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martes, 11 de febrero de 2020

JOSÉ CANDELA Y ALBERT, AUTOR DEL ANTIGUO RESUCITADO DE BAEZA (1916)




La hermandad de la Resurrección o el Resucitado de la ciudad de Baeza (Jaén), a pesar de ser una cofradía fundada recientemente (comienzos del siglo XX), sigue siendo aún un misterio cómo y cuándo fue su origen. Siguiendo el magnífico trabajo de los baezanos Rodríguez Moñino y Cruz Cabrera[1] se cree que fue fundada en el año 1910 por el que fue su primer mayordomo, D. Andrés de la Poza Paz. Pero los documentos más antiguos conservados por la hermandad sólo remiten al año 1924. Será en el archivo de la hermandad del Rescate donde se encuentre noticias referentes a la cofradía en el año 1910 en la que la corporación trinitaria arrienda un trono a la cofradía del Domingo de Resurrección por 7 ptas.


Imagen de la casa valenciana de Jose Candela y Albert bendecida en 1916





La cofradía, se supone que desde 1910 procesionaria con una imagen de características afines a la escuela valenciana, foco artístico que copó la producción artística religiosa de aquel periodo en la provincia de Jaén. Resulta curioso, que la imagen no fue destruida en la Guerra Civil (1936-1939) ya que estuvo salvaguardada en el domicilio de una devota descendiente de Andrés de la Poza, sin duda alma mater de la cofradía. Pero la hermandad tenía la intención acabada la guerra de sustituir la imagen primitiva por una nueva, algo que se materializó en 1947 con la bendición del actual Cristo, obra del imaginero de origen valenciano y afincado en Córdoba, D. Amadeo Ruiz Olmos, artista fecundo en su trabajo en la ciudad renacentista. Con la llegada del nuevo conjunto artístico, la antigua imagen volvió a la iglesia de San Andrés, su sede canónica sufriendo un periplo de traslados entre la casa familiar del donante, hasta volver a la cofradía siendo definitivamente donada y pasando la cofradía del Resucitado a ser su propietaria. Tras esto acabó en la catedral de Baeza en la antigua capilla de los Biedma hasta que definitivamente pasó a San Andrés, estando hoy día en una vitrina junto al presbiterio, en el lado del evangelio. Según el trabajo bibliográfico referido y que sepa quien suscribe estas palabras, es obra anónima realizada en madera.
Misterio de Ruiz Olmos (1947)
Pero el objetivo de esta entrada, tras esta introducción, es dar a conocer un pequeño y gran hallazgo para la historia de esta cofradía comprovinciana. Siempre, a la hora de buscar a veces (las más) se encuentra lo que no se busca. Y eso mismo me ha pasado cuando buceando entre las páginas del periódico provincial “El Pueblo Católico”[2] me encontré una serie de noticias significativas sobre el origen de esta hermandad. En la edición del jueves día 6 de abril de 1916, en su página-portada se insertaba la siguiente noticia:
EN BAEZA. En el domicilio del hermano mayor de la cofradía del Resucitado, de aquella ciudad, D. Andrés de la Poza, ha sido bendecida por el arcediano de la catedral, D. Cipriano Tornero, una hermosa imagen del Señor Resucitado. La imagen es obra de la casa Candela y Albert, de Valencia. Después de la bendición fue trasladada la imagen a la iglesia de San Andrés”.

José Candela y Albert en medio.




Con esta noticia, confirmamos la indispensable batuta de Andrés de la Poza (bendiciéndose la talla en su propia casa), pero a su vez se nos plantean dudas del verdadero origen de la cofradía. ¿Pudo ser 1916 o que desde 1910 viniesen procesionando a una imagen que se desconoce? Además, podemos documentar su hechura a la casa valenciana “Candela y Albert”. Como ocurre con tantos talleres de este tipo y periodo poco se conoce sobre el mismo. Mientras los valencianos no tomen las riendas de una investigación seria sobre aquella casi industria religiosa que tuvieron, a los que gozamos sus productos desde Jaén nos va a seguir constando barbaridades estudiar los autores de nuestro patrimonio realizado en la ciudad del Turia.




Visita a la casa José Candela y Albert por monseñor Gagonesi (1914)




Retablo en Cali (Colombia)
Buscando por internet he podido encontrar que era el típico negocio que vendía desde imágenes, retablos, bordados hasta ropas litúrgicas y vasos sagrados[3]. Curioso que las pocas obras que hemos hallado en los resultados de Google sea un retablo en el otro lado del Atlántico, el retablo mayor de la iglesia de San Francisco de la ciudad de Cali (Colombia)[4].
Juan Pedro Lendínez Padilla

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