aceite de “Chavasco”, pero aparte de los datos callejeros, le han levantado un monumento merecidísimo a la historia popular del pueblo y su Semana Santa, porque todo apunta que aquella denominación nos habla de la vieja Semana Santa, con su tradicional recorrido que era llamado como la “estación completa” que llevaba a la procesión del Viernes Santo por la mañana hasta aquel extremo de la vieja villa. En aquel lugar o entorno, probablemente los horquilleros (anderos) y cofrades hacían una parada de descanso dejando las andas sobre algunas mesas que los mismos vecinos, cada año instalaban puntualmente fieles al rito anual de la Pasión. Seguramente alguna ceremonia del antiguo régimen se pudo desarrollar o simplemente los cantes de la pasión (las saetas antiguas) florecían como las flores de la primavera en honor y devoción de sus imágenes pasionistas, donde esta dolorosa era la que lloraba sus congojas en el dieciochesco camarín de su ermita. Esta plaza y azulejo es un homenaje a nuestra historia y la vida bailenense, que nos recuerda que ese ha sido y es lugar de paso imprescindible de nuestra semana santa, por donde María Santísima de los Dolores siempre ha estado ahí escuchando a sus vecinos que la recibían o quien la buscaba por aquellos contornos, en su traslado a la novena, en la procesión de la mañana del Viernes Santo, en la de La Soledad o en la de su fiesta de septiembre, sin contar cualquier procesión de tipo extraordinario que también ha podido realizar. Una estampa que me apretaba el nudo de la gloria era cuando en las luminosas tardes de Saludo Ella dibujaba bajo su palio el mismo firmamento por su nueva plaza buscando a su hijo en la plaza del Reloj para que todo volviese a resurgir en la semana de la gracia…

Fotos: Pedro de Manuel Pérez y Juan Simon Garcia.



[1] Maese Juan: “Para la historia del pueblo ¿Cómo era Bailén?”. Programa de Fiestas de Bailén de 1942. s/f.
[2] DE HARO COMINO, Matías: Bailén, su historia y sus cosas. II parte. La Carolina (Gráf. Ramírez), 1985. pp. 632. 
[3] DE HARO COMINO, Matías: Bailén, su historia y sus cosas. II parte. La Carolina (Gráf. Ramírez), 1985. pp. 640.

sábado, 8 de agosto de 2020

EL INCENDIO DE LA VIRGEN DE LINAREJOS EN 1881


Hoy le daré por el gusto al amigo y compañero de faena investigadora, el linarense Andrés Padilla Cerón, volviendo a escribir algo sobre la historia devocional de la ciudad de Linares. Agosto es un mes especial en la vieja ciudad minera donde sobresale su feria de San Agustín que como en todos sitios, el covid-19 se ha cargado (menos los toros). Esa feria que se celebra bien cerca de la vieja casa donde vive la que tildó un capataz linarense ante las cámaras de la televisión: “la verdadera y única Reina de Linares” … la Virgen de Linarejos (cosas de los piques cofradieros cuando pensamos más que ensalzando nuestra devoción con graduaciones absurdas le vamos a hacer algún favor). Y es que agosto en Linares se abre con la festividad de la Virgen el dia 5.
Que se pueden esperar que se diga de la patrona del pueblo. La imagen de la Virgen de Linarejos, obra del granadino Navas Parejo tras la contienda civil de 36, se cree que puede que sea la cuarta imagen que el pueblo de Linares ha venerado como su patrona. Esta imagen vino a sustituir a la que ardió en las llamas iconoclastas de la Guerra Civil Española. Aquella efigie que se perdió, también tiene entre su historia un episodio con el fuego, pero en esta ocasión, de los que surgen sin mala intención. Sobre este hecho se ha escrito, pero si no falla mi investigación, pocos se han detenido detalladamente en el suceso.
Fue también por este mes, a finales, cuando la Virgen se encontraba lejos de su santuario, en la más antigua parroquia de la ciudad, la actual basílica de Santa María la Mayor. Seguramente en un tórrido día de verano, en las peores horas de calor, uno de los tantos cirios que ardían por la devoción de sus devotos, se volcó y provocó un incendio sobre la imagen.
Esta noticia la sabemos gracias a una comunicación enviada por el párroco D. Juan Pedro Martos el día 21 de agosto al señor obispo para informarle de lo sucedido y las acciones que querían acometer. Este documento se conserva en la sección de cofradías de Linares del Archivo Diocesano de Jaén y una fotocopia del mismo, en el Archivo Municipal de Linares[1]. Aunque este que suscribe ha leído el original, me he servido de la copia (gratis para el investigador) custodiada en Linares para escribir esta entrada y de la que me sirvo para ilustrar esta historia.

