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martes, 30 de junio de 2015

CIEN AÑOS DE ETERNO ALIENTO...

“Nunca estarán pagados los señores Martínez por luchar para que Tú figura se impusiera por ¡dos veces! para la fe de este tu pueblo”…

Puede ser que algunos no lo entendieran, pasado ya los meses de mi pregón de la Semana Santa de Bailén, sigo comprobado que el texto tal vez llegó a ser complicado de entender en todos los sentidos. Creyeron los que ahí me subieron que era un ideal pregonero por mi pasión a todo lo que huele a Semana Santa y eso intenté transmitir. Así que no me extrañaría que muchos no entendieran qué pudieron luchar aquellos señores Martínez - incluso los más jóvenes no sepan ni quienes fueron-, por el Cristo de la Expiración de Bailén y por dos veces. Y es que los señores Martínez y Ramón, una familia acaudalada y benefactora afincada en la ciudad a finales del siglo XIX y mediados del XX –su casa estaba situada donde hoy se levanta el Museo de la Batalla de Bailén, una construcción que siguió básicamente la idea arquitectónica de aquella- fueron los responsables de donar dos veces en poco más de veinte años las dos imágenes del Cristo expirante que ha conocido la religiosidad popular de este pueblo. Esta fue la historia, y la resumí en veinticuatro palabras, para no hacerme cansino…
Fue el amigo y siempre sorprendente investigador Juan José Villar Lijarcio el que me puso en sobre aviso de una curiosa circunstancia, que pudiera haber pasado desapercibida y que creo no debería ocurrir y por ello les cuento esta historia. Y es que la fe, en la hermandad de la Santa Vera Cruz a la iconografía del crucificado en su último aliento cumplirá el próximo año su primer centenario además de la sede que los guarda. Si aún tuviésemos la primera imagen pues obviamente también los cumpliría ella, pero la Guerra Civil se lo llevó arrastrándose como si fuera un simple mueble por esa cuesta por donde  entre Aquel y el que vino después, lleva despertando la más fuertes emociones de sus hermanos y más devotos, ya lo dije, para mí, en su hermandad, Él es el referente por encima del Señor de Bailén incluso, que lógicamente son los menos.
Y es que como bien me ha recordado el amigo Francisco Antonio Linares, fue en 1916, hace noventa y nueve años, cuando las familias Corchado y Barreda –otras dos familias acaudaladas y benefactoras del pueblo- donan la Ermita del Santo Cristo a la cofradía, un edificio que aunque data del XVII tuvo diversos menesteres y usos, no siempre religiosos hasta acabar convirtiéndose en un foco de devoción del bailenensismo. Ese mismo año, la familia Martínez y Ramón donan la imagen del Cristo de La Expiración que perece en las llamas, tras la mofa sacrílega, amontonado con todas las pertenencias en la misma puerta de la entonces aun nueva sede de la cofradía. Tras la contienda civil de las dos Españas la iglesia y con ella las cofradías vuelven a resurgir y a tener el protagonismo en la sociedad que le han conferido los siglos. Resurge la hermandad y los Martínez vuelven a donar la actual imagen del Cristo de la Expiración la cual igualmente estará de efeméride de fechas redondas, su setenta y cinco aniversario. Y es que navegando por la historia de la hermandad de la Santa Vera Cruz llegamos ante un momento de la historia donde a mí por lo menos me surgen dudas y preguntas a las que algún día habrá que darles respuesta, o eso creo. A finales del XIX y principios del XX se nos presenta una cofradía según el testimonio de un mítico hermano de los difíciles años anteriores y posteriores de la Guerra Civil, D. Bernardo Zagalaz, la cofradía residía en la Ermita de La Soledad, venerando en ella, junto a la titular de dicha ermita, a la Santa Vera Cruz y a la Santa Mujer Verónica. Su pasado glorioso con el Nazareno en su ermita de Consolación, incrementando titulares ya sea por donación o adsorbiendo hermandades extintas y rigiéndose por escuadras nos lleva a encontrarnos con una Santa Vera Cruz sin