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martes, 30 de septiembre de 2014

UNA "MENTIRA" PIADOSA ACERTADA...

Hay una peculiar historia que versa sobre imaginería que me gustaría mostrar en esta siempre mi desinteresada labor por mostrar al mundo los diversos procesos por cómo actúan algunas cofradías con su patrimonio, en este caso, con el más preciado; sus titulares. Cuando las cofradías tienen y sobre todo entienden que las imágenes de sus devociones lo que necesitan es un cambio, es un motivo que difícilmente todo el conjunto de los hermanos pueden llegar a entender. Ya sea por deterioro, por una mejora artística o por buscar nuevos caminos y opciones para que las imágenes enganchen más al pueblo.
Cuando allá por 1994 conocí o comencé a estudiar la Semana Santa de la capital del Santo Reino una dolorosa que llamó mi atención fue la Virgen de la Soledad, imagen titular de homónima cofradía establecida canónicamente en San Ildefonso, surgida en la noches de los tiempos, en la cuna de la Semana Santa en tierras del Santo Rostro que tras perderlo todo en la Guerra Civil resurgió de las cenizas con una singular independización y llegando a procesionar hasta cuatro pasos diferentes como fue costumbre en las viejas cofradías jaeneras.
Unos dicen que sevillano, otros que de Linares, lo cierto es que el imaginero Alfredo Muñoz Arcos resucitó a la Virgen de la Soledad en el año 1943, creando una dolorosa afín a su nivel artístico, bellas pero con carencias artísticas que podrían ser mejorables. Cuando la conocí me llamaba poderosamente la desproporción de su cuello, siendo Ella en realidad una imagen que en cierto modo tenía un cierto pellizco con las imágenes "olotinas" o en serie, o de escuela valenciana. Hay quien afirma que para su realización se tuvo que basar en la otra imagen mariana de la hermandad, un conjunto de la Piedad que tras muchos años sin procesionar, se encuentran ahora enfrascados en su devuelta al protagonismo cultual en la hermandad. Un ejemplo más de donde tomaron muchos modelos los talleres de imaginería de Olot, ya que esta Piedad si está tallada en madera pero siguiendo los cánones tan esquemáticos y casi aniñados de la escuela valenciana, en muchos de sus casos, y que siguieron los talleres en sus moldes de escayola.





En 1999 la hermandad acomete la restauración de la Virgen de la Soledad y se la encargan a dos imagineros entonces desconocidos, de Córdoba, llamados Antonio Bernal Redondo y Francisco Romero Zafra, que apenas nadie conocían, basta observar el precio de sus trabajos, 850.000 ptas. para un trabajo que sería algo más que una restauración… hoy, aun con ciertos expertos, de universidad y del capillismo en contra, son para otros muchos, expertos de universidad y capillismo los quizás mejores imagineros el panorama actual, consagrados y quizás ya desorbitados en sus presupuestos sin tener que haber hecho ninguna imagen de importancia para el escaparate de los escaparates… Sevilla.
Cuando la dolorosa volvió y la vi a través de fotografías comencé a completar una página más dentro de lo que considero mi aprendizaje, aun sin internet, a base de Diario Jaén y ciertos coleccionables. Sin duda que las carencias que le encontré a la imagen, los imagineros, entonces formando un solo dúo en el taller, también se las encontraron y se palpó que la imagen de Muñoz Arcos había sido tocada por las gubias de estos artistas para mejorar esas carencias. El cuello y las facciones se perfeccionaron magistralmente, las manos fueron sustituidas por unas nuevas de mayor calidad artística y se repolicromó alzando a mayor categoría los matices de la imagen, pero eso sí, sin borrar la esencia de la imagen que creara Muñoz Arcos.
Todo fueron aplausos, algunos estarán en contra de mis ideas, dirán que el que no le guste una imagen que la respete y que se haga una nueva, pero porque no mejorar algo que seguramente todos coinciden que no era nada del otro mundo. Sus hermanos y devotos salieron satisfechos, que en cierto modo es lo importante, su imagen venia sana he incluso más bella, más humana y sin duda más expuesta a sobrecoger al pueblo de Jaén, más divina...


