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sábado, 30 de abril de 2011

UNA "BOFETÁ" PARA EL PERDÓN DE CORDOBA..


El Miércoles Santo cosas del futbol me hizo desistir de visitar alguna de las ciudades más cercanas –a excepción de Jaén- con buenas cofradías como es el caso de Córdoba. Semana Santa que en esta jornada no he vivido nunca y que este año por no estar en Sevilla me hubiese gustado. Me tira mucho mi equipo pero esa jornada entendí que primero era la gran semana de Dios…pero los compañeros no quisieron y no me iba a ir solo…
Por eso les muestro hoy una de las hermandades de esta jornada en tierras de la mezquita, el Perdón de Córdoba pero que yo llamo “La Bofetá” de Córdoba. No hay que explicar mucho el por qué, ya que en su paso de misterio queda representado el momento en que Jesús es abofeteado en casa de Anás tras ser prendido en el huerto de los olivos. El mismo pasaje evangélico que hiciese famoso la ciudad de Sevilla, que de hecho lanzó a la cúspide en su época al imaginero Castillo Lastrucci.
Este paso de misterio y como siempre insisto puede tomar como referencia que en Sevilla se creara pero su escenografía es completamente diferente, he aquí el hecho que siempre proclamo de tomar una base y reinventar. El Señor del Perdón gira su cabeza tras el brusco golpe que acaba de recibir aunque su mirada se fija en el sirviente del sanedrín que acaba de atacarlo, pero su mirada es de Perdón... El portentoso Cristo es una de las óperas primas del afamado imaginero cordobés Francisco Romero Zafra (su único Cristo en la ciudad) que a su vez con la dolorosa de esta hermandad comenzase su periplo en el mundo de la imaginería. Un Cristo que “camina” al frente –no al revés como el sevillano- y una imagen que podríamos encasillar del primer estilo de maestro cordobés que bebía más de los modelos clásicos como pueden ser Montañés o su paisano Juan de Mesa. Las imágenes secundarias las realizaría un seguidor de esa nueva escuela cordobesa que prácticamente Zafra y Bernal se encargaron de crear, llenando la capital Califal de varios artesanos muy seguidores de las líneas artísticas de estos imagineros, de hecho muchos de ellos por no decir todos han recibido sus consejos. Pues uno de ellos es Manuel Luque Bonillo el autor de las imágenes secundarias, uno de sus primeros trabajos y en el que sin duda hay que destacar unas de las primeras aportaciones al imaginario cofradiero de los guardias del templo o sanedrín, los verdaderos captores de Jesús a excepción de los momentos en el que el asunto más transcendental de la historia de la humanidad pasase por manos de Roma. Como todos sabrán el arte cofradiero siempre ha utilizado el recurso o la presencia de guardias romanos que se han hecho tan populares e insustituibles en el mundo de los misterios que aún se siguen manteniendo y se seguirán realizando.



Un detalle a destacar en la ornamentación historicista del paso es la jamuga que cierra la escena con La Menorá el tradicional candelabro o lámpara de aceite de siete brazos, elemento ritual del judaísmo y asimismo uno de sus símbolos más antiguos que representa los arbustos en llamas que vio Moisés en el Monte Sinaí siendo hoy en día uno de los símbolos oficiales del Estado de Israel, apareciendo en su escudo.
Un paso de misterio fiel exponente de una época en la Semana Santa cordobesa en la que proliferó la creación de muchos y grandes pasos de misterio. Una época que sin lugar a dudas ha dado una gran proyección a la pasión en la capital califal y que fue de la mano con la creación de pasos neobarrocos sevillanos terminados en pan de oro, lo que muchos llamaron como la “fiebre del oro”. Aunque este paso realizado por el taller local de José Carlos Rubio camine cada Miércoles Santo terminado en capas de barniz, lo que muchos llaman erróneamente “caoba”. Un caminar para mi punto de vista a destacar, mucho tiene que ver el encargado del martillo desde hace años, el capataz Luis Miguel Carrión Huertas, es decir “Curro”. Bajo mi punto de vista todos o casi todos los pasos que manda este hombre son dignos de alabanza dentro de su Semana Santa, fiel a su estilo de caminar siempre de frente al estilo antiguo. Hasta hace pocos años con la prestigiosa agrupación musical de la Redención de la ciudad y ahora a los sones de cornetas y tambores de la Coronación, igualmente de la ciudad marcan para mí una cofradía muy interesante de ver por las calles de Córdoba. Por cierto vean la salida de los pasos, para mí un ejemplo de cuidar la integridad de los costaleros y el paso colocándole unas ruedecitas en lugar de arriesgarlo todo a una salida de rodillas -más populosa-, algo que no solo hace esta hermandad si no prácticamente todas las que tiene este problema en la ciudad.













viernes, 29 de abril de 2011

DOMINGO DE RAMOS EN SEVILLA... EL GRAN DIA (y II).


