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lunes, 5 de abril de 2010

MÁGICA TARDE DE JUEVES SANTO...LOS PIES DEL SOBERANO (I)


Con Cristo Resucitado es el momento de la Gloria, de la alegría, del descanso, de la nostalgia, del recuerdo, de las emociones vividas, de los buenos momentos -y los malos-. Un año entero esperándola y se va tan rápido que creo que nadie llega a enterarse de que ha pasado.
Un año más esta crisis económica me ha permitido tener “vacaciones” en Semana Santa y así poder disfrutar por segundo año consecutivo de la casi totalidad de la Semana Santa sevillana de la que daré cuenta en este espacio.
Pero este año ha sido diferente, tal como indica el titulo de este mi Blog he dejado tras cuatro Semanas Santas de ser un “simple capillita”. El Jueves Santo reluciente como nos gusta a los “Prendios” volvió a ser un día grande, mágico y soñador. Volví a sentir esa experiencia única que es salir con mi hermandad linarense aunque no en el puesto de aquellos soñadores años en la banda del Rosario.
Este año he caminado soportando el peso privilegiado que nos regala el Soberano de San Agustín, un lugar nuevo para mi y a la vez satisfactorio.
Voy a intentar expresar y contar esta maravillosa experiencia a sabiendas que me va a resultar complicado intentar escribir lo que siente el alma y el corazón. Un momento culmen que empezó en aquella “igualá” a la que fui solo a “churretear” como bien me preguntó mi capataz Antonio Acuña, en la que me igualé temeroso de no saber si estaba metiendo la pata, si seria capaz de aguantar esta mole de filigrana y oro donde se pasea portentoso y majestuoso el Divino Cautivo Prendido del Jueves Santo. Aquel viaje relámpago a Sevilla para comprar el costal que dicho sea de paso, buena escusa para hacer una visita a la cuaresma hispalense, la de los cuarenta días y cuarenta noches....
Tardes, noches y mañanas lluviosas depararon en ensayos que sorprendían a los más viejos de las galeras soberanas siempre con la humildad y el objetivo de mejorar día a día. La noche en la que Él bajo a la tierra para recibir el cariño y la devoción con un tierno beso y el roce del costal, tela sagrada que se extiende de su misma túnica para protegernos con su Poder Bendito. Aquella mudá donde palpas por primera vez las bodegas del “Galeón Soberano” para llegar a San Agustín y ensayar la salida y entrada a paso tierra con “los Ponys” de la cuadrilla para acabar con el siempre multitudinario retranqueo.
Llegó Semana Santa y este “jartible” que os habla se dejó los pies en los adoquines de Sevilla, eran las dos de la mañana cuando volvía asustado para mi casa pensado que había cometido un error y que lo pasaría mal en la “peoná” del Jueves Santo.
¿Pero que puede pasar si le pides ayuda al mismísimo Dios, ya se llame Prendimiento, Gran Poder, Silencio, Sed, Lanzada, Penas, Victoria, Amor, etc... durante toda una semana? Pues que cuando uno se levantó cerca del medio día tenia los pies casi nuevos, si es que los caminos de Dios ya se sabe...
Con camisa blanca con ese nombre mariano que nos identifica “Rosario” bordado a la espalda cogimos camino de Linares los “ladrilleros” tal como nos llama ese gran artista, pony de los pies a la cabeza llamado Germán que nos emociona con su palabras y nos despierta la sonrisa con sus ocurrencias para que tiremos siempre fuerte pa' rriba.
La típica parada para el refrigerio en el “Yasta” y marcha de la banda a las cuadrillas para encaminarnos a la morada del Soberano en Linares, la iglesia de San Agustín.




