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jueves, 25 de marzo de 2021

EL MANTO DE LOS BONAPLATA PARA LA VIRGEN DE LOS DOLORES (1868). BOLETÍN SOLEDAD 2021.

 













En esta nueva aciaga Semana Santa sin pasos en la calle, las cofradías no han querido cejar en sus actividades dentro de las limitaciones que les concede esta situación, aunque la crisis económica que está produciendo la pandemia no se lo están poniendo fácil. En esta cuaresma, en la que no ha salido el tradicional “Programa de Semana Santa de Bailén” no nos vamos a escapar sin un trabajo histórico sobre sus Hermandades. Ante esta situación algunas cofradías han optado por hacer algunos boletines propios, como la Santa Vera Cruz, que vuelve a editar un nuevo número después de años sin hacerlo o la cofradía de la Virgen de los Dolores, que ha sacado a la luz su segundo boletín informativo.

Con un cuidado diseño y una elogiable apuesta por su contenido, tanto gráfico como literario, me solicitaron si quería colaborar con algún trabajo histórico sobre la cofradía. Cómo me iba a negar si llevo desde niño soñando que se hiciesen boletines como este en Bailén (con un artículo de boletín me estrené como “historiador”), por eso hoy les dejo una nueva micro-historia de las cofradías de Bailén, y por consiguiente de la ciudad. En este caso nos detenemos a mediados del siglo XIX en un contexto político e industrial donde vivió un rico empresario de orígenes catalanes del que poco se ha estudiado: D. Eduardo Bonaplata y Roura, el cual junto a su esposa bailenense le donó dos prendas suntuarias a las imágenes pasionistas más veneradas por el Bailén de entonces. Un manto a la Virgen de los Dolores y una Túnica a Ntro. Padre Jesús Nazareno fueron las donaciones piadosas de este rico empresario minero que pudimos documentar investigando en el Archivo Diocesano de Jaén y en el archivo de la cofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno. Por motivos de espacio, no incluí en el artículo las transcripciones de los documentos estudiados, pero que si adjunto aquí gracias a la libertad de espacio que nos da internet.

Para bajarse el pdf de academia.edu pinche aquí.




ANEXO TRANSCRIPCIÓN:

1867, abril, 14. Bailén (Jaén). Misiva de donación de Juana Godoy de Bonaplata de una Túnica a Ntro. Padre Jesús Nazareno.

Archivo Cofradía de Jesús Nazareno de Bailén, libro 1º y 2º de actas que dio principio en el año 1865 (1865- 1899), misiva suelta.

Señores hermanos de la cofradía de Jesús.

La que suscribe da a Nuestro Padre Jesús de Nazareno, una túnica con la condición siguiente:

1ª Que dicha túnica se ha de conservar siempre que no esté sirviendo a la imagen en mi poder, sin que ahora ni luego la hermandad se crea con derecho a su custodia como prenda perteneciente a la dicha imagen.

También hace presente que no tendrá inconveniente de ninguna clase, antes por el contrario lo hará con mucho gusto, el ceder la túnica siempre que los hermanos la pidan con objeto de hacer cualquier clase de fiesta fuera de las ordinarias lo que tiene el gusto de participar a la cofradía por si quiere aceptar dicha condición.

Bailén 14 de abril de 1867.

Juana Godoy de Bonaplata [Rúbrica]”.

***

1868, marzo, 29 y abril, 16. Misivas sobre la donación de Eduardo Bonaplata y Roura y su esposa Juana Godoy Robles de un manto a la Virgen de los Dolores.

 

Archivo Histórico Diocesano de Jaén, correspondencia parroquia de Bailén, C. O. 31 (1867-1890), año 1868, s/f.

 

Por oficio fecha 24 del corriente comuniqué a la cofradía de Nuestra Sra. de los Dolores de esta parroquia de mi cargo el superior decreto que su excelencia Ilustrísima estampa al margen de la respetuosa exposición de Don Eduardo Bonaplata y Roura de esta vecindad concediéndole que dicha sagrada imagen, que se venera en la ermita de La Soledad, vista los días de su festividad, Jueves y Viernes Santo y demás días, que por solemnidad corresponda el manto de terciopelo, que él ha costeado devolviéndosele después de servir para que lo conserve bajo su custodia y dicha cofradía en su atento oficio fecha 25 del corriente me dice tiene acordado dirigir a su Excelencia Ilustrísima una reverente exposición poniendo en su noticia datos oportunos para que modifique el mencionado decreto, y como además me significa que en el interín no puede permitir que las ropas de Nuestra Señora costeadas como la imagen y perteneciente a la cofradía sean postergadas y sustituidas por otras ofrecidas por personas, como el manto en cuestión, en virtud a manifestarme que acordaba elevar a su Excelencia Ilustrísima dicha exposición juzgué inoportuno transcribirle el oficio significándolo así a la expresada cofradía en segundo oficio manifestándole, que si por incidentes imprevistos aconteciese, que no se me presentaba otra resolución de su Excelencia Ilustrísima para dichos días (que será acatada) que el expresado decreto será cumplimentado llenando mi deber de párroco súbdito a su excelencia Ilustrísima que lo ordena y como referida cofradía me contesta en otro oficio fecha 27 del corriente que se reserva su libertad de acción si para el día señalado no hubiera sido atendida y […] la exposición elevada, no puedo menos que ponerlo en conocimiento de su Excelencia Ilustrísima manifestando que el párroco que suscribe cumplimentará su antedicho superior decreto en dichos días si no resuelve otra cosa de su agrado, que en su caso será cumplimentada.

