Sábado Santo donde Dios está
muerto en todo el orbe católico “menos” en algunos lugares como Sevilla. Las
cosas de la iglesia, o del presbiterado, porque yo soy iglesia, pero nadie me
pregunta que opino al respecto. A veces pienso que solo les servimos para
partinos la cara defendiéndola contra los que son sus enemigos. Sevilla
disfruta de una jornada más de cofradías. Es el día complicado, donde muchas
mentes ya comienzan a desconectar. Comenzamos a quedarnos menos, pero había que
seguir buscando caminos de gloria… que precisamente en pocas horas la vida ha
venido a recordarme lo rápido que te puede herir de muerte. De la alegría del
matrimonio a un entierro…
Pero hasta Dios quiso ser hombre
y que fuéramos a su entierro. Ya lo anunciaban las escrituras de lo que
sufriría el Hijo del Hombre por nuestros pecados. Aunque creo que mi formación
es fuerte, cada día me pregunto más porqué… a todo. Así, con el calor de la tarde
por Santa María la Blanca intentaba explicar que era el Cristo que nos llegaba
por el puente de San Bernardo. Varón de Dolores de la Misericordia. Es Cristo,
pero lo representa antes de que naciera, pero parece un resucitado… que difícil
es explicar el lagar místico. Llega su pequeña hermandad, con sus nazarenos
separados al menos 4 metros como en otras latitudes, aquí no sobran, aun así,
se hizo pesadita la espera. Tendrán razón con aquello que más nazarenos es
sinónimo de más hermanos y más cuotas. Se nota en esta hermandad menos
presupuesto porque ya son demasiados años con ese paso tan pequeño. Me gusta su
filosofía, pero les falta más intensidad con el patrimonio y, además, creo que
en el lugar que quieren desarrollar su vida de hermandad poco van a lograr.
Como el palio. Solo le falta un
poco más de plata. Sobre todo, en lo varales y algo más. Un paso de palio sin
orfebrería o poca, no termina de parecerlo. La Reina revestida de Sol, con San Juan
y la Magdalena que ahora resulta que era todo un ejemplo a seguir y no era ni
una adultera ni una prostituta. La apóstol de los apóstoles la llaman ahora, al
final va a tener la de Magdala su verdadera historia oculta. Ante San Nicolás y
La Candelaria se postraba el Varón de Dolores mostrando su cruz, su futuro suplicio,
su redención sobre la calavera de Adán, justamente todo lo que había pasado
días atrás. El sábado es curioso, nos salen dos pasos que deberían salir el Domingo
de Ramos, el Varón de Dolores y el Sagrado Decreto, porque es el antes de todo…
como si de un Congreso divino se tratara, Dios trino escribiera una constitución
en la que se haría carne para salvar nuestras vidas. ¡Que maravillosa es la
iconografía! Algunos cristianos nos faltan unas oposiciones para aprendernos
esto.
Pero Dios sigue muriendo el Sábado
Santo. Sevilla insiste que el sábado no salga ni uno vivo, aunque muchos le metieran
a Pino Montano, La Milagrosa o La Misión (quizás entrarán Pasión y Muerte de
Triana u ojalá, el Cristo de la Sopa del Santa Ángel). Volví al encuentro con
una de mis grandes debilidades, el rococó errante de Sevilla en el entrecejo
dolorido del irrepetible Montes de Oca, de la tercera Piedad de Sevilla, la que
anda con banda de música como mero adorno, porque la cuadrilla pasa de ella.
Canasto de infarto, faroles de arquitectura desbordante, cruz de (casi) carey
(aunque hecho de menos la Arborea). Peana en el calvario. Mi Piedad de los Servitas
camina sobre un besamanos nómada y nos llegó con su marcha de Abel Moreno, ¿os
dije que escuché mucho a Moreno este año? Se abrió las puertas del cielo para
que las palomas blancas le volviesen a cantar. Haciendo fotos, una hermana de
las que tienen que mandar me miraba con mirada desafiadora para que no las
fotografiase. Algún día iré al convento a hablar con ellas para que me
expliquen porque no quieren que se las grabe, cuando todos los videos y fotos
hacen estremecer a todos los que las ven, soñando visitar la Semana Santa de
Sevilla para vivir estos momentos. Uno de los que más caña me dan en Bailén por
irme a Sevilla me cuenta que llora cada vez que ve el video de Manolo Santiago…
No sé qué temen, si Dios las protege tanto que en plena republica del anti-Dios,
un gobierno de agnósticos y ateos le dedicaron la calle a su santa madre
fundadora. La caridad de verdad no entiende de otras cosas. Si cuando le decís:
“Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera, que aunque no hubiera cielo, yo te
amara, y aunque no hubiera infierno, te temiera”, me derrotáis, sabiendo que
aunque no lo entienda no puedo dejar de seguir amándolo, porque tú lector que
me estás leyendo ¿alguno de vosotros moriríais por mí? Solo se me ocurren dos
personas y me dieron la vida.