Con la primera toma de contacto al Domingo de Ramos y en si a la Semana Santa aún se podría decir que no nos habíamos dado cuenta lo que estábamos viviendo y como diría el amigo Arcos “sintiéndolo”. Difícilmente podríamos cambiar de objetivo cuando el sofocante sol comenzaba su retirada y dejar de presenciar un año más la impresionante salida de la Amargura… que se puede añadir más a lo dicho tantas veces, es siempre igual pero siempre diferente pero tenía ganas de comprobar con nuestro nuevo acompañante, Óscar si aquello son suposiciones nuestras o simplemente esta hermandad es de otro mundo.
La plaza de San Juan de la Palma se encontraba casi completa de personas, aún quedaban tres cuartos de hora para que asomase la cruz de guía seguida de esa serpiente blanca que atraviesa la ciudad, incluso antes de que comience la estación de penitencia. Refrescándonos con unas cervecitas del bar de la plaza esperamos impacientes, sin apreturas y casi en el mismo lugar de siempre que comenzara todo. Centenario del estilo que reluce esta hermandad cada Domingo de Ramos cuándo se abrieron las puertas y se masca en el aire una salida de hermandad de silencio pero a la vez como si fuera de barrio. Esperábamos ansiosos los ciriales para echarle el ojo a un amigo que cumplía un sueño. Quien se lo iba a decir al “Moro” años antes cuando entre la policía y el público tuvo que salir de allí pintando por llegar el último y colocarse el primero y este pasado domingo fuese ejerciendo de escolta como guardia civil al Señor del Silencio en el Desprecio de Herodes. Las cosas de la vida de este gran patero trasero izquierdo del Soberano de Linares y este año escolta del “Herodes” de Sevilla, aquel que con su señora y amigos espera cada Domingo de Ramos en las mismas vallas de la puerta para deleitarse con la categoría de la que muchos dicen es la mejor cuadrilla de costaleros de paso de misterio de la ciudad… por no decir del mundo.





Todo fue igual y distinto, el silencio se apoderó de la plaza y le salió color…el blanco, a través de los instrumentos de las Tres Caídas de Triana que en esta tarde se hacen la banda más clásica y seria del planeta. Merito tiene esa adaptación desde que sustituyeran hace veinte años a la mítica banda del Maestro Patón para con su aportación seguir reinventando este sublime estilo llamado “Silencio Blanco”. Pocas marchas propias le tocan, incluso pocas clásicas pero continuó su poderoso caminar con otra de sus aportaciones al importante patrimonio musical de la hermandad con la marcha “Al Desprecio de Herodes” para perderse en su largo caminar por la calle Feria. Una marcha que contiene fragmentos de los dos himnos de la corporación como es “Silencio Blanco” de Julio Vera y “Amarguras” de los Font de Anta… siguió emergiendo la serpiente blanca de altos capirotes y cruz de malta para qué volviese a embrujar los sones de esta última marcha. Necesitó el genial músico una fotografía para decidirse a componerle esta marcha en un lugar tan distante cofradieramente hablando como es Madrid y les bastó para componer la que es para mí la marcha de las marchas, esa que con solo escuchar unos acordes piensas en incienso y olor a cera sea abril o sea agosto. La perfecta simbiosis entre Cayetano y Juan Manuel comenzaron a emerger del interior para mostrarnos a esta madura Madre dolorosa en su inconfundible compañía del San Juan que le da renombre a Hita del Castillo…por ser el de la Amargura. Arriá tras la salida, la música sigue inúndalo todo como su Amargura y levantá a pulso que hizo que el amigo Óscar nos mirara con los ojos fuera de sí…valió la pena, La Amargura no es de este mundo y por más que quiero no puedo narrárselo a ustedes.





