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domingo, 31 de julio de 2011

EL PATRIMONIO IRREMPLAZABLE ...

La impotencia y la rabia inundan mi ser cada vez que observo fotografías como la que abre esta entrada. Se trata de nada más y nada menos que de la joya de la corona artística que poseía mi pueblo, el retablo que realizó en el lejano año de 1586 el seguramente imaginero retablista más cotizado y afamado del Santo Reino, Sebastian de Solís junto a Blas de Figueredo. Esta portentosa obra fue la gran pérdida del patrimonio devocional y artístico de mi pueblo –solo se salvaron unas columnas-, Bailén en los malditos días de la Guerra Civil Española. Si es que que como diría mi amigo Pedro Soriano: “teníamos una mini-catedral y todo se lo cargaron”. No le falta razón cuando uno se para a pensar en todo lo que se perdió, seguramente en el mes de agosto de 1936 cuando justamente un mes antes, al comenzar la guerra los sectores radicales de la izquierda comenzó a atacar a la iglesia católica y sus afines, considerada “enemiga” al estar siempre afín a la ideología que defiende su misión -con o sin partidismo, cada cual piense lo que crea conveniente-, la derecha y que “apoyó” aquel alzamiento militar con Francisco Franco a la cabeza. Que se podría esperar cuando la II República trajo un aire antirreligioso, radicalizado por los sectores más humildes del bando ajenos a una cultura que los hiciera ver la tragedia que suponía borrar del mapa el patrimonio artístico de España ¿tan solo por herir los sentimientos de sus “enemigos”? aquello puso a la iglesia en ojo del huracán, siendo atacada en los primeros compases de la misma y sobre todo en los primeros días de la guerra y en menor medida –conforme iba ganando terreno el llamado “Bando Nacional”- hasta el final de la misma. En Bailén al parecer esta “corriente” destructora llegaría como he dicho un mes después o por lo menos eso apunta las pocas crónicas de los actos sacrílegos al patrimonio devocional como es el caso de la Virgen de Zocueca y la Virgen de los Dolores.








Todo el rico patrimonio de la iglesia de la Encarnación perecería en las llamas, un patrimonio que en la mayoría de los casos no hemos podido conocer y disfrutar. Saber por lo menos quienes fueron los artistas del pasado que dejaron su arte para la posteridad del por entonces pequeño pueblo de casas encaladas, alfareros y campesinos. Y lo que es peor, también ardieron multitud de archivos de la parroquia que seguramente hoy en día nos hubiesen desvelados nombres y fechas de las que por lo menos gozar y llorar, teniendo que acudir con la esperanza de encontrar algo a archivos provinciales, diocesanos –los que dejaron igualmente- o protocolarios. Incluso inventarios que nos diera una idea de lo que albergaba la vieja parroquia en aquellos días de calor y desasosiego, que nos hace limitarnos como siempre al boca a boca de una generación cada vez menos abundante y en la que su conciencia ya les juega malas pasadas. La trágica destrucción de la patrona, la Virgen de Zocueca a hachazos para usar su “cuerpo” para guisar una paella y  un niño Jesús que al parecer se encontraba en el altar mayor son algunos ejemplos del rico patrimonio con el que contaba la entonces única parroquia de Bailén, amén de elementos como el órgano y el coro. De menos calidad artística era el camarín que realizó el valenciano José Romero Tena en 1912 para la Virgen de Zocueca, que de trazas neogóticas “tapaba” la portentosa obra retablística del siglo XVI. Seguramente habría que meter en el saco la talla de Santa María Magdalena de su hoy inactiva cofradía como una de las imágenes destruidas en la Encarnación y sobre todo alegrarnos de la salvación, casi inexplicable de la portentosa talla, quizás de la escuela genovesa del “buen ladrón” San Dimas que aún hoy sigue coronando el primer escalafón como obra de arte de primerísima categoría en la ciudad.








