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jueves, 18 de marzo de 2021

LA NOVENA A SAN JOSÉ... VIDA PARROQUIAL DE BAILÉN EN 1881.

 


En esta tradicional semana del quinario del Cristo de Medinaceli de Bailén preparativo para esta Semana Santa en la que tampoco se volverán a celebrar procesiones en la calle hemos podido contemplar una estampa atípica. Primeramente, al Señor de Medinaceli y a su Madre, María Santísima de los Siete Cuchillos celebrando sus cultos en la iglesia de San José Obrero, presidiendo ambos la parroquia en un altar de cultos cargado también de connotaciones históricas. No es la primera vez que se celebra allí, pero si no me equivoco se ha llevado allí para dar más cabida a los fieles, ya que realizándose en su ermita el aforo sería muy inferior y limitado.

Estos cultos de penitencia se han entremezclado con un triduo extraordinario a la figura que da nombre a la parroquia, en este caso San José, a secas, porque la advocación completa es la de San José Obrero, cuya festividad se celebra como es ya muy tradicional en Bailén, en el día primero de mayo.

El motivo de este triduo al padre putativo de Cristo está marcado por el 150 aniversario de la declaración de San José como Patrón de la Iglesia Universal que se cumplía el 8 de diciembre pasado, motivo por el cual el papa Francisco ha querido dedicar el año a San José. La iglesia bailenense propone por ello hacer un Triduo a San José por el seminario y las vocaciones sacerdotales, previo a la jornada del “Día del Seminario”, que es el domingo 21 de marzo. Este triduo se celebra en las tres comunidades parroquiales bailenenses, siendo en la iglesia de San José tras finalizar el quinario de la cofradía de la Santa Vera Cruz.

Pero antaño, Bailén conoció esta festividad con más boato, no pasaba fugazmente en el calendario como hoy, ya que hay testimonios a la celebración de una gran novena en honor del Santo Patriarca en la entonces única parroquia bailenense, la Encarnación.

Hasta 1936 existió una imagen de San José en la iglesia, de la que tenemos algunos testimonios de su existencia, como que la talla se encontraba a finales del siglo XIX en la capilla de los “Ruses” o la del Santo Cristo. Por ello, tras la Guerra Civil Española, una de las imágenes respuestas por la destrucción fue la de la figura del esposo de la Virgen, con una imagen seriada, probablemente adquirida en Olot o en alguna tienda de artículos religiosos que fueron muy fecundas en sus ventas en aquel periodo de tantísima precariedad, llenando muchísimos templos de este arte aún tan discutido en los círculos artísticos e intelectuales.

Imagen actual de serie en la Iglesia de la Encarnación. Foto: Francisco Jesús Molina Cárdenas.

Por este motivo, observando en el día de ayer la estampa que abre esta entrada pensé en contar algún pequeño avatar sobre el San José antiguo de Bailén. Y buscando me encontré una curiosa y extensa carta del párroco de Bailén, D. Santiago Fernández Hernández (1848-1910) al señor obispo fechada en Bailén el 15 de junio de 1881.

Esta misiva, pertenece a la sección correspondencia de las parroquias giennenses durante el siglo XIX y principios del XX, en este caso a la parroquia de Bailén. Es tan suculenta y significativa en detalles, que la diócesis tuvo que decidir su publicación en el Boletín Oficial de la Diócesis de Jaén (año XXIV, viernes 15 de Julio de 1881, nº. 899, pág. 194-196). Aunque tengo tambien copia de la original les dejo esta por su mayor facilidad de lectura.

Por ello, les dejo fotocopias obtenidas en el Archivo Diocesano de Jaén donde podrán leer perfectamente las curiosas noticias que aportaba el sacerdote manchego en aquel significativo resumen de la vida parroquial desde “Carnestolendas” (Carnaval) hasta otra gran novena con que se daba casi por finalizada la primavera, la dedicada al Sagrado Corazón, imagen y “cofradía” que llegaron a Bailén con su impulso y ministerio.

Tiempo de penitencia con solemnidad gloriosa al Santo Patriarca en 1881, donde explica que en aquel año fue el primero en que “la cofradía de S. José costeó por primera vez un novenario al Glorioso Patriarca”. Si con el Sagrado Corazón poníamos entre comillas cofradía es porque tal vez aquellas “cofradías” no se tratasen como el resto de cofradías históricas.  Esta es una escueta noticia donde se cita la existencia de una cofradía, como también las hay sobre otro tipo de advocaciones gloriosas en aquel tiempo. Aunque puede que en realidad se tratasen de colectivos parroquiales y muy reducidos en su conformación humana, en los que quizás no existiesen ni estatutos y simplemente se rigieran por ordenanzas que proviniesen desde la sede episcopal. Los también llamados “coros” que por el defecto o vacío lingüístico los llamasen como cofradías. El estudio de todos estos fenómenos asociativos parroquiales en aquellos compases del siglo XIX, es un tema a estudiar concienzudamente sin lugar a dudas.