Pero pasado un tiempo la hermandad hizo público todo el verdadero proceso… los artistas al trabajar sobre la mascarilla de la Virgen se dieron cuentan de un detalle que ponía en una situación complicada la restauración y con ella la remodelación de facciones; el rostro no era de madera, sino de escayola… este hecho hizo sonsacar que el gran parecido de la Soledad con la Piedad podría ser debido a que Muñoz Arcos sacó directamente un molde del rostro de la Piedad y elaboró la nueva mascarilla en escayola para que ambas dolorosas fuese casi idénticas, quizás a petición de los refundadores de la cofradía o los donantes de la misma, la familia Barajas Moreno. Esta mascarilla de escayola estaba adosada a la cabeza que sí era de madera, como todo el cuerpo a lo que los imagineros cordobeses instaron de que era un paso atrás el restaurar este material tan inestable.
Los mismo aconsejaron que se siguiese similar proceso al que quizás tuvo que obrase en el momento de su primigenia hechura, es decir sacar una copia de la mascarilla pero esta vez en madera, según la hermandad con pantógrafo, pasando a ser la mascarilla de la Soledad el modelo de la nueva talla aunque yo creo que se tuvo que realizar con los más modernos sistemas de máquinas de sacados de punto que realizan una copia exacta (simplificando la técnica aplicada sería semejante a la empleada en un duplicado de llaves) de la mascarilla, en este caso de la realizada por Muñoz Arcos, a la que ellos esta vez sí pudieron dotar de más calidad con la genialidad de sus manos. Es decir, la Virgen no se restauró, sino que se hizo una completamente nueva, aunque lo que se había realizado era casi un 90% de copia, en madera, material desde siempre más resistente para este tipo de esculturas procesionales. Así la Virgen pasó a catalogarse en vez de obra de Alfredo Muñoz Arcos a una obra de Bernal Redondo y Romero Zafra -éste último años después repolicromó magistralmente el Cristo titular de la hermandad, el Cristo Yacente de Constantino Unghetti-, sin que nadie alzase la voz, en verdad se trataba de la misma cara que venía durante décadas despertando sus devociones, alguno habrá que aun ni sepa esta historia y siga pensando que es la dolorosa de los años cuarenta.












Esto para mi entender fue un procedimiento acertado, no se estaba cambiando ni salvaguardando ninguna inmortal obra de la imaginería española y ni siquiera era por un estado lamentable de conservación para salvaguardar el icono primigenio. Este fue un hecho excepcional, seguramente si la mascarilla hubiese sido de madera –la cual junto a las manos están en el interior de la nueva imagen a modo de reliquias- simplemente se hubiese retallado lo necesario y repolicromado, valga este especial ejemplo para aquellos que creen que no se podría realizar nuevas imágenes en madera, sobre todo para sustituir las de escayola siguiendo los rostros que durante años han cautivado a sus cofrades y al pueblo devoto, a mi entender, ello no borraría la devoción, chocarían otras cosas, pero la esencia seguiría siendo la misma aunque lo cierto es que quizás habría que obrar como lo hizo la Soledad: callando, casi engañando y tras la respuesta satisfactoria, tras un tiempo prudencial decir la verdad… o quizás no, hay quien dice que qué más da quien y cuando se hizo una imagen del Hijo de Dios y su Santísima Madre…


Esto trajo consigo también una mejora en la presentación de la imagen y un lavado de cara de la cofradía, indudablemente con las influencias sevillanas para el aparato cofradiero, con un nuevo paso, el costal, estilo rancio… las maneras de Híspalis, como siempre, mejorándolo todo…

lunes, 29 de septiembre de 2014

EL MOMENTO DE ZOCUECA...