Dios que a su Excelencia Ilma. Guarde muchos años.

Bailén a 29 de marzo de 1868.

Manuel de Gámez y Villa [rúbrica]”

***

Cofradía de Nuestra Sra. de los Dolores de Bailén

Excmo. e Ilmo. Señor

En cabildo celebrado por esta cofradía en doce del corriente mes se dio cuenta del decreto de Vuestra Excelencia Ilustrísima fecha 30 de marzo último a virtud de reverente exposición referente a la oferta hecha por Doña Juana Godoy de Bonaplata, de un manto para la imagen de Nuestra Señora.

La cofradía ha acordado dar a V.E.I la más expresivas gracias como en nombre de aquella lo verifico por el presente, manifestándole su agradecimiento por su justo decreto.

Dios que a vuestra Excelencia Ilma. Guarde muchos años.

Bailén 16 de abril de 1868.

Excmo. e Ilmo. Señor.

El alcalde por no saber firmar el mayordomo

Andrés Conde Escalzo.

***

Dado cuenta”.

 

martes, 23 de marzo de 2021

LA NOVENA DE LOS DOLORES DE BAILÉN

 




Inmersos en la semana previa a la Semana Santa, en los últimos coletazos de la cuaresma, después de la suspensión completa de todo acto cultual el año pasado, en este estamos al menos disfrutando de los cultos cuaresmales que darán paso a una nueva Semana Santa sin pasos en las calles.

El pasado sábado se deberían haber trasladado las imágenes de Ntro. Padre Jesús Nazareno y Ntra. Sra. de los Dolores a la parroquia de la Encarnación con su tradicional encuentro: “El Saludo”.

Este año las imágenes han sido trasladadas de forma privada y han sido dispuestas en un bello altar de cultos donde están este año presidiendo este antiguo culto de las cofradías bailenenses. 

¿Pero desde cuando y por qué se celebra? El septenario actual es el resultado de una antigua novena en honor de la dolorosa que nace en el siglo XVIII y a la que se le incorpora Nuestro Padre Jesús en el siglo XIX. A continuación, volvemos a recordar en estas páginas, lo ya publicado en el artículo sobre la historia de la Ermita de la Soledad, en Locuber vol. 3

La novena de los Dolores y la devoción de Manuel de Aguilar 

Después de siglos de devoción, la celebración de los Dolores de la Virgen por parte de los creyentes se vio recompensada cuando en 1727 el papa Benedicto XIII extendió a toda la Iglesia Católica la festividad del “Viernes de Dolores” o Viernes de Pasión, anterior al Domingo de Ramos. Así que a lo largo del siglo XVIII se incrementó notablemente la devoción por la Virgen de los Dolores, también en la parroquia de Bailén. Por ejemplo, en testamento de 30 de diciembre de 1735, don Luis Álvarez Tenorio, “cura de la Yglesia Parroquial de esta villa”, adjudicó una finca de cien olivas en el sitio de Valderrepiso a su sobrina doña Catalina Rosalía Pastor para “que solemnizase la fiesta de los Dolores que se hazía todos los años en Nra. Señora de la Soledad, extramuros de la villa”; encargando a su sobrina que “mientras Dios le diese vida se diga una fiesta llana menor en dicha hermita y en dicho día de los Dolores de Nuestra Señora”. [1] 

Esta “nueva” festividad del Viernes de Dolores se transformó muy pronto en solemne Novena de los Dolores, a la que se sumó con entusiasmo la propia Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad. Así por ejemplo, en acta de 2 de abril de 1741, en el ajuste de cuentas tomado al mayordomo saliente (Alonso de Arias), aparece una data de 104 reales “que tubo de costa la fiesta y procesiones de Nuestra Señora en su novena”. Recordemos que en su origen fundacional (1660) la hermandad servía por igual a las dos imágenes dolorosas existentes entonces en la parroquia de Bailén (Vera Cruz y Soledad), pero es en estas décadas centrales del siglo XVIII cuando la única “escuadra de la Virgen” comenzó a centrar su devoción en una única imagen de “los Dolores de Nuestra Señora”. Ya hemos visto como la hermandad renovó a su costa nuevas tallas de la Virgen en 1747 y en 1779, imagen titular que dejó custodiada en la ermita de la Soledad y que en las décadas finales del siglo XVIII acabó convertida en la única Dolorosa de la Semana Santa de Bailén.


