Buscar este blog

sábado, 18 de julio de 2015

ANTONIO RUBIO MORENO, AUTOR DE LA FAZ DE JESÚS NAZARENO DE BAILÉN.


Esta es la fotografía y este el documento que han obrado el descubrimiento, los culpables de que por fin puedan anunciar al mundo, y sobre todo a la gente de mi pueblo cual es uno de los padres, tal vez el más esencial, de la imagen de Ntro. Padre Jesús Nazareno, la efigie como se decía en la noche de los tiempos que es de vestir, que luce cabellera natural, el que muchos o algunos, no lo sé, seguimos llamando el “nuevo”. Pueden leer el escueto pero contundente contrato donde nos aclara la intervención donde a “Jesús”, como lo llamamos coloquialmente se le realizó la actual cara o mascarilla que llama a la devoción, a la emoción, a la veneración, al sentimiento de sus hermanos y de todos los bailenenses. Es curioso, siempre me contaron que mi abuela María Dolores le tenía cierta devoción o predilección a esta imagen y lo cierto, es que gracias a este documento, me doy cuenta que ella no le rezó nunca a esta cara, porque ella murió mucho antes de aquella Semana Santa de 1980 en que tuvo que ser estrenada.
En Córdoba, a día 15 de diciembre de 1979, en el famoso taller de los Valverde, el imaginero Antonio Rubio Moreno y su suegro, Rafael Valverde Toscano firmaban con dos históricos nazarenos, Alfonso Rangel - que Ntro. Padre Jesús tenga en su gloria- y el veteranísimo Diego Rodrigo, sangre morada a raudales, una profunda restauración que cambiaría sustancialmente el aspecto del segundo Nazareno adquirido tras la Guerra Civil. Se especifica que tallaría una nueva cara, sustituyendo la anterior, la policromaría –aspecto esencial en la historia investigadora de este asunto- y además resanaría la imagen totalmente, lo que se supone visto las fotografías que volvería a policromar todas las partes vistas de la imagen, como manos y pies. Cambiaría la peana de la imagen y realizaría una nueva cruz que suponemos que es la que anteriormente contaba que estaba decorada, todo ello por un montante de 95.000 ptas.

Virgen de la Candelaria de Córdoba.
Con todo esto, a la hora de abordar el autor de la imagen debemos decir que su rostro es obra del cordobés Antonio Rubio Moreno, que aunque conste su suegro en el contrato, era el primero el que acometía en el taller los trabajos de escultura y policromado, siendo la saga de los Valverde los que realizaban las tallas de pasos u tronos. Autores de pasos tan emblemáticos de la capital califal como el de Jesús Caído o el de la Humildad y Paciencia de Puente Genil, una obra singular que se sale de lo más establecido en la realización de pasos o tronos. Antonio Rubio fue un imaginero activo en la segunda mitad del siglo XX, uno de los artistas, tal vez poco reconocido que trabajó la imaginería en la Córdoba de Martínez Cerrillo, Amadeo Ruiz Olmos, Miguel Arjona o José Callejón. Espero en un futuro poder ampliar su vida y corriculum.
Seguramente la cruz del Nazareno, que yo sepa, hoy desaparecida, sustituida por la actual fuese realizada por ellos como consta en contrato, una cruz decorada, tal vez intentando seguir el modelo del Abuelo de Jaén que recordaba en sus extremos las típicas cantoneras de la cruz del Nazareno destruido en la guerra civil. Vuelve a tomar fuerza la teoría que sostengo de que la hermandad entonces tomaría como referencia al Abuelo y que indiscutiblemente quisieron realzar esta imagen y paso ya que dos años después se acomete la hechura del Cirineo, la duda que surge ahora es por qué no acudieron nuevamente para este menester a Rubio Moreno y se fueron, con total probabilidad al andujeño y contemporáneo y de arte tan opuesto al cofradiero, González Orea.