Aspecto de como quedo la iglesia.
Las cofradías perdieron sus bienes más importante; sus titulares. Por entonces la Semana Santa comenzaría el Jueves Santo con el titular histórico de la hermandad de Ntro. Padre Jesús Nazareno, es decir el Señor “Amarrao” a la Columna que según los más viejos era una imagen que sorprendía por su aspecto y anatomía, seguramente fiel heredera de la imagen que igualmente pereció esta vez a manos del ejército napoleónico en 1810 y que podría seguir la línea estilística de las grandes obras que se realizaron en el siglo XVII. Aquella imagen según me contó nuevamente mi amigo Pedro Soriano, tal como le contaron sus familiares más veteranos, se intentó rescatar por sus antepasados llegando demasiado tarde cuando los asaltantes ya se habían apoderado de la antigua capilla de la Consolación, su actual capilla que hace siglos fuese la original de la Santa Vera Cruz. Las imágenes de la cofradía del Nazareno eran los mismos titulares actuales, es decir: “Amarrado a la Columna”, “Jesús Nazareno”, “Santo Entierro” y “Cristo Resucitado”. Imágenes que tuvieron que realizarse posteriormente a 1810 para sustituir a las primitivas que fueron destruidas, imágenes aquellas que nos arrebató el sable francés y que al no existir la fotografía no hemos podido conocer. Obras que seguramente saliesen de la mano de Sebastian de Solís o su hijo Juan, por su relación documentada con este pueblo entre una enorme lista de imagineros giennenses y granadinos que conformaron la estatuaria religiosa de esta provincia.



Como he dicho, la quema de archivos obstaculizan la investigación en estos menesteres, al igual que con estas imágenes de las que tampoco se conocen su autor y procedencia, tan solo con guiarnos por las fotografías públicas y conocidas hasta la fecha de aquellos titulares; el Nazareno que al estar íntegramente revestido a la usanza y moda del XVIII resulta complicado adivinar una futurible atribución y la del Resucitado, que al parecer se integró en la que seguramente fue la gran cofradía de penitencia de entonces en los primeros años del siglo XX. Observando la fotografía y conociendo las corrientes artísticas de aquel momento no es de extrañar que saliese de algún taller valenciano como podría ser Pio Mollar o Romero Tena, el cual trabajó para Bailén antes y después de la fratricida guerra –tras la misma realizaría la Virgen de los Dolores-. La nube sobre la que descansa el triunfante Cristo, el tratado en el modelado de los cabellos de la cabeza y barba o el trabajo en la anatomía del cuerpo parece indicar a la escuela levantina. Todas perecieron en las llamas, incluso recuerdo como en el colegio, el que fuese mi profesor de historia D. José Calvillo nos relató que al parecer la imagen del Nazareno fue arrastrada por algunas calles en irreverente procesión, incluso siéndole extraído uno de los ojos por unos de los milicianos para arrojarlo al balcón de un médico del pueblo, el cual era considerado “fascista” por su condición social y económica.

Nueva Imagen tras la guerra.
Igual suerte corrió la imagen de San Juan Evangelista, de la cual no conocemos fotografía alguna que nos mostrase como era aquella imagen, sirviéndonos tan solo de la antigua pintura del viejo estandarte para hacernos una idea de cómo era aquella efigie, la que intentó plasmar años después Juan Francisco García. Curiosamente una vez escuché una singular historia alrededor de las burlas que recibió este antiquísimo icono devocional bailenense en la que me narraron que una mujer que participó en aquellos sucesos, a modo de mofa se vistió con la túnica y mantolín del discípulo amado y simuló el movimiento estático de la imagen como si fuese sobre sus pequeñas andas o parihuelas. A los años al parecer comenzó a padecer una enfermedad degenerativa en la que sus manos y brazos se le quedaron prácticamente paralizados en una postura muy similar a la que tomó en su mofa al evangelista, intentando imitar la iconografía del San Juan bailenense y que en su caminar también quedo afectada de tal manera que hacia recordar el mismo que imitó aquel verano de 1936. Aquella mujer ya falleció…

