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sábado, 8 de agosto de 2020

EL INCENDIO DE LA VIRGEN DE LINAREJOS EN 1881


Hoy le daré por el gusto al amigo y compañero de faena investigadora, el linarense Andrés Padilla Cerón, volviendo a escribir algo sobre la historia devocional de la ciudad de Linares. Agosto es un mes especial en la vieja ciudad minera donde sobresale su feria de San Agustín que como en todos sitios, el covid-19 se ha cargado (menos los toros). Esa feria que se celebra bien cerca de la vieja casa donde vive la que tildó un capataz linarense ante las cámaras de la televisión: “la verdadera y única Reina de Linares” … la Virgen de Linarejos (cosas de los piques cofradieros cuando pensamos más que ensalzando nuestra devoción con graduaciones absurdas le vamos a hacer algún favor). Y es que agosto en Linares se abre con la festividad de la Virgen el dia 5.
Que se pueden esperar que se diga de la patrona del pueblo. La imagen de la Virgen de Linarejos, obra del granadino Navas Parejo tras la contienda civil de 36, se cree que puede que sea la cuarta imagen que el pueblo de Linares ha venerado como su patrona. Esta imagen vino a sustituir a la que ardió en las llamas iconoclastas de la Guerra Civil Española. Aquella efigie que se perdió, también tiene entre su historia un episodio con el fuego, pero en esta ocasión, de los que surgen sin mala intención. Sobre este hecho se ha escrito, pero si no falla mi investigación, pocos se han detenido detalladamente en el suceso.
Fue también por este mes, a finales, cuando la Virgen se encontraba lejos de su santuario, en la más antigua parroquia de la ciudad, la actual basílica de Santa María la Mayor. Seguramente en un tórrido día de verano, en las peores horas de calor, uno de los tantos cirios que ardían por la devoción de sus devotos, se volcó y provocó un incendio sobre la imagen.
Esta noticia la sabemos gracias a una comunicación enviada por el párroco D. Juan Pedro Martos el día 21 de agosto al señor obispo para informarle de lo sucedido y las acciones que querían acometer. Este documento se conserva en la sección de cofradías de Linares del Archivo Diocesano de Jaén y una fotocopia del mismo, en el Archivo Municipal de Linares[1]. Aunque este que suscribe ha leído el original, me he servido de la copia (gratis para el investigador) custodiada en Linares para escribir esta entrada y de la que me sirvo para ilustrar esta historia.

Según mi tocayo sacerdote, el suceso ocurrió en torno a las cuatro de la tarde. Nos describe que la Virgen se encontraba en un altar de cultos situado en el altar mayor, en el lado del evangelio. Una arquitectura efímera que por la descripción debía ser ciertamente suntuosa al describir un dosel y gran profusión de cera, sobre todo por la que le llevaban sus devotos deseosos de iluminar a la Virgen para que Ella los ilumine con su gracia ante el Padre, ante su hijo…
El presbítero describe y certifica al obispo la profesionalidad ejercida por los sacristanes en el montaje y cuidado del altar y las llamas de las velas. Pero al final la desdicha hizo que un cirio colocado a la derecha de la imagen cayese sobre ella. Hubo suerte de que un acólito se percatara a tiempo para que desde la sacristía saliese a apagar las llamas el cura Ramón Hernández, los sacristanes y tres devotos, que incluso podría haber afectado al suntuoso retablo mayor que realizó el conquense Diego de Briones a principios del XVIII. Aunque tristemente aquel retablo y la Virgen ardieron en 1936. Una pérdida irreparable (aunque Linares consiguiera dos retablos antiguos para sustituirlos) a la que había que añadir el retablo mayor de la iglesia de San Francisco, una obra que recientemente he podido documentar a la mano del hijo de Diego de Briones, el también tallista natural de Cuenca (afincado en Baeza, entre otras ciudades comprovincianas), D. Antonio Briones y Velasco (pero de eso espero hablar en el futuro y en el papel).
Gracias a la rápida intervención, se describe que el fuego sólo afectó a la policromía de las imágenes (Virgen y niño) por lo que informado el alcalde de la ciudad, el hermano mayor Don José Acosta y Velasco y el Sr. Vizconde de Begíjar que era el alférez, acordaron que la imagen debería de ser restaurada.
En este punto viene la incógnita que han presentado aquellos que ya han tocado esta información: ¿Se restauró o se hizo una nueva talla? En la carta, (que podrán leer en la transcripción que les dejo), informan que al no haber artistas en Linares y comarca deberían llevar la imagen a Sevilla o Madrid para que fuese intervenida. Para ello solicitan permiso al palacio episcopal para poder acometer la restauración (que es lo que se insinúa en la carta), de la que reciben autorización el día 25 de agosto de 1881.
Sin duda, el siglo XIX nos ha dejado pocas pistas sobre artistas de talla religiosa en la provincia de Jaén. Descubrir el autor de las obras de aquel periodo sigue siendo un quebradero de cabeza, de hecho, solo hasta 1845 he podido encontrar a la saga ubetense de los Espantaleón aun trabajando como escultores. Para 1881, es cierto que las casas de arte levantinas (entre Cataluña y Valencia) ya podían estar trabajando para la diócesis giennense, y dentro de estos talleres, aunque no sea la zona geográfica, Madrid era una de esas ciudades donde trabajaban aquellos artistas. Hasta ahora, pocas referencias (por no decir ninguna) hemos encontrado de la escuela imaginera sevillana por estas tierras. Pero llama poderosamente la atención que se plantearan ir a Sevilla. Alguno ha escrito que la imagen (viendo las fotografías que se conservan), no dudan en afirmar que o el retoque fue una auténtica remodelación o se hizo una nueva talla. Recordemos que la restauración científica actual por entonces no existía, tratándose las intervenciones en ocasiones en completas remodelaciones que creaban una nueva visión de la imagen existente. Quien me lea recordará el suceso en Baños de la Encina con la posible restauración del San Juan local por el pintor aficionado del pueblo Pedro María Rueda en 1863.
Si al final fue así, y terminaron acudiendo a Sevilla, por aquellos días en la capital hispalense trabajaban artistas de la talla como Gabriel de Astorga, Manuel Gutiérrez Reyes o Leoncio Baglietto que recientemente se le ha adjudicado la hechura de la Virgen de la Nieves de la iglesia de Santa María la Blanca en Sevilla. Son solo nombres de quien pudo restaurar o hacer nueva la talla de la Virgen de Linarejos que pereció en 1936 y que no lo hizo en 1881 de milagro, pero nos dejó pistas de que escuela pudo restaurarla o hacerla de nuevo…