apenas nada de aquello, solo su histórico titular y una Santa Mujer Verónica que no sabemos aún qué sentido tendría que una hermandad de gran poderío con imágenes devocionales acabase procesionando, precisamente en la procesión de su primitivo titular – ya absorbido por la cofradía del Nazareno, nacida a su vez de la Escuadra de la Columna-, a una imagen secundaria refiriéndonos al rango divino de las mismas. Es un acertijo aun por estudiar y descubrir, qué pasó para llegar a aquello, un puzzle difícil aun por construir. Pero los datos están ahí, tal vez la Verónica llegó en un intento de retomar un esplendor pasado dentro de un cortejo, tal vez el más esperado por la localidad cada primera luna llena del mes Nissán judío en aquellos remotos años, como ya en otras localidades de cierto nivel cofradiero estaba ocurriendo como en Baeza, Úbeda, Linares o Jaén que desde los talleres valencianos adquiría   su actual y famosa “Santa Marcela” –que no sé dónde se sacan esta advocación-, la Verónica.
Pero como digo, y bajo mis suposiciones, la Verónica y la Santa Vera Cruz no tendría el poder de atracción de un Cristo o una dolorosa, por lo que no sé si sus cofrades o los benefactores pudieron pensar que hacía falta una imagen que pudiese levantar la veneración por esta cofradía. ¿Porque pensaron en un Cristo de la Expiración? No lo sé y no sé si lo sabremos algún día. Posiblemente, aquellas Semana Santas no contaban con un crucificado, no hay constancia de aquello a no ser que el Santo Entierro se hubiese estado descendiendo hasta 1916, algo que documentalmente en todas las épocas no consta, pero pudo pasar, las modas han funcionado siempre. Por ello se pudo pensar en un Cristo Crucificado, con la lógica por la que se rige Bailén de no repetir pasajes evangélicos de la pasión y que estuviese vivo, tal vez porque ya existiera un Cristo muerto, el Santo Entierro. Incluso por aquellas fechas, el culto cofradiero a esta iconografía había tomado fuerza en ciudades como Jaén y Linares donde se fundan cofradías del Cristo de la Expiración, por lo cual la fuente de inspiración pudo ser también esta. 
Observando fotografías de la imagen que se destruyó en la Guerra Civil en Linares podríamos sonsacar algunas posibilidades a la hora de reconstruir nuestra historia. Vemos una fotografía donde el crucificado de la Expiración linarense camina en su procesión en 1904 seguido de una imagen de San Juan, la Magdalena y una dolorosa, un cortejo muy similar a como el diario ABC del 20 de abril de 1935 nos relata la procesión del Jueves Santo bailenense. Hermandades linarenses de la época como Vera Cruz, Rescate o el Nazareno –incluso la procesión del Resucitado- cuentan igualmente con documentos gráficos de haber contado con cortejos de tantos pasos, como aún mantiene el “Abuelo” en Jaén y como en Bailén hemos conocido tantos años, pero con la salvedad de que esos cortejos lo formaban cofradías distintas, donde no faltara el San Juan, la Verónica o Magdalena –con su propia cofradía, hoy extinguida- y la dolorosa. No tendríamos que descartar el origen en esto, lo que podríamos llamar la desaparecida “Procesión General del Santo Entierro” –con su cenit en el final de la década de los ochenta del pasado siglo-, donde la cofradía de “La Cruz” aportaría: La Expiración – seguramente la siempre conocida como “Cruz sola”-, “Ntro. Padres Jesús: El Santo Entierro, y sus correspondientes cofradías; la Magdalena, San Juan y la Virgen de los Dolores. Tal vez con esa intención, de contar con una imagen de más “poderío” y atracción devocional, inspirándose en la corrientes cofradieras de antaño, sobre todo de la emergente y cercana Linares (toda una gran ciudad moderna gracias a la minería a comparación de alfarero y campesino pueblecito de casitas encaladas de Bailén, lejos aún de la fiebre del ladrillo), pudo llegar el Cristo de la Expiración a la más de cuatro veces centenaria Semana Santa bailenense.
Procesion del Resucitado de Linares. Princ. XX blog Humilitas.