El último fin de semana de septiembre se abre para el bailenense con las miradas puestas en una aldea que no le pertenece en los papeles pero si en el corazón. A orillas del Rumblar y a orillas de la gran nacional andaluza, por el paraje que los siglos han contemplado como vía principal del sur español se celebra la romería en honor a su más ilustre vecina, aquella del nombre enigmático que por desgracia cada vez es más complicado de encontrar en el DNI de las féminas que viven en la vieja tierra donde al ser humano le dio por pelearse en sendas batallas, desde Baécula mientras los arqueólogos no se lo curren un poquito más hasta el día que a los franceses se les atragantó el pasar por esta tierra por donde han viajado todas las culturas e incluso la palabra de Jesús, a través de su enviado… Santiago.
Fin de semana de fiesta y juerga, entre fritanga, alcohol, risas, bajones, subidones, exaltación de la amistad e incluso el encuentro del amor que se supone será para siempre. Un año más Zocueca ha tomado vida entre olivos, eucaliptos y carpas y tiendas de campaña, por pena sin lumbres… La ebullición de la música, desde las sevillanas al más estridente House hace de la aldea el centro de atención del bailenense, del joven y del viejo. En la mañana, cuando los rayos de sol aun ni besan los carcomidos cerros arcillosos del oriente, la pequeñita del frutero, la nacida de los sueños de Ricardo Font vuelve a caminar acompañada de muchos de sus hijos, en sus míticas andas neogóticas de Meneses un grupo de hombres se hacen dueños de su caminar, se hacen sus pies mientras otros cientos siguen a pie los escasos siete kilómetros que unen Bailén con la aldea donde sentimentalmente sigue siendo la casa de nuestra Reina. Son ya muchos años los que no hago el camino, quizás ya va tocando volver a caminar contemplando su manto, este año por cierto, luciendo el donado por la comunidad parroquial de San José Obrero, un total acierto de la Real Archicofradía –que bonito sería que aun existiesen las filiales y también engrandecieran este día…- el de unirse de esta forma tan especial y bella al aniversario que solo una persona como don Antonio Balboa podría proponer en este pueblo a veces tan poco echado pa´lante con las celebraciones extraordinarias, que por cierto pena me da en ocasiones el comprobar que a veces tenía razón en sus reproches en las homilías cuando parecía que su trabajo escocia, pero parece que la Santísima Virgen ha querido dejar su legado en buenas manos, porque ayer Zocueca iba esplendida en lo que se refiere a su atavío, apostando, creo que por primera vez por utilizar diferentes piezas de su ajuar para conformar su presencia, con el manto que ya llaman del “Cincuentenario de San José” y la saya blanca del manto que dicen pudo pertenecer a la desaparecida Virgen del Rosario de la Encarnación, además que quizás por primera vez esta imagen, salida de las gubias de Font, ha lucido un tocado.
En los últimos años, he tenido la suerte de encima de no tener que mover un dedo para poder contemplarla llegar hasta su aldea en un lugar privilegiado. En ese Ventorrillo donde sueño divisar los perfiles de la gloria en el occidente andaluz, le volvió a caer la manta de agua, decían muchos que raro es el año que no le llueve, lo típico cuando cae el líquido elemento, qué rápido olvidamos que otras veces ha venido reluciente, revestida del sol del cielo, abriendo la mañana. La tristeza es que llegó a su legendaria casa con el manto menos deseado, el del plástico cuando su silueta la dibujé bajando la cuesta que llega hasta ese mini castillo “de Santa Catalina” que tenemos en Zocueca, porque sus muros son ya tan parte indisoluble de la romería, que no nos imaginamos la llegada de la Señora, haciendo vibrar hasta sus únicas piedras, ante ese trocito embriagador que recibe a los viandantes en la vieja aldea del Rumblar.