Igualmente perecería a la hecatombe las imágenes titulares de la Santa Vera Cruz, la misma cruz la cual conocemos gracias a la famosa fotografía de 1930 en su discurrir por la actual plaza Prim o del Mercado con los cuatro angelitos pasionistas que la custodiaban, la cual por sus trazas me recuerda sobremanera a la misma en la que procesionaba el Cristo de la Expiración de Úbeda, igualmente destruido en aquellos sucesos pero en su ciudad y que saliese de la mano de Luis de Zayas lo que me hace pensar que aquella cruz saliese del taller de la familia Zayas en Úbeda. El Cristo de la Expiración de Bailén seria donado por la familia Martínez y Ramón pocos años antes, en 1916 –los cuales volvieron a donar el actual tras la contienda, amén de varias cosas más para las cofradías bailenenses- y que seguramente saliese de algún taller valenciano o quizás seriado como el actual que volviesen a donar en 1941… la falta de fotografías nos hacen suponer deliberadamente. Estas imágenes –también parece ser que existía la Santa Mujer Verónica- fueron quemadas en la puerta de su actual sede, la capilla del Santo Cristo en la cual llevaba poco tiempo establecida tras la pérdida en el pasado de su primitiva capilla, la actual de Ntro. Padre Jesús y residir lo más probable en la Encarnación. El resurgir tras la guerra de esta hermandad seria…como decirlo… digno de estudio.
Al parecer la ermita de la Soledad también fue saqueada en el mes de agosto, por unos milicianos que según las gentes de entonces parecían provenir de pueblos de la sierra de Jaén por su acento en el habla para incentivar por no decir a obligar, a los bailenenses afines a la republica a realizar todos estos hechos. Gracias una vez más al amigo Miguel Ángel Perea, podemos conocer como era aquella dolorosa al encontrar una estampa de la misma en esos cajones del olvido, esta vez de la familia de su pareja sentimental la cual es una familia históricamente relacionada con esta hermandad. Gracias a las investigaciones de Miguel Ángel y Juan José Villar podemos conocer que aquella imagen no fue la primitiva fundacional si no una imagen nueva que se realizó para sustituir a la original inmersa en un avanzado estado de deterioro. Aquella imagen fue a parar a la actual capilla de Ntro. Padre Jesús Nazareno y al parecer también ardería en 1936 – tal como indica “Maese Pedro” en un artículo del programa de fiestas de 1947, y que al parecer era llamada popularmente como “Virgen de los Siete Cuchillos”…- y no en 1810 como si ocurrió con el resto de imágenes que recibían culto en la misma. Quizás para ese año aun no hubiese sido trasladada desde la ermita de la Soledad, antaño llamada de San Marcos y San Nicasio siendo de suponer que existieran algunas imágenes hagiográficas – de santos para que nos entendamos- sobre aquellas devociones en la ermita que presidia en su suntuoso camarín la Virgen de los Dolores, realizada en 1779 en la ciudad de Úbeda pudiendo constatar este que escribe que su autor no fue Alonso Pablo Sánchez, ya que en realidad se trataba del presbítero o párroco de la Encarnación que por entonces movería los hilos para buscar un taller imaginero en la ciudad renacentista. Puedo constatarlo, porque leí con mis propios ojos en el Archivo Diocesano de la Catedral de Jaén, legajos en los que aparecía su nombre en un pleito que mantuvo por esas mismas fechas con la cofradía patronal. Abra que investigar talleres imagineros en la segunda mitad del siglo XVIII en la ciudad de Úbeda…

Así a modo de resumen, se podría “catalogar” las perdidas devocionales y artísticas de Bailén, que serían restituidas con imágenes que en la totalidad de los casos no alcanzaban la calidad artística de las desaparecidas, sobre manera las realizadas o adquiridas en casas o fábricas de artículos religiosos realizados en su mayoría en serie, en materiales poco dados al “procesionismo” como la escayola. “Arte Cristiano” en Olot y quizás “Casa Aranda” en Zaragoza o “Santa Rufina” en Madrid, por nombrar algunos ejemplos de aquellos negocios… por que no se les podría denominar de otra manera. Si no hubiese sido por aquellos tristes sucesos, seguramente no estaría hoy “quejándome” de la falta de calidad en la gran mayoría de la imaginería bailenense, “molestando” a tantos cofrades que se desgarran las vestiduras al entrar en este blog y leer mis opiniones, para después infravalorar mi persona. Que culpa tengo, de que al salir del periodo de postguerra no se sustituyeran aquellas imágenes para al final convertirse en la devoción del pueblo llano que no entiende de “mérito artístico”… bueno en realidad tan solo dos son hoy iconos devocionales… basta con ver como para sustituir a la Oración en el Huerto no ha habido tantos problemas como con Jesús de Medinaceli.
Si me gustaría terminar, pidiendo a todo aquel que lea estas líneas –incluso a aquellos que os las hacen llegar por otras vías- que busquen en los “baúles de los recuerdos” en busca de aquellas antiguas fotografías, en las que quizás podamos descubrir como era el patrimonio que perdimos para siempre y si son tan amables hacérmelas llegar, ya sea escaneadas o en persona para que este “criticón” las muestre al mundo desde esta ventana. Pero si el orgullo les puede y no quieren “coronarme”, háganlo por la historia y la cultura de nuestro pueblo y envíenselas a la magnífica web de "Bailén en el Recuerdo" que gestiona D. Blas Galey para el disfrute de todos, de la cual he cogido las fotografías que ilustran esta entrada.
Señor don Juan José Galey del Reino, “Pepón” para los amigos, aquí tiene lo prometido.

7 comentarios:

  1. Enohrabuena y feliciades por este artículo tan exhaustivo e interesante, ojalá lo podamos publicar en el Bailén Informativo parala próxima Semana Santa.

