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lunes, 31 de marzo de 2014

"EL VIEJO" VUELVE A RENACER....

Suelen explicar normalmente los artistas, los escultores e imagineros que para que una imagen resulte acertada, bien acabada, impactante, en definitiva, para que salga una obra de gran categoría artística, no solo bastan un buen modelado y un buen trabajo de talla, que es imprescindible, sino que el acabado final de la policromía es el otro gran punto a tener en cuenta para que el resultado salga óptimo. Es decir, si hay una buena talla, una mala policromía se carga y tapa ese buen trabajo, por lo que a fin de cuentas, centrándonos en el apartado estético es casi tan indispensable un buen trabajo polícromo que el de talla, porque también se ha venido a demostrar, que una gran policromía puede mejorar un trabajo malo o cortito en la talla. También el mundo del arte, en este caso, el imaginero y por consiguiente el religioso opinan e intentan educar a los menos doctos, a los que se presentan como los espectadores de sus creaciones, los que se postran en oración antes sus trabajos la denuncia en contra de la producción de arte religioso en serie que desde hace algo más de un siglo comenzó a inundar las iglesias en España, con unos trabajos de menos categoría y acabados, con el único objetivo de abaratar costes y poder colmar las expectativas de los menos pudientes y por qué no, los más conformistas.
Sin profundizar mucho más en esto, porque ya lo he dicho en más de una ocasión, me presto a valorar el resultado que desde el jueves pasado pude contemplar, así como el resto de bailenenses que quisieron en la ermita de Ntro. Padre Jesús de Bailén. La imagen seriada de Ntro. Padre Jesús Nazareno (el viejo) volvió de una restauración donde saco muchas conclusiones positivas, donde las premisas que he enumerado se han dado de la mano para venir a enriquecer una de las imágenes más queridas de la ciudad. Es cierto que estamos ante una imagen seriada, que muchos más doctos y eruditos de los que gracias a Dios visitan este blog desde cualquier rincón del mundo quizás estarán en desacuerdo con la restauración y mantenimiento de este tipo de imaginería. Pero lo cierto es que voy a contar y con eso nos quedaremos, de que esto es lo que ha decidido su hermandad y así cree que debe seguir conservándose esta imagen que arrastra tanta devoción entre muchos hermanos y en la localidad.




Visto el planteamiento al que se aferran y las salidas positivas de mejora para ello, veo digno de elogio, digno de alegrarse y de felicitarse porque esta restauración creo que puede marcar un antes y un después en muchas cosas en las cofradías bailenenses, la más importante, que tal vez hay que creer en los que solo vienen a aportar y a enriquecer y se han formado para ello. Esta imagen, no se sabe a ciencia cierta en que taller –seguramente Arte Cristiano de Olot (Gerona)- y en qué año de la posguerra llegó a Bailén, ciertamente vino a sustituir el hueco de fe que dejó la imagen destruida seguramente en el mes de agosto de 1936 en los actos vandálicos y sacrílegos que sin duda marcarán aquella fecha para la posteridad. Una imagen seriada que tal vez se intentó sustituir con una nueva imagen realizada esta vez sí, más afín a la destruida en la guerra, la que luego acabaría alternándose como pasa hasta nuestros días. Yo firmaría el año 1942 como el año de su primera salida, o que por lo menos en ese año ya estaba en Bailén. En ese año se estrenó la actual imagen de la Virgen de los Dolores, obra que como documenté en estas páginas, salió de la mano del valenciano José Romero Tena, saliendo por primera vez desde la calle Silera, desde el domicilio del donante de la talla como nos atestiguan viejas y más que conocidas fotografías, en un traslado a la Encarnación para la celebración de sus cultos cuaresmales, donde al parecer se encontró en la plaza del “reloj”, entonces quizás ya llamada de José Antonio Primo de Rivera, con nuestra imagen protagonista, la cual procesionó en una sencillas andas, en la madera, es decir sin barnizar ni policromar, síntoma que quizás estábamos ante la premura de un estreno -aunque no están confirmadas todas estas fechas-. Una imagen que en aquellos primeros años presentaba algunos aspectos que este que les habla no llegó a conocer, como una peana plana, que encorvaba mucho más a la imagen hacia adelante que poco después tuvo que ser sustituida por la actual que simula un trozo de cuesta, de aquella tormentosa cuesta de la amargura hacia el calvario o una elaborada cenefa de dibujos a modo de estofados – simplemente serian dibujos a pincel dorados, dudo que fueran estofados por lo costoso de los mismos- sobre todo en la parte frontal de la túnica que llegaba hasta la rodilla derecha, de la pierna que avanza en la zancada. Una cenefa que en algún año tuvo que desparecer, lo que induce a una nueva repolicromía, que desconozco quien y en qué fecha se acometió, quizás en la vuelta al procesionismo en los años noventa del siglo XX, trabajo que acometió José Antonio Rivas. A mediados de la misma, la imagen, al ser de pasta madera, la que se deteriora con más asiduidad, requirió de una nueva intervención, lo que trajo consigo una nueva policromía a cargo de Tirao Carpio y un alargamiento del travesaño de la cruz, el llamado “patíbulum” con la inclusión de unas novedosas cantoneras doradas en los extremos, la parte que considero más acertada de aquel trabajo.
Con este somero estudio histórico-artístico sobre la imagen, llega esta nueva restauración a la que ha sido sometida la imagen, que parte nuevamente de la necesidad por el lógico deterioro del paso del tiempo y de la intención de la junta de gobierno de intentar recuperar un esplendor que se consideraba en el seno de la hermandad perdido en la última restauración y repolicromía.