Procesion del Rescate de Linares. Princ. XX. blog Humilitas.

Procesión de la Expiración de Linares. 1904. A. Padilla Cerón.
A partir igualmente de aquella imagen linarense podríamos también situar el taller donde pudo nacer aquel Cristo del que tristemente no se cuenta con fotografías. Cuando la turba exterminadora asestó el duro golpe a la ermita y cofradía de la Santa Vera Cruz, mi abuela materna (que sé que Dios la tiene en su gloria), entonces una niña, era vecina de la collación en la calle Cervantes, así que tuvo que conocer aquella ermita e imagen perfectamente. En cierta ocasión le pregunté pero ella rehuía a recordar aquellos episodios, diciendo que ella no salió de su casa. Mi abuela obviamente no era experta en fijarse en esos detalles que solo tristemente unos pocos nos fijamos, pero me dijo que la imagen era exactamente igual a la que tenemos hoy. La actual imagen no hay duda de que se trata de una imagen de serie, de escaso valor artístico – no de valor sentimental- aunque ella contenga esa mayor prestancia que tuvieron este tipo de imágenes en aquellos tiempos a comparación de la actual donde la calidad aun es mucho más inferior. Según la casa de Arte Cristiano de Olot (Gerona), este modelo de imagen no pertenece de nunca a su catálogo y la verdad es que muy pocos ejemplos del producto sacado del mismo molde me he encontrado por la geografía española. No habría que descartar que la imagen llegase de Valencia o Madrid, donde los Martínez y los Corchados adquirieron muchas de las piezas que luego regalaron a las cofradías bailenenses.

Observando la imagen de Linares en fotografías más cercanas, podemos contemplar que aquella imagen también fue de serie o en todo caso de talla de los talleres valencianos, los cuales inundaron con sus productos a la iglesia y cofradías de la provincia a finales del XIX hasta bien entrada la España franquista. En Linares, según Andrés Padilla Cerón me cuenta, tuvo que existir otra imagen de la Expiración anterior a esta, la fundacional, ya que cuenta una tradición posiblemente cierta que la imagen tuvo que ser articulada para escenificar una teatral ceremonia donde el Cristo bajaba la cabeza en ademan de morir. Una cofradía fundada por carboneros bañuscos – de Baños de la Encina- a finales del XIX que cuenta con dos imágenes de cristo antes de la Guerra Civil. Posiblemente esta nueva imagen llegase a principios del XX –documentada ya en 1904-, la cual revisten de pelucas, faldellines-sudario e incluso velos para la cruz.
Resucitado de Bailén realizado en 1904.
Teniendo en cuenta que en 1903 en Bailén llega un Resucitado con todas las características propias de la escuela valenciana, ya que contamos con una fotografía del mismo y que en 1917 llega un nuevo Cristo amarrado a la Columna, que seguramente hubiese sido de la misma escuela, es lógico pensar que el Cristo de la Expiración de 1916 pudiese ser muy similar al de Linares, e incluso que los Martínez fuesen asesorados por cofrades de la vecina ciudad. La posibilidad de que quisiesen imitar aquel cortejo de Linares, con un rezumante y nuevo Cristo podría ser un gran motivo para que hoy estemos a un solo año de celebrar cien años de Expiración en Bailén.
La posguerra y las penurias económicas forjaron hacer el “agosto” a los talleres seriados, más baratos y rápidos que los imagineros, que prácticamente tomaron las imágenes valencianas como modelos de donde sacar sus moldes. Seguramente en talleres como los de Santa Rufina en Madrid pudieron encontrar un Cristo de la Expiración similar al destruido –si no es que en veinticinco años estuviese aun el mismo negocio en pie y comercializado la misma imagen, Santa Rufina se abre en 1886 con el nombre de “Casa Arteaga”- y que primigeniamente regalaron, y así pudo llegar en 1941, según los datos que aporta la hermandad en su web, la actual imagen.