 

Otra referencia al nuevo novenario de los Dolores lo encontramos en una manda testamentaria de María Rodríguez de 1748: “es mi voluntad que por cuanto de poco de tiempo a esta parte se ha empezado a hacer una novena a la Virgen de los Dolores en la iglesia parroquial de esta villa quiero ayudar por mi parte a este culto y quiero se haga una fiesta un día de los de la novena para siempre jamás perpetuamente pagando la limosna que fuese estilo y para ello cargo dicha fiesta sobre un olivar de ciento y veinte y nueve olivas que compre de don Bartolomé de Gámez las cuales se puedan vender con la carga de dicha fiesta”.[2] 

Es decir, para la década de 1740 esta fiesta de los Dolores, celebrada al principio en la ermita de la Soledad, ya se había trasladado a la iglesia de la Encarnación como solemne novena parroquial, sufragada a devoción de los feligreses, pues la hermandad nunca contó con suficientes recursos como para costear una celebración de semejante calibre. Consta que para presidir esta gran novena parroquial se trasladaba en procesión la imagen de Nuestra Señora de la Soledad desde su ermita hasta la iglesia de la Encarnación. 

En aquel siglo, entre los feligreses más devotos por la Virgen de los Dolores encontramos a don Manuel de Aguilar Cueto y Marroquí (1722-1789), hijo de don Miguel de Aguilar y doña María de Almansa, que fue un hacendado riquísimo, administrador de la Real Renta del Tabaco y agregados en la villa de Bailén (1751). Manuel de Aguilar vivió soltero, aunque cercana ya su muerte (+13 de junio de 1789), contrajo matrimonio con doña Joaquina de Arnedo, con la que no tuvo hijos. 

Tanto Manuel de Aguilar, como su padre Miguel de Aguilar, fueron cofrades de la escuadra de Nuestra Señora de la Soledad. En 1770 don Manuel de Aguilar fundó una ermita pública en su cortijo de la Toscana bajo la advocación de Santo Tomás de Aquino, capilla que todavía se conserva. El mayorazgo fundado por don Manuel de Aguilar, cuyo centro de poder -material y espiritual- giraba en torno a este famoso cortijo de la Toscana, fue heredado por su sobrino Pedro Vicente Soriano y Aguilar (1753-1800), primogénito de su hermana doña María de Aguilar. 



En su testamento de 1780 Manuel Aguilar pidió ser enterrado en su ermita de la Toscana, pero poco antes de su fallecimiento, por codicilo de 22 de febrero de 1789, cambió su lugar de enterramiento, ordenando que “la sepultación de su cadáver [...] se haga en la hermita de Nuestra Señora de la Soledad, extramuros de esta villa; y que sobre su sepultura se fixe y ponga una lápida de jaspe blanco de dos varas de largo y una de ancho con un epitafio o inscripción que diga así: aquí ya hace Manuel de Aguilar, natural de esta villa de Baylén: pidan a dios por él; qui post tenebras esperat lucem”.31 Este sepulcro (aunque de mármol negro) todavía se conserva intacto en el centro de la nave la ermita, con su epitafio y esqueleto saludando a la posteridad: “Qui post tenebras, sperat lucem” (“El que después de la oscuridad, espera la luz”), en referencia al famoso verso bíblico del santo Job (Job 17, 12), resumen universal del mensaje católico de Esperanza (Muerte y Resurrección) que todavía simboliza la bailenense ermita de la Soledad, junto al cementerio parroquial de la villa. [3]

Como ya hemos explicado, gracias las disposiciones testamentarias de Manuel de Aguilar también hemos podido documentar que poco antes de su fallecimiento (1789) tenía contratado “la formación del retablo de Nuestra Sra. de la Soledad, que se venera en su hermita extramuros de esta villa”. Y consta que su heredero Pedro Vicente Soriano cumplió con el encargo de pagar la finalización y dorado de este nuevo retablo mayor.

Tan profunda era la devoción de Manuel Aguilar por la Virgen de la Soledad, que él mismo se hizo cargo de sufragar todos los gastos por la celebración de la solemne novena parroquial del Viernes de Dolores. Como colofón, el novenario a cargo de Manuel Aguilar quedó instituido como memoria de misas mediante manda testamentaria de 1780:

 Y también declaro [que] hace algunos años, que por la mucha devoción que siempre he tenido y tengo a María Santísima bajo el título preciosísimo de Dolores, de que he experimentado especiales favores, he costeado a mis expensas un novenario de fiestas mayores a canto de órgano, con campanas, en la dicha parroquia en los ocho días antecedentes a el [día] en que Nuestra Santa Madre Iglesia celebra su festividad, en el mismo día de ésta [Viernes de Dolores], pagando por la limosna de cada una de dichas nueve fiestas catorce reales de vellón, y también he costeado seis velas de a media libra de cera cada una, que han ardido en el altar en que se pone la Sagrada Imagen por las tardes de dichos nueves días, interin se reza la novena dispuesta a tan santo doloroso simulacro, el Santo Rosario, y se canta por la música el Stabat Mater Dolorosa y la Salve. Y deseando promover en los fieles tan santa devoción, quiero y es mi voluntad se sigan todos los años perpetuamente las dichas nueve fiestas, novena y canto con la misma solemnidad y aparato en dicha parroquia Iglesia, y que por mis herederos y sucesores que posean mi Cortijo de la Toscana de este término se paguen por derechos de dichas nueve fiestas ciento veinte y seis reales de vellón, y a la música por su asistencia y canto de por las tardes ochenta reales de vellón la misma moneda, lo propio que yo he pagado hasta aquí, y que se costee las tres libras de cera labradas en seis velas de media libra cada una, cuyo importe de todo cargo sitúo sobre dicho mi cortijo”. [4]