Nuevamente entraba en su ambiente mágico que llevaba sin ver ya unos cuantos años, nazarenos, mis músicos y allí los Dos esperando para que los paseásemos por su pueblo bendito.
Nuevamente Felix, Agustín , Alejandro, Arcos, etc... desbordados realizando costales para que siempre nuestra ropa valla bien puesta, nos enfajamos y rumbo a las bodegas del navío Soberano que encallado en el mármol sagrado de San Agustín esperaba la llamá de su capitán –por supuesto también desde el Cielo- para salir a navegar y surcar los mares de devoción y fervor del día más grande quieran o no quieran de la Semana Santa de Linares.
Que sensación más impresionante estar con el costal puesto y colocarte cara a cara con Él... ya se sabe salud, trabajo, el bien para los nuestros y para los que ya están a su vera en el Paraíso de su Reino.
Llega el momento de entrar en ese “vestuario sagrado” de las trabajaderas, esa tenue luz que entra por el calado canasto de sudor y oro, las primeras indicaciones, los papeles para los relevos – ¡por fin! diría alguien por allí arriba mientras se acomodaba en los palcos de la Gloria- , la primera llamá de David a la que solo recuerdo que nombro a “nuestro amigo Andres”...seguro que los dos cogieron el caballo de la Fuente del Pisar para elevar por primera vez al Soberano más cerca de su casa, ese cielo azul que nos quiso regalar. Que grande es sentir que arriba no solo llevas, hierro, madera, flores, cera.... que grande es creer en Dios y sentir que es Él lo que llevas en lo alto aunque sepamos que solo es una imagen, que grande es sentir que te echas a la calle a algo más que recibir aplausos y vítores, tal como dijera un capataz sevillano, “a enseñar que Dios existe y que los cristianos también sabemos disfrutar con Dios...y este es nuestro autobús – en referencia a los autobuses con propaganda atea de actualidad en nuestra sociedad-, nuestro evangelio.
Este año como novedad y con gran éxito se ha eliminado la durísima tarea de entrar y sacar el paso de rodillas, haciéndolo con la técnica del “paso a tierra” es decir agachándose el costalero y saliendo a pasos firmes y cortos. Tarea que requirió que al Señor se le tuviesen que quitar las potencias, el nimbo a San Juan y las plumas de avestruz de los cascos a los romanos. Ademas tuvimos que realizar la salida los “Ponys”, los más bajitos que ocupan las trabajaderas de la cuarta a la octova saliéndose las tres primeras y pasando la cuarta, quinta y sexta a las primeras trabajaderas.

De esta forma volvió el Soberano a reencontrarse un año más con su tierra mientras el solecito lo iluminaba, casi hasta cegarlo por los destellos que emanaban del oro de su barco “Bejarano” y que casi hacia escocer las heridas de los primeros golpes de los soldados y sayones.
Los ecos de la banda, “mi Fanda...” atronaban tras el olivo milenario, casi para molestar a ese vil traidor que quiere escapar del Getsemaní tras el beso más ruin de la historia de la humanidad. Que sensación escucharlos desde dentro, como sus notas se mezclaban con esos rallitos de sol que invadían la galera del palo y el costal . Cuantas veces entres ellos me preguntaba como seria desde dentro y por fin ya lo se, que gusto saber que son ellos los que van detrás en esa marea de gorras blancas que se paseaban por Linares. Marcha real, como siempre Cristo del Amor , Rosario – eche en falta esa tarde un himno que me hacia casi llorar cuando yo se lo interpretaba...Y en tu Mirada Gitana..- , Sentimiento Gitano, etc... la gente concentrada, escuchando, dejándose las zapatillas en el suelo, Agustín y Alejandro dejándose la voz para guiar a los que eramos ya los pies del Soberano. Llega mi primer relevo y fuera lo veo majestuoso, levantas fuertes y poderosas, salidas con fuerza siempre de frente, cambios elegantes y Él arriba majestuoso y elegante con morada túnica caminando con el paso marcado siempre en el izquierdo. En mi primer relevo se salió esta gente que viene de diferentes sitios con el placer de sacarlo, personas y buenísimos costaleros que les hace la misma ilusión sacar el Cristo de las Penas de Triana – por nombrar un ejemplo- que al Soberano de Linares y formar parte de esta humilde cuadrilla que alentara un orgulloso “capitán” afincado hoy en los jardines de la Gloria.
CONTINUARÁ...




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