La cual procesionaría los Viernes Santos y los Miércoles y Jueves Santos incluso, formando el conjunto del Calvario donde incluso dicen que si incluía la imagen de San Juan de la homónima cofradía. Seguramente en andas, incluso en la manos de sus cofrades como si fuese un vía crucis, después en el trono de ruedas adquirido al Nazareno de Úbeda, de Díaz Gil y Trillo Olivares y después en uno de los mejores pasos que han procesionado en Bailén, las andas del cordobés Díaz Roncero, en los últimos años solo desde que dejara la procesión del Santo Entierro, ya que en una misma tarde procesiona dos veces, en el Calvario a ruedas y después sobre su monte de clavel por sus “costaleros” hasta llegar a la actualidad donde se asienta sobre un nuevo paso que está realizando José Miguel Tirao Carpio siguiendo el modelo sevillano, portado desde su interior aunque no a costal y volviéndose a escenificar el paso de misterio del Calvario pero esta vez con las imágenes del misterio del Descendimiento - apartado del procesionismo por el momento-, del mismo autor, que cuenta con la Virgen de la Penas, la Magdalena y San Juan evangelista. Una imagen que sería restaurada y repolicromada con muy poco acierto en 1997 por Tirao Carpio tras sufrir la capilla un incendio y dejarla cubierta totalmente de hollín, intervención que vino a enmendar en 2013-14 con una nueva policromía de más alto nivel artístico, dotándolo de más matices y realismo, devolviéndolo algo más al aspecto original, donde remodela el cordón del sudario, dota la cabeza de potencias y corona de espinas de orfebrería y realiza una nueva cruz arbórea que sustituye a la original, la cual es dotada con casquetes o cantoneras en sus extremos.
En esta historia querría igualmente añadir una hipótesis a la llegada de una imagen al pueblo que podría tener relación con el culto a la Expiración y la cofradía de la Santa Vera Cruz. De muchos de ustedes ya es sabido que en la iglesia de la Encarnación existe en una capilla un retablo que contiene un crucificado expirante todo ello salido de las manos de Francisco Palma Burgos. El mismo es advocado como Cristo de la Expiración– por lo que hay dos Cristos de la Expiración en el pueblo-  y por lo menos a mí me choca que el promotor de su venida, D. Francisco Caballé lo trajese simplemente para el culto interno y encima lo advocase como una imagen ya existente en el pueblo. Visto que entonces “recomendó” la sustitución del busto de la imagen de San Juan Evangelista porque no la consideraba propia para el culto, no extrañarse de que este Cristo también trajese alguna intención de sustituir a la imagen seriada que aun hoy procesiona, y no llegase a buen puerto ante una posible negativa de la cofradía, aunque todo esto son suposiciones.







Serán cien años de Expiración, cien años de Santo Cristo y setenta y cinco años cumplirá el próximo año Aquel que llamamos como llamamos porque pesa como el mismo mundo, para eso lo creó en siete días, como según la tradición, le dijera a aquel que entre las aguas no podía con su simple infancia, aquel que llamó “el portador de Cristo”, el patrón de los transportistas… San Cristóbal, y es que por lo menos yo sé que hay un Cristóbal allá donde clava su mirada, que sigue siendo su portador y que tiene la suerte de ver sonreír  a su Mostrenco…para siempre.

Nota: Podría haber elegido una más actual y mejor fotografía que abriese esta entrada, pero este cuadro pertenece a una lámina que mi hermano compró el único año que lo sacó en este mundo, la cual clavó con unas chinchetas en su habitación como si un poster de Queen se tratase. Mi madre le dijo que así no, que se lo enmarcaría y así fue y ahí lleva desde entonces colgado. Hoy que duermo en su cuarto, tras unas reformitas lo he vuelto a colgar nuevamente en su lugar junto a esas otras tantas devociones que me pegan junto al Él el pellizco del alma, porque recuerden mi pregón; “mi Cristo no tiene cara, tiene tantas”…

jueves, 25 de junio de 2015

LA SENTENCIA DE SAN AGUSTÍN...

En la anterior entrada les mostraba documentos que versaban sobre viejas aspiraciones de la actual hermandad del Prendimiento de Linares. Tras la Guerra Civil se sopesaba que un insuflo de vitalidad sería un nuevo misterio que los hiciese volver a los orígenes fundacionales donde un colosal paso de misterio, para los cánones de la época deslumbra al viejo pueblo minero en la Semanas Santas que antecedieron a la suspensión de las mismas durante la II República Española y la destrucción del patrimonio y el cese de actividades de las cofradías. Se quería volver a la Sentencia con un paso de Víctor de los Ríos pero no se llegó y los avatares del tiempo nos llevaron a consolidar la nueva escenificación del Prendimiento y donde ya nadie, o eso creo anhela volver a aquellos nuestros orígenes.
Yo que soy un extremo curioso de los detalles, observando las únicas y famosas fotografías del antiguo misterio, siempre me he intentado imaginar cómo hubiese sido hoy la hermandad, con todas sus revoluciones “sevillanizadas” pero con aquel misterio que realizó Juan Bautista Palacios. En recientes fechas di un paso más adelante para poder contemplar con nuestros ojos como pudo ser o un acercamiento a color, el primitivo paso de la entonces corporación de Cantarranas con una coloración digital de la antigua fotografía de posiblemente los últimos años de la década de los veinte de la pasada centuria.