Ya si era Semana Santa y aún quedaba más, buscamos la cercana calle Sales y Ferré para presenciar a esas horas nuevamente el misterio de la Cena en su itinerario de vuelta. El año pasado nos maravilló el entorno presenciando el Martes Santo a los Javieres, por eso pensamos que era un lugar maravilloso para presenciar el discurrir de un “barco”. No nos decepcionó el trabajo de la cuadrilla en las estrecheces de la zona, pasando el respiradero rozando nuestras narices mientras las Cigarreras lanzaban al aire una impresiónate oración musical llamada “Y fue Azotado…”. Nos metimos tras el paso, impresionándonos de su grandiosidad y de la calidad de su cuadrilla con levantas fortísimas y salidas poderosas, como la que realizaron tras pasar un estrecho de balcones para presentarse en la plaza del Cristo de Burgos. Ahí decidimos dejarlo con un gran sabor de boca mientras que los candelabros de su Madre de la Encarnación Gloriosa comenzaban a dejar una nueva estampa del Domingo de Ramos.








Ahora tocaba comer… pero preferimos quitarnos el hambre –que la verdad no había- con el Amor y las Penas de Dios… calle Cuna, casi en la televisiva esquina de Laraña con Orfila para presenciar el discurrir de una de las señeras hermandades de Sevilla. Nazarenos negros surgían de la nada porque su cruz de guía ya salió al medio día marcando el camino triunfante de Jesús sobre la Borriquita para ahora mostrarnos el por qué nos viene crucificado…por Amor.
Qué decir del portento creado por Juan de Mesa que dejaban boquiabiertos a una familia de guiris que se apostaban a nuestro lado. Seriedad, elegancia, respeto y como no arte… mucho arte mientras continuaba su solemne caminar y se dibujaba a sus pies la simpar alegoría del Pelicano del Amor. Elegancia y arte desde el principio hasta el final, y el final lo marca la dulcísima Señora del Socorro que camina cobijada entre la música fúnebre de las Cigarreras (la banda de música) y la suntuosidad de su paso palio. Curioso como un palio de malla se complementa a la perfección con el rigor de la cofradía y ese manto que como apunto Óscar es liso… liso de oro.









Y ahora tocaba el reencuentro, la alegría y eso en Sevilla tiene su máxima expresión en su república independiente…Triana. Tocaba buscar la calle Adriano y las puertas de la recoleta capillita del Baratillo pero estas cosas que se pasan por la cabeza de repente me hicieron buscarlo antes y disfrutar de su presencia durante más rato y caminar tras el “Penas de Triana”. Había que alcanzar unos de los epicentros cofradieros de la ciudad, el Arco del Postigo y los programas de mano indicaban que los hombres de Vizcaya estarían cerca con su “Zapatero” trianeando de vuelta. Hubo que aligerar el andar entre el enorme gentío que se condensa a esa horas en todo esa zona. Cuna, Salvador (San Roque nos tapaba Francos), Álvarez Quintero, Alemanes, plaza Virgen de los Reyes, plaza del Triunfo… el Señor estaba ya próximo al antiguo Postigo el Aceite y hubo que correr matemáticamente bordeando el Archivo de Indias –mientras Félix pensaba cosas malas de mi- para vislumbrar la clámide azul del romano que controla a los mercenarios o sayones que preparaban su crucifixión al compás de los agónicos acordes de “Aire para mis Penas”… la meta estaba alcanza y ahora Félix pensaba cosas más bonitas de mí y de mi santa madre… y ahí comenzó un encadenamiento de sensaciones indescriptibles, chicotá tras chicotá del Señor de la calle San Jacinto. “Jesús de la Agonía”, “Réquiem”, “Macarena”, etc… para llegar tras Él a los pies de sus “Madres” de la Piedad y la Caridad. Comenzó la chicotá y la revirá con una marcha que quieren que les diga, me emociona y me puso la piel de gallina, como es “El Refugio de una Madre”. Sobre los pies hasta encarar el umbral de la puerta y terminarla al estilo de Triana. Para el saludo sonó la marcha “Una Vida de Esperanza” –que han utilizado en muchos de sus puntos álgidos- y para marcharse esa marcha que le dedicase la banda al arte de las cuadrillas del barrio… “A la Triana Costalera”. No diré que es la mejor cuadrilla pero si me dejó el sabor de las cuadrillas de hace unos años, donde los cambios son para impresionar, para sorprender no para demostrar el gran dominio y caer en una sucesión sin apenas sentido, y aunque son unos genios –sobre todo ese izquierdo por delante- trabajando, sobre todo atesoran el arte y la elegancia tan difícil de mantener en este estilo que en muchos casos se sale de la línea entre lo elegante y lo chabacano. Motivo por el que me identifico con esta hermandad y por la que llevo su medalla colgada en el coche como uno de mis grandes referentes.



