Este año vi un cambio en los
tambores, parecía que sonaban menos. Me gustaba más la contundencia de antes.
Que alegría poder volver a saludar a David Arce de contraguía. Hasta para esto
hemos vuelto a la vida, para ver a la gente que han formado parte de nuestras
vivencias. Echaba de menos la lealtad y el respeto del costalero. Abajo había más
ruido del normal y Antonio Villanueva los cayó diciendo que si se metía él
debajo. Todos callaron. Fijate que el capataz es un chaval que cualquiera le
podría hacer frente, que de chulos está lleno el mundo. Pero callaron. El
respeto y la lealtad. Porque ahí ya no se cobra. No es un jefe que te puede
dejar sin jornal. Pero bien sabemos que, si esto no funciona así, los pasos
saldrían como saldrían…
El cajón del palio de la Soledad
llegó con esa melodía tan genial de un autor que parece que ha vuelto a desaparecer
un poco de las corrientes repetitivas. En las cofradías o nos da por algo o lo
olvidamos por completo. José de la Vega y sus “Servitas de San Marcos”
empujaron el palio servita ante Santa Angela y después de las voces angelicales
su “Valle de Sevilla” inundó la calle de la siempre sor Angela de la Cruz.
Este año cambiamos el itinerario
acostumbrado. Ello supuso dejarnos a la Trinidad y Servitas en muchos escenarios
que eran costumbre todos los años. Aunque por San Pedro vimos los primeros
izquierdos del Sagrado Decreto en la que Dios decretó que el Verbo se haría
carne para sanar nuestros errores y llegaría a ser traspasado por 5 veces en el
madero como nos vino después poderoso por Santa Catalina el calvario trinitario
a las órdenes de Juanma Martín. Creo que es el mejor año que he visto este paso
andar. Este año este capataz ha dicho muchas veces invocando el recuerdo de su
padre: “¡a la verdad!” Y es que nos fuimos a buscar una verdad rotunda. Y es
que ni pandemia ni leches. Llevaba sin ver al Santo Entierro casi 10 años creo
ya. Y para eso nos fuimos a las eternas esperas en la puerta del Silencio para
ver salir el Entierro de Dios. Hasta Él ha sido enterrado. Lo vino anunciado el
paso del estupor para unos y la risa para otros. Pero la Canina nos trae la
rotunda verdad, el triunfo de la cruz sobre la muerte. Todos moriremos, todos
sufriremos, pero el que murió en la cruz, que se alza triunfante sobre el
esqueleto, algún día nos secará las lágrimas si confiamos en Él (la fe) y no
habrá más dolor ni más llanto. La muerte de Cristo superó a la muerte. Como
dijo aquel señor de los videos en redes. El ser más poderoso del mundo, porque Él
se le escapó a la muerte. Después nos vino en una suntuosa urna neogótica descasando
en el sepulcro. Dios dormido con tintes mesinos me recordó al dulce perfume
como de jazmín que besé donde durmió con la aplastante verdad de la muerte durante
tres días. Extasiaba la urna a mis amigos, no es para menos…
Chaqués, autoridades y los
militares que me retrotraían a los 20 de julio en mi pueblo. Pero el fusil lo
llevaban a la funerala. Y María de Villaviciosa también recibió el pésame como
nuestras costumbres nos han legado. ¿Porque me fui a ver el Santo Entierro y me
dejé la Trinidad en Laraña (aunque los vi entrar en Campana de lejos) y el Bacalao?
Porque quería ver el Santo Entiiero coo he dicho y porque llegaba uno de mis
broches de oro ineludibles. Había que volver a la plaza de Santa Isabel… ¡ai!
este nombre y mi abuela. Mientras escribo esto mi padre está escuchando el
Himno de Infantería viendo las Fiestas de Bailén en Bailén.tv, esa canción me
la cantaba mi abuela Isabel cuando era un bebé para dormirme…
Como todos los años, hay que
llegar mucho antes de que la cruz de guia alcance María Coronel. “¿Sabes que se
quemó la cara para que el rey dejara de acosarla obsesionado por su belleza?”
