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lunes, 7 de diciembre de 2020

LAS DONACIONES RELIGIOSAS EN LOS TESTAMENTOS (EL CASO DEL SAN JOSÉ PARA EL SANTUARIO DE LINAREJOS EN 1713)

 


Recientemente he compartido en mi página de Facebook[1] una noticia que, a simple vista, a muchos nos puede parecer anecdótica: La hermandad de los Servitas de Sevilla recibió en donación una serie de obras de arte. Lo que a mí me llamó la atención de este hecho es el método utilizado para la donación, que no es otra que la manda testamentaria en pleno siglo XXI.

Hoy día, las donaciones suelen llegar por personas vivas que quieren vivir el regocijo de ver a la cofradía o templo de sus amores enriquecido con su gesto, llevados por los motivos que les muevan. Creo que hoy día no se llevará tanto eso de dejar imágenes a través del testamento a las iglesias y cofradías.

A mi me llamó la atención, porque como sabrán los investigadores de estas materias, los testamentos son una fuente de información imprescindible para el hallazgo de historias de esta índole en el pasado. Les aseguro que tiré un año a la basura de viajes al Archivo Histórico Provincial de Jaén sin encontrar nada porque mi motivación investigadora se fijaba en otras cosas. Aún recuerdo como Luis (asesor del archivo) me aconsejó que leyera los testamentos… como cambió todo, ahora son gigas y más gigas de fotografías donde se cuenta la historia aún por contar y la que ya hemos contado. Con el plus del valor científico que da el trabajo de archivo.

En algunos de mis trabajos ya he hecho mención a muchos de aquellos pequeños detalles de la donación piadosa de arte religioso por el difunto de turno. Desde ropas litúrgicas, vasos sagrados, custodias, cuadros, imágenes (la donación testamentaria de María del Pozo de un Cristo de la Columna y un San Juan en 1660 cambió y configuró la Semana Santa de Bailén durante los siguientes siglos, ahí es ná) e incluso hasta camarines y ermitas.

He de decir que conforme la Ilustración fue comiéndose al Antiguo Régimen, estos detalles fueron desapareciendo. El legado testamentario al culto y engrandecimiento patrimonial de la iglesia fue decayendo conforme pasaron los años. Los pocos años del siglo XX que he podido consultar son casi inexistente estos detalles en los testamentos. En el siglo XIX te puedes encontrar algo. El siglo XVIII es a su vez riquísimo en sus primeros 50-70 primeros años y más escaso en sus últimas décadas. El siglo XVII y XVI, es sin duda, una fuente ineludible. En definitiva, es de juzgado de guardia investigar sobre patrimonio religioso y pasar por alto un testamento.

Dicho esto, simplemente les dejo un simple detalle que corrobora lo que les cuento. En 2019 pude (y pueden ustedes, comprando la última revista linarense “Siete Esquinas”) deleitarme con un trabajo monográfico histórico-artístico sobre el santuario de la Virgen de Linarejos realizado por uno de los historiadores del arte más prolífico de la provincia de Jaén, el profesor Miguel Ruiz Calvente. Su artículo, lleno de noticias novedosísimas llamó mi atención por su impecable trabajo de consulta en los protocolos notariales de Linares, que me empujó a consultar la totalidad de los mismos durante el invierno pasado. Encontré muchas de las escrituras que él encontró (y otras también de gran interés para la historia de Linares).

En su trabajo, Miguel nos documentó la obra del camarín de la patrona de Linares a la mano de un tallista yesero de Baeza llamado Juan de Arias y Contreras. Lo descubrió en un documento donde se hacía un resumen histórico de todo el proceso que se tuvo que llevar a cabo para la realización de la decoración del camarín. Todo surgió del testamento de un madrileño que se llamó D. Simón Pesoa. Este hombre fue un personaje destacado de su época en Linares, pues fue el Proveedor General de Municiones de Guerra y Asentista del Asiento y Reales Fábricas de plomo de la villa de Linares. Dejó mandado en su testamento, otorgado en 1710 que se invirtieran de sus bienes para la fabricación del camarín.



Pero yo busqué aquel testamento que ratificaba todo[2]. En realidad, el testamento era un poder notarial que Pesoa le daba a su mujer Dª. Maria Fernández Durán para que ella otorgase su testamento, algo que hizo en 1713 en la villa de Madrid, probablemente tras la muerte de su marido. Pero en su testamento no solo dejó su patrimonio y la forma para financiar la obra del camarín, sino que conformó el aspecto cultual del templo con la donación de una imagen que ha sido mencionada en otros estudios, pero nunca cuál era su historia. En concreto se refería a la imagen de San José, que debería presidir un altar o pequeño retablo en los laterales del crucero del templo.

Tal como dice la manda testamentaria, Pesoa tenía en su casa de Madrid una imagen de San José que guardaba en una lujosa caja realizada en palo santo y ordenó que la imagen se llevase hasta Linares y se colocará al culto en el santuario cuando él muriese, probablemente en 1713. Aquí pueden leer la transcripción de la manda testamentaria:

Es mi voluntad y mando que una hechura de señor San Joseph que tengo en mi casa en la villa de Madrid en una urna de palo santo con sus vidrieras cristalinas se traiga a esta villa a mi costa y se coloque en uno de los altares colaterales del altar mayor del santuario de Ntra. Señora de Linarejos extramuros de esta villa, añadiendo para su adorno y decencia en dicho altar lo que dicha mi muer dispusiese pues le consta es mi protector y los muchos favores que le debo; lo cual se efectúe luego que yo fallezca y así se prebenda en el dicho testamento por ser mi voluntad”.

Nos sabemos qué ocurrió con aquella imagen, si incluso llegó a 1936 porque el santuario sufrió una importante remodelación del exorno realizado en aquellos años del siglo XVIII, como por ejemplo el cambio del retablo mayor que fue sustituido por uno de corte neoclásico en 1910. Pero si hoy existiera, ya se podría afinar mucho mejor su origen por parte de los historiadores del arte y tal vez comenzásemos a indagar en la escuela madrileña de escultura para intentar situarla en la órbita de un artista en concreto. Noticias y pistas como estas son las herramientas indispensables de los historiadores.

Bibliografía

RUIZ CALVENTE, M. (2019): «El santuario de la Virgen de Linarejos, en Linares (Jaén): arquitectura y ornato (siglo XVII-XVIII)». Siete Esquinas, nº 13), pp. 33-55.

[1] https://sevilla.abc.es/pasionensevilla/actualidad/noticias/los-servitas-recibe-donacion-varias-obras-arte-religioso-186452-1607075522.html?fbclid=IwAR0BeCIptR3wlDA77I3gchutJVlQE951nSP-QF3iqAQYfFK32p5HokmKigQ

[2] AHPJ, Sección Protocolos Notariales Linares, Eufrasio Diego de Ahumada, legajo 15139, fol. 18r-22v

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