 




Esta “Novena de Nuestra Señora de los Dolores” fue mantenida y costeada por los descendientes de don Manuel de Aguilar a lo largo del siglo XIX (familias Soriano Aguilar, Soriano Marañón y Soriano Arellano). En la segunda mitad del siglo XIX se consolidó como solemne novena parroquial preparatoria de la Semana Santa, cultos a los que empezó a unirse la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno (al menos desde 1877). “El Saludo”, popular acto cofrade hoy convertido en gran pórtico anunciador de la Semana Santa de Bailén, debió surgir en aquellas décadas finales del siglo XIX, tal cual y lo conocemos hoy: un encuentro de Jesús Nazareno con la Virgen de los Dolores durante el traslado de ambas imágenes hasta la iglesia de la Encarnación, para presidir conjuntamente la gran Novena [hoy Septenario] de Pasión.


 
Dª. Mariana Soriano Arellano

En su testamento otorgado el 12 de diciembre de 1913, doña Mariana Soriano Arellano (1848-1913), bisnieta de Pedro Vicente Soriano y Aguilar, estableció el siguiente legado:

 

Es su voluntad legar y lega la casa que habita, situada en la calle Rafael Gasset [actual calle Isabel la Católica] de esta ciudad, a una comunidad religiosa que elegirá su albacea y herederos, entendiéndose que es tan sólo el edificio, sin ninguno de los muebles que en el existen y con la condición de que la carga o memoria de 3.933,33 pesetas de principal por una Novena y nueve fiestas que se celebran anualmente a Nuestra Señora de los Dolores y que gravita dicha carga sobre una finca llamada de La Toscana, propiedad de Don Manuel Corchado, se libre dicha finca de este gravamen y recaiga sobre la casa que lega a la comunidad religiosa”.5 


Este es el legado testamentario que hizo posible la llegada a Bailén de “las monjas” del Colegio Sagrado Corazón, del que recientemente se ha celebrado el centenario de su apertura (1916-2016).

Casa de Mariana Soriano Arellano
Foto: http://bailenysupatrimonio.blogspot.com/2010/02/el-patrimonio-de-bailen-10.html


Notas:

1. AHPJ, Protocolos Notariales (Bailén), legajo 6019, folio 181rº. 

2. AHPJ, Protocolos Notariales (Bailén), legajo 6022, folio 105vº. 

3. AHPJ, Protocolos Notariales (Bailén), legajo 6079, folio 77vº. Puede compararse con lo dispuesto en el testamento cerrado de don Manuel de Aguilar (firmado en 16/02/1780 y depositado ante notario el 18/02/1780), que fue abierto y leído el mismo día de su fallecimiento (+13/06/1789): AHPJ, Protocolos Notariales (Bailén), legajo 6056, folios 123rº-159vº. 

4. AHPJ, Protocolos Notariales (Bailén), legajo 6056, folios 124rº y vº.

En codicilo de 22/06/1789 Manuel Aguilar confirmó este memoria de la siguiente manera: “Que el enunciado don Pedro Vicente Soriano y Aguilar [su heredero], durante el disfrute de dicho su vínculo [mayorazgo sobre el cortijo de la Toscana], ha de ser obligado, y los demás poseedores subcesivos que sean a él, a costear la Novena de Dolores que se ha de celebrar perpetuamente en esta Iglesia Parroquial a Nuestra Señora de la Soledad, trayendo a esta Sagrada Imagen, como se acostumbra, desde su Hermita a dicha Iglesia sin que en esto haya omisión alguna, según lo tiene dispuesto en el citado testamento.” AHPJ, Protocolos Notariales (Bailén), legajo 6079, folio 78vº. 

5. AHPJ, Protocolos Notariales (Bailén), legajo 83228, folio 1345rº.

 

sábado, 20 de marzo de 2021

"EL ABUELO"... UNA LEYENDA DEL XIX.

 


El reciente programa dedicado a la Semana Santa que ha lanzado la cadena de televisión autonómica andaluza, Canal Sur, me hizo recordar una vez más esto que les vengo a contar y que pasa muy de puntillas por el mundo cofrade. Uno de los reportajes nos hacía recordar (a otros aprender) la vieja leyenda de la milagrosa hechura de la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Jaén, el popular “Abuelo”.