Así que la hermandad encomienda dichos trabajos al imaginero cordobés Sebastian Montes Carpio, oriundo de Villa del Rio aunque con taller en la capital cordobesa, donde aprendió las formas y técnicas de trabajo entre otros maestros, del gran Antonio Bernal Redondo, siendo uno de sus discípulos más conocidos dentro de esa corriente artística que se ha venido a denominar como “la nueva escuela cordobesa”, con Romero Zafra y Bernal Redondo como baluartes de este nuevo foco artístico religioso en Andalucía, con tan buenos resultados y critica. Es más, en esta cofradía tienen un gran ejemplo de ello, la Virgen del Mayor Dolor y Consuelo, obra del genial Romero Zafra que con esta nueva intervención, parece aún más la Madre del Nazareno.










Sebastian Montes Carpio, según aporta el mismo a mi amigo Francisco Javier Cabrera para la web Bailén Diario, explica que “las principales patologías que presentaba la imagen son debidas generalmente al paso del tiempo y a la actuación de los agentes atmosféricos, por los que presenta algunas fisuras sobre la materia y una fina película de suciedad adherida con el paso del tiempo. La principal patología a destacar se debe a una intervención posterior a la hechura de la obra, y que impide una justa lectura estética y artística de la misma”. La intervención ha consistido según las mismas palabras del imaginero en “primer lugar se ha llevado a cabo una limpieza químico-mecánica de toda la imagen de manera exhaustiva, eliminando la grasa y suciedad adherida con el paso del tiempo. Se ha consolidado y fijado la materia desde el interior con inyecciones de resina líquida descubriendo las fisuras a fondo para sanearlas desde el interior y luego siendo reintegradas con nuevas lagunas de estuco y policromías. Se ha dotado a la imagen de una nueva policromía, más natural, rica en tonalidades y matices, engrandeciendo artísticamente el modelado de la obra, a la vez que acercándola a su policromía original. También los tejidos se han reinterpretado, recuperando el tono primitivo y aportando un juego de claroscuros que dan mayor volumen y movimiento a los mismos. Al ser una obra de molde seriado, la corona de espinas la presenta incorporada y poco voluminosa, quedando casi incrustada en el propio cabello, por lo que ha sido reinterpretada con la incorporación de nuevas ramas y espinas naturales, dotando a la misma de una mayor naturalidad. En los nudos de la cruz y en la corteza abierta, se ha sustituido el tono ocre que presenta por la aplicación de pan de oro. La peana igualmente ha sido repolicromada con tonos de piedra y tierra más oscuros, que la dotan de un mayor peso visual, así como también ha sido enriquecida con una moldura dorada. Finalmente la obra ha sido protegida con cera natural”.













La cierto es que desde hace tiempo, en mi más personal pasión y afición por el mundo del arte cofradiero, a este imaginero obviamente lo conocía desde que su nombre saltara a la palestra cofradiera por la realización del misterio de la Borriquita de Córdoba. En esa continua afición por estar siempre a la última en los trabajos y evolución de los diversos imagineros, comprobé que destacaba sobremanera en un tipo de intervenciones, como eran las restauraciones, pero sobre todo en aquellas donde su arte tenía que ir más allá e intentar mejorar las obras. Auténticas joyas en la madera que manos inexpertas habían estropeado, este imaginero las ha devuelto a un valor y categoría sorprendentes, donde incluso se intentaba adaptar al estilo de la obra, es decir, si la imagen provenía del arte granadino, intentaba policromarla con una encarnadura propia a esa escuela y época, claro está porque estaba sustituyendo una más moderna y mala, auténticos trabajos de ni siquiera aficionados.