Bailen, simbólicamente devuelve a la Patrona que se tuvo que llevar por la fuerza, para que Ella siguiese siendo de Bailén y la masa la rodeaba, ya no sonaban ni los “Ecos del Rocío”, ni el “Minimal” más cansino digno de un “After”. Los más fieles entonaban la salve, algunos su himno que como de costumbre solo se saben el estribillo y sus costaleros sin costal la llevan apresuradamente, por el largo camino… en los últimos años es mi momento esperado, donde olvido las risas y los bajones, la fritanga y el alcohol, incluso la posibilidad de encontrar el amor. Llega y pasa tan rápido que apenas puedo saborearla, en sus grafismos de Font, su sonrisa se hace más especial que la de su “hermana” de Bailén, en su más serio semblante, la sonrisa parece más cómplice. En ese momento seguramente el más clásico y el de “minimal” se acercan a la calzada y ambos parecen ser “iguales” y es el momento justo y preciso en que se hace un atronador silencio que parece durar una eternidad y no llega ni a los dos segundos, lo que tardan sus hombres en llevarla siempre de frente, dejando una estela a fragancia de jazmín y las flores de la gloria. Es un momento en que se detiene el tiempo, se hace como un eco hueco, se olvida todo lo mundano, aun bajo el plástico parezco sentir que Ella también estaba esperando el recuentro, alguno me dijo incluso si me pasaba algo, no sé qué cara se me pondrá cuando pasa María Zocueca… Me persigno despacio, suelo hacerlo desde que me enteré que Ella, en su presencia divina en sus apariciones en Fátima le dijo a Lucia que había que hacerlo despacio, saboreándolo, no es un gesto más… sin duda entre tanta fiesta mundana, es el momento en que vuelvo a sentir esa burbuja de la gracia de la que tanto les hablo. Un viejo amigo de los que me acompañan normalmente en la búsqueda de la gracia, me suele reñir cuando hago fotos o grabo el momento en video, porque cree que así saboreo menos el momento, seguramente tiene razón, y por esto, este momento siempre hace que ni me acuerde de la cámara, pero por allí estaba mi amigo Cabrera para ilustrar sus crónicas periodísticas con la cámara al hombro, él pensará que fue casualidad, yo pienso que Ella movió los hilos para que ilustrase con el tiempo detenido del fotograma el momento en que la Virgen me convierte en una fotografía…
No sé qué tendrá mi Patrona generala, mi alcaldesa perpetua, sin golpeos de pecho, sin escribirle cartas de amor incluso imponiéndome mis ideas, pero me hace sentir una verdad que su autor Ricardo Font tuvo que contemplar el día que subió al cielo, la Madre de Dios tiene que tener la cara de Zocueca…

martes, 23 de septiembre de 2014

Y ALGUNOS LOS LLAMAN MUÑECOS...

Recientemente, los devotos de la Virgen de Zocueca a través de Facebook  han podido conocer sendos testimonios aportados por una bailenense afincada en Camas (Sevilla) sobre la intercesión divina, u eso creen los protagonistas de estas historias, tras peticiones devotas a la patrona de Bailén. El próximo domingo volverá si Ella lo ve conveniente a peregrinar en romería hasta su santuario y con motivo de lo mismo, se iban a publicar en el programa de mano, pero por motivos de imprenta han tenido que ser a través de la red social donde lo hemos conocido.







Emocionantes historias que seguramente con la difusión de las mismas harán que muchos encuentren la paz y quizás la necesidad de buscar consuelo a través de la imagen de la Virgen de Zocueca. Hoy mismo, en otro punto de Andalucía, en Sevilla, la siempre genial pluma de Francisco Robles nos emocionaba con una de sus reflexiones (pinche aquí para leerla) sobre la trascendencia de la fe, de aquellos que necesitados de salud acuden en busca de la divinidad para que les echen una mano como hicieron estos cameros con la Virgen bailenense. Allí, el afectado ponía sus miras en la devotísima imagen de Jesús del Gran Poder y en Él confiaba su esperanza, para que el “médico de la bata morada” le echase ese cable, que durante siglos lleva echándole a tantos y tantos sevillanos o no, que han ido a buscarlo a su capilla.
Son simplemente dos historias, dos ejemplos de lo que transciende la devoción del pueblo, de esa religiosidad popular que termina apuntando con decisión a unos mismos iconos. La razón; creo que es esto mismo, la publicidad. Hace siglos era el boca a boca, de las gentes contando sus milagritos o sus milagrazos, luego llegaron los escritores que las narraban, tal como Robles ha hecho de las formas más románticas hasta llegar a poner en un simple tuit una frase y una foto que traspasa el alma.
Pero la verdad es que yo creo que ni la Virgen de Zocueca ni el Gran Poder, tienen precisamente más poder que otra imagen cualquiera para obrar los milagros que cada día se le piden, no creo que el que busca trabajo o salud tenga que encomendarse a los siempre archiconocidos iconos devocionales. Pero esa es la fe y la necesidad de la humanidad, agarrarse a un clavo ardiendo, y la simple publicidad es la que convierte a una imagen “en más” que otras.