(historias del camino). Pero mi lugar privilegiado nos lo quitó la hermandad al
utilizar una cochera para el servicio de la recogía para guardar cosas. Así que
nos apostamos a un lado donde bueno… todo volvió a suceder. Fue maravilloso la compañía
de un niño al que su padre le enseñaba a ser capillita, ahí radica la diferencia
de Sevilla y el resto. Óscar, cuando nos marchamos me dijo: impresionante… otro
para la lista, es decir; merece la pena. Se apagó la encantadora plaza y la Piedad
volvió a llenar todo con el misticismo del dolor y la tenebridad (¿existe esta
palabra?) de lo fúnebre. Sonó “La Madrugá” cuando el paso me aplastó como me gusta
a mí, en las distancias cortas y definitivamente la Semana Santa de Sevilla me
derrotó con las mismas lágrimas de la Virgen de los Dolores. Que difícil es
este mundo Madre mía… solo me cabía gozar viendo su suntuosa cruz desparecer
por la capilla con la eterna “Muerte de Ases” … y “Solea dame la mano” volvió a
sonar un año más cuando el palio parecía un jardín encendido trasportándonos a
otro tiempo. La magia de Sevilla, es sentir que el tiempo se quedó detenido en
la época del buen gusto.
Quisimos pillar a la Trinidad por
donde yo siempre la cogía, pero me equivoqué en los callejones, por más años
que vaya, me sigue pasando y acabamos en los Gitanos. Un santuario repleto de
gente, y eso que el sábado ya pasaba la gente de cofradías. Llegó el Decreto de
vuelta con su alegre trianear con las Cigarreras. Un paso que divide a muchos
por su alegría en el día. Y mira que yo le ponía a la Pasión de Linares para
que recuperase el sonido de su origen, cuando volvió a las calles en 1994.
Algunos dirán, “¡pero loco cómo le vas a quitar a las Cigarreras!”, y eso es
porque me las llevaba al misterio de las Cinco Llagas porque Triana no termina
de convencerme en este paso. Pero no por ello no disfrutamos de su música.
Estábamos en la casa del Gitano y su capataz mandando al Cinco Llagas… así que sonó
el homenaje sorpresa de la Campana de Triana. Gloria a los que se fueron,
“Padre Nuestro” a Pascual González, que también le cantó al Señor de la Salud ¿por
qué le llamaban Manué?, y las bandas le pusieron “Nazareno y Gitano” para
marcharse para algarabía de la bulla con “La Saeta”, himno indiscutible del
nazareno moreno que siempre será de San Román. El reloj me ponía nervioso.
Estábamos lejos de San Lorenzo y dimos un rodeo intentando buscar a la Esperanza
de la Trinidad. Malamente la vimos que por muy poco no le pude casi ni ver esa
cara que es el culmen de la belleza de la Virgen María en Sevilla. Impresionate
Ella y su palio como tantas veces he dicho, pero si hasta el sábado se
desborda, también comienza a costar trabajo ver 5 cofradías y con no muchos
nazarenos.
La que lleva muchos es la Soledad
de San Lorenzo y a eso me amarré para intentar llegar a su recogía. Me dio por
coger el Google Maps para trazar una ruta de búsqueda y me salió tan bien que
creo que en 5 minutos estábamos en la abarrotada y oscura plaza de San Lorenzo.
En el camino iba despidiéndome de las calles mudas de Sevilla. Venía María sola
en la vida y eché en falta aquellas recogías en las que solo me tomaba un
cubata, el primero y el único de la semana en la puerta del Sardinero esperándola.
No es que estuviera mal acompañado, al revés. Pero a veces la soledad te brinda
momentos de placer. Era como un ritual de que pronto estaba mi vuelta a la rutina.
Ni el bar ya existe ni beber en la calle dejan. Era una manera de brindar
porque ya había conseguido otra. Ya lo he dicho muchas veces, desde 1994
vivirla allí es mi sueño, el que me ha costado muchos palos y derrotas en la
vida. Pero no me equivoqué, esta vez llegué más tarde y pronto apareció los
ciriales y el refulgente paso de la Soledad de Sevilla, porque así lo entiende
la tradición y los siglos. Combate de saetas, con la “Salve Regina” cantada por
quejíos, mientras su rostro peculiar de la cuna de la imaginería fue
atravesando la noche tras el haz de luz de su candelería. Revirá, y paso atrás,
la Semana Santa se terminó como dicen muchos. Yo no voy a tocar la puerta, yo
se lo pido a Ella, el año que viene más… En sí, este día ya sientes que es
menos Semana Santa. Nosotros, los cofrades, siempre unidos a ella por el dolor.
Últimamente me pregunto porque la gente dice tantas veces que la Semana Santa
es el recuerdo a los que no están. ¡Cuántas levantas se dedican a los muertos! Pero
si lo que tenemos que hacer es gozarla mientras vivamos. Seguramente es porque Dios
con ella nos responde a los momentos más dolorosos de nuestra vida: la perdida
de la gente que nos impulsa a vivir. Pero para entonces ya habían repicado las
campanas… en Santa Marina la síndone se estaba desinflando sin abrirse… Dios me
estaba llamando para hablarme de VIDA.
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