Una de las fuentes imprescindibles
para el estudio de las cofradías a partir del siglo XIX, es la prensa. Tanto la
nacional, como provincial o local, nos aportaran noticias que se perdieron en
la memoria.
En Jaén, uno de los antiguos periódicos
que nos van a ofrecer noticias novedosas del pasado, fue “El Pueblo Católico”. Un
periódico fundado Por D. Emilio Mariscal Mendoza y que como su propio nombre
indica, era una publicación afín a la extensión del catolicismo y a todo fenómeno
político-social que se encuadraba en las convicciones de la iglesia en su época.
De hecho, basta con leer alguna de sus descripciones en la cabecera de un
ejemplar a la hora de afirmar que objetivos tenía la publicación: “Unidad católica,
obediencia a la Iglesia, guerra al liberalismo: todo por Dios y por la patria”.
Su sede estaba en Jaén, en la calle Muñoz Garnica nº 5 y en la capital costaba
su suscripción 1´50 ptas. y fuera de ella 1´70 ptas., saliendo a la venta los
lunes y jueves de cada semana.
Por eso, para esta nueva
microhistoria cofradiera nos valdremos de la edición del día 29 de marzo de
1899, con un especial que anunciaba la Semana Santa, donde como ya he dicho en
otras ocasiones, se nutría de artículos de un patente valor teológico y catequético,
algo muy propio de aquel tiempo, y por el que aún muchos siguen apostando como único
modelo en las publicaciones actuales.
Como anécdota nos habla de sendas
crónicas de los cultos finales de cuaresma en dos localidades vecinas, antaño
dependientes de la orden de Calatrava como son Torredonjimeno y Martos.
Por ello, les dejo aquella dos pequeñas
noticias para entender cómo se vivía la antesala de la Semana Santa con algo
muy particular de la semana santa provincial, por no decir universal, con los
cultos dedicados a los Dolores de María, los que acaban en el Viernes de Dolores.
Desde Torredonjimeno, con la firma
de “S.V. de R” nos habla este curioso corresponsal que al parecer no vivía en
el pueblo normalmente, porque se refiere al director de la publicación aludiendo
que llevaba unos días en la localidad y se disponía a pasar una temporada. Durante
aquellos días vivió y describió la novena a la popular y devota imagen de la Virgen
de los Dolores de Torredonjimeno.
Es significativo a la hora de
valorar el pensamiento de cada época como destacaba, dando por sentado, que la
iglesia y el católico de entonces apostaba por la suntuosidad ornamental para el
exorno de los templos en celebraciones tan significativas. Del texto extraemos que
el párroco o cura ecónomo de la iglesia de Santa María era el sacerdote “Fuentes
Pérez”.
Los cultos comenzaron el 14 de
marzo destacado la actuación en ellos de una capilla musical dirigida por un “sr.
Cámara” y se deshace en elogios para describir el buen nivel del predicador en
los sermones, que fue el dominico R. P. Antonio González, del que dice que,
aunque era desconocido, difícil sería que se olvidara su oratoria. De hecho,
destaca que fue invitado por las monjas dominicas de Torredonjimeno para que
hiciera el panegírico en la fiesta de San José.
El corresponsal de Martos firmaba
su crónica el 25 de marzo he igualmente destaca el septenario celebrado en la
parroquia de Santa Marta en honor de la Virgen de los Dolores. Siguiendo los
mismo patrones periodísticos-cofrades de la época reseñaba la decoración efímera
del templo y la predicación del cura ecónomo, D. Juan Francisco Páez y la del
coadjutor D. Juan Bautista Pérez, siendo Páez quien predicaría la última fiesta
que fue costeada por la Asociación de Señoras.
Estas dos escuetas noticias, nos
hablan de las cuaresmas de la época, de las corrientes sociales a las que se
enfrentaba la iglesia y que colectivos componían la vida parroquial, como
vimos recientemente estudiando Bailén como ahora en Torredonjimeno y Martos.
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