En serio digo, que si necesitamos un cable divino basta con hablar con Él con el corazón, y si necesitamos algo más, ese algo que parece que nos mira y nos echa el aliento, busquemos nuestras devociones o cualquiera de ellas, porque ese es el sentido primario de por qué los católicos, con nuestra iglesia creamos la imaginería religiosa, servir como vinculo terrenal, para aquel que le cuesta sentir la mística y convertir las imágenes en ese medico divino o en ese asesor tan necesitado, que parece que no habla y nunca para... Zocueca o Gran Poder son imágenes más -como pueden ser Macarena, Cabeza, Medinaceli, etc…- el que lo obra todo, está tras Ellos o más bien en todos lados. Dios y María están en el cielo y en nuestros corazones, pero si no sabemos cómo hablar con Ellos, las imágenes nos tienden esa mano, ese puente que en muchas ocasiones necesitamos como el mismo aire… Zocueca pudo curar a aquellas personas de Camas, el Gran poder estará en la quimioterapia sin duda, pero quien en verdad estará será Dios y su Santísima Madre, por estas dos razones, hoy he tenido a bien compartir esta reflexión, de incentivar a convertir todas la devociones del mundo, en ese todo poderoso que habita en cada ciudad, en cada pueblo, en cada casa, a mí, imágenes quizás más desapercibidas me han echado ese cable que necesitaba –que quizás si las contara, haría que muchos acudiesen hasta Ellas con más devoción-, que quizás ninguna de las circunstancias puedan pasar para muchos como milagros, pero que no quepa la duda, que todo lo que nos ocurre para bien, antes pasa por sus manos… busquemos las imágenes, pero sin partidismos e intentemos siempre buscar a través de esas miradas de madera, a Dios y Maria… Ellos sin duda guían a los médicos, políticos, empresarios, etc… de buena fe, aquí está la mano, el remedio en el cielo, para quien necesite, a través de las imágenes… benditas sean. Y algunos los llaman muñecos…


martes, 16 de septiembre de 2014

SEVILLA ALCANZÓ LA PAZ...

A veces para encontrar la Paz, hay que levantarse a las cinco de la mañana, o antes más bien, navegar por una jornada dura de nueve horas cuando deberían haber sido ocho, meterte entre el cuerpo entrecortado y agotado más de dos horas de carretera, porque costaba llegar hasta la velocidad máxima permitida y comenzar a sentir la fragancia de una ciudad a la que siempre vuelvo, en busca del aire de la gloria, esta vez buscado la Paz… gracias a María, al fin y al cabo, estos tiempos duros, por lo menos Ella y su Hijo soberanísimo me los contrarrestan… y la Paz me esperaba, su cofradía le da las gracias a Sevilla pero ¿qué hay de los que venimos de fuera y lo damos todo por ella? Volvía a atravesar la nueva y vieja Híspalis, un indio de Kansas, seguramente devoto del Cautivo de San Pablo parecía saludarme con su típico saludo a lomos de un caballo que no tenía el arte y el duende ni de lejos del Calamar… mientras por la Ronda por donde se hizo en mayo la Esperanza comenzaba a saborear el frescor del parque por antonomasia en la ciudad, donde reina una humilde Jardinera bendita toda vestidita de blanco… y plata.