Y es que volviendo a hacer historia hay que partir de la imagen que tal vez se destruyó un día como hoy pero de 1936 para el proceso de realización de esta imagen. De la misma solo se consiguió salvar la túnica de cola bordada sobre terciopelo burdeos o granate y la corona de espinas, que lleva adosadas las potencias al estar realizadas en orfebrería, tal vez en oro, pero este punto no está del todo claro.
Tras la contienda, la rapidez, facilidades económicas y la mayor disponibilidad de los talleres seriados -no sabemos si de Olot- traen, tal vez en 1941 o 42, la imagen de un Cristo cargando con la cruz, que supongo que gustaría pero que en nada recordaba al antiguo Cristo dieciochesco. Levantada la cofradía de sus cenizas, con sus históricos titulares devueltos al culto a través igualmente de imágenes seriadas, la capilla remozada y con su aparato procesional dispuesto, surge ya en 1949 la idea de realizar una nueva imagen por un mismo cofrade, José Palomo Martínez (cara, manos, piernas y pies) que recordarse aquella destruida imagen para que además se le pudiese ataviar con el terno y aditamentos salvados, tal vez siendo esta circunstancia la de mayor peso en la decisión, porque el resto de imágenes nunca más, que sepamos, se plantearon cambiarlas por imágenes, no solo de madera y mayor calidad artística, sino que recordasen a las desaparecidas… a lo mejor la falta de fotografías pudieron obrar este desistimiento. Esto no llego a prosperar. Se sabe que sería en 1951, en concreto el 7 de enero, seguramente una década después de la llegada de la imagen de pasta madera gracias a la labor investigadora de Francisco Antonio Linares Lucena en los archivos de la que es su hermandad, cuando se adquiere la ansiada imagen. Llega uno “nuevo” y se los empieza a diferenciar de esta forma, el otro, con solo diez años más pasa a ser el “viejo”. Aunque alguien antes ya tuvo que verlos, porque de Diario Jaén, de un coleccionable que ya compartí con ustedes (pinche aquí)cita el dato del coste de la imagen -4000 ptas.- y el donativo de un hermano y mayordomo de la mitad del montante total, aunque cita como año el 1953. Fiándonos de la credibilidad investigadora del amigo Paco Linares, él confirma la fecha de 1951 y su bendición el 21 de enero y que el pago se realiza en Málaga, sin constatar más datos que estos y por supuesto sin aclarar el nombre del artista que realiza una imagen de candelero, aunque como es normal en las imágenes de Cristo de esta tipología, con pies y evidentemente con manos, más la cruz.


Aquí se presenta con la anterior mascarilla o cara.
Solo hay dos fotos de aquel periodo conocidas, una por la Plaza del Mercado donde apenas se intuye su rostro y gracias nuevamente a Linares Lucena contamos con esta fotografía de esta imagen con aquella apariencia, es decir toda aquella comprendida entre 1951 a 1979, año en que nuestro novedoso documento nos certifica la remodelación de aquella imagen. Sobre andas, con hermanos vestidos de paisano, seguramente en la antaño tradicional procesión por la festividad de su “velada”, el domingo de Pentecostés vemos a la imagen que fácilmente nos puede parecer lo que tantos hemos conocido, pero no, el rostro que tristemente se intuye dificultosamente es otro, el que en 1979-80 sustituiría Antonio Rubio Moreno en el taller de la calle Abejar, nº 37. Contemplamos igualmente que la imagen porta una cruz arbórea en lugar de la de sección plana. Mientras no tengamos otra fotografía de ese periodo habrá que pensar que esta cruz fue la que portó hasta que Rubio Moreno realizase la de sección plana barroquizante, hoy también sustituida.
Así llega al momento de nuestra historia hasta que en 1996, tras unos años dejando de salir en la procesión del Viernes Santo por la mañana, solo en el Saludo, ante la deficiente estabilidad estructural de la imagen, visible en las mismas procesiones, el toxiriano José Miguel Tirao Carpio interviene la imagen realizándole en el proceso un nuevo cuerpo que sustituye al de candelero, definiendo la anatomía pero no al 100%, respetando manos y pies y en si la cabeza (lo único que queda del obrador malagueño de 1951), la mascarilla de Rubio Moreno y policroma la imagen totalmente, volviendo al procesionismo con una decisión que entonces tomó la hermandad y que se ha convertido en costumbre de alternar sus dos imágenes de Jesús cargando con la cruz entre Saludo y Viernes Santo.
En este punto es donde nuevamente interviene el amigo Paco Linares, sin imaginárselo, cuando me cede muchas fotografías por él recolectadas sobre la Semana Santa bailenense, muchas de ellas ampliamente conocidas y otras menos –como la del Cirineo de la que les hablé aquí- donde figuraba la que abre esta entrada antes del documento de autoría. Esta fotografía es digámoslo bastante conocida, fechada en los primeros años ochenta ya que en 1984 fue el cartel anunciador de la Semana Santa. Yo la conocía, pero hasta este momento no me había parado a contemplarla detenidamente, donde se nos muestra ya con el rostro de Rubio Moreno y además con la policromía salida de su mano, no con la de Tirao Carpio. Fue un momento de flash, de pellizco, de inspiración… no sé, tal vez el de la cruz a cuestas me estaba ayudando nuevamente… mi mente viajó a un pasado bastante reciente, en la iglesia de San Francisco de Córdoba, con mi capataz Federico Jiménez Reloba, ante la capilla de su hermandad, mostrándome a las devociones de su vida y ante la Virgen me dice con su deje cordobés: “La Candelaria la hizo Antonio Rubio, padre del tallista actual José Carlos Rubio Valverde ¿lo conoces? (si, le contesté) que sale también con nosotros de costalero”. Si no recuerdo mal, así fue su afirmación. Mi mirada se clavó en la Virgen que mejor se pasea (para mi) por las calles de Córdoba, y su mirada especial, unos grafismos artísticos únicos se quedaron grabados en mi mente. Eso mismo vino a mi instinto viendo esta fotografía del Nazareno, parecía hijo de la Candelaria, y si era hijo de Ella, en la gubia podía ser Antonio Rubio su padre. Alguno diría que hoy con el documento en la mano me lo estoy “cuajando” pero les juro por el que carga la cruz que es así, que no he tenido antes ninguna otra pista sino lo años de aprendizaje, de seguir queriendo aprender, no por nada, solo para mi disfrute, pero el estudio a simple vista de las improntas – a veces el mejor- me llevó hasta el autor de la imagen o de su cara como ya me ocurriese con la Virgen de los Siete Cuchillos –hasta la fecha tengo el honor de haber documentado por lo menos los rostros de las dos imágenes contemporáneas que hasta la fecha eran anónimas-, que aunque no acerté el autor, si llegué hasta su maestro, un estudio de improntas entre una cronología de tres imagineros, cada uno maestro del siguiente.


