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domingo, 23 de febrero de 2014

LOS CANDELABROS DE LA “DIVINA ENFERMERA” DE SEVILLA EN EL PASO DEL SEÑOR DEL PRENDIMIENTO DE LINARES. BOLETÍN ROSARIO Nº 88.

En apenas pocos días comenzará un año más la ansiada y definitiva cuenta atrás que nos llevará hasta la gloria, nuestra gloria de la Semana Santa. Anoche mismo comenzó ese pistoletazo emocional que a mi particularmente hace que recorra mi ser la ansiada sensación de verme preparando una nueva Semana Santa, la de verdad, la que se toca, la que se huele, la que se vive, el epicentro primordial a todos estos momentos que se vierten en esta casa durante todo un año. Gran noche de ensayo con mi cuadrilla del Señor del Prendimiento, en la cual se cumplió lo que premonizaba en la entrada anterior, de que hay que crecer más y ayer pudimos sentirlo la gran cuadrilla que se está forjando, donde muchos sentimos la templanza y el trabajo de estos años en un primer ensayo que hace no mucho tiempo seria casi utópico, incluso ayer por fin supe lo que era ver un ensayo haciendo un relevo. Ensayos que nos llevarán a un nuevo Jueves Santo, con mucha ilusión, que esperamos luzca con el sol que nos ilumina en el día de hoy. Para pasear su galeón dorado que tanto y tanto sorprende a propios y extraños, cuando toma vida y surca las calles de Linares, porque como dije, los pasos son unas obras de arte que tan solo cierran su excelencia cuando son llevados por sus costaleros como tienen que andar los pasos. Paso o en si la historia de los pasos del Señor que se hace protagonista en esta nueva entrada.
Ayer pude conocer el nuevo boletín cuaresmal que ha editado la hermandad como antesala y preparación para los días grandes de nuestro Soberano, con sus cultos internos y como no para su salida en estación de penitencia. Un boletín donde gustosamente he vuelto a colaborar, dándole desde aquí las gracias a la nueva junta de gobierno por abrirme un hueco en esta histórica publicación que a bien han tenido a recuperar. Por este motivo, me quise detener en una particular historia que nació en estas páginas y que con lo más resumidamente posible he querido plasmar esta vez en formato articulo para que la conocieran aquellos hermanos que no conocen ni siguen el blog e incluso no se manejan con las nuevas tecnologías, y porque no, para que quedase en los anales de las particularidades que han conformado la historia de esta mi hermandad. “Los Candelabros Errantes” pasan al papel para el conocimiento de todo el que lo desee, y por esta misma razón comparto con ustedes el artículo, donde además por las razones de espacio aquí puede ilustrarse con más ejemplos fotográficos que en el reducido espacio del papel no se podrá, donde destaca la portentosa fotografía que abre la entrada que gustosamente cedió para la ocasión don Alejandro Corrales. Les dejo con la lectura del mismo.

LOS CANDELABROS DE LA “DIVINA ENFERMERA” DE SEVILLA EN EL PASO DEL SEÑOR DEL PRENDIMIENTO DE LINARES.

Encontrándome el pasado día dieciocho del pasado mes de diciembre en la iglesia de San Martín de Tours de la ciudad de Sevilla con motivo de los populares besamanos de las imágenes marianas por la festividad litúrgica emprendida en España en honor de la Esperanza o la Expectación de María, pude conocer in situ y en persona unos elementos que en un pasado cercano conformaron una de las estampas y curiosidades de nuestra hermandad. En el presbiterio de la iglesia donde descansa el sueño de los justos el gran imaginero Juan de Mesa y Velasco o la que es epicentro de los Miércoles Santos por acoger en su seno a la hermandad de la Lanzada, se levantaba el arte efímero para abrazar en su besamanos y festividad a la imagen de la Virgen más antigua de la ciudad advocada como “Esperanza”, en concreto Ntra. Sra. de la Esperanza “Divina Enfermera”, una de las populares Glorias de Sevilla que tras pasadas fusiones hoy forma parte de la titularidad de la Imperial Archicofradía de la Sagrada Lanzada de Sevilla.
Escoltando a la Virgen a ambos lados se presentaban unos candelabros de sabor a las antiguas formas, algo desgastados por los avatares del tiempo y quizás por sus múltiples usos. Unos candelabros que en el ámbito cofradiero de la ciudad siguen siendo reconocidos como los “candelabros de la Divina Enfermera”. Estos elementos luminarios, quizás muchos hermanos lo desconozcan pero formaron parte del patrimonio procesionista de nuestra cofradía. Sería en la fructífera década de los ochenta de la pasada centuria, cuando nuestra hermandad retomó un nuevo rumbo en sus formas e idiosincrasia, tomando como fuente inspiradora para todos los estamentos de una hermandad y cofradía, los cánones hispalenses para con sus cofradías. La gran revolución fue introduciéndose poco a poco, destacándose en principio en el campo de la Virgen Santísima del Rosario y paulatinamente en el de Ntro. Padre Jesús del Prendimiento.  Anteriormente al estreno en 1986 del actual paso salido de las gubias de D. Manuel Guzmán Bejarano, el Señor siguió procesionando sobre su antiguo paso de postguerra, una sencilla obra del artista local Francisco Fernández en 1945, sobredorado, de líneas sencillas con la inclusión de algunas molduras talladas e iluminado por unos candelabros realizados en orfebrería muy afines a los modelos lucentinos, demasiado parcos en su diseño y ejecución.