La Reina con la impronta de Isabel Salcedo me esperaba y me lo ponía fácil, aparcar en plena calle Temprado… la “gorrilla” me espetaba de la suerte que tenía, que estaba media Sevilla viviendo la vida por la zona… si al final voy a tener suerte. Entrecortando una sonrisa, dándole la propina pensaba… la Paz me estaba esperando. De venir de vivir horas menos dulces a hospedarme frente a la urbe, montaña hueca de piedra, magna hispalensis… “jo” si hubiese sido Semana Santa y estar en ese balcón por donde parecía ver emerger la Giralda como si de un transbordador espacial del tiempo almohade pareciese…
Comenzaba una vez más las cascada de sensaciones por la ciudad que vive como yo quiero vivir, como siempre, intentado asimilar ese estado de shock de venir de un lugar y llegar a otro, casi sin darme cuenta, reviviendo momentos dulces, los que al final siempre recordamos, de un fin de semana como este, pero de hace doce años. “El sueño de un barrio hecho realidad” curiosamente también fue mi primer sueño cumplido. En la plaza de San Francisco, El Cerro del Águila nos mostraba el fruto material de veinticinco años de buen hacer, de ese patrimonio que embriagaba contemplando los verdugos del Cristo del Desamparo y Abandono, el palio que me descubrió quizás mi verdadero destino o que la remodelación del paso de misterio en persona es otra cosa a comparación de las fotos… en el Salvador, la capilla del Salvador de Montañés se cerraba, ligera visita a su hermano del Amor y a completar una experiencia más, sentir el dulce tacto en mis labios de la mano de la Virgen de la Merced. Con tan poco para Sevilla, ¡cuánta magnitud por Dios! apenas hay que ponerle nada si el besamanos es bajo la mirada de Pasión, con su capilla y altar de plata por dosel, Ella, revestida de gran gala… quizás tan solo, el servidor de librea, embriagadora estampa para los rancios, era el único elemento a colocar para llenar de magia un momento que a pasos agigantados me iba metiendo en ese “jet lag” que siento siempre en mis primeros minutos por Sevilla…
En busca de las primeras chicotás, de las primeras marchas, de la primera bulla, que no era de Paz, sino que traía la Luz allá por donde florece la piedra de San Esteban, hubo que arriar la chicotá personal en un rincón propio para ello… El Refugio. Zumo amarillo con dedito blanco, fresquísimo, un bocadito de pringá y el lujo de charlar con el capataz Manolo Gallego, recodando buenos momentos en su charla de Linares… que pena que no pudiese contemplar su trabajo paseando las Maravillas de María por Sevilla, en sí, Sevilla con sus cofradías es una maravilla… por Águilas venia el primero de la tarde, que esto de la cofradías, para los capillitas es como el toreo, una forma de vida. La masa no esperaba, sino que abrazaba, como un batallón de devotos, amantes del costal, de la estética, de la música, lo que sea, pero esperando a la Virgen, que traía una Luz radiante a pasito corto, avanzaba poco, bello, pero cada vez me gustan más que lo pasos avancen con decisión. Apenas se podía andar junto a Ella sobre su joyero lastruciense, bienvenido sean las manifestaciones pacíficas como esta. Paró en un convento, donde las monjitas le cantaron y una “Macarena” de Abel Moreno se alzaba al cielo… y a través del móvil, para que su más profundo admirador se embriagase en la otra punta de Andalucía… sería una noche de escuchar esta nana a la de que vive en San Gil mucho.








El cielo de septiembre se había puesto el manto negro de la Virgen de los Dolores, pero un ascua de plata parecía moverse como una estrella entre la frondosidad del universo vegetal del parque de María Luisa. Era el momento de buscar la Paz, quizás no de la forma que la humanidad desearía, esa, la Virgen sabe que simplemente está en manos de esa humanidad que rechaza la paz entre los hombres, por más que nos emocionara todo lo que desplegó esta dolorosa vestidita de blanco, capitana del Porvenir, sultana de un lugar que no pertenece a la vieja Isbiliya, extramuros de la muralla y que la cristiandad unió a los caminos de la fe. Un paseo parecía, pero el paseo pesó sobre ese aguante que comenzó un poco antes de las cinco de la madrugada.
En sí, Ella abrió la senda al nuevo concepto de cofradía en la ciudad, el “barrio” ya estaba por Triana o la Macarena, hasta que la blanca de plata le quitó el privilegio de ser la más larga, y bendito fruto, que otras vinieron para quitárselo a Ella, y convertir una capital como en un enorme casco antiguo de las embriagadoras formas para con las cosas de Dios. Los niños jugaban dándole golpes, para sentir el eco metálico de la figura de don Aníbal González, que como yo se quedaba extasiado contemplado la joya de la corona a su carrera profesional, la verdad… la Plaza de España me impresiona más de día. De la oscuridad arbolada del parque parecían emerger la vida como hormiguitas, como si la muchedumbre viniese de las tinieblas, aunque lo cierto es que venía de contemplar como la fe en llama convertía en oro, los hilos de plata de palio de la Paz.







