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lunes, 15 de abril de 2024

¡GRACIAS, ROSARIO DE JAÉN!

 


¿Por qué no venir de vez en cuando a contar algo? Estaba digitalizando algunos libros o revistas que necesito llevarme en los discos duros para poder tener mi bibliografía allá por donde me encuentre, sobre todo si la necesito para escribir mis trabajos de investigación. Y es que la vida me ha cambiado tanto que ahora me encuentro fuera de mi casa trabajando, intentando buscar un futuro incierto del que solo Dios sabrá cómo será ese destino que ni me atrevo ya a esbozar en mi imaginario. En un Pasión y Gloria de Jaén me he encontrado un artículo que me ha hecho volar a los orígenes de toda esta empresa en la que me hayo cuando comencé a buscarme la vida en otra cosa y me presentaba a unas oposiciones de Correos, que suspendí porque no estudié ni la mitad que se merecía un aprobado. ¡A hacer una quiniela que fui a Jaén, vamos!. Aquella mañana de domingo estaba la Amargura de Jaén de cultos, y a la hora de la comida (debería volver por la tarde a la universidad a otro examen) aproveché para subir al centro a lo que hacemos los capillitas… visitar imágenes, más si están de cultos. Por entonces la hermandad anunció que recuperaba al culto una imagen de la que parece ser fue el verdadero germen de la Cofradía en 1984. La Amargura salía en 1989 de la casa de sus propietarios en Granada para ser la definitiva semilla de la actual hermandad del barrio del Salvador, pero antes otra obra antigua de la escuela granadina fue la verdadera fundadora del nuevo movimiento cofradiero en la ciudad que depararía la fundación de muchas más hermandades para engrosar las nóminas de los días de la Semana Santa de Jaén.



Otro busto de una obra de escuela granadina, atribuida a Ruiz del Peral según los expertos, se utilizaba como dolorosa, pero con la aparición de la Amargura pasó a un segundo plano, hasta que la hermandad por fin la recuperó en lo que sería su iconografía original, como Virgen de gloria y no dolorosa, siendo restaurada por el cordobés Cabello Montilla que realizaría el nuevo Divino Infante y convertirse así en la Virgen del Rosario de la hermandad de la Amargura de Jaén. Desde entonces se guarda en la casa hermandad hasta que algún día entre a donde debe de estar una imagen, en una iglesia, como herramienta catequética para lo que son creadas y sobre todo si es una cofradía la que quiere exponerla al culto. Eso desean sus cofrades y como no, que algún día tambien llene el mes de octubre del aroma glorioso del Santo Rosario, procesionando por las calles de su barrio. Y que mandase su paso, que no podría ser otro que el capataz de capataces de Jaén, ese loco andujareño que envenenó a Jaén de la gracia del costal, Rafael Mondéjar, capataz de la hermandad desde que Jesús Despojado pegó el primer izquierdo a los sones de Lagrimas de Pasión desde aquel patio desde donde salió hace ya 25 años… y parece que aun lo estoy viendo en los resúmenes de Canal Sur mandando a sus portadores, porque aún, no iba a costal el misterio.

Pues bien, el día 11 de noviembre de 2023 conocí a la Virgen. Entre medias, desde el anuncio de que volvía a estar expuesta al público (aunque sea aun en la casa hermandad) hasta ese 11 de noviembre pasaron tantas cosas que decidí ser celador sanitario, hice unas oposiciones que suspendí nuevamente y tuve suerte, o Ellos me echaron el cable, y tomé rumbo  en las postrimerías de Julio del 2022 hasta San lorenzo del Escorial donde por fin me he hecho celador, con la ilusión (o no, quien sabe) de volver un día a mi tierra, sobre todo porque aquello esta muy lejos para acercarte a ver un paso cuando sale a las calles de Andalucía.


Desde entonces, la vida ha sido como es, feliz o desastrosa. Ese día 11 de noviembre viajaba hasta Jaén triste, decepcionado, porque entendía que había vuelto a ser un irresponsable porque no había estudiado nada. No sé si Dios o la vida, me puso una piedra en el camino y me fue imposible concentrarme en las cosas importantes. Total, había pagado las tasas, un examen tipo test, pues a hacer otra quiniela. “Después subiré al Museo Provincial a ver la exposición de la Amargura”, ese era el plan en mi día de oposiciones para las que no había estudiado nada, desde un año y medio antes que fue la anterior. ¡Ni el día de antes fui capaz de leerme una página completa del temario!

