Buscar este blog

viernes, 3 de mayo de 2019

UN ALFARERO DE LA CRUZ, JUAN ALONSO ANULA


La razón de más peso que me llevó a cerrar esta bitácora fue qué decidí encaminar mi labor a un importante proyecto de investigación.  Prácticamente todo lo que he publicado en este blog son historias y noticias que ya están publicadas en otros soportes, ya sean en papel o formato digital. Me aventuré a adentrarme sin tener ni idea en diferentes archivos, y bueno, eso es una historia muy larga.
Ya ven que volví pues prácticamente para colgar los diferentes trabajos que están dando fruto a esta labor investigadora. Un trabajo que como muchos entenderán absorbe mucho tiempo y sus resultados no relucen al nivel del trabajo qué se le dedica, como podían ser el ritmo de publicación que tenía el blog.
Hemos encontrado mucho, muchísimo.  La verdad no paro de seguir buscando y la verdad es que cada día voy apartando importantes y significativos hallazgos para elegir dónde y cómo darlo a conocer.
Pero cuando se investiga se encuentra de todo. Noticias dignas de las más importantes publicaciones sobre historia o arte y otras que la verdad no colmarían las aspiraciones de los editores. Son, como diría mi amigo Juanjo Villar Lijarcio, las historias del pueblo, las que tal vez interesan solo a los de aquí.
Hoy 3 de mayo, día de la Cruz, fiesta grande antaño en la Cofradía de la Santa Vera Cruz le quiero dedicar esta entrada a uno de sus más ilustres hermanos, a D. Juan Alonso Anula Márquez.
Este señor que vivió en el siglo XVIII y primer cuarto del siglo XIX, le debemos las cofradías de Bailén mucho.  Y los investigadores e historiadores no menos.  Juan Alonso Anula era por el año de 1776 el hermano mayor de la Cofradía de la Santa Vera Cruz de Bailén. No fue, que sepamos, un personaje relevante de la vida bailenense de su época. No nos consta que fuera un gran hacendado ni nada por el estilo, aunque una cierta holgura económica tendría a comparación de la gran parte de la población. Eran tiempos dónde había riquísimos, una exigua clase media de pequeños propietarios como lo fue él, y el resto mucha pobreza.
Y digo que le debemos mucho por qué gracias a que quiso pelearse con el resto de cofradías de la villa conocemos el origen o por lo menos las noticias más antiguas del mundo cofradiero de Bailén.
Entonces, la cofradía o la escuadra de la Santa Cruz tuvo que tomar un nuevo impulso y esplendor de la mano de Juan Alonso Anula.  El 26 de marzo de 1776 la escuadra de la Santa Cruz consiguió aprobación episcopal de nuevos estatutos bajo el título de la Hermandad de la Santa Vera Cruz, e inmediatamente, en la misa y fiesta del 3 de mayo de 1776, Juan Alonso Anula, como Hermano Mayor otorgó poderes para interponer pleito ante el tribunal eclesiástico de Jaén con la intención de que se reconocieran todos los derechos y antiguos privilegios de la primitiva Cofradía de la Santa Vera Cruz. Su intención fue reconstruir la historia de las cofradías de Bailén para saber cuál era la más antigua.  El motivo fue muy simple.  Religiosamente hablando eran circunstancias muy banales, pero humanamente hablando muy comunes entre colectivos compuestos de personas.  Antaño, las cofradías más antiguas ocupaban lugares de privilegio en las procesiones de la patrona, la Virgen de Zocueca, y para Juan Alonso Anula, basándose en lo que se contaba de antiguo y un primitivo y desaparecido libro de actas, obviamente su cofradía no iba en el lugar que le correspondía.
Pero en esta entrada no vengo hablar el famoso pleito, algo ya se ha publicado, pero el largo expediente necesitaba un estudio concienzudo…  del que espero hablar algún día sobre el papel.  En esta entrada valga como homenaje a la figura desconocida de Juan Alonso Anula, una historia pues que no creo que sería para una publicación impresa, por lo que nos aprovecharemos de las facilidades que da la red para colgar estas pequeñas historias.