    Una curiosidad a modo de "leyenda urbana" dice la tradición que San Dimás se salvó de la quema por su imponente musculatura y por el color tostado de su piel. Los milicianos veían en el buen ladrón a un obrero, a un trabajador, a uno de los suyos, no lo comparaban con otras imágenes de piel clara y aspecto frágil que las comparabn con el clero.
    A San Dimás no lo veían como "un santo de piel blanca ni de escayola".
    Otra hipótesis es que lo trasladaron a una casa de la calle Real y allí quedó escondido....

    Miguel Ángel Perea

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  2. miguel angel, em alegro de que te guste. si quieres lo remodelo para que parazca mas articulo que entrada de blog y completar lo que pueda.

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  3. grandisima entrada juan pedro. enhorabuena

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  4. Impresionante documento amigo Juan Pedro. Enhorabuena y gracias por compartirlo con todos nosotros. Un fuerte abrazo desde la Tertulia Cofrade Cruz Arbórea.
    http://tertuliacofradecruzarborea.blogspot.com/

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  5. Otra cuestión que se me había olvidado comentarte es la incierta ubicación del niño Jesús vestido de miliciano y con una pistola.
    Si bien, siempre se ha creído que esta fotografía forma parte de la documentación gráfica de los sacrilegios acaecidos en Bailén, durante la guerra civil, la verdad es que no está demostrado. ¿En qué fuente han encaramado al niño Jesús? ¿Qué calle es esa? ¿No está superpuesta la pistola en la mano, en una especie de photoshop rudimentario?
    Quizás esta foto esté manipulada con intereses propagandísticos durante o después de la guerra civil...
    La fotografía se publicó en un catálogo de fotografías antiguas de Bailén, pero no se sabe a ciencia cierta si es verdadera.
    Matías de Haro habla en su libro de que una imagen de Jesús la subieron en lo alto del semáforo de cuatro caminos.... ¿será verdad? ¿será estemismo niño Jesús? Otra leyenda por investigar...

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  6. No me había parado en ese detalle, ya le dediqué una entrada a esta fotografía y volviendo a recordar la descripción que hice de la vestimenta, se observa que tiene por uniforme como una tela liada, quizás si es un montaje de los de entonces (recortando varias fotos) debería tener más cuidado ese detalle, aunque la herramienta “informática” de entonces no daría para tanto jejej. Puede que el revólver, por su aspecto si pueda ser un corta y pega de otra foto. El lugar pues ni idea, yo he leído el libro de Matías de Haro y personalmente no lo veo muy imparcial y más que un libro de historia parece un libro de recuerdos y “lo que decían…” regado desde un punto de vista no muy muy imparcial, pero parece ser que De Haro se refiriese al protagonista de esta fotografía. También puede que este hecho ocurriese en otro pueblo, se realizase la fotografía y por lo que fuera llegara a manos de alguien de Bailén y se utilizó para ese catálogo que comentas. Esta fotografía, la vi por primera vez en esas exposiciones que se realizaron en la casa de la cultura con mi padre y al verla, me contó una historia similar pero refiriéndose a los angelitos pasionistas que escoltaban las andas de la Santa Vera Cruz, al parecer su padre, mi abuelo le contó que los vistieron de milicianos. Él pensó que esta foto pertenecía a esa circunstancia pero podemos ver que no se tratan de las mismas imágenes, incluso por iconografía se palpa que no es un angelito, sino un niño “montañesino”. Quizás el confunde la historia o quizás la confundió Matías de Haro, porque sobre aquellos hechos no se escribió nada… que yo sepa. Puede servir de ejemplo como error humano, el que observé en aquella exposición. Una fotografía de postguerra o quizás en plena guerra (para el 24 de julio, Queipo de Llano tenía “conquistada” Sevilla”, así que hasta el 39 la semana santa se celebró con normalidad) del palio de la Esperanza Macarena, era subtitulada como “Virgen de los Dolores, años 30”. Evidentemente es impensable que en aquella época existiese un paso así en Bailén, aunque algunos ignorantes presumían del “peazo trono” que tenían antes de la guerra…
    Muchas gracias por estas aportaciones Miguel Ángel, ojala todas las de Bailén viniesen así…

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  7. Lelvas razón en lo que dices, o por lo menos coincido contigo. Otro detalle importante para que nos demos cuenta de que es un fotomontaje es la sombra que proyectan los árboles, el niño esús y el caño e la fuente. Tres sombras que proyectan diferentes perspectivas ...algo raro hay en esta foto....
    Enhorabuena por tu excelente trabajo y un saludo...tenemos qullegrnos al archivo diocesano de Jaén!!!!

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