Total, que comenzó el examen y de repente iba viendo que fluía, que respondía con mucha seguridad, pocas preguntas me iba dejando, “¡parecía fácil!”, me decía: “joder, si hubiera estudiado un poco este me lo saco fácil”. Según mi amigo Antonio Eloy el milagro se debe a que ya tengo experiencia trabajando, pero yo creo que no. Yo creo que aquel día recibí un milagro gordo. Así lo entendí al ver que se habían optado por preguntas que me sabía y que incluso podía intuir con facilidad cuales podrían ser las respuestas. No sé si Dios nos manda los disgustos, si llegan solos, pero yo estaba fatal metido en uno, y aquel día sentí que algo me quisieron consolar y regalar. De que nos da una de cal y otra de arena, ¡y no sé por qué!, que es lo que más me desespera.

Salí de la universidad con una sensación que no sabría describir. “Oye que puedo estar aprobado, madre mía, a ver esta tarde cuando salgan las planillas”. Mi mente era una lavadora mientras subía hasta el parking de la Victoria a visitar la exposición de la Amargura donde estaba bien presidida por la imagen de la Virgen del Rosario. Me costaba centrarme en todas las piezas que se exponían, incluso, en regustarme en la Virgen que me encantó y de repente mi alma me pedía ganas de verla en la calle, y es que aunque os pueda parecer normal que un tipo como yo tenga ganas de esas cosas… la vida te puede empujar hasta limites en que te borran las ganas hasta de lo que ha marcado el pulso de tu vida y ha sido tu razón de existir.

Estaba de repente tan lleno de esperanza que no me acordé ni de acercarme a la vecina Cristo Rey a verla y visitar el resto de imágenes de la iglesia como haría un capillita. Curioso que aquella tarde fui a servir de nuevo a María y a mi viejo capataz Rafa Mondéjar, volviendo a sacar a nuestra querida Virgen del Carmen de Andújar (en andas) en rosario vespertino. Por esta razon no comprobé mi nota  hasta la mañana siguiente, antes de otro viaje exprés a Sevilla a empaparme del Amparo de María, siempre bajo su Amparo por la calle Bailén. Y cual fue mi definitiva sorpresa e intuición que según la planilla era casi 6 puntos superior al anterior examen y mi alma se desbordaba. Había que esperar que el SAS sacase la planilla definitiva donde no se anuló ninguna pregunta. Solo quedaba esperar la publicación de la nota de corte y llegó a las puertas de Semana Santa y ya podía gritar por fin que ¡estaba aprobado!. Y de repente Ella, la Virgen del Rosario de Jaén que espera salir de una casa hermandad para recibir a sus hijos en la iglesia, apareció en mi mente porque aquel día fue con la única imagen que estuve frente a frente y con la que pude hablar, a la que dije: “ay madre mía que creo que esta vez sí me habéis hecho un favor que no merezco”. Le debía algo, la Madre de Dios, me habló aquella mañana a través de esta desconocida imagen.





Y con todo esto, llamé al capataz al que tiene que rendir pleitesía todo costalero jaenero que se precie, para comentarle que si era posible llevarle a la Virgen un ramo de flores. Me gustaría llevarle una saya, un manto o hasta su paso de altos candelabros dorados mientras ella descansa sobre una peana de carrete, pero ya les he dicho que soy celador, no me da ni para vivir en Madrid. Así que Rafa Mondéjar habló con la hermandad y ellos mismos me llamaron, para concertar la visita. Tenían aquel día el retranqueo, pues imagínense como están todos en esas fechas como para abrirme la casa hermandad. Por eso, quedamos después de esta acuática Semana Santa, ahora haciendo el calor y el sol que queríamos, y por fin el otro día le pude llevar flores a María en agradecimiento y de paso recrearme más detenidamente en su figura. Ya les digo yo que tiene cara de calle.

Espero estudiar un poco más para la próxima, pero allí arriba me regalaron 3 puntazos para la lista. Encima me dan un contrato largo en la Tierra donde Felipe II levantó un monasterio inmortal, así que solo espero que nos volvamos a ver otra vez, ojalá que sea en el Salvador o viéndola salir por la rampa de la Cruz de Malta en una tarde de octubre volviendo a elevar el alma de los capillitas y devotos cuando Dios y su Madre salen a la calle al son glorioso de los costaleros meciendo a la Reina del Santo Rosario al compás de la música que siempre me ha dislocado… y es que parece que todo vuelve a su cauce, hasta como para volver a escribir en esta atalaya que es Simplemente Capillita.