Tras estos intensos momentos y de empujones, nos salimos en Pastor y Landero para descansar un poco y marcharnos hasta el mismo centro del Puente de Triana a espéralo de nuevo y presenciar por primera vez este que subscribe la recogía de la hermandad de la Estrella. La hermandad volvía al barrio, raro era el nazareno que no iba acompañado de alguien mientras en la penumbra y oscuridad del puente llegó como entre ascuas de luz de sus candelabros y la luna de pascua iluminado su cara. Aquí viví una sensación que me habían contado y que nunca había sentido cuando al levantar el paso el puente tembló… “a quitarle el polvo al puente” grito un costalero y más bien pareció que lo iban a hundir, llegando incluso un hombre a tranquilizar a una chavalita que llego a temerse lo peor.
Pero lo que llegó fue lo mejor, las Penas de Dios volvían a Triana y la frontera del Altozano a pocos metros mientras sonaba “Amor de Madre”. El busto del Señor de la Presentación de Dos Hermanas que pende del banderín de su banda quedaba lejillos pero con la potencia de los músicos nazarenos eso no es problema y comenzó a encadenarse chicotá tras chicotá, con una fuerza que me sorprendía y las marchas se sucedieron… “Al Dios del Perdón”, “Penas de Triana”, grande la emoción con la marcha “Sentir”, “Sangre” y otras tantas que ya me cuesta recordar para plantarse en la puerta con una marcha que su título lo describía todo… “En Triana”. Reviró con “Pilatos a Jesús” y nuevamente para despedirse de la repleta calle San Jacinto sonó “Una Vida de Esperanza”. Con ella y aunque vuelta la cuadrilla, con un izquierdo para atrás se introdujo en su capillita siempre mirando al cielo.













Tras esto, que serían las dos y pico de la mañana decidimos terminar el día en el Altozano con la bellísima Señora que ya empiezan a atribuir a la Roldana. Larga la fila de nazarenos y larga la espera y ahí ya ¡¡cenamos!! Un bocata de esos de puesto de feria que lleva de todo y no sabe a nada. Con el estómago lleno, llegó la Stma. Virgen de la Estrella que relucía mas en ese cielo despejado que con las horas cambiaria tanto y al final con esos cambios que ya anunciaban los mentideros cofrades… cera “enrrizá” y por lo menos ahí que es el único sitio donde la vi, ese andar antiguo tan de moda en los años ochenta y en los videos del Correo. Que quieren que les diga a mí no me gustó, prefiero la estética de estos últimos años y sobre todo si había algo que me enganchaba de este paso era ese andar serio, sin moverse una bambalina que me sorprendiera hace unos años. Incluso el repertorio me decepcionó con “Esperanza de Triana Coronada” o la archirepetida “Madre Hiniesta”. Pero bueno todas estas cosas son siempre secundarias cuando en medio reina la Madre de Dios tan guapa como es Ella, entre sus ricos bordados y orfebrería y vestida como solo los Garduño saben.
Domingo de Ramos intenso, magnífico, quizás el mejor que haya vivido para volver al hotel con la incertidumbre de que aunque pareciese imposible los pronósticos auguraban cambios a partir del Lunes Santo pero eso ya será en futuras entradas.

Fotos: Óscar Ortega (Videos salida hermandad de la Amargura) y un servidor.

















jueves, 28 de abril de 2011

¡EL ARTE HUELE A LADRILLO!