Muchos somos los que conocemos la legendaria leyenda o leyendas (porque hay más de una), pero sobre todo se coincide siempre en señalar la del anciano que pidió refugio en una casería o cortijo cercano a la ciudad de Jaén. Este misterioso hombre visualizó un gran tronco de madera fuera de la casa y ensoñó el buen cristo que se podría sacar de ese trozo de árbol. La leyenda continúa hablando de que en la noche, el anciano se metió en la habitación que la habían dejado los caseros para que durmiera, pero con la intención de realizar la imagen con ese tronco en ¡una sola noche! Finalmente, a la mañana siguiente, los caseros preocupados del silencio reinante durante la noche y la mañana, y que aquel desconocido no daba señales de vida bien avanzado el día hizo que el casero entrase en el habitáculo y se lo encontrara vacío de vida, pero sorprendido ante la contemplación de una imagen de Jesús Nazareno. La leyenda continúa pues con el traslado a Jaén, la fundación de su cofradía en el convento de los Carmelitas Descalzos y su ascenso devocional hasta convertirlo en un icono no solo de Jaén, sino del Santo Reino, modelo a seguir durante siglos en la provincia.




Un anciano, un “abuelo” misterioso talló y policromó (¡ni con máquina de puntos ni impresora 3D!) en una sola noche sin hacer ruido la imagen. Como leyenda que es, pues yo la he escuchado con cientos de variantes. Incluso en el programa de Canal Sur añaden aspectos que nunca había escuchado como que el abuelo era un peregrino del Camino de Santiago. Para mí, porque así me lo contó mi padre era el mismo Jesús, el que incluso tenía la misma cara del abuelo… que no sería entonces tan anciano. Entonces se cuenta, que con esta leyenda al pueblo le bastó con la exaltación popular de sus pasiones para no solo aclamar al Señor, si no al que lo hizo en su estación penitencial del Viernes Santo con un: “Viva el abuelo que te hizo”, con lo que todo el pueblo coreó: “¡Viva el abuelo, viva el abuelo, viva el abuelo!... y con El Abuelo se quedó el Cristo.

Hay más leyendas, que incluso tendrían más razonamiento humano que esta historia, que como digo es la más extendida. Otra decía algo así de que, en una casa en Jaén, un burro golpeó con una coz una vieja pared y se derrumbó. Perdonen, pero estoy hablando de memoria, y que se descubrió una habitación secreta donde se encontraba el Cristo. No recuerdo si al propietario lo llamaban el abuelo o que era un abuelo, pero de ahí venía el apelativo.

Pero las leyendas, son eso, cuentos tal vez muy fantasiosos en un mundo tal vez más ignorante que el actual, porque a veces lo dudo. Aún hoy es difícil arrebatar de la pasión del pueblo estas leyendas místicas que llenan de divinidad sus sencillas vidas. Porque luego llegaron los historiadores y sin papeles comenzaron a apuntar según la impronta artística a la gubia de Sebastián de Solís comprándolo con otras imágenes. Pero, aunque parezca increíble todavía nadie se ha detenido fehacientemente a estudiar a un artista de este calibre como para poder aseverar que es obra de Solís. Tal vez, el único que se ha acercado a una posible teoría sustentada por la investigación científica fue Rafael Galiano Puy que primeramente descubrió el nombre del fundador de la cofradía, D. Juan de Orozco Godoy[1] y después cotejó una más que posible estrecha relación entre este y el escultor Sebastián de Solís[2]. En 1592, Orozco ejerciendo como procurador recibió poderes por parte de Solís para que compareciera en pleitos que tenía entablados el escultor. Según Galiano, teniendo en cuenta que la referencia más antigua a la cofradía es de 1594 y que estas relaciones ocurrieron en 1592, bien pudiera que Orozco fundase la cofradía y encargarse la talla a Solís en aquel periodo. Como bien apunta Rafael Galiano, probablemente sea imposible encontrar un documento que certifique que Solís fue su autor, e incluso yo diría que cualquier otro, porque al menos en Jaén, no se contrataban en escritura pública tantas imágenes como quisiésemos los investigadores. Además, añade que la cofradía solía escriturar con un escribano llamado Juan Jiménez del que no se conservan sus protocolos notariales. Incluso, otra “leyenda” más reciente, apunta de que si algo existiese o apareciese no se daría a conocer para no “cargarse” la leyenda. Que en la restauración de Madrid salió algo y la hermandad lo guarda en secreto, leyenda del pueblo sin duda que podría tener algo de verdad, como toda leyenda.

Pero hubo alguien que también puso sus peros a la leyenda. Y lo hizo en la obra histórica más importante que hay sobre la cofradía. Otro inolvidable historiador giennense, D. Manuel López Pérez, junto a sus hijas Mª Amparo y Mª Teresa López Arandia[3] documentan en el mismo libro de la historia de la cofradía que la leyenda es un invento más del romanticismo decimonónico que tanto le gustó jugar con la historia. El siglo XIX fue sin duda en un periodo muy novelesco, y la fuerza de la naciente prensa tuvo mucha culpa al respecto.