lunes, 1 de abril de 2024

SEMANA SANTA 2024

No está todo lo que vi, pero poco me dejé sin fotografiar, tan solo para el recuerdo, las buenas fotos para los fotógrafos. Al fin visité algunos pasos en las iglesias de la provincia de Jaén en las vísperas de la víspera. De Jaén a Úbeda para acabar en el único día que se pareció a un día normal para mí en Semana Santa, y eso solo sucede en Sevilla. Sábado de Pasión de capilleo, de saborear un año más (“y eso es lo importante” me dijo la señora, volver…) ese pellizco de que te pinchen el lazo morado del Doctor de Sevilla al que le fui un año más con mis penas más mundanas de este pellejo con huesos tan imperfecto que al más mínimo dolor se pega unos cabreos con Él de mucho cuidado. Y es que no me hizo para el sufrimiento.

Para el recuerdo me llevaré contemplar el galeón de La Milagrosa justo al lado de Navarro Arteaga (su autor), aunque no nos conozcamos ni yo me presentara (ni falta que hace), en esta etapa de mi vida en el que me da un enorme vértigo al echar la vista por el retrovisor de mi vida. Uno de esos recuerdos es que tipos como él eran mis verdaderos ídolos en las décadas de los noventa-dos mil, más que Raúl, Mijatovic o Zidane. Creo que saber quién era este imaginero con tan solo 13 años (1995), y tener ya la capacidad de extasiarme y discernir entre lo bueno y lo malo debe ser motivo suficiente para que algunos entiendan quien he llegado a ser. Es que este año, me han enseñado que debo de tener un poco más de amor propio.

Sábados de Pasión de metro atestado, le temo si algún día están terminadas las cuatro líneas. Palizón desde la Puerta Jerez al convento de San Antonio a conocer el gran estreno de Sevilla que se ha mojado bien este Miércoles Santo; el misterio del Buen Fin. Sobre él solo me basta decir que cumple las expectativas como obra de un imaginero de los más notables de la ciudad y de España aunque no me parezca algo fuera de lo común como lo están poniendo, sobre todo en la composición escenográfica. Sin duda destacan la visualización de las escaleras. Estuve de acuerdo con el análisis que hizo un señor tras de mí en el banco de la iglesia. Puede que se le conozca con el tiempo como el paso de las escaleras. Pero creo que le faltan retoques a la apuesta imaginera. Por ejemplo, esos grandes candelabros tapan casi por completo la escena. La puerta es la que es, pero lo veo todo muy apretujado, y es que ese misterio necesita lo que todo misterio: un buen galeón. ¿Un nuevo paso? Al menos unos candelabros más bajos creo yo. En ese análisis exhaustivo pasé a esos dos conceptos que según yo deben de tener cada capillita (donde incluyo a los cofrades y los cristianos), de lo material, cultural y folclórico al mensaje catequético y espiritual… y me pareció meterme en los pensamientos de Nicodemo, con ese aire que tiene a cirineo, que encorvado miraba eternamente al cadáver de Jesús, seguramente rumiando en su mente aquello que le dijo el Maestro: hay que volver a nacer… pero seguimos sin querer hacerlo mientras el mundo no deja de temer el comienzo de la tercera y última gran guerra, la siguiente ya saben, será a pedradas..

En el centro, el Cristo de los Desamparados a los que le daban sopa los carmelitas del Santo Ángel volvió a procesionar por las calles de Sevilla, porque en su día fue el Cristo de la Lanzada. Muchas veces me he preguntado que sería la hermandad hoy si aun lo hubiera podido seguir utilizando como titular. Sacar un Montañés es algo de lo que pocos podrían competir, recordando las palabras vía WhatsApp de un amigo. Que decirles: tan solo SEVILLA, la única capaz de sacar algo y que parezca que llevan 400 años haciéndolo mientras la ciudad se atestaba de público a su paso. Por poner un pero, el repertorio era tan para paladares exquisitos que sólo lo disfrutarían los cinco de Patrimonio Musical… la entrada con Amarguras se notó que los clásicos son inamovibles… En definitiva, están para ponerlos ya el año que viene abriendo el Sábado Santo.