Entre los protocolos del Archivo Histórico Provincial de Jaén creo haber encontrado algunos datos sobre su persona.  Bailén no era precisamente una villa con muchos habitantes como para qué hubiera en la misma época dos Juan Alonso Anula. Hemos encontrado que pudo ser un alfarero afincado en la calle de la Amargura. Bastaría con su firma para saber qué se trata de la misma persona, el Juan Alonso Anula del pleito que se guarda en el Archivo Histórico Diocesano de Jaén y el Juan Alonso Anula de las escrituras de los protocolos notariales de la escribanía de Bailén. Pero en todas las escrituras del Archivo de Protocolos, Juan Alonso Anula declara no saber escribir por lo que no firmó ninguna escritura y el pleito tampoco aparece ninguna rúbrica de su puño y letra.
Pudo morir en el significativo año de 1808, en torno al 9 de noviembre por lo que tuvo que vivir la batalla el 19 de julio ante los franceses. Sabemos esto gracias a que encontré la escritura de su testamento en el que declara hallarse en cama gravemente enfermo, por lo que posiblemente pudo morir ese mismo día o en los próximos. Antaño fue lo más común. Desconocemos qué edad tenía cuando murió.  De su testamento sabemos qué era hijo de Simón Anula y María Sebastiana Márquez, que ya estaban difuntos para entonces y eran naturales y vecinos de Bailén. Posiblemente siga enterrado en el suelo sagrado de la Iglesia de la Encarnación en una sepultura cercana al actual capilla de la Virgen del Carmen ya que pidió ser enterrado junto al altar de Nuestra Señora de la Guía, imagen que presidía la actual capilla de la Virgen del Carmen como hemos dicho hasta 1936 en que fue destruida. Estuvo casado con María Vicenta Sabra, vecina también de Bailén.
Sus hijos fueron: Simón, que ya había fallecido para entonces y que estuvo casado con María Magdalena de Dios. A dos hijos los llamó Juan, el primero casado con María Muñoz y el segundo con Francisca Villar.  Catalina, casada con Pedro Padilla y María casada con Francisco Villar. Otra María, casada con Juan Villar. Los nombró sus herederos universales y en nombre de su difunto hijo Simón, a sus hijos y nietos respectivamente llamados Vicenta, Juan y María Anula de Dios.
En el testamento de Pedro Rodríguez otorgado el día 4 de abril de 1770, hemos encontrado que este señor era albañil y declaró que había comenzado a construir la casa de Juan Alonso Anula en la calle de la Amargura. Ochocientos reales de vellón estaba valorada la obra de la casa de la que tenía recibida a cuenta cuatrocientos reales.  Mandó que la obra que tenía comenzada fuese tasada para que sus herederos cobraran el importe de la obra que llevaba construida.
De un codicilo de su madre Sebastiana en 1787 (murió el 26 de febrero) conocemos que tuvo un hermano llamado Simón José y una hermana llamada Luisa Anula. En la escritura dejó mandado a sus dos hijos que le diesen una pensión alimenticia a su hermana por haberla cuidado hasta el fin de sus días. La misma, estaba viuda y la cita como pobre. Un dato significativo del desamparo que vivían entonces las mujeres al quedarse solas. El 18 de julio de 1787 encontramos a Juan Alonso y María Luisa Anula vendiendo dos partes de la casa heredada de sus padres a su hermano Simón José Anula situada en la calle Puerta de Baeza, la actual calle Baeza. Sebastiana era hija de Juan Alonso Márquez y de María Eufrasia “cuyo apellido ignoro”, tal como cita en su testamento. Su marido fue hijo de Pedro López de Anula y de Luisa Giménez de Valdelara.
Curiosa es la escritura de obligación a la que se comprometió el 6 de febrero de 1792 en su oficio de alfarero con la Real Hacienda y fábricas de plomos de la villa de Linares. Se comprometía a surtir y abastecer las Reales Fábricas de alcoholes y plomos de la villa de Linares de todos los cántaros y lebrillos que se necesiten por sus operarios en el presente año con tal de que se le anticipase la cantidad de 1000 reales de vellón según lo que se ha convenido. Para este contrato hipotecó como era común algunas de sus fincas.  Estás fueron 4 fanegas de tierra en el camino de Linares y su casa de habitación de la calle de la Amargura, la que valoraba en 5000 reales de vellón.
Tristemente no aporta nada de su filiación cofradiera, ni siquiera una manda muy común, como era que su cofradía le acompañase con el gallardete y cera en su entierro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario