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martes, 22 de diciembre de 2009

EL SEÑOR DE....ESPAÑA.


Cada pueblo o ciudad tiene su particular devoción a esas imágenes “especiales” que se han ido alimentando de los rezos de sus fieles durante siglos (o no tantos). A estas particulares imágenes se le suele bautizar como “Él señor de..”o “ la Señora de...” . Ahí tenemos al Gran Poder sevillano o la Macarena, al Cautivo o la Esperanza de Málaga, a Ntro. Padre Jesús “Él Abuelo” en Jaén, Nazareno de Cádiz o Huelva, el Rescatado en Córdoba al igual que en infinidad de pueblos como el Nazareno “el terrible” de Puente Genil o el Nazareno de Linares. Imágenes que poseen indudablemente las gran devoción de sus vecinos.
Pasando Despeñaperros camino de la capital de España sin lugar a dudas el icono devocional de Madrid es NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO RESCATADO mas conocido en el mundo entero como el Cristo de MEDINACELI.
Una imagen singular de la que me gustaría hablar por que este que escribe a crecido bajo la atenta mirada de ese Cristo moreno bañado por los siglos de pátina que surcan su “piel”. Aunque no en concreto con la primogénita imagen del antiguo convento capuchino madrileño si no con una de las miles de copias que existen de Él en todo el mundo. Mas en concreto con la que desde los años 50 procesiona la cofradía de la Santa Vera Cruz de Bailén. Un día me despertó la curiosidad sobre este echo, es decir , la gran cantidad de cofradías e imágenes (ya sean copias de imagen o iconográfica) que abundan en los pueblos de España. Incluso Sevilla con sus iconos devocionales propios (Gran poder, Macarena, Trianera,...) posee en la iglesia de San Ildefonso un Cristo de Medinaceli con gran devoción en la ciudad.
Un cristo peculiar el madrileño con su característico besapiés del primer viernes de marzo con visita incluida de la casa Real y su conservado estilo barroco con rica túnica bordada y peluca de pelo natural aunque posee el suyo propio de talla y su símbolo mas destacado , el escapulario trinitario.
Sobre su autoría , la imagen es de autor anónimo de la escuela sevillana, quizás según los estudiosos de alguno de los discípulos de Juan de Mesa ; Luis de la Peña o Francisco de Ocampo. Tallada en la primera mitad del siglo XVII, fue llevada por los Capuchinos a la plaza fuerte de Mehdía o Mámora (Marruecos), para culto de los soldados españoles. En Abril de 1681, cae prisionera de los moros, la arrastran por la calles de Mequinez, y la rescatan los Trinitarios, llegando a Madrid en el verano de 1682.
Llega con fama de milagroso sobre todo por la leyenda sobre su “rescate”que aconteció el día 30 de abril de 1681. Mámora cayó en manos de Musley Ismael y su ejército y la imagen del Nazareno fue también capturada y llevada a Mequinez. La historia refiere que el reducido ejército español, del que eran capellanes los padres franciscanos, no habían podido resistir la presión de los 80.000 soldados musulmanes, por lo que les fue fácil a estos hacerlos prisioneros. La historia atestigua asimismo que en Mequinez, y por orden expresa del Rey Muley, la imagen fue arrastrada por sus calles en señal de odio contra la religión cristiana y hasta algunos aseguran que, como si se tratara de carne humana, fue arrojada a los mismos leones... Exactamente en un muladar la imagen fue vista por el Padre de la Orden de la Santísima Trinidad, Fray Pedro de los Ángeles, quien, arriesgando su vida y presentándose ante el mismo rey, solicitó el rescate de la imagen como si se tratara de un ser vivo. Se dice que el rey le permitió al padre trinitario custodiar la imagen, hasta que reuniera el dinero para su rescate, amenazándole que, de no hacerlo así, lo quemaría a él y a la imagen.
El Padre General de la Orden mandó a los Padres Miguel de Jesús, Juan de la Visitación y Martín de la Resurrección que se encargaran de servir de mediadores en la solución del problema y estos lograron convencer al rey Muley de que tasara el rescate de la imagen pagando su peso en oro. La leyenda activa sus recursos y se asegura que la balanza se equilibró exactamente cuando se acumularon treinta monedas. Una y otra vez efectuada esta operación, el resultado fue siempre idéntico, con lo que el recuerdo del episodio evangélico en el que Cristo mismo apareció valorado en esas 30 monedas resultaba milagroso.
Para terminar este acercamiento a esta singular imagen destacar que durante la Guerra Civil Española, fue trasladada a Valencia, Cataluña y Francia, para terminar en Ginebra (Suiza), participando juntamente con todo el tesoro artístico español, en una gran exposición de arte en el Palacio de la Sociedad de Naciones. Terminada la contienda española regresará a su iglesia de la plaza de Jesús, en Madrid, donde es visitada continuamente por miles de peregrinos de todo el mundo.
Datos extraídos de la web: www.archimadrid.es/JesusMedinaceli/

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