Apariencia actual con la policromía de Tirao Carpio.
Una pista a favor de la hipótesis que planteaba –pero tan escasa que más bien te lanzaba a la imaginación- viene nuevamente de aquel coleccionable de Diario Jaén, donde se indica que la imagen había sido “restaurada recientemente” –por entonces 1995 o 96- en Córdoba. La verdad no sabía la fecha de los trabajos y ¡por Dios, nadie de memoria lo recordaba! Algunos incluso sin darse cuenta que al Cristo de su hermandad, de su devoción, se le cambió la cara y ni se dieron cuenta. Pero ya no hará falta, una imagen vale más que mil palabras tal como me indicó el hijo del autor, José Carlos Rubio, para asegurarlo. Algo bueno tendrían que tener las redes sociales, que contacto con él, y cosas de la vida o de allí arriba, después de tenerlo desde un tiempo agregado a Facebook por estas cuestiones que tenía entre manos, lo hago en casi las misma fecha del aniversario en que su padre –fallece en 1999-  partió al cielo a contemplar si el Hijo de Dios tenía la cara que él tantas veces talló en este mundo, tal vez la de Ntro. Padre Jesús Nazareno “el nuevo” de Bailén. Le envié la fotografía y una breve descripción de mi hipótesis. Dios así lo quiso, se vino a mi vera como buen ratón de archivo y José Carlos me envía la prueba que certificaba mi hipótesis y la que le daba luz nuevamente, y lo hago a través de esta mi casa, de una de las incógnitas por resolver de la historiografía artística de la Semana Santa bailenense; quien talló la cara del que muchos de mis amigos dicen, es el “Jefe” de sus corazones.
Me comentó que el documento lo encontró hace tiempo, buscando entre papeles algo que necesitaría para las cosas del día a día y que él busco ese Nazareno de Bailén al que su padre le dio nuevo rostro, no sabemos por qué, tal vez entonces la hermandad consideró que era necesario un cambio, buscando tal vez más belleza, más calidad, la verdad éste que les habla no lo sabe y tal vez con el tiempo pueda ir incrementando esta historia. La apariencia actual del Nazareno con la policromía de Tirao Carpio lo descolocaba al encontrarlo por internet hasta que la fotografía que abre esta entrada lo saca de dudas, esa impronta si era de su padre y se podía decir que la Candelaria podría ser perfectamente su madre, realizada en 1974, es la imagen más coetánea que conocemos, aunque eso sí, desde el mismo Córdoba, Romero Zafra le diese “vida” a la que ya es la Madre de los nazarenos baileneros, Mayor Dolor y Consuelo. Tenía el documento localizado, solo tenía que ir y fotografiarlo para mostrarme que una imagen vale más que mil palabras y tuvo la molestia de hacerlo casi al instante y darme el gozo y también el suyo por poder brindarle una nueva página más a la memoria de su padre y maestro y para gozo de los amantes del arte que viven de la continua absorción de sabiduría y como no, para gozo y eso espero de los hermanos de la cofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno y los amantes de la cultura cofradiera bailenense y por consiguiente la cultura de lo bailenés, tal como diría un buen nazareno como es Francisco Antonio Linares.
A partir de este momento esta es la cronología de artistas que han trabajado sobre la imagen:
1951: Se realiza una imagen de candelero probablemente en un taller malagueño, del que seguiré investigando hasta dar con él.
1979-80: Antonio Rubio Moreno sustituye la mascarilla en Córdoba y la peana y repolicroma toda la imagen. Además de realizar nueva cruz que se sustituye en 1993 por la actual.

1996: José Miguel Tirao Carpio, en Torredonjimeno, sustituye el cuerpo de candelero y realiza uno anatomizado y policroma nuevamente toda la imagen, con esta intervención, de 1951 solo queda pies, manos y la cabeza menos la cara que es de 1979-80.

No hay comentarios:

Publicar un comentario