Esta expresión que titula esta entrada es la que suele utilizar nuestro hermano en Cristo y compañero en la “Galera Soberana” German Muñoz, “El padre de los ponis” para arengar a todos los bailenenses que tenemos el honor de ser los pies del Soberano de Linares, sobre todo al compadre Félix, una de las voces del paso y que por ser costero izquierdo de séptima está más cerca de German que porta sobre su séptima vertebra al Dios del izquierdo por delante en la octava trabajadera, la de los “chiquenines”.
Una expresión que nos gusta escuchar, creo que no está dicha nunca desde la mofa sino más bien desde el aprecio en honor a ese elemento por el que mi pueblo es conocido fuera de nuestros límites como es el ladrillo. Algo que no debería ser así ya que el oficio por el que debería ser conocido es por el duro y noble arte de la alfarería, aquel que hasta el mismo Padre Eterno trabajó en el génesis de la vida. Pero las fábricas que llenaron este pueblecito de industria en los años posteriores de la guerra civil, siendo uno de los principales focos productivos del ladrillo en España (así estamos pasando la que estamos pasando) y el motor económico de la ciudad, han hecho que ni la famosa derrota de Napoleón en nuestro termino en julio de 1808 hiciera para que nos reconozcan como “ladrilleros”.
Por eso muestro esta fotografía que abre la entrada cogida del blog de la revista “Bailén Informativo” que dirige entre otros el amigo Miguel Ángel Perea donde se muestra el llamador que ha estrenado este año la hermandad de los Siervos de Jesús… vamos “La Mulica”. Es de recibo aplaudir el detalle de la hermandad de llenar su paso y en si su patrimonio de simbología alusiva a su ciudad y por este motivo les muestro este llamador en el que aparecen dos ángeles como trabajando el torno, como alfareros de la gloria y el yunque donde golpea el llamador para elevar al cielo a sus titulares y posarlos en la tierra sea un ladrillo, vamos un “tiple” como dirían los antiguos “paqueteros”.
Se nota otro aire en este hermandad, el Viernes Santo cosas de esta olvidable media Semana Santa hizo que no viajara hasta Sevilla para extasiarme desde el mediodía con el Cachorro de Dios y llegar hasta la madrugada para sumergirme en una historia de amor de una francesita mientras ve discurrir a una Madre dolorosa de evocación catalana por el antiguo Compas de la Laguna. Haber cada uno vive la pasión tal como la siente y busca a Dios tal como su idiosincrasia le pide ya que no es desmerecimiento si tengo que admitir que los vi por qué no me marche a ningún otro lugar. Eso si interés tenía en ver algún año la salida del Viernes Santo con la Piedad, precipitada como toda hermandad que osa arriesgarse a que le caiga la lluvia que está más que cantada pero eso es algo que aquí aun ni se comprende y mientras no llueva a la hora de salir, aquí nos vamos a la calle. Así fue y su paso de orfebrería lucentina y “oroviana” (Orovio de la Torre, autor por cierto del llamador) se echó a la calle con su querida Virgen de la Piedad, el modelo archirepetido y “mega-conocido” de los talleres seriados de Olot por toda la geografía española, pidiendo a gritos algún día completar la estética con los candelabros -que mientras no se puede, se pueden pedir prestados digo yo- y un exorno floral propio de un Cristo que es quien siempre “preside” un paso en el que aparezca, amén de utilizar un monte y dejar los desfasados centros de flor.



Ya dije en entradas anteriores que me alegro por que hayan sido valientes de tomar la idiosincrasia sevillana, pero hay que tomarla como Dios manda y saber cuáles deben ser los parámetros a seguir. Podría analizar su manera de trabajar pero no es el fin de la entrada, ya que un misterio de tales características no debería andar con cambios pero si me dejaron algo muy positivo y es que conseguían callar al público… le escuche una vez a un capataz sevillano decir que callar al público tenía más mérito que una oleada de aplausos durante varios minutos. La gente saboreaba las chicotás y su discurrir por las calles era diferente, algo que ninguna otra hermandad en Bailén me ha transmitido en los últimos diez años. Así que seguid así y sobre todo continuar con ganas de seguir aprendiendo porque el camino es muy largo, pero siempre con la idea por bandera que en esta vida uno se va al otro barrio sin saber de nada. Por cierto, categoría de la buena ver el pequeñito Despojado jaenero de orfebrería pasearse con los sones de su banda por la tierra de los alfareros…








miércoles, 27 de abril de 2011

DOMINGO DE RAMOS EN SEVILLA... EL GRAN DIA (I).