Según mi tocayo sacerdote, el suceso ocurrió en torno a las cuatro de la tarde. Nos describe que la Virgen se encontraba en un altar de cultos situado en el altar mayor, en el lado del evangelio. Una arquitectura efímera que por la descripción debía ser ciertamente suntuosa al describir un dosel y gran profusión de cera, sobre todo por la que le llevaban sus devotos deseosos de iluminar a la Virgen para que Ella los ilumine con su gracia ante el Padre, ante su hijo…
El presbítero describe y certifica al obispo la profesionalidad ejercida por los sacristanes en el montaje y cuidado del altar y las llamas de las velas. Pero al final la desdicha hizo que un cirio colocado a la derecha de la imagen cayese sobre ella. Hubo suerte de que un acólito se percatara a tiempo para que desde la sacristía saliese a apagar las llamas el cura Ramón Hernández, los sacristanes y tres devotos, que incluso podría haber afectado al suntuoso retablo mayor que realizó el conquense Diego de Briones a principios del XVIII. Aunque tristemente aquel retablo y la Virgen ardieron en 1936. Una pérdida irreparable (aunque Linares consiguiera dos retablos antiguos para sustituirlos) a la que había que añadir el retablo mayor de la iglesia de San Francisco, una obra que recientemente he podido documentar a la mano del hijo de Diego de Briones, el también tallista natural de Cuenca (afincado en Baeza, entre otras ciudades comprovincianas), D. Antonio Briones y Velasco (pero de eso espero hablar en el futuro y en el papel).
Gracias a la rápida intervención, se describe que el fuego sólo afectó a la policromía de las imágenes (Virgen y niño) por lo que informado el alcalde de la ciudad, el hermano mayor Don José Acosta y Velasco y el Sr. Vizconde de Begíjar que era el alférez, acordaron que la imagen debería de ser restaurada.
En este punto viene la incógnita que han presentado aquellos que ya han tocado esta información: ¿Se restauró o se hizo una nueva talla? En la carta, (que podrán leer en la transcripción que les dejo), informan que al no haber artistas en Linares y comarca deberían llevar la imagen a Sevilla o Madrid para que fuese intervenida. Para ello solicitan permiso al palacio episcopal para poder acometer la restauración (que es lo que se insinúa en la carta), de la que reciben autorización el día 25 de agosto de 1881.
Sin duda, el siglo XIX nos ha dejado pocas pistas sobre artistas de talla religiosa en la provincia de Jaén. Descubrir el autor de las obras de aquel periodo sigue siendo un quebradero de cabeza, de hecho, solo hasta 1845 he podido encontrar a la saga ubetense de los Espantaleón aun trabajando como escultores. Para 1881, es cierto que las casas de arte levantinas (entre Cataluña y Valencia) ya podían estar trabajando para la diócesis giennense, y dentro de estos talleres, aunque no sea la zona geográfica, Madrid era una de esas ciudades donde trabajaban aquellos artistas. Hasta ahora, pocas referencias (por no decir ninguna) hemos encontrado de la escuela imaginera sevillana por estas tierras. Pero llama poderosamente la atención que se plantearan ir a Sevilla. Alguno ha escrito que la imagen (viendo las fotografías que se conservan), no dudan en afirmar que o el retoque fue una auténtica remodelación o se hizo una nueva talla. Recordemos que la restauración científica actual por entonces no existía, tratándose las intervenciones en ocasiones en completas remodelaciones que creaban una nueva visión de la imagen existente. Quien me lea recordará el suceso en Baños de la Encina con la posible restauración del San Juan local por el pintor aficionado del pueblo Pedro María Rueda en 1863.
Si al final fue así, y terminaron acudiendo a Sevilla, por aquellos días en la capital hispalense trabajaban artistas de la talla como Gabriel de Astorga, Manuel Gutiérrez Reyes o Leoncio Baglietto que recientemente se le ha adjudicado la hechura de la Virgen de la Nieves de la iglesia de Santa María la Blanca en Sevilla. Son solo nombres de quien pudo restaurar o hacer nueva la talla de la Virgen de Linarejos que pereció en 1936 y que no lo hizo en 1881 de milagro, pero nos dejó pistas de que escuela pudo restaurarla o hacerla de nuevo…



Transcripción.

