En este primer viernes de marzo,
metidos de lleno en la cuaresma es el día señalado en el calendario para la
visita a los Cristos Cautivos Rescatados que promovieron la orden trinitaria. El
icono primigenio, el conocido como Cristo de Medinaceli de Madrid (Jesús Nazareno
Rescatado) es el puntal de la extendida devoción de esta iconografía por toda España,
y que indisolublemente la hace reconocible cuando Jesús cautivo, antes o después
de la coronación de espinas porta sobre su pecho el escapulario trinitario. El Cautivo
como en Sevilla (hermandad de San Pablo), el Rescatado como en Córdoba, el Rescate
como en Málaga, Baeza o Linares o el Medinaceli como en Almería o Bailén. No
sabemos bien el motivo, más bien nunca entenderemos porque ciertas iconografías
calan tan profundamente en la fe de las personas donde se instala una imagen del
mismo en cualquier lugar, sea una obra de arte o una pésima creación. Así ocurrió
en Bailén, al que llegó en 1950 un modelo de Olot intentando emular al cristo
madrileño y pronto tomó tal relevancia que su procesión se colapsaba de devotos
que caminaban tras Él. Fe sencilla que ni siquiera provocaba un gran aumento de
hermanos en la cofradía. Era un cristo del pueblo y para el pueblo. No hubo marketing ni se vendió la moto, llegó y el pueblo lo eligió como pie donde derramar sus
gracias y congojas. A esto hay que sumarle la visita a su capilla cada viernes
del año que es con diferencia las más asentada y reconocida de las grandes devociones
locales (llevamos 73 años sabiendo que los viernes se abre el Cristo), incluso hoy
que todos están sufriendo el bajón del alejamiento de las nuevas generaciones a
las antiguas costumbres de nuestros mayores, muchos más “temerosos de Dios”.
Pues para añadirle un simple dato
anecdótico a la fuerte devoción que pronto arraigó entre los bailenenses
tenemos esta curiosa petición de la cofradía al ayuntamiento en el año 1951.
En la sesión ordinaria celebrada
el día 14 de febrero del año 1951 siendo alcalde D. Juan Pérez de la Torre se leyó
la curiosa petición de la cofradía de la Santa Vera Cruz al consistorio. El acta
dice así:
“Se dio lectura de un escrito de
la cofradía de la Santa Vera Cruz; en el que ruegan del ayuntamiento, se
alumbre un poco más la calle del Santo Cristo, pues dado el culto que en
nuestra ermita recibe el Santísimo Cristo de Medinaceli son innumerables los
fieles que transitan por la calle. Se acordó por unanimidad acceder a lo
solicitado y que se ponga más alumbrado en la calle referida”.
Foto: El Cristo de Medinaceli en
su quinario durante los años 90 del pasado siglo. Antonio Saavedra Arance.