Por ello se me ha ocurrido tirar nuevamente de herramientas informáticas para poder acercarnos nuevamente a esa idea, con mis cortos conocimientos de Photoshop y como mejor he podido les dejo, a mis hermanos y el resto de curiosos capillitas como podría ser aquel misterio por las calles de Linares bajo los actuales conceptos de procesionismo, es decir sobre el galeón de Guzmán Bejarano. Para ello he utilizado la fotografía donde coloqué unos hipotéticos manigueteros vestidos con los colores de estatutos de la Sentencia para que la escena nos remonte a una idea mucho más continuadora de la fundación si porque ejemplo no hubiese habido Guerra Civil nunca y como hubiese sido aquella herencia con la evolución cofradiera de nuestro tiempo.

Espero que llame a la curiosidad y no a la molestia, les dejo el misterio tal cual estaba en los años veinte, después con un trono de Pilatos más acorde a lo que hoy son nuestros cánones, es decir una obra neobarroca más afín al canasto, en esta ocasión utilizando el mismo de la hermandad de San Benito de Sevilla y por último, que creo yo que gustará aún más, con la imagen del Señor tal como está en la actualidad, con la remodelación a la que fue sometida en los años ochenta bajo la dirección de Antonio Garduño Navas, creando una imagen que mantenía su devota faz en un cuerpo lleno de más vitalidad andaluza a comparación de la estética que la escuela valenciana le insufló además de los modos estéticos sevillanos que se gastan hoy.

miércoles, 24 de junio de 2015

EL PRENDIMIENTO EN "AVANCE" 1960.

Gracias siempre a la gran generosidad del estudioso y gran ratón de archivo, el linarense Andrés Padilla Cerón les doy a conocer una interesante página de una vieja publicación cofradiera de la vieja ciudad minera dedicada a la Semana Santa de la ciudad en el ya lejano año de 1960. La página obviamente está dedicada al conocimiento de mis hermanos en Cristo del Prendimiento y en definitiva de los cofrades o capillitas que se dejan su tiempo en estas páginas. Una revista llamada “Avance”  que abría su portada con una instantánea de la inmortal escultura de la Piedad de Miguel Ángel del Vaticano, supongo que en un guiño a la imagen de igual iconografía que procesiona en la ciudad y que sigue prácticamente sus mismas líneas artísticas.
Editada por la agencia de publicidad DOYMAR  siendo su director  “S. Torres S.” recorre una interesante publicación anunciadora de la Semana Santa linarense de aquellos años donde podemos conocer como era su estética e idiosincrasia con imágenes que ya no están y con imágenes que aún faltaban. En la página dedicada a la hermandad del Prendimiento se insertan información aportada por el entonces hermano mayor de la cofradía D. Antonio Martínez donde se nos deja como era primordial costumbre en estas publicaciones hasta hace escasas fechas, los horarios e itinerarios de las cofradías en la calle, es decir, la revista en sí era también como el programa de Semana Santa como aún se sigue obrando por ejemplo en mi  pueblo.
Nos cuentan nuevamente la historia de la cofradía establecida aun y fundada en la parroquia del barrio de cantarranas, la iglesia de San José. Es curioso que aquí nos habla del salvador de las imágenes de la guerra el por entonces obispo de Guadix- Baza D. Rafael Álvarez Lara, en tiempos del alzamiento militar párroco de la iglesia de San José y capellán según esta publicación -¿Dónde queda D. Antonio Lara Pardo?- de aquella cofradía de túnicas blanqui-moradas y misterio de la Sentencia y la ayuda del cofrade Luis Cobo Espada. Es curiosa la anécdota que cuenta que el sacerdote estuvo pasivamente asomado al balcón mientras contemplaba la profanación de su iglesia, a sabiendas que había salvado lo más importante, donde figuraban las imágenes del Señor y la Virgen y se olvida de Santa María Magdalena que según los legados orales acabó convirtiéndose en la dolorosa titular de la Oración el Huerto, la Virgen de Gracia. Eso sí, destaca la salvación de un crucificado, ya no sabría decir si se refiere al primitivo crucificado fundacional de la actual hermandad de los Estudiantes o aquel de pequeñas dimensiones que figura en la histórica fotografía del paso de la Virgen en su capilla.