La readaptación de aquel reducido paso de los chasis de ruedas a las parihuelas para costaleros, trajo consigo encontrarse con el deterioro de aquellos humildes candelabros tras tantos años de servicio, unido al elevado peso de los mismos. Sin lugar a dudas que contemplando esta fotografía que nos cede gustosamente D. Alejandro Corrales Delgado del Jueves Santo de 1985 tras su salida de la mítica cochera de la calle República Argentina[1] podemos encontrar, aunque con sencillez, la chispa que las sevillanas formas impregnaron a nuestra hermandad como en el cuidado del exorno floral, la túnica bordada  felizmente recuperada recientemente, donde además el crucial proceso restaurador y de mejora artística de la imagen del Cristo presentaba su primera fase con la restauración de la mascarilla y el aditamento de la caballera de talla sustituyendo a la peluca de cabellos naturales conocida hasta entonces. Un trabajo más que el recordado y genial artista trianero D. Antonio Garduño Navas dirigió con su mágica batuta, como con otras tantas cosas que nos aportó en aquellos años, sin apenas medios, como auténtico director de orquesta con esta hermandad, una de sus más destacables baluartes para el estudio de su legado e influencia cofradiera que va más allá de lo meramente estético en la Semana Santa andaluza.
Su aportación, asesoramiento y como no, amistad fueron sin duda los cauces para completar aquella estampa de 1985, cuando el entonces hermano mayor D. Francisco Pérez Palomar solicitó a través de Garduño a la Archicofradía de la Sagrada Lanzada de Sevilla la cesión de unos viejos candelabros de su propiedad para la mejora artística, alivio de peso y como no, el servicio luminario de nuestro entonces pequeño paso de misterio, los cuales puede que fuesen recogidos en Sevilla por nuestro recordado capataz D. Andrés Caparros Cruz según la fuente oral consultada.
Los candelabros artísticamente hablando, son muy esquemáticos, pero resultones y vistosos. Se componen de un tallo o vástago con forma de “S” de considerable presencia, muy del gusto decimonónico en sus trazas, del cual parten cinco brazos coronados por guardabrisas, repartidos con espartana estrategia según el ritmo 2-2-1. Están construidos en madera sobredorada aunque quizás en la actualidad el dorado que presentan se deba más a repintes de pintura dorada que al más que posible estofado en pan de oro original y por supuesto que llevan un ánima o esqueleto interior de hierro consistente, pues solo así se explica que hayan llegado hasta nuestros días relativamente indemnes. El origen de los mismos es confuso, no se conocen datos exactos de quien fue su autor y en qué año se realizaron, pero en 1903 ya hay constancia de su existencia por su pertenecía a la hermandad de la Divina Pastora de Santa Marina, ya que los mismos provienen del ámbito letífico sevillano. Los mismos, sorprendentemente al igual que la imagen de la Virgen, primigenio icono escultórico de esta iconografía netamente sevillana, no sucumbirían a las llamas iconoclastas de la Guerra Civil Española que destruyó la parroquia de Santa Marina donde residía la hermandad. Con el cierre al culto de la misma, la hermandad pastoreña pasa al ex-convento de la Paz y posteriormente a la Iglesia filial de San Martín de Tours. En esta última residía desde 1587 la imagen de la Esperanza “Divina Enfermera”, donde se constituye hermandad en su honor en 1666, la cual  acoge fraternalmente a la Hermandad de la Divina Pastora en aquellos complicados años, sin paso propio, con su capilla cerrada al culto y con su sede canónica incendiada. Con semejante  precariedad como la que se enfrentaba,  la hermandad recurriría para sus salidas procesionales a los pasos de la Divina Enfermera o el de la Virgen del Carmen de Calatrava[2] a los cuales se les añadirían los candelabros protagonistas de este artículo, comenzándose así una de sus más destacables peculiaridades de su ya centenaria vida, el servir a otros pasos de la ciudad e incluso fuera de la misma como es nuestro caso.