Hay que advertir que los círculos más intelectuales cofradieros de Jaén reúsan de llamarlo así, y prefieren el que según ellos dicen es el apelativo popular más antiguo (además de Ntro. Padre Jesús) que es: “Jesús de los Descalzos”. De hecho, en esta obra bibliográfica apuntan a círculos más sencillos la utilización de “Abuelo” he incluso califican el ya tradicional “¡Viva el Abuelo!” como de irrespetuoso.

Bien es cierto que las leyendas suelen tener una parte de verdad, pero cuando de la leyenda nada se conoce en documentación más antigua ya es motivo de sospecha, tal como nos indica López Pérez “careciendo de arraigo histórico y de fundamento”. Incluso apostando que la mayoría de la gente que lo llama “Abuelo” no sería capaz de conocer el por qué y la leyenda.




Al parecer, en un momento, no anterior a 1870 algunos periodistas locales tirando del lenguaje romanticista del periodismo comenzaron a referirse al Señor como un patriarca, más que un padre, como “un abuelo capaz de convocar a los giennenses con idéntica autoridad afectiva a como los abuelos convocaban en las familias del XIX a la pléyade de hijos, nueras, yernos, nietos, sobrinos… por eso, para ellos, Nuestro Padre Jesús es el abuelo que con la autoridad de su bondad es capaz de aglutinar a todo el pueblo de Jaén”. Para entonces, la prensa comienza a difundir la famosa leyenda. La primera referencia escrita sobre este “apodo” aparece en la publicación de una poesía que publicó el periódico local LA SEMANA en 1878. La firmaba Dª. Josefa Sevillano y llevaba una nota donde decía que “…la autora dedicó esta composición a Jesús (El Abuelo) en el acto de pasar la procesión por la casa que habita...”.

Con todo esto, no se generaliza hasta entrado el siglo XX cuando se populariza el grito de ¡Viva el Abuelo! entre la clase obrera y algunos estamentos del pueblo llano, y que se consolida (según la obra de los López Pérez-Arandia) con la marcha de Emilio Cebrián que se ve obligado a denominar su inmortal marcha con el título de “El Abuelo” por la leyes de la II República. Aunque actualmente se la llama “Ntro. Padre Jesús”.

Muchas fueron las personas que intentaron atajar esta nueva corriente de llamar al Nazareno de la Carrera de Jesús. De las voces intelectuales sobresalió la de D. Manuel Mozas Mesa, que como cronista de la Cofradía, publicó tanto en la prensa local como en la nacional reiterados artículos en desagravio de que al Nazareno jaenero se le llámase “Abuelo”:

Es necesario inculcar en el corazón sano y sencillo del pueblo, que todo él en apretado haz se siente hijo suyo, que destierre para siempre el título impropio de “El Abuelo”, que en realidad, más que dictado de amor, da la impresión, bien desagradable por cierto, de ser un apodo; no tiene justificación de ninguna índole ni viene de tradición: es una innovación de pocos años hace y conviene abolirla por completo.

Nuestro Padre Jesús no es “El Abuelo”, no es un viejo con rostro rugoso y blancos cabellos, para que mereciera tal apelativo, es un Padre, el Dios humanado, que ejerce su paternal autoridad sobre todos sus hijos, los giennenses, sin excepción alguna.

Precisamente la bellísima imagen representa a Jesús Nazareno con la cruz a cuestas; pues bien, no es un anciano el que lleva la cruz, para que injustamente se le moteje con ese nombre absurdo de “El Abuelo”; es el Redentor; que avanza por la vía dolorosa, para consumar con su muerte la salvación de la humanidad.

La artística imagen encarna al Dios-Hombre en su plenitud, a los 33 años, aunque agobiado por tantos ultrajes, en aquellas amargas horas de su Pasión y por los innúmeros pecados de los hombres, que simboliza la cruz; por consiguiente, no es un ser decrépito, y de ahí la falsedad de ser designado como “El Abuelo”.

Son pocos, una minoría dentro de la clase trabajadora y modesta de la capital del Santo Reino, los que para manifestar el más entrañable y puro de sus afectos suelen dar entusiastas vivas al “Abuelo”, en su recorrido procesional del Viernes Santo. Hay que llevarles al convencimiento de que deben cesar ya de invocarle como al “Abuelo” y sumarse a la inmensa mayoría que lo nombra con la expresión más posesiva y singular de Nuestro Padre Jesús, no es siquiera Jesús Nazareno, es Nuestro Padre Jesús, al ser suya toda la ciudad de Jaén y todos sus habitantes, le aclaman con el nombre de Padre”.





[1] GALIANO PUY, Rafael: “Importante documento sobre la cofradía de N.P. Jesús Nazareno de Jaén”. Alto Guadalquivir, 2002, pp. 36-39.

[2] GALIANO PUY, Rafael: “El convento de los Descalzos (Jaén), apuntes sobre su construcción y biografía de Juan de Orozco Godoy, fundador de la cofradía de N.P. Jesús Nazareno”. Pasión y Gloria. Agrupación de Cofradías de Jaén, 2015, pp. 36-41.

