¿Por qué no venir de vez en
cuando a contar algo? Estaba digitalizando algunos libros o revistas que
necesito llevarme en los discos duros para poder tener mi bibliografía allá por
donde me encuentre, sobre todo si la necesito para escribir mis trabajos de
investigación. Y es que la vida me ha cambiado tanto que ahora me encuentro
fuera de mi casa trabajando, intentando buscar un futuro incierto del que solo Dios
sabrá cómo será ese destino que ni me atrevo ya a esbozar en mi imaginario. En
un Pasión y Gloria de Jaén me he encontrado un artículo que me ha hecho volar a
los orígenes de toda esta empresa en la que me hayo cuando comencé a buscarme
la vida en otra cosa y me presentaba a unas oposiciones de Correos, que suspendí
porque no estudié ni la mitad que se merecía un aprobado. ¡A hacer una quiniela
que fui a Jaén, vamos!. Aquella mañana de domingo estaba la Amargura de Jaén de
cultos, y a la hora de la comida (debería volver por la tarde a la universidad
a otro examen) aproveché para subir al centro a lo que hacemos los capillitas…
visitar imágenes, más si están de cultos. Por entonces la hermandad anunció que
recuperaba al culto una imagen de la que parece ser fue el verdadero germen de
la Cofradía en 1984. La Amargura salía en 1989 de la casa de sus propietarios
en Granada para ser la definitiva semilla de la actual hermandad del barrio del
Salvador, pero antes otra obra antigua de la escuela granadina fue la verdadera
fundadora del nuevo movimiento cofradiero en la ciudad que depararía la
fundación de muchas más hermandades para engrosar las nóminas de los días de la
Semana Santa de Jaén.
Otro busto de una obra de escuela granadina, atribuida a Ruiz del Peral según los expertos, se utilizaba como dolorosa, pero con la aparición de la Amargura pasó a un segundo plano, hasta que la hermandad por fin la recuperó en lo que sería su iconografía original, como Virgen de gloria y no dolorosa, siendo restaurada por el cordobés Cabello Montilla que realizaría el nuevo Divino Infante y convertirse así en la Virgen del Rosario de la hermandad de la Amargura de Jaén. Desde entonces se guarda en la casa hermandad hasta que algún día entre a donde debe de estar una imagen, en una iglesia, como herramienta catequética para lo que son creadas y sobre todo si es una cofradía la que quiere exponerla al culto. Eso desean sus cofrades y como no, que algún día tambien llene el mes de octubre del aroma glorioso del Santo Rosario, procesionando por las calles de su barrio. Y que mandase su paso, que no podría ser otro que el capataz de capataces de Jaén, ese loco andujareño que envenenó a Jaén de la gracia del costal, Rafael Mondéjar, capataz de la hermandad desde que Jesús Despojado pegó el primer izquierdo a los sones de Lagrimas de Pasión desde aquel patio desde donde salió hace ya 25 años… y parece que aun lo estoy viendo en los resúmenes de Canal Sur mandando a sus portadores, porque aún, no iba a costal el misterio.
Pues bien, el día 11 de noviembre
de 2023 conocí a la Virgen. Entre medias, desde el anuncio de que volvía a
estar expuesta al público (aunque sea aun en la casa hermandad) hasta ese 11 de
noviembre pasaron tantas cosas que decidí ser celador sanitario, hice unas
oposiciones que suspendí nuevamente y tuve suerte, o Ellos me echaron el cable,
y tomé rumbo en las postrimerías de
Julio del 2022 hasta San lorenzo del Escorial donde por fin me he hecho
celador, con la ilusión (o no, quien sabe) de volver un día a mi tierra, sobre
todo porque aquello esta muy lejos para acercarte a ver un paso cuando sale a
las calles de Andalucía.
Desde entonces, la vida ha sido como es, feliz o desastrosa. Ese día 11 de noviembre viajaba hasta Jaén triste, decepcionado, porque entendía que había vuelto a ser un irresponsable porque no había estudiado nada. No sé si Dios o la vida, me puso una piedra en el camino y me fue imposible concentrarme en las cosas importantes. Total, había pagado las tasas, un examen tipo test, pues a hacer otra quiniela. “Después subiré al Museo Provincial a ver la exposición de la Amargura”, ese era el plan en mi día de oposiciones para las que no había estudiado nada, desde un año y medio antes que fue la anterior. ¡Ni el día de antes fui capaz de leerme una página completa del temario!
