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domingo, 3 de junio de 2012

PARECE QUE FUE AYER...

Parece que fue ayer, parece que la explosión jubilosa del gran día, del pistoletazo de la Semana de Dios se produjo hace pocos instantes. Pero la Semana Santa suena ya en la lejanía, como si un hipotético paso se perdiera entre el gentío descontrolado y a la vez más regulado que ni policías hacen falta para guiarlos. Dos meses de los días más grandes de la vida, la que se desarrolla en siete días y en un día como hoy, prácticamente inmersos en el previsible verano miro al horizonte y se ve tan lejana que parece que nunca llegará. Uno busca nuevas historias, mira con asiduidad a la glorias pero de repente en sentido en mi ser las vísperas… pero aun no se palpa el día, ni siquiera nos podemos imaginar como será la próxima Semana Santa, si quisiera la viviremos… y como aun ni siquiera asoman los ciriales de la ilusión por la esquina del tiempo me surgen aquellos momentos especiales de la ultima semana en la que Dios se instaló por la ciudad del mundo.
Esos momentos mágicos, los que se pudieron vivir donde la teatralidad de la pasión se hizo una vez más en los primeros compases del Nissán, cargándose de los componentes necesarios que componen la inexplicable celebración, la que sorprenden aquellos que desde fuera se contagian de la magia y del encanto de Andalucía y en si de España, los que un día quizás por aparatar a Dios de la primera plana, ahora tienen que venir aquí para encontrarlo, por que en la catequesis de la calle en si duda donde mejor se encuentra. Estos años de blog me he quedado con uno, pero quien puede apartar el resto, porque no podría olvidar ese pellizco mientras el dorado paso que no lo cubre la noche lanzaba destellos de campanitas buscando la “rampla” por donde entrar en la Jerusalén de Sevilla, por donde se ha paseado a lomos de un borriquillo echo un chiquillo a los sublimes sones clásicos del “Cristo del Perdón”. 

Tampoco podría olvidarme de la sorpresa en el Getsemaní de Santiago, en una atípica recogía mientras Judas besaba a la Redención de la humanidad y su banda nos retrotraía a las calles de la Cava invocando a la dulce paloma del Rocío, la que llora por las calles de la “diosa Híspalis”.


Y parece que fue ayer cuando un capataz al que antes fue hermano y amigo me brindaba las dos orejas y el rabo de una experiencia de este inexperto pregonero por las tierras de Asturias. Quizás algún día tenga que contar más extensamente aquella levantá y la chicotá posterior… “En tus Lagrimas Amargura” y “Refúgiame” marcaron la larga, dura y buenísima chicotá para que Él entrara en su reino hecho calle Rosario… parece que fue ayer cuando Señor nos dejaste que te tocásemos hecho trabajadera, bien sabes que ya seguramente haya pocas dudas de que quisiste darnos una gloria que quizá no nos mereciéramos…

Y parece que fue ayer cuando desde mi pecho parecía que emergían las escaleras de los santos varones preparando Tú descenso a la tierra, la terrenal porque Tú, atravesado por Cinco Llagas ya descendías a los infiernos a finiquitar la mayor misión nunca antes ni después igualada. Como olvidar aquella apretura, ese pellizco terminado la Semana de Dios para entrar en esta a veces incontrolable nostalgia mientras la banda del ancla me enamoraba por completo de cómo suena los abrazos en Triana… en una tarde de junio, en la nostalgia me he acordado de mi Semana Santa, la del año de Nuestro Señor de 2012…

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