[3] LÓPEZ PÉREZ, Manuel; LÓPEZ ARANDIA, M.ª Amparo; LÓPEZ ARANDIA, M.ª Teresa: “Nuestro Padre Jesús Nazareno (Leyenda, Historia y Realidad de la Imagen y su Cofradía)”. Gráficas La Paz, SL, Diario Jaén, 2005, pp. 599-601.

jueves, 18 de marzo de 2021

LA NOVENA A SAN JOSÉ... VIDA PARROQUIAL DE BAILÉN EN 1881.

 


En esta tradicional semana del quinario del Cristo de Medinaceli de Bailén preparativo para esta Semana Santa en la que tampoco se volverán a celebrar procesiones en la calle hemos podido contemplar una estampa atípica. Primeramente, al Señor de Medinaceli y a su Madre, María Santísima de los Siete Cuchillos celebrando sus cultos en la iglesia de San José Obrero, presidiendo ambos la parroquia en un altar de cultos cargado también de connotaciones históricas. No es la primera vez que se celebra allí, pero si no me equivoco se ha llevado allí para dar más cabida a los fieles, ya que realizándose en su ermita el aforo sería muy inferior y limitado.

Estos cultos de penitencia se han entremezclado con un triduo extraordinario a la figura que da nombre a la parroquia, en este caso San José, a secas, porque la advocación completa es la de San José Obrero, cuya festividad se celebra como es ya muy tradicional en Bailén, en el día primero de mayo.

El motivo de este triduo al padre putativo de Cristo está marcado por el 150 aniversario de la declaración de San José como Patrón de la Iglesia Universal que se cumplía el 8 de diciembre pasado, motivo por el cual el papa Francisco ha querido dedicar el año a San José. La iglesia bailenense propone por ello hacer un Triduo a San José por el seminario y las vocaciones sacerdotales, previo a la jornada del “Día del Seminario”, que es el domingo 21 de marzo. Este triduo se celebra en las tres comunidades parroquiales bailenenses, siendo en la iglesia de San José tras finalizar el quinario de la cofradía de la Santa Vera Cruz.

Pero antaño, Bailén conoció esta festividad con más boato, no pasaba fugazmente en el calendario como hoy, ya que hay testimonios a la celebración de una gran novena en honor del Santo Patriarca en la entonces única parroquia bailenense, la Encarnación.

Hasta 1936 existió una imagen de San José en la iglesia, de la que tenemos algunos testimonios de su existencia, como que la talla se encontraba a finales del siglo XIX en la capilla de los “Ruses” o la del Santo Cristo. Por ello, tras la Guerra Civil Española, una de las imágenes respuestas por la destrucción fue la de la figura del esposo de la Virgen, con una imagen seriada, probablemente adquirida en Olot o en alguna tienda de artículos religiosos que fueron muy fecundas en sus ventas en aquel periodo de tantísima precariedad, llenando muchísimos templos de este arte aún tan discutido en los círculos artísticos e intelectuales.

Imagen actual de serie en la Iglesia de la Encarnación. Foto: Francisco Jesús Molina Cárdenas.

Por este motivo, observando en el día de ayer la estampa que abre esta entrada pensé en contar algún pequeño avatar sobre el San José antiguo de Bailén. Y buscando me encontré una curiosa y extensa carta del párroco de Bailén, D. Santiago Fernández Hernández (1848-1910) al señor obispo fechada en Bailén el 15 de junio de 1881.

Esta misiva, pertenece a la sección correspondencia de las parroquias giennenses durante el siglo XIX y principios del XX, en este caso a la parroquia de Bailén. Es tan suculenta y significativa en detalles, que la diócesis tuvo que decidir su publicación en el Boletín Oficial de la Diócesis de Jaén (año XXIV, viernes 15 de Julio de 1881, nº. 899, pág. 194-196). Aunque tengo tambien copia de la original les dejo esta por su mayor facilidad de lectura.

Por ello, les dejo fotocopias obtenidas en el Archivo Diocesano de Jaén donde podrán leer perfectamente las curiosas noticias que aportaba el sacerdote manchego en aquel significativo resumen de la vida parroquial desde “Carnestolendas” (Carnaval) hasta otra gran novena con que se daba casi por finalizada la primavera, la dedicada al Sagrado Corazón, imagen y “cofradía” que llegaron a Bailén con su impulso y ministerio.

Tiempo de penitencia con solemnidad gloriosa al Santo Patriarca en 1881, donde explica que en aquel año fue el primero en que “la cofradía de S. José costeó por primera vez un novenario al Glorioso Patriarca”. Si con el Sagrado Corazón poníamos entre comillas cofradía es porque tal vez aquellas “cofradías” no se tratasen como el resto de cofradías históricas.  Esta es una escueta noticia donde se cita la existencia de una cofradía, como también las hay sobre otro tipo de advocaciones gloriosas en aquel tiempo. Aunque puede que en realidad se tratasen de colectivos parroquiales y muy reducidos en su conformación humana, en los que quizás no existiesen ni estatutos y simplemente se rigieran por ordenanzas que proviniesen desde la sede episcopal. Los también llamados “coros” que por el defecto o vacío lingüístico los llamasen como cofradías. El estudio de todos estos fenómenos asociativos parroquiales en aquellos compases del siglo XIX, es un tema a estudiar concienzudamente sin lugar a dudas.