Pronto comencé a palpar que no estaba ante una extraordinaria más, como tantas otras a las que he asistido en Sevilla. La masa parecía de Semana Santa, en este caso de Domingo de Ramos. Era la hora justa donde fluyen todos, pensaba yo, hasta que la ascua gótica de la Paz apareció entre la oscuridad y la magnificencia arquitectónica y vegetal del parque. Demasiado jaleo en el público, sin duda la nota negativa de la jornada, a veces la gente no se callaba ni con el paso delante, he aquí la necesidad de los puristas en muchas ocasiones… los silencios de Sevilla, en momentos, es lo que más sorprende al que llega para disfrutar y sin darse cuenta, también para aprender.
Mientras algunos van donde la gente quiere ir, otros vamos donde la lógica debería llevarnos, aunque lógicamente vamos donde queremos, y esa lógica aplastantemente reducida nos llevó a extasiarnos con el suave compás de los hombres de Santiago. Todo el equipo alrededor del respiradero neogótico, caminando con tal elegancia que me hacía soñar eso para un lugar donde se prefiere otros destinos, y luego se preguntan porque aquí sí y allí no… la realidad nos da la respuesta y seguimos preguntando… en el futuro haré algo de lo que ya nos enteraremos si Dios quiere, si se alza el éxito es gracias a apostar por ir a este destino en lugar de otros… y se seguirán preguntando qué porque allí sí y aquí no…










Comenzó el encuentro con la Paz, la Señora que gubiase Illanes pensando que era para un pueblo, se quedó en Sevilla, en el nuevo horizonte cofradiero del Porvenir. Esta linda jardinera se le hizo de noche en su jardín y marchó a pasearse por su barrio llenándolo de la fragancia de los nardos, ahora que están en temporada. Que perfume el de un paso de palio en septiembre –como aquel día de hace doce años…-, mezclado con el humo bendito, que aún sigo absorbiendo, porque de Pureza me traje una bolsita, y es que si viene David conmigo, la cita es casi segura con su Esperanza… y con la mía, que me volvió a guardar el sitio. No había metros de humanidad esperándola, pero recreaba un tapón humano que caminaba junto a Ella, por delante, por detrás y por los lados, Sevilla y más allá, se perdía en su solemne caminar por las calles por donde nunca pasa, por lo menos en Domingo de Ramos, y es que tiene mérito, que en la Semana de Dios, sea la vieja Híspalis el destino, y el barrio no le dé la espalda a la cofradía, al contrario, la convierta en su bandera. Muchos se embobarían por primera vez del caminar de la Paz… que desglose de finura, en la mesa y en el palio… por cierto, los varales me parecieron la joya secundaria del paso palio de la Paz, la joya es siempre Maria claro, el gótico de su catedral llenando de algarabía a la hermandad alegre por antonomasia.
Pensaba que la Paz no elegía marchas a mi gusto, me equivoqué, chicotá tras chicotá disfruté como nunca, mucho Marvizón, en verdad le siente genial el compás de este genio, pero los clásicos presentes y nada que se saliese de la línea de la calidad.


















Los repelucos de la esencia llegaron cuando Santiago fue nuevamente utilizado como simple instrumento. El mismo decía que esta salida iba a ser diferente, que al no tener que correr por la razones obvias del Domingo de Ramos el compás iba a ser más corto… la verdad no se a que se refería, porque la Paz caminó poderosa y lo disfruté, ni siquiera se recreó en revirás eternas. De repente, aguantó la zancada y comenzó a revirar la delantera… “¿Qué pasa?” murmuraba la masa… en una esquina, en un balcón abierto de par en par, se dibujaba un escueta silueta entre la oscuridad… una señora, parecía sin duda muy mayor, y quizás ya muy desvalida por el peso de los años se encuentra que la Paz quiso hacerle una visita. Mientras el palio volvía a su ser, la muchedumbre se caía en aplausos, ¡pues claro! Esto es la verdadera medula espinal de toda la parafernalia que según algunos montamos con los pasitos en la calle. Observé que alguien con báculo, se volvió hacia el palio como en busca de alguien, parecía como indignado… espero que no fuese para reprender el acto por un posible corte al ritmo estipulado, dejemos que la Virgen a veces se salte el papel, que Ella, siempre nos deja que hagamos lo que queramos.
