Un intenso año de espera…más de un año viviendo la vida, pasando los tiempos que marcaban el año, siempre salpicados de vivencias cofrades, se presentó esta tardía Semana Santa que desesperaba en el calendario y encima fue como fue…porque apenas hubo. Pasó la Navidad y la Cuaresma estaba lejos, este año febrero no albergaría ninguno de los días morados. Un mes por cierto para mi raro, ahora que todo ha pasado me pregunto que tiene las cosas de esta vida para pensar en otras cosas, para llegar a olvidar mi tiempo mejor…quizás Él no le gustase aquella situación y tonto de mí que deseaba desahogarme en su semana más grande me fui a dar cuenta, en el jueves que llovió más que nunca ante su sereno Prendimiento, que todo es secundario, que hay cosas más importantes y que todo continua, y los problemas pasan y se solventan… o eso creo… llegó marzo y la santa cuaresma, comenzó esa otra Semana Santa, la de las vísperas… ensayos, cultos y montajes donde por cierto si fui su costalero y que mejor trabajadera que la de su peana.
Llego abril y más bien parecía finales del mes de mi santo San Juan y más de uno nos preguntábamos si sería posible que aquel tiempo pudiera cambiar... pero cambió. Pero el primer día nos lo perdonó, tenía ganas de entrar en ese inmenso Jerusalén en el que se convierte Andalucía y así un año más con Félix y con Óscar –que disfrutaste granuja- tomamos rumbo a Sevilla, limitador a 110km incluido para que los secuaces de Rubalcaba no nos dieran la entrada triunfal por la trasera.







Día soleado, la envidia de toda la semana y Sevilla como siempre en la calle, entre sus “maqueados” ciudadanos y los “cienes y cienes” de visitantes. Tras dejar el equipaje en Camas, este año he ido a aparcar bajo el puente que tiene por nombre el de la advocación del “Gitano de la Cava” –espero que dentro de un tiempo no me llegue otro papelito-factura de la policía local- y pisar un año más su barrio…Triana, visitando la iglesia de La O, los expectantes pasos de la Estrella –ya nos esperaba el “Zapatero”- o la capilla de los Marineros. Tras cruzar el puente de Isabel II y contemplar los portentosos pasos de Montserrat, La Quinta Angustia o El Calvario marchamos a nuestro bar de la calle Alfonso XII –esto ya es tradición, que mejor que con nuestro “viejillo”- para comer y arrancar una nueva Semana Santa y en un nuevo emplazamiento… en los Terceros.



















Algunos recordaran una antigua entrada dedicada a la salida del misterio de la Cena, y la verdad es que tenía curiosidad por presenciarla y mis amigos dicen que van donde los lleve… a veces que los lleven donde ellos quieren… no nos decepciono, cuando apostados al lateral derecho de la puerta de los Terceros comenzó a salir la primera cruz de guía de nuestra particular Semana Santa. Nazarenos blancos precedían a la “mole” de la Eucaristía que este año como novedad recuperaba el antiguo exorno de candelabros arbóreos en lugar de los ya más que conocidos faroles dorados que le han dado luz en las últimas décadas al portento de la talla salida de la manos de Ortega Bru para “abrazar” con ese híper-barroco la ternura, dulce y poderosa presencia del Señor de Sebastian Santos en la que podríamos considerar primera misa de la humanidad. No nos defraudó la nueva imagen con los candelabros que ya existiesen en 1920 salidos de las manos de Salvador Domínguez Gordillo –pertenecientes al paso letifico de la hermandad-, y parece ser que a la gran mayoría cuando soportado por los valientes costaleros de Rafael Díaz Talaverón –con su padre, Rafael Díaz Palacios por allí- sacaron a la calle Sol este inmenso misterio al compás de las Cigarreras. Marcha real y como ya indique en aquella entrada sonaron “Cantemos al Amor de los Amores” que llenaba la calle de un mística especial, mientras los rayos del sol atravesaban los espacios entre el apostolado y El Hijo de Dios elevaba su mirada al Padre Eterno dejándonos el legado de su carne y su sangre. Perfecta banda sonora esta marcha sacada del canto litúrgico de Sagastizábal que te hacía sentir la solemnidad de las horas previas a la pasión que nuevamente, a cargo de las Cigarreras nos marcaba como si de un evangelio musical se tratase con la marcha “Eucaristía”, como reviviendo la parte más tormentosa de aquella ultima cena en la que el serpenteante escorzo de Judas en la delantera con la bolsa de la monedas levanta un aire de traición, reflejada en el gesto de Pedro que poco después lo negaría. Salida magistral y poderosa de la cuadrilla tras la revirá eterna, comiéndose matemáticamente la calle para dar paso a un nuevo cortejo, y de por si un nuevo paso. Cambia la escena y la esencia, y el momento se vuelve más serio si cabe, más de negro cuando una escolanía infantil da paso a los sublimes sones de Tejera que entonó una triste marcha para recibir al rendido Cristo de la Humildad y Paciencia, sobre su sobrio paso en el que el glorioso Jueves de Corpus se pasea triunfante por la ciudad. El primero de los silencios para dar paso al primero de los pasos palio clásicos, el de la Virgen del Subterráneo que cubierta de ricos bordados y plateada orfebrería puso el broche de oro a esta magistral salida y por qué no decirlo, achicharrante del calor que pasamos mientras la que para muchos sea la mejor banda de música de Sevilla interpretaba la magnífica partitura que escribiese en honor a esta Dulce Señora el maestro Gámez Laserna en 1961. No sería este el último encuentro con esta magnífica cofradía…