Cultos gloriosos en cuaresma. Cuarentena que acaba con la ansiada Semana Santa. Por ello, don Santiago prosigue con su narración haciendo una escueta alusión a la de aquel año. Pero antes cuenta muchas más cosas, empezando por lo que tenía más reciente como fue la información de la muerte de un sacerdote de la parroquia como fue D. Pedro García Soriano el día 10 de junio de 1881. El párroco o cura ecónomo aprovechando que enviaba la matrícula del año corriente de la parroquia desglosó esta extensa y detallista carta, él que normalmente mostró en sus comunicaciones periodos de gran estado de salud de la vida parroquial, que precisamente no había venido siendo tranquila décadas atrás.

Nos habla de una Santa Misión (tal vez la que ya contamos aquí de octubre de 1880), muy común en aquellos días y hace constar un pequeño detalle del que, en algún otro tiempo, si así pudiésemos, podíamos escribir como fue el choque frontal con el que recibió la iglesia (y con ella la bailenense) el matrimonio civil o la simple convivencia en pareja sin pasar por el altar. Es reseñable la contabilidad de las parejas casadas civilmente. Admito que me ha causado risa (porque vemos que la vida no cambia tanto como pensamos) leer como expresa su disgusto al escuchar a algunos vecinos alardear de no haber confesado en mucho tiempo, algunos desde niños. Esta circunstancia estoy seguro que es muy común a un lector actual, ¿quién no conoce al que lleva sin comulgar desde que hizo la comunión? Quizás tú mismo.

Pasando a su resumen podemos recrear la cuaresma y días de pascua de aquel año. Cita que, para Carnaval, además de los ejercicios dispuestos por la sinodales del obispado, hizo un quinario para las Hijas de María, otra de estas asociaciones parroquiales que en ocasiones llaman como cofradía. Es destacable la descripción de la ornamentación dispuesta en el templo para ello con “ricas colgaduras, valioso damasco, multitud de banderas…” que nos hace ver que lo que hoy se está haciendo no es una mera moda por copiar a Sevilla, si no volver a nuestros orígenes, los que nunca perdió Sevilla. Obsérvese como se reseña la cuenta de personas que se acercan a comulgar. También hubo otro quinario celebrado los cinco primeros domingos de cuaresma. Después nos habla de la novena a San José (de la que cita que las señoras que la conforman costean una fiesta [misa] mensual en su honor) y un triduo por otro colectivo, el de Las Madres Cristianas en torno a la festividad de la Encarnación (25 de marzo).

Pero estar en cuaresma es estar en tiempo de penitencia y preparación de los días sacros de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Por ello, en torno al Viernes de Dolores se celebraba la novena a la Virgen de los Dolores. Lo que hoy llamamos el septenario, bien saben mis lectores que nació en honor de la dolorosa de la ermita de La Soledad, que fieles a la memoria fundada por don Manuel de Aguilar, su heredero la costeó en aquel año, D. Pedro Soriano Marañón, el que pagaba la cera y nueve fiestas durante toda la novena. Vemos que cita la fiesta mensual de la “cofradía” del Sagrado Corazón de Jesús.

De la Semana Santa destaca el buen orden de las procesiones y sus cofradías. Algo que nos sorprende, todo hay que decirlo, pero como ya he comentado antes, las cartas de este párroco solían estar cargadas de mucha positividad, cuando en verdad la vida social de pueblo no era fácil. Por ello destaca la alegría de que el nuevo Ayuntamiento y la Guardia Civil se acercaran a los oficios de la Semana Santa. Destaca en su crónica la ayuda prestada en la predicación del Sr. D. José Palma y Camacho en las predicaciones litúrgicas de Jueves y Viernes Santo.

La celebración de un Santo Jubileo y su dedicación prosigue en su relato de los actos desarrollados, que llegaron con el tiempo pascual y la tradicional celebración del mes de las flores para acabar en lo que era el tiempo presente en que escribió tan significativo resumen, cargado de detalles históricos con la celebración de una nueva novena en el mes de junio, en honor del Sagrado Corazón de Jesús. Es curioso que en esta carta ya cite la “cofradía del Sagrado Corazón de Jesús” cuando el mismo párroco, hasta 1884 no pidió autorizacion para erigir la congregación del Sagrado Corazón y el apostolado de la oración y en 1886 la Archicofradía de la Guardia de Honor del Sagrado Corazón de Jesús y que se celebrase cultos, suponemos que a una imagen, cuando hasta 1889 no llegaron las imágenes realizadas en Barcelona por Jacinto Calsina. Sobre este asunto ya hablamos aquí.