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miércoles, 20 de abril de 2022

DOMINGO DE RAMOS EN SEVILLA 2022

 








Volvió la vida, porque ahora sí, volvió el tiempo, y a mi me lo marca esta semana… ante Dios en San Lorenzo, seguía sufriendo por mí en su rostro dolorido. Y volvió la emoción recordando aquellas restricciones del COVID para entrar en San Sebastián en aquel caluroso septiembre de 2020 a pedirle lo que me concedió, verlo moreno mirando al cielo del Porvenir y a su Madre plateada de la Paz con el repeluco del solo rociero.

La multitud no evitó que nos cogiésemos de la mano nuevamente por la avenida… en Rioja el Rey de Reyes era despojado de sus vestiduras, cada vez mejor su gente de abajo y en el cruce de Sierpes las campanillas volvieron a sonar como si no hubieran pasado dos semanas santas con el color de la túnica de sus nazarenitos, en blanco, Señor de la Borriquita.

Volvimos a sentarnos a la mesa de La Cena, aunque fuesen las horas de la tarde por Laraña, y Humildad, como tantas veces nos recordó nuevamente la pregunta ¿en qué piensa el Señor?, Paciencia es lo que nos falta Jesús… Subterráneo se marchaba poderosa por la Anunciación, curioso que, con Santiago, se le movía más el palio que antes.

Por el Perejil (nunca me acuerdo del nombre de la plaza ni me quiero parar a mirarlo) venía San Roque con sus Penas y su galeón digno de la mejor poesía, y seguimos buscando, con nueva sillita de equipaje a su madre, y al compás de la cera, llorando venía bajo suntuoso palio dorado la Gracia y Esperanza de Sevilla.

Volvimos al lugar esperado. Aun quedaba algo para que todo volviese. Y volvimos a los orígenes, ver salir la Amargura desde la misma plaza, en la inmortal San Juan de la Palma. Comenzaba el palizón de las esperas. Pero el Silencio brotó y la butaca se marchó dibujándonos la sonrisa. Qué decir, cuando el manto se marchaba como siempre a los sones de su nombre, Amargura; tres años después ¡Hágase la Semana Santa de Sevilla!

En Boteros fieles a la cita nuevamente con La Cena y las Cigarreras a lo suyo, sus conciertos… en Sevilla, todo anduvo como siempre, quien iba a decir que esos costaleros llevaban tres años parados.

En la plaza del Pan, Arahal nos pedía más pasos en Sevilla tras el Señor de San Julián, y el azul y plata nos volvió a emocionar, bella Hiniesta de la Puerta de Córdoba. Otro año será los callejones…

Retrasos que eternizaba la zancada del hombre crucificado perfecto. Su muerte, por Amor, caía vencida al vacío intentando avanzar hacia Orfila.

No avanzaba la noche, y nos fuimos en busca del que sentando anda sobrao de compás. En Adriano no me derrotó, les juro que hacia años que no sentía tal felicidad mientras el Zapatero avanzaba en busca del Baratillo. Chicotás de salón, no sé si estará correctamente dicho, y Dos Hermanas recuperando el sonido perdido (pero aún queda). El Refugio de una Madre o Macarena, que bien sabias mis Penas de Triana que allí te estaba esperando. Volví a ver tu espalda mientras mirabas a ese cielo donde ahora estorba la torre Pelli. El día vencía a los que esta semana se han llenado los bolsillos, cenábamos y por el Postigo venía su madre Estrella con sones sublimes, contraste, de Valle de Sevilla a la Macarena de Abel Moreno que no puede evitar mandar por teléfono a un amigo que sé que la necesitaba.

La Giralda se convertía en imponente altar mudo para adornar la salida del Dios del Amor y buscando Alemanes nos permitió sentir el éxtasis de su presencia, imponente, de otro tiempo…

El día vencía ya a todo el mundo y ni fotos eché, cuando Herodes seguía despreciando al Mesías, aunque a nosotros nos brindaba chicotás de ensueño por Laraña y las setas. Por allí estaba el Soria, y ganas me dio de ponerle el video de Modric y el babero gordo… de baberazo cuando llegó Amargura y su silueta inconfundible con el evangelista predilecto en una vuelta a casa que nos hacia hincar la rodilla… no me gustó que me derrotase el día y no la viera recogerse, reflejo de la dureza que nos vendría.

El resto; el Socorro se sumergía en el Salvador en la madrugada con La Madrugá… ya comenzaba a terminarse la Semana Santa. Las cosas del tiempo, pero sin ella no hay tiempo… todo nos parece lineal.











































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