Tras esto nos encaminamos a buscar más cofradías y el objetivo lo pusimos en la plaza Nueva para reencontrarnos un año más con nuestra querida hermandad de la Paz. No pudimos disfrutarla como hubiésemos querido cuando el colosal misterio del Señor de la Victoria atravesaba la plaza, comiendo calle fiel a su estilo en busca de Tetuán y de por si la carrera oficial mientras los músicos “pilateros” de la Encarnación nos dejaban los sones clásicos de la “Santa Espina”. Tras Él la que me encanta llamar, tal como lo hiciera alguna vez su mítico y recordado capataz Manolo Santiago, que presente en la voz de su hijo y su nieto sigue su elegantísimo caminar “La Jardinera del Porvenir”, la Virgen blanca y plateada de la Paz entre dentelladas góticas y costaleros legionarios. Impresionante revirá, una auténtica lección de cómo se mueve un palio a los sones “eucarísticos” -una vez más- del “Corpus” de Braulio Uralde. Esperando a la Reina del Porvenir pudimos contemplar entrando a la avenida de la Catedral, en plena carrera oficial el misterio de los niños, el de la Borriquita el cual decidimos buscar en el entorno de la “Cuesta del Bacalao” y tras pasar el palio que mandan los Santiago y esperar el paso para atravesar a Hernando Colon, pasó el misterio que viene desde el antiguo Compas de la Laguna, el de Jesús Despojado siendo esta la única oportunidad en el cual lo pudimos contemplar en todo el día.




Espectacular se puede definir la bulla de gente que merodeaba el discurrir del primer paso de la hermandad del Amor de vuelta al Salvador habiendo gente esperando en la calle Álvarez Quintero antes de que llegara la cruz de guía ni siquiera a Argote de Molina. A duras penas pudimos llegar a la parte superior de la calle para contemplar la revirá con Placentines, en no muy buen ángulo, llegó la conseguida escena del Señor sobre la Borriquita acompañado del misterio que nunca consigue desviar la mirada del triunfante jinete al compás de la enorme palmera y las plumas de la banda del sol rasgando el aire a los sones de “Bendición”. Tras esto decidimos buscar el entorno del barrio de la Feria, buscar San Juan de la Palma donde decían en los corrillos que había llevado al Señor ante HERODES.




Por el camino esperaba este que escribe, cruzarme a la hermandad de San Roque, solo pudiendo disfrutar el siempre bello palio de la Virgen de Gracia y Esperanza con la atípica escena de las “setas” al fondo. Aunque luego más tarde veríamos su paso Cristo en la lejanía de la Cuesta del Rosario abría que mentar que un año mas no hemos perdido al completo la hermandad de la Hiniesta…algo de culpa tenía lo que estaba por llegar ya que siempre nos marca el Domingo de Ramos… se presentía el centenario de una sublime elegancia llamada… Silencio Blanco.


CONTINUARA…

Fotos: Oscar Ortega (video de la Cena) y un servidor.