"Ilustrísimo señor obispo de esta diócesis.
Profundamente afectado voy a participar a vuestra señoría Ilustrísima la desgracia que ha acontecido esta tarde como a las 4, en esta parroquia de la que, sin merecerlo, soy encargado por ausencia del cura propio.
Ntra. Sra. de Linarejos patrona de esta ciudad, se hallaba colocada en el altar mayor al lado del evangelio, con dosel y gran porción de adornos que, la piedad de los fieles había llevado allí para honrar de ese modo a su bendita patrona.
También la devoción de los fieles llevaba al mencionado altar muchas velas, exigiendo las personas devotas que luciesen al menos por todo el día. Los sacristanes colocaban dichas velas cuidando muy mucho de que no estuvieren próximas a la venerable imagen, de sus adornos, lo que ha tenido lugar de observar el que tiene la honra de dirigirse a vuestra Ilustrísima señoría muchas veces y sin ir más lejos hoy, porque allí ha celebrado el Santo sacrificio de la misa.
Pues bien, a eso de las cuatro de esta tarde uno de los acólitos que estaba cuidando de las luces de ese altar y otros en que había velas encendidas, observó que una vela grande, efecto sin duda del calor, calló ardiendo sobre la peana de la imagen; prendió fuego la ropa de la Virgen, luego a la del niño y desde allí al dosel.
Gracias a Dios que el niño estuvo listo para avisar, y de la sacristía salieron el presbítero Don Ramón Hernández, los sacristanes y tres devotos que la sazón se hallaban en la iglesia rezando; y con gran destreza pudieron apagar por completo el fuego, logrando con eso, que no pasara al retablo del altar mayor.
La mano izquierda y el lado también izquierdo de la Santa cara de la Virgen se han ennegrecido no poco, y el lado derecho del niño bastante, tanto que reclaman el que sean retocadas.
Un minuto después de la ocurrencia estaba yo en la parroquia.
Oficié al Sr. Alcalde sobre lo acaecido por ser la imagen la patrona de esta localidad, y al Hermano mayor que este año lo es el Sr. Don José Acosta y Velasco y el Sr. Vizconde de Begíjar por ser el alférez de cofradía.
Todos acudieron con una prontitud grande, todos con nosotros lamentaban la desgracia y convinieron en que no había necesidad de instruir expediente alguno en averiguación de los hechos y causas del sucedido, puesto que daban entero crédito a la velación dada por nosotros.
Se acordó inquirir si en esta población habrá quien con gran habilidad sepa retocar las imágenes la Virgen y Niño, en caso negativo, llevarlas a Sevilla o Madrid en donde puedan hacerlo.
Para sí llegase este caso pide autorización y permiso a vuestra Ilma. Señoría para que dichas imágenes sean trasladadas a uno de los puntos indicados con el expresado fin. Como las llamas no eran de fuego intenso, no han perjudicado la escultura, el barniz solamente es el que ha sufrido detrimento. Doy a V.S.Y, con satisfacción este detalle ara que le sirva de consuelo.
Dios que a V.S.Y guarde muchos años.
Linares y agosto 21 de 1881.
El párroco Juan Pedro Martos. [rúbrica]
***
Agosto 25 de 1881.
Ofíciese al comunicante manifestándole el sentimiento de tal desgracia, facultándole para que pueda procederse a la restauración de la imagen y del niño como fuere necesario y por mano perita dentro de esa localidad y caso de ser necesario trasladar la imagen a otro punto lo verificará usted de acuerdo con la autoridad local y Señores cofrades.
Lo que acordó S.S.Y. el Obispo mi Sr. De que certifico
Licenciado Fernández [rúbrica]”




[1] Archivo Municipal de Linares, cofradías, leg. 2562/011.