De la reorganización destaca como hermano mayor a uno de los salvadores de la imágenes y es curioso que se refiere como el autor de la restauración “y retallado” de la Virgen del Rosario al cordobés  Juan Martínez Cerrillo, supongo que esto es una equivocación con el proceso realizado en la Magdalena para convertirla en la Virgen “oracionista” ya que está documentada la restauración de las imágenes de la Sentencia-Prendimiento a Jiménez Martos. Más de cien hermanos integraban la nómina de la hermandad destacándose tal vez cierta crisis de esplendor en la hermandad, a comparación de lo que tuvo que vivir en sus primeros años de vida donde se cuenta en otras publicaciones que alcanzaba los ochocientos “afiliados”, como si en aquella época esto pareciera un sindicato más de los que llenaron aquella España de demasiado protagonismo político. Supongo que aquel posible decaimiento, aun teniendo de los pasos más vistosos según los cánones establecidos del periodo de posguerra, donde se muestran dos fotografías, estaría motivado por el impacto visual y de esplendor que las nuevas obras de Víctor de los Ríos estaba insuflando a la vieja Cástulo, motivo por el cual supongo, aquellos hermanos del Prendimiento creyeron que la realización de un nuevo paso más del santanderino para la ciudad, volviendo a escenificar el misterio fundacional, sería el revulsivo necesario para la humilde corporación, algo que al parecer no se pudo llegar a materializar. Una página más de nuestra historia, como hermano del Prendimiento que soy, de las más desconocidas, aquella en que se ansiaba volver a ser la Sentencia y donde se ambicionaba contar igualmente con el arte de Víctor de los Ríos en aquella y casual corriente de los modos cofradieros del norte que inundaron Linares, algo que como sabemos no llegó a buen puerto hasta que como ya sabrán, el modelo sevillano, en los ochenta del pasado siglo seguramente realzó aquel codiciado esplendor de los viejos de la hermandad.

lunes, 22 de junio de 2015

MARÍA DE ZOCUECA, LA DEVOCIÓN DE UN PUEBLO.

Durante estos días en Bailén y hasta el día 30 de junio está abierta una interesantísima exposición emplazada en la sala de exposiciones del Museo de la Batalla de Bailén. La misma está siendo de una gran acogida entre la ciudadanía ya que la misma como reflejan las evidencias muestra cosas que les pese a quien le pese sigue siendo de gran interés para un gran porcentaje de la población y es que la muestra del patrimonio, pasado e idiosincrasia de nuestras cofradías es algo que despierta el interés, les pese a los idealistas contrarios de la religión que nos llaman “capillitas borregos”… muchas gracias por la deferencia, yo que sin duda fui el introductor de esta palabra en la vieja Baécula... se ve que mis palabras no caen en saco roto.
Se cumplen cincuenta años del nombramiento de la bendita Patrona de Bailén, la Virgen de Zocueca como “Alcaldesa Perpetua” de la ciudad, en esa corriente unida tan intrínsecamente a las raíces más profundas de nuestra historia de comprender el mundo de lo que podríamos llamar político o de gestión de una nación con la intercesión divina y de sus órganos organizadores terrenales, en el caso de la vieja península Ibérica, el cristianismo católico… así de sencillo señores/as, libros los hay a montones para comprender este concepto y tal vez les pueda cambiar la impresión de quien es en esta historia los “borregos”.