Total, que comenzó el examen y de
repente iba viendo que fluía, que respondía con mucha seguridad, pocas preguntas
me iba dejando, “¡parecía fácil!”, me decía: “joder, si hubiera estudiado un
poco este me lo saco fácil”. Según mi amigo Antonio Eloy el milagro se debe a
que ya tengo experiencia trabajando, pero yo creo que no. Yo creo que aquel día
recibí un milagro gordo. Así lo entendí al ver que se habían optado por
preguntas que me sabía y que incluso podía intuir con facilidad cuales podrían
ser las respuestas. No sé si Dios nos manda los disgustos, si llegan solos,
pero yo estaba fatal metido en uno, y aquel día sentí que algo me quisieron
consolar y regalar. De que nos da una de cal y otra de arena, ¡y no sé por qué!,
que es lo que más me desespera.
Salí de la universidad con una
sensación que no sabría describir. “Oye que puedo estar aprobado, madre mía, a
ver esta tarde cuando salgan las planillas”. Mi mente era una lavadora mientras
subía hasta el parking de la Victoria a visitar la exposición de la Amargura
donde estaba bien presidida por la imagen de la Virgen del Rosario. Me costaba
centrarme en todas las piezas que se exponían, incluso, en regustarme en la Virgen
que me encantó y de repente mi alma me pedía ganas de verla en la calle, y es
que aunque os pueda parecer normal que un tipo como yo tenga ganas de esas
cosas… la vida te puede empujar hasta limites en que te borran las ganas hasta
de lo que ha marcado el pulso de tu vida y ha sido tu razón de existir.
Estaba de repente tan lleno de
esperanza que no me acordé ni de acercarme a la vecina Cristo Rey a verla y
visitar el resto de imágenes de la iglesia como haría un capillita. Curioso que aquella tarde fui a servir de nuevo a María y a mi viejo capataz Rafa Mondéjar, volviendo a sacar a nuestra querida Virgen del Carmen de Andújar (en andas) en rosario vespertino. Por esta razon no comprobé mi nota hasta la mañana siguiente, antes de otro viaje exprés a Sevilla a empaparme del Amparo de María, siempre bajo su Amparo por la calle Bailén. Y cual fue mi definitiva sorpresa e intuición que según la planilla era casi 6 puntos superior al anterior examen
y mi alma se desbordaba. Había que esperar que el SAS sacase la planilla
definitiva donde no se anuló ninguna pregunta. Solo quedaba esperar la
publicación de la nota de corte y llegó a las puertas de Semana Santa y ya podía
gritar por fin que ¡estaba aprobado!. Y de repente Ella, la Virgen del Rosario
de Jaén que espera salir de una casa hermandad para recibir a sus hijos en la
iglesia, apareció en mi mente porque aquel día fue con la única imagen que
estuve frente a frente y con la que pude hablar, a la que dije: “ay madre mía
que creo que esta vez sí me habéis hecho un favor que no merezco”. Le debía
algo, la Madre de Dios, me habló aquella mañana a través de esta desconocida
imagen.
Y con todo esto, llamé al capataz al que tiene que rendir pleitesía todo costalero jaenero que se precie, para comentarle que si era posible llevarle a la Virgen un ramo de flores. Me gustaría llevarle una saya, un manto o hasta su paso de altos candelabros dorados mientras ella descansa sobre una peana de carrete, pero ya les he dicho que soy celador, no me da ni para vivir en Madrid. Así que Rafa Mondéjar habló con la hermandad y ellos mismos me llamaron, para concertar la visita. Tenían aquel día el retranqueo, pues imagínense como están todos en esas fechas como para abrirme la casa hermandad. Por eso, quedamos después de esta acuática Semana Santa, ahora haciendo el calor y el sol que queríamos, y por fin el otro día le pude llevar flores a María en agradecimiento y de paso recrearme más detenidamente en su figura. Ya les digo yo que tiene cara de calle.
Espero estudiar un poco más para
la próxima, pero allí arriba me regalaron 3 puntazos para la lista. Encima me
dan un contrato largo en la Tierra donde Felipe II levantó un monasterio
inmortal, así que solo espero que nos volvamos a ver otra vez, ojalá que sea en
el Salvador o viéndola salir por la rampa de la Cruz de Malta en una tarde de
octubre volviendo a elevar el alma de los capillitas y devotos cuando Dios y su
Madre salen a la calle al son glorioso de los costaleros meciendo a la Reina
del Santo Rosario al compás de la música que siempre me ha dislocado… y es que
parece que todo vuelve a su cauce, hasta como para volver a escribir en esta
atalaya que es Simplemente Capillita.