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miércoles, 8 de abril de 2020

JOSÉ MARÍA MARTÍNEZ Y RAMÓN EN LA SEMANA SANTA DE 1916

Hoy les voy a dejar una historia sacada de los papeles viejos. Tal vez no les apasione, pero creo que es un pequeño documento sobre la personalidad de un mítico bailenense (autor de la letra del Himno de Bailén), del que aún se ha escrito muy poco. Me refiero a D. José María Martínez y Ramon, una figura nacional en muchas facetas y en Bailén uno de los “Martínez” que vivió en la Calle del Oro. Una familia hacendada (que vino desde la cantábrica Torrelavega) que tuvo por cabeza de familia a D. Juan Martínez Duro y Dª Amalia Ramón Palacio. Estirpe de fuertes lazos religiosos, como era lo común en estas elites familiares, José María antes de estudiar abogacía intentó ser cura, algo que sin duda tuvo que marcar su personalidad creyente. En Bailén nos dejaron muestra material de sus convicciones con la iglesia y sus cofradías, donando túnica a Nuestro Padre Jesús (con escudo de Bailén y Torrelavega incluidos), manto a la Virgen de Zocueca, el primer Cristo de la Expiración y el actual o el crucificado que presidió el testero vacío (tras la destrucción en la Guerra Civil del retablo mayor) de la iglesia de la Encarnación hasta que se reemplazó por el actual retablo del barcelonés Carulla. La imagen se encuentra hoy encima del camarín del santuario de Zocueca. Si a todo esto le añadimos su prestigiosa fama con la pluma, podemos encontrar este curioso recorte que les adjunto.
Pertenece a la prensa de su época, en concreto al especial de semana santa del año 1916 que editaba el diario “El Pueblo Católico”[1]. Son curiosos estos especiales. Aunque es lógico que un diario con ese nombre sacara estos especiales, es cierto, que durante todo el año le dedicaba especial atención al mundo religioso y al cofradiero (en el documenté el antiguo Resucitado de Baeza). Es más, mi sorpresa fue ver la gran cobertura que se le daba entonces, cuando pensaba que sería muy diferente. El lunes (santo), escuchando desde mi mesa de trabajo la serie televisiva “Amar es para siempre”, que se “tragan” mis padres todos los días (serie ambientada en tiempos pasados) me hizo gracia como una de los personajes se quejaba leyendo la prensa: “como se nota que estamos en semana santa, solo hablan de procesiones”. Me reí recordando mis investigaciones porque era cierto, estaba bien documentado el momento, porque leer aquella prensa en semana santa, puedo ratificar que cubría en su gran parte la semana santa.
Son bastantes famosos en el mundo de la investigación giennense aquellos periódicos y especiales, aunque nunca nadie le ha ocupado un gran estudio a los mismos. Investigando en ellos en la hemeroteca que conserva el Instituto de Estudios Giennenses pude prácticamente leer casi todos. Aquellos especiales nos hablan antropológicamente de la época. Se destacaba mucho más lo espiritual que lo material si los comparamos con las publicaciones actuales. Es decir, se escribía más de Dios y mucho menos de procesiones, entonces hablar de estrenos y las demás cosas de las que más se habla hoy en día, no entraba en aquella mentalidad de la época (aunque también lo había y son fuente importante de documentación). Buscaban firmas prestigiosas o la de sacerdotes provinciales para exaltar la Pasión, Muerte y Resurrección desde sus cualificadas y más doctas plumas. Como es el caso en la que José María Martínez y Ramón colaboró con una columna llamada “un clavo de la cruz” firmada el 5 de abril de 1916, justamente en la antesala de la (tardía, 15 de abril) semana santa en la que tal vez se estrenó el Cristo de la Expiración que su clan familiar donó para Bailén.



[1] https://es.wikipedia.org/wiki/El_Pueblo_Cat%C3%B3lico

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