Por ello la Real Archicofradía de la antiquísima devoción bailenense ha decidido en conmemoración de esta efeméride montar esta exposición para poder mostrar, supongo que en la medida de sus posibilidades el mucho patrimonio de la cofradía que duerme en el desconocimiento de muchos de aquellos que se sienten orgullosos de ser lo que en su misma peana indica… “Hijos de Bailén”. En la misma se pueden encontrar curiosidades de su historia, libros originales del voto, insignias y todo tipo de elementos de su identificación con el ejército, aquel que la tiene como “Capitana y Generala” de los ejércitos por su intercesión en la batalla que dicen, nos hacen universales en el mundo. He echado en falta elementos de su aparato procesionista, como algo de su trono, andas o de sus antiguos pasos. Aunque sin duda lo que más ha llamado la atención de la muestra ha sido los elementos textiles expuestos, como la bandera “pendón” de la cofradía, con un fabuloso antiguo escudo de la ciudad, una fastuosa casulla del mártir José María Marín Acuña y sobre todo el ajuar de la Virgen con sus numerosos ternos a lucir desde la primitiva imagen desaparecida en las llamas iconoclastas hasta las dos actuales imágenes que han seguido manteniendo viva la llama de fe en el pueblo bailenés con la representación mariana que ostenta su patronazgo. Por cierto he podido comprobar que la imagen, en concreto la imagen del Divino Infante posee una pequeñita y rica corona real que le regaló el recordado párroco de la Encarnación don Eduardo Moya Calahorro, así como los bastoncitos que también posee y que yo creo nunca haberlos visto luciéndolos, desde aquí abogo a ello, porque por estética sería una nueva visión, creo que maravillosa y porque recordemos que el Hijo de Dios es la suprema Divina Majestad de todo lo visible e invisible, más Rey que Él no hay nadie, ni su Madre, por eso pongámosles los atributos que le pertenecen ya que los tienen.














Los mantos están siendo quizás la estrella de la muestra, tal vez por esa disposición en la exposición que rápidamente llama la atención del que entra en la sala expositiva que se levanta rememorando la vieja casa de la ilustre familia Martínez de tanto peso histórico en el Bailén que los conoció. Precisamente uno de esos mantos tal vez ha vuelto a su casa, donde se pudo bordar o por lo menos donde vivía la familia que lo regaló a la Patrona de Bailén. Es el famoso manto verde de los días 5 de agosto hasta hace pocas fechas, el cual tras la visualización más cercana y exhaustiva me sigo reafirmando en que posiblemente es la pieza con mayor calidad en los bordados de cuantos posee la Reina del Rumblar. Ya me lo advirtieron en cierta ocasión los que conocían estos tesoros de la calidad y cantidad de los mismos siempre tan apartados del conocimiento de todos, lo que abre una ventana a la búsqueda de una apuesta por mostrar expositivamente el patrimonio de la Virgen de Zocueca y con ello el de las cofradías, las cuales son herederas y poseedoras de un patrimonio que tristemente duerme en la más absoluta privacidad.



























No sé a qué cantidad de mantos alcanzara la colección de la Virgen, a mi parecer con poner los bordados o de una presentación especial –como el de lentejuelas- hubiese bastado, donde obviamente destacaban el verde ya mencionado, el rojo y más famoso donado por la reina Isabel II, catalogado por la hermandad al quehacer de la Real Fábrica de Tapices de Madrid –recientemente examinado por el IAPH de Sevilla- y el blanco que en los últimos 5 de agosto ha lucido la Virgen y que fuese donado por la familia Corchado, realizado en 1950 por las monjas Adoratrices de Madrid partiendo del vestido de toma de hábito de la Orden del Sagrado Corazón de Dª. Fernanda Corchado y Soriano. Gracias a la muestra se puede contemplar en su magnitud la calidad de los tres mantos y donde destacaría sobre todo dos más totalmente desconocidos para la gran parte de la población. Uno bordado en plata sobre un soporte de seda azul, donado en 1895 por Dª. Ana Teresa Garzón Moreno y otro blanco de tisú donado nuevamente por la familia Martínez confeccionado con el vestido de novia de Dª. Amalia Martín Martínez, donde la calidad del dibujo y los bordados a mí por lo menos me han dejado prendado. Cinco auténticas joyas que tristemente, todos presentan, unos más que otros una necesaria restauración, aunque la verdad no despliegan grandes deterioros en los bordados, tales joyas si necesitan una limpieza de los bordados y la reposición en nuevos soportes textiles ya que claramente se ha evidenciado en la exposición claramente esta necesidad. Una restauración, ya sé que costosa, donde además se podrían agrandar para que le estuviesen bien a la actual imagen, la cual los pudiese volver a lucir por la calles de Bailén cada vez que tiene que plantar sus divinas plantas en ese pueblo que la sigue queriendo, aunque algunos no sepan entender esto. Esto da trabajo a restauradores y esa es la mayor caridad que necesita esta sociedad.

La muestra se puede visitar de miércoles a domingo de 10:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:30 horas.