Cuando la hermandad de la Divina Pastora de Santa Marina acomete la realización de su actual paso, acaba enajenando por la cantidad simbólica de 25.000 ptas. los referidos candelabros a la hermandad de la Esperanza Divina Enfermera por la colaboración fraterna prestada durante tantos años, siendo estrenados por la misma en 1962 como propietaria. La imagen de la Esperanza Divina Enfermera pasó a procesionar sobre el paso de la titular dolorosa de la Archicofradía de la Lanzada, Maria Stma. del Buen Fin, en 1979[3] pero sin la inclusión del palio de reminiscencias góticas, convirtiéndose en paso de gloria y desechando los históricos candelabros por los actuales del paso de misterio del crucificado de la Lanzada, pasando desde entonces a ocupar un plano más secundario como en la utilización para el montaje de cultos u el exorno de las andas de traslado u otros menesteres, como el realizado por su participación en la muestra “Los Esplendores de Sevilla” en 1992. Fue a partir de ahí cuando comenzó su incesante periplo de cesiones, sobre todo a hermandades de gloria, la cuales carentes de un mejor patrimonio utilizaron estos elementos luminarios para la mayor decencia de sus pasos. Los mismos han dado luz al menos a ocho imágenes distintas, además de las tres imágenes mencionadas podríamos citar como ejemplos a la Virgen del Carmen de la Sacramental de San Leandro, Dulce Nombre de Jesús de la Quinta Angustia, Virgen del Patrocinio gloriosa del Cachorro, a la hermandad del Perdón para su primera salida de San José de la Rinconada (Sevilla) o al colegio “Ntra. Sra. del Buen Fin” de la barriada de Nervión para procesiones externas organizadas para el alumnado, más recientemente a la Virgen de Araceli de la parroquia de San Andrés, a la Virgen del Buen Aire de Triana o a los titulares de Santa Marta o los de Montesión en algún traslado con motivo de sus cultos. Los mismos, como epicentro sobre el que gira este artículo, llegarían incluso a salir de Sevilla, primeramente en 1985 para dar luz a nuestro titular, Ntro. Padre Jesús del Prendimiento e incluso atravesaron toda la península ibérica para prestar nuevamente sus servicios en la capital del Principado de Asturias, en el paso de misterio de Ntro. Padre Jesús de la Sentencia de la cofradía de los Estudiantes de Oviedo, corporación más joven de la ciudad, que al igual que la nuestra en aquellos soñadores años ochenta, se encuentra introduciendo los cánones hispalenses en su Semana Santa por lo que la aun escasez de medios hizo que la misma solicitara a la hermandad propietaria de los mismos en la actualidad, la Archicofradía de la Sagrada Lanzada, la cesión de los “candelabros de la Divina Enfermara” para la adecuación en el paso y su salida procesional en la Madrugá de la Semana Santa del año del Señor de 2011.

Juan Pedro Lendínez Padilla.

Bibliografía
-      MARTÍNEZ ALCALDE, Juan: “Más sobre las Hermandades de Gloria (XXXII) Talla y Dorado: Candelabros con Historia”. En Boletín de las Cofradías de Sevilla nº 283, abril 1983. Anales Histórico-Artísticos de las Hermandades de Gloria de Sevilla. 2011
  • Me gustaría agradecer la colaboración que me prestó en su día para la identificación de los mismos y su historia, al sevillano y hermano de nuestra hermandad Rafael de Jesús Ríos Delgado.




[1] Hoy sobrenombrada desde 2004 como “Hermanos Costaleros”.
[2] La cual mostró interés en adquirirlos cuando la Divina Enfermera dejó de utilizarlos para la salida procesional.
[3] La fusión de la hermandad de la Divina Enfermera y la Sagrada Lanzada se materializaría en 1981.

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