La policía nacional y la guardia civil, a veces parecían un poco nerviosos, ¿es que aún no se han dado cuenta que la de blanco iba controlándolo todo con su mano bendita? Llegó un momento, delante del paso, que ya se quedará para los anales de mi corazón, fue el momento en que me di cuenta que las penas me las iba a quitar Ella, Virgen blanca de la Paz. Una correcta Santa Ana de Dos Hermanas, a veces… así me lo pareció, banda de la Trianera, arrancó con una “Madrugá Macarena” que hizo surgir la burbuja de la gracia, caminando de espaldas, parecía que iba flotando perdido en la mirada de la Paz, que dicho sea de paso, gana mucho más en el directo. Cada sobre los pies cayendo en el izquierdo me parecieron ver a la Virgen caminar de verdad hacia mí. La dulce melodía, los fuertes de bajos, todos callaron, pareció que por unos minutos éramos todos iguales, que cuando terminó la marcha, al nacional pareció que aún le costaba sacar su malos modos para decirme que me quitase de ahí… qué iluso, más quisieran tus jefes organizarlo todo como lo iba haciendo la Virgen de la Paz sin terciar palabra… que Ella me estaba esperando, una semana entera pidiéndole su Paz, y Ella me la quiso conceder…
Momentos de gloria siempre junto al paso, pegándome con el gótico de bruces, charlando con el amigo Kiski, me encantó encontrarme contigo amigo. Llegaron chicotás de ensueño, que callaron a una multitud demasiado parlanchina… “Sevilla Cofradiera”, “Dulce Nombre” de Lerate, “Esperanza Macarena”… ay la nana de su alcoba, un “Azul y Plata” que la hacía más dama de la primavera de septiembre… y cuando los albores de San Sebastian se presentían sonó algo que ya no puede ser normal, que suene tanto… algo tendrá, cuando venía con el palio detenido en el abismo, seguramente fue la más rancia del repertorio en contra de eternas partituras… la Paz venia en la ya madrugada con “Valle de Sevilla”. La Trianera según Farfán marcaba la antepenúltima revirá que en la siguiente llegaba el adiós, la recogía ya me vencía, total, en la otra parroquia ya la sentí con su marcha, la del genio de Lopera. En su calle me regaló el último gran pellizco, unas luces de focos y dos azoteas repletas de gente preludiaban lo que estaba por venir, en el Porvenir. Sonaba la genial partitura a la más sublime de la estrellas y comenzó a llover la única lluvia que ansiamos los cofrades o capillitas. Impresionante estampa, solo digna de la magia de las cofradías, una manta impresionante parecía llevarnos a un hipotético cielo, donde a cada hora la Madre de Dios tiene que ser tan bellamente alabada. La fatiga se olvidaba extasiado en la estampa hasta que el palio llegó hasta nosotros, reviró en busca de San Sebastián, la cual se encontraba al final de la calle, con sones de Coronación Macarena y veíamos que en cierto modo, Antonio Santiago tenía razón, con los pétalos, los rayos de sol, en el día no podrían calar por la malla de plata, pero igualmente digo que el tapiz multicolor que se dibujó a modo de techo palio era encantador, incluso me extraña que algunos de los más atrevidos no hayan intentado recrear un palio con esa esencia que se dibujaba.
La Paz me esperaba, y la Paz se me despidió hasta cuando Ella quiera otra vez, fue el momento de dar gracias, como al día siguiente el cura en Santa Ana nos invitaba en la función principal de la Pastora de Triana, a dar siempre gracias antes que reprochar, venia de un día duro, y la dureza ha vuelto, pero entre medias tuve una isla blanca, de refulgente gótico florido en la carita bendita de la Virgen de la Paz… las campanas de la catedral me despertaron de lo que parecía a ver sido un sueño, como llevo haciendo desde hace doce años… soñando.