En las imágenes en serie también está destacando, como diría mi amigo Alfonso Piñero, haciendo que las más planas y casi aniñadas imágenes de este tipo adquieran una categoría, que gracias a las repolicromías de Montes Carpio tomaban un cariz mayor, incluso que las encarnaciones y estofados primitivos, como ha pasado en la imagen del Nazareno bailenense, consiguiendo darle una categoría que no sacaban de los talleres, normalmente de Olot. El jueves entre la masa que se acercó a obsérvalo, la verdad es que disfruté oyendo los elogios y como los muchos detalles que ahora atesora la imagen llegaban a los ojos de los más sencillos y menos doctos del pueblo, los cuales unánimemente están valorando la intervención como un total acierto. Ahora el rostro del Nazareno es más vivo, más real, más dolorido y dulce, y a su vez más devoto, insuflándole más unción divina. Los recursos polícromos han conseguido crear venas donde nunca las hubo, matices que han humanizado mucho más los grafismos más planos de este tipo de imaginería como labios, cejas, parpados, etc… incluso el terreno de la peana ha elevado la calidad polícroma que no atesoraba. Dos puntos novedosos a destacar, uno es el nuevo tono de la túnica que viste el encorvado nazareno, pasando del anterior burdeos o granate al morado tan típico de las túnicas de sus nazarenos. La policromía en este punto es igualmente magnifica, con sus claros oscuros, aunque yo creo que se debería haber seguido la tradición artística e iconográfica en que los nazarenos con ropajes no reales se policromaban en un burdeos –rojo por la Pasión y la sangre derramada por Cristo- tal como estaba antes, aunque lo suyo hubiese sido mucho más apagado como el que tuvo originalmente, aunque bueno si eso es lo que ha querido la hermandad, tampoco está mal. En este detalle, Montes Carpio ha respetado las cenefas que insufló Tirao Carpio en magas, cuello y bajos de la túnica, aunque lo ideal hubiese sido intentar recuperar a base de un estafado en oro las primitivas cenefas aunque con la sencillez que ha quedado también está más que digno y bello. El otro detalle que he visto acertadísimo es el enriquecimiento de la corona de espinas, la cual como apunta el mismo imaginero se la incluido más tallos y espinas que ha conseguido crear una sencilla y bella corona de espinas del tipo serpenteante, la cual destaca más los volúmenes y los tormentos de la pasión, lo que ha conseguido unido a la magnífica policromía darle a esta imagen un valor añadido entre la admiración que siempre ha despertado entre sus devotos y amantes de las cofradías bailenenses. Igualmente a reseñar es la inclusión tan utilizada por estos imagineros cordobeses de incluir gotas de sangre de cristal donde culminan los realistas regueros de sangre que imprimen en sus policromías tan características. También ha enriquecido la expresión del Señor la inclusión de unas leves pestañas en sus parpados. Se ha continuado la estampa de las últimas décadas de dejar la cabeza despoblada de las características tres potencias.


































Sin lugar a dudas, que el próximo sábado, si Él lo quiere destacará a la luz de la tarde primaveral en un nuevo “Saludo” que da el anticipo a los cofrades bailenenses de la llegada de la gran Semana de Dios. Me siento feliz y satisfecho de ver a su presidente Miguel Aguilar exultante de alegría por el resultado de la restauración, y por ende a su junta de gobierno y también a sus hermanos incluidos los más críticos. Un día, sentados, en el bocata mañanero del trabajo me preguntó que “quien podría devolverles su Nazareno”, a lo que le presté mi mano, él ya sabe -y todo Bailén debe de saber- que todo lo que les digo es para intentar aportarles un plus más, por lo que los induje a este imaginero, porque sin duda estaba sobresaliendo en España en este tipo de intervenciones. Conoció su trabajo, contactaron, llegaron a un acuerdo y todas las partes se encuentran tremendamente satisfechas, por eso me siento feliz, porque esto es para mí un mero entretenimiento, esta es mi afición y esta es mi forma de ser y mi cultura, todo el que quiera mi consejo lo recibirá gustosamente, porque es gratuito, como así los he recibido yo por aquellos que me guían por este mundo, esta es la manera en la que quiero y puedo aportar a las cofradías del pueblo que me vio nacer, esa es mi intención desde que un día comencé a hablar públicamente en internet de cómo creía yo que la Semana Santa de Bailén debería obrar y hacia donde tendría que caminar…

Una gran noticia, que se lucirá ya en la calle, si así Él lo ve conveniente, el próximo sábado, donde también habrá más gratificantes sorpresas…

Bailén Diario y Canal Bailén.