Domingo de la gracia, domingo de la frustración. Ya no me cabe duda, de que Dios nos iba a cobrar bien las procesiones de rogativas mandándonos el agua en la semana que no queremos que llueva… la más lluviosa en años, ni primavera, ni esto es normal, ni ná. Los agricultores podrían darnos las gracias a los que le sacamos los santos para que les llueva a sus campos, porque no hay otro al que echarle la culpa. Ahora estaremos otro santo año sin ver una gota caer. La Paz nos dio esperanza. En un atestado Molviedro más de una hora y media antes de salir, el Despojado me dijo en una de esas revirás que sueño minutos antes y que Él hace realidad que quería decirme algo sobre la VIDA… tengo ahora tiempo para encontrar la respuesta. Las prisas nos llevaron a una calle San Jacinto que aún no esperaba valentías. Un arreón nos llevó al Duque donde el Dios de los niños venía que parecía el Herodes y casi echó chispas derrapando en la revirá… volvimos a Triana a que el Rosario de Cadiz gritase con sus cornetas que esperaban a La Valiente, pero el cielo comenzó a darnos litros de pesadilla. Salió La Cena, el misterio del Moreno del Porvenir se refugió en la catedral, como el Despojado… Nadie volvía ese día y yo me marchaba de Sevilla hasta que Dios quiera.

Triste, pero dando gracias a Dios de que el trabajo comienza a ver la luz, en mi exilio escurialense donde en tres días parecía que vivía en otro país, viendo por el móvil que lo único que hubo, me lo tenía que perder. Por eso para mí no hubo Semana Santa, aunque en la mañana del martes visitase los pasos madrileños que pude, sin darme cuenta que era el día señalado en Bailén donde su Dios sale a las calles. Un amigo vía WhatsApp me recordaba que visité en Madrid a Jesús de Medinaceli, y ya pude conocer su “palmaburganeriense” trono.

Manto negro de agua por la noche manchega para volver a la gloria, pero en Sevilla todo moría gota a gota. Nos quedó la alternativa de Granada. Pues bueno, una Semana Santa que voy completando con una jornada más, con la Concha, los Salesianos y el hermano de la Noche Oscura de Úbeda, la Aurora que no la vi en su mejor escenario y Pasión caminando demasiado despacio (como todas) ante la Chancillería y la Estrella, que venía apagada, iluminaba el entusiasmo del público con pasitos atrás trianeros. Nos dejamos la copia del Silencio, porque el de Mora es el único que debería salir. No hubo más pasión, que irnos a Linares a escuchar La Pasión detrás de La Columna. Triste pero cierto, la gente ya va a ver bandas, da igual si el Señor tiene los grafismos portentosos de Ortega Bru enmarcándose en el dieciochesco horror vacui de la fachada del antiguo convento de San Juan de Dios. Por cierto, volví a pisar Linares un Jueves Santo, desde 2017 y por Dios como vuela el tiempo.

Se acababa la Semana Santa, y 20 años después o más me asomaba a ver en mi ventana a JESÚS, que en Bailén diciendo eso ya sabemos quien es. San Juan a costal se paró ante mi ventana y María de los Dolores vino mostrando ese magnífico chequeo al que ha sido sometida. Vestimenta, ajuar, nuevas manos y esas cositas que le faltaban en su cara guapa para completar todo lo que necesitaba y que ya con 13 años comencé a pensar que necesitaba… hoy calzo 42. Todo acabó bajo la lluvia vistiendo la que creo que será mi mortaja, la túnica de la hermandad que me dio mi sello de identidad: ser capillita, aunque la vida ya me haga sentir por periodos que ni ganas tengo ya. Quizás allí arriba quisieron que por los 30 años de su marcha saliese acompañado a nuestro Mostrenco. La sarga de mi capa se mojaba, mientras la cruz de guía se me escapaba entre los dedos (la cruz nunca acaba), como la ilusión de mis hermanos en cristo. A ellos más, porque demuestran que le duele más que a mí, otros ladran mucho y poco lo demuestran. Yo lo admito, me quedé porque Sevilla seguía muriéndose sin cofradías, pero hay otros que mucho quieren llevarme la contraria, juzgar mis ideas y mis actos pero luego no nos ponemos una túnica en años. Y todo acabó viendo a La Piedad muy a lo bailenense… en la puerta de un bar. Iba andando largo, y por eso ya me agradó. Buena la banda, si señor. La lluvia de la primavera me ha asestado este año una buena puñalada, pero a la misma vez no duele tanto, tal vez me he ahorrado un palizón físico, mental y el robo al que estamos siendo sometidos por los hosteleros sevillanos. No hay ciudad con los hoteles, perdón, pensiones de mala muerte, con esos precios. El sábado dio la sorpresa, pero ya no había bemoles a atravesar Andalucía bajo la tormenta rebasado el medio día y Jesús Resucitado solo resucitó como se decía en los años de la pandemia… en las palabras de los curas y la gente-iglesia, que no saben la mayoría ni quien fue Longinos. Esos que tantas veces me dan lecciones de Dios… ¡qué sabréis de este Simple Capillita!.