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domingo, 1 de mayo de 2022

MARTES SANTO EN SEVILLA 2022

 




El Martes Santo acabó siendo como el día de ayer, un día donde ver el Madrid ganar. Es curioso, era algo con lo que ya contábamos desde el lunes, que el martes acabáramos viendo el futbol (y qué mejor que pasando a semis). Los pronósticos eran los peores, y se cumplieron nada más abrir los ojos… el Cerro no sale. En la vieja Híspalis, con el cansancio, con la incertidumbre de pensar que nos íbamos a encontrar cada día tras dos años sin Semana Santa por la pandemia, no me dio tiempo a valorarlo. Pero ¡ay! maldita lluvia, que me dejaste sin ver el lunes pasos que llevo sin verlos desde 2016, y que decir del martes, lo mismo. Un día que en mi etapa en Sevilla la lluvia me ha privado demasiado de él. La vida me tiene en un punto donde no sé dónde estaré mañana, imagínense el año que viene, ¿podré volver? No lo sé. Si yo supiera… Pero si, para un año que puedo ir toda la semana desde 2016, aun no sé qué es ver a San Juan bajo palio en los Javieres y como camina el nuevo Cristo de la Semana Santa sevillana, el Nazareno de la Humildad del barrio del Cerro del Águila…

El martes fue un día de ni sacar sillita (curioso que este año no había chinos vendiéndolas por las calles ni aparecieron con paraguas cuando llovía, ¡ea!, en algo no ha vuelto como la dejamos), comer tranquilamente y enterarte casi de seguido que la única esperanza la teníamos en la Bofetá. Visitamos como hicimos aquellos tres Martes Santos seguidos de lluvia al Señor a la hora nona. Otra vez a ver al de la cruz a cuestas sin ella, sufrir ¡por mí! compadeciéndose de mí. Para mí es donde más se disfruta al Dios de la ciudad.  Después... “¿Qué hacemos? Pues vamos a ver pasos. Abrirá antes San Esteban”. Pues la hora y pico que estuve esperando que abrieran me demolió en la cola. Y dicen que las sillitas son un cáncer... Ahora parece que todos los sevillanos que se quejan están todos los días 10 o 12 de pie para soportar las cada vez más grandes esperas. El martes solo fue un momento de ver al Señor de la Salud y Buen Viaje y su Madre de los Desamparados en sus pasos detenidos, desprovistos de gracia. Lloviznaba, paraba, apretaba… como el lunes, pero sin cofradías valientes o atrevidas. “Danos salud Señor para el viaje de la vida, y no nos desampares Madre mía…” poco más, la decepción no daba para más.

Caminatón sin pasos en la calle, a San Benito y se vislumbraba que para entrar allí íbamos a echar media tarde. Estaba el cuerpo peor que ningún día. Ya tenemos tantas a la espalda, que ni el esfuerzo en ver pasaos parados nos motivaba. A ver si por San Nicolás, la Candelaria (menos mal que fui en diciembre), pero, lo mismo, aun quedaría para entrar… otras decían que ni abrirían, creo que los Javieres… y nos volvimos al hotel con la moral bien baja cuando hasta la Bofetá decía que no salía. Difícilmente una hermandad de corte rancio como Santa Cruz fuese la valiente del día. Tirados en la cama, escuchamos como confirmaban nuestras sospechas… y decían que abrían para ver los pasos, y para allá nos fuimos cuando comenzó a caer un chaparrón de cuidado, de los de ni moverte, por La Magdalena, mientras en la puerta de un bar veíamos la gran pantalla y el camarero nos decía que iban a poner el Madrid. Se le veía antimadridista (no sé si sevillista o bético), pero como buen profesional se portó de lujo con nosotros, y hasta hizo el amago de ir con el Madrid cuando rápidamente vio que parecía que estábamos en el fondo de Concha Espina (jejejej).

Pensamos que podríamos haber visto el traslado de los pasos de los Estudiantes desde la vieja fábrica de tabacos a su capilla (que no sé si se hizo), pero la depresión nos bloqueó el radar de las ideas… no sé quién me dijo que vieron la subida al paso del Gran Poder, o que ese día también subían a la urna al Santo Entierro, pero nos quedamos viendo el diluvio de lluvia mientras caían goles en el Bernabéu y nos llevaba a otra semifinal y al sueño de otra orejona. Martes Santo de futbol, cerveza y a dormir calenticos, que el miércoles volvería la gloria, curiosamente, por los aledaños de un estadio de futbol, porque para mí decir Nervión, lo primero no es Sevilla FC, es decir… La Sed.

 













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