Cultos gloriosos en cuaresma. Cuarentena que acaba con la ansiada Semana Santa. Por ello, don Santiago prosigue con su narración haciendo una escueta alusión a la de aquel año. Pero antes cuenta muchas más cosas, empezando por lo que tenía más reciente como fue la información de la muerte de un sacerdote de la parroquia como fue D. Pedro García Soriano el día 10 de junio de 1881. El párroco o cura ecónomo aprovechando que enviaba la matrícula del año corriente de la parroquia desglosó esta extensa y detallista carta, él que normalmente mostró en sus comunicaciones periodos de gran estado de salud de la vida parroquial, que precisamente no había venido siendo tranquila décadas atrás.

Nos habla de una Santa Misión (tal vez la que ya contamos aquí de octubre de 1880), muy común en aquellos días y hace constar un pequeño detalle del que, en algún otro tiempo, si así pudiésemos, podíamos escribir como fue el choque frontal con el que recibió la iglesia (y con ella la bailenense) el matrimonio civil o la simple convivencia en pareja sin pasar por el altar. Es reseñable la contabilidad de las parejas casadas civilmente. Admito que me ha causado risa (porque vemos que la vida no cambia tanto como pensamos) leer como expresa su disgusto al escuchar a algunos vecinos alardear de no haber confesado en mucho tiempo, algunos desde niños. Esta circunstancia estoy seguro que es muy común a un lector actual, ¿quién no conoce al que lleva sin comulgar desde que hizo la comunión? Quizás tú mismo.

Pasando a su resumen podemos recrear la cuaresma y días de pascua de aquel año. Cita que, para Carnaval, además de los ejercicios dispuestos por la sinodales del obispado, hizo un quinario para las Hijas de María, otra de estas asociaciones parroquiales que en ocasiones llaman como cofradía. Es destacable la descripción de la ornamentación dispuesta en el templo para ello con “ricas colgaduras, valioso damasco, multitud de banderas…” que nos hace ver que lo que hoy se está haciendo no es una mera moda por copiar a Sevilla, si no volver a nuestros orígenes, los que nunca perdió Sevilla. Obsérvese como se reseña la cuenta de personas que se acercan a comulgar. También hubo otro quinario celebrado los cinco primeros domingos de cuaresma. Después nos habla de la novena a San José (de la que cita que las señoras que la conforman costean una fiesta [misa] mensual en su honor) y un triduo por otro colectivo, el de Las Madres Cristianas en torno a la festividad de la Encarnación (25 de marzo).

Pero estar en cuaresma es estar en tiempo de penitencia y preparación de los días sacros de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Por ello, en torno al Viernes de Dolores se celebraba la novena a la Virgen de los Dolores. Lo que hoy llamamos el septenario, bien saben mis lectores que nació en honor de la dolorosa de la ermita de La Soledad, que fieles a la memoria fundada por don Manuel de Aguilar, su heredero la costeó en aquel año, D. Pedro Soriano Marañón, el que pagaba la cera y nueve fiestas durante toda la novena. Vemos que cita la fiesta mensual de la “cofradía” del Sagrado Corazón de Jesús.

De la Semana Santa destaca el buen orden de las procesiones y sus cofradías. Algo que nos sorprende, todo hay que decirlo, pero como ya he comentado antes, las cartas de este párroco solían estar cargadas de mucha positividad, cuando en verdad la vida social de pueblo no era fácil. Por ello destaca la alegría de que el nuevo Ayuntamiento y la Guardia Civil se acercaran a los oficios de la Semana Santa. Destaca en su crónica la ayuda prestada en la predicación del Sr. D. José Palma y Camacho en las predicaciones litúrgicas de Jueves y Viernes Santo.

La celebración de un Santo Jubileo y su dedicación prosigue en su relato de los actos desarrollados, que llegaron con el tiempo pascual y la tradicional celebración del mes de las flores para acabar en lo que era el tiempo presente en que escribió tan significativo resumen, cargado de detalles históricos con la celebración de una nueva novena en el mes de junio, en honor del Sagrado Corazón de Jesús. Es curioso que en esta carta ya cite la “cofradía del Sagrado Corazón de Jesús” cuando el mismo párroco, hasta 1884 no pidió autorizacion para erigir la congregación del Sagrado Corazón y el apostolado de la oración y en 1886 la Archicofradía de la Guardia de Honor del Sagrado Corazón de Jesús y que se celebrase cultos, suponemos que a una imagen, cuando hasta 1889 no llegaron las imágenes realizadas en Barcelona por Jacinto Calsina. Sobre este asunto ya hablamos aquí.

 



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