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jueves, 7 de junio de 2012

¿POR QUE NO PUDO SER CON TRIANA?

En la Madrugá eterna una chica de vida alegre, de origen “gabacho” y de vida cabaretera llega a Sevilla buscando a un hombre que le dejó marcado su corazón. José Manuel era un joven sevillano algo alocado que en un viaje al país de los grandes vinos vino a cortejar a este joven muchacha. Pero José Manuel tenía novia, de las de sevillanas maneras y la misma se llama como la ancestral gloria de la Magdalena… Amparo. Se hacia la noche más triste y esperada de Sevilla y esta pareja de novios se echaba a sus calles para disfrutar del Silencio de la Concepción de María, o del Poder, grande el, de Dios, o de su Calvario o de la Salud que van pidiendo los gitanos y como no, de las Esperanzas. Y buscaban la que es la verdadera plaza de la Magdalena para presenciar el caminar de una de las Esperanzas, la que trae la algarabía y el sentimiento de Triana.
Allí entre el gentío pasó un Dios lleno de garbo que camina caído para el perdón de sus trianeros, de su Sevilla, de sus hermanos del mundo. Un mar de música blanca que se movía en oleaje aunque curiosamente su camino lo abra un ancla, la cual nunca los para en esa enigmática noche. Pero detrás venia Ella, y José Manuel y Amparo la esperaban cuando entre el gentío, seguramente viniendo por los callejones que dan a la Campana llegaba esta francesa algo perdida, casi sin comprender que era todo aquel fenómeno que se apoderaba de la ciudad. Hombres vestidos de raro traje, que pareciesen del “Ku kus Klan” por esos altos capirotes que parecen rasgar la sobrecogedora noche y detrás de ellos unos suntuosos carros portados por hombres que caminaban al son de músicos tras ellos. No se explicaba muy bien que era aquello, aunque si sabia de manera distorsionada que se trataba de esa semana que es santa que les contaban en su país de origen aquellos periodistas que la visitaban y luego las contaban en los diarios nacionales. “Estos españoles” diría aquella francesa, pero que españoles que le hervía la sangre como para viajar hasta la ciudad del Giraldillo en busca de aquel hombre que la enamoró hasta “las trancas”. Caminaba perdida entre la multitud mientras el palio de Triana pasaba repartiendo Esperanza entre aquella multitud. En eso que la bella muchachita encontró entre el gentío a José Manuel contemplado el evocador caminar de la Virgen de trianeras maneras. La muchacha no venia sola, vino con unos amigos que observaron como José Manuel cogía de la cintura a Amparo. La joven mandó a un chavalito a llamar a José Manuel, el, confuso siguió al niño, Amparo se quedó porque pensaba cantarle una saeta a la Virgen de la Esperanza… José Manuel se quedó sin palabras al encontrarse lo que se podría definir como “una aventura por tierras francesas” mientras en un segundo plano la Virgen lo llenaba todo entre una historia secundaria… una historia que seguramente desde un balcon… de nubes, contemplaba e inspiraba a don Joaquín Turina…

Aquel desenlace terminó en la Feria de Abril, la francesa marchó desolada a su tierra porque el sevillano se quedó con la alegría sevillana de su Amparito. Esta es la triste historia de una joven cabaretera francesa llamada Margot, la que se hizo ópera y después música procesional y se hizo realidad o más bien se intuyó la pasada Madrugá cuando la Esperanza de Triana caminaba en busca de la Campana por la plaza de la Magdalena. El barrio se hizo una vez más; centro, dicen que la Esperanza de la historia puede que se tratase de la Macarena, pero en ningún sitio lo aclara, así ¿por qué no pudo ser con Triana?… que me gustan estas transformaciones…



Fotos: Del amigo Pepe Lasala, el cual con su arte ha inspirado esta entrada...

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