Transcripción.

"Ilustrísimo señor obispo de esta diócesis.
Profundamente afectado voy a participar a vuestra señoría Ilustrísima la desgracia que ha acontecido esta tarde como a las 4, en esta parroquia de la que, sin merecerlo, soy encargado por ausencia del cura propio.
Ntra. Sra. de Linarejos patrona de esta ciudad, se hallaba colocada en el altar mayor al lado del evangelio, con dosel y gran porción de adornos que, la piedad de los fieles había llevado allí para honrar de ese modo a su bendita patrona.
También la devoción de los fieles llevaba al mencionado altar muchas velas, exigiendo las personas devotas que luciesen al menos por todo el día. Los sacristanes colocaban dichas velas cuidando muy mucho de que no estuvieren próximas a la venerable imagen, de sus adornos, lo que ha tenido lugar de observar el que tiene la honra de dirigirse a vuestra Ilustrísima señoría muchas veces y sin ir más lejos hoy, porque allí ha celebrado el Santo sacrificio de la misa.
Pues bien, a eso de las cuatro de esta tarde uno de los acólitos que estaba cuidando de las luces de ese altar y otros en que había velas encendidas, observó que una vela grande, efecto sin duda del calor, calló ardiendo sobre la peana de la imagen; prendió fuego la ropa de la Virgen, luego a la del niño y desde allí al dosel.
Gracias a Dios que el niño estuvo listo para avisar, y de la sacristía salieron el presbítero Don Ramón Hernández, los sacristanes y tres devotos que la sazón se hallaban en la iglesia rezando; y con gran destreza pudieron apagar por completo el fuego, logrando con eso, que no pasara al retablo del altar mayor.
La mano izquierda y el lado también izquierdo de la Santa cara de la Virgen se han ennegrecido no poco, y el lado derecho del niño bastante, tanto que reclaman el que sean retocadas.
Un minuto después de la ocurrencia estaba yo en la parroquia.
Oficié al Sr. Alcalde sobre lo acaecido por ser la imagen la patrona de esta localidad, y al Hermano mayor que este año lo es el Sr. Don José Acosta y Velasco y el Sr. Vizconde de Begíjar por ser el alférez de cofradía.
Todos acudieron con una prontitud grande, todos con nosotros lamentaban la desgracia y convinieron en que no había necesidad de instruir expediente alguno en averiguación de los hechos y causas del sucedido, puesto que daban entero crédito a la velación dada por nosotros.
Se acordó inquirir si en esta población habrá quien con gran habilidad sepa retocar las imágenes la Virgen y Niño, en caso negativo, llevarlas a Sevilla o Madrid en donde puedan hacerlo.
Para sí llegase este caso pide autorización y permiso a vuestra Ilma. Señoría para que dichas imágenes sean trasladadas a uno de los puntos indicados con el expresado fin. Como las llamas no eran de fuego intenso, no han perjudicado la escultura, el barniz solamente es el que ha sufrido detrimento. Doy a V.S.Y, con satisfacción este detalle ara que le sirva de consuelo.
Dios que a V.S.Y guarde muchos años.
Linares y agosto 21 de 1881.
El párroco Juan Pedro Martos. [rúbrica]
***
Agosto 25 de 1881.
Ofíciese al comunicante manifestándole el sentimiento de tal desgracia, facultándole para que pueda procederse a la restauración de la imagen y del niño como fuere necesario y por mano perita dentro de esa localidad y caso de ser necesario trasladar la imagen a otro punto lo verificará usted de acuerdo con la autoridad local y Señores cofrades.
Lo que acordó S.S.Y. el Obispo mi Sr. De que certifico
Licenciado Fernández [rúbrica]”




[1] Archivo Municipal de Linares, cofradías, leg. 2562/011.

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