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San Pedro Poveda muestra el Santo Rostro desde el balcón de la catedral de Jaén. |
Hoy, 28 Julio, celebramos San
Pedro Poveda, presbítero y mártir. Presbítero, mártir, y canónigo de la
catedral de Jaén desde 1913 hasta 1921. Preocupado por la difusión
evangelizadora de los cristianos en el mundo, principalmente en los campos de
la educación y la cultura, fundó la Institución Teresiana, y al comienzo de la
persecución contra la Iglesia en tiempo de guerra, fue asesinado por quienes
odiaban la religión, ofreciendo a Dios un claro testimonio de su fe.
San Pedro Poveda Castroverde
nació en Linares (Jaén), el 3 de diciembre de 1874. Ya de niño sintió atracción
por el sacerdocio. Ingresó en el seminario de Jaén y concluyó los estudios en
el de Guadix, diócesis en la que recibió el presbiterado en 1897. Comenzó su
ministerio en el Seminario y en la atención pastoral a los que vivían en las
cuevas que rodeaban la población, creando una escuela para ellos. Nombrado
canónigo de Covadonga se ocupó de la formación cristiana de los peregrinos y
comenzó a escribir libros sobre educación y la relación entre la fe y la
ciencia.
A partir de 1911, con unas
jóvenes colaboradoras, comenzó la fundación de Academias y Centros pedagógicos
que darían inicio a la Institución Teresiana. Se trasladó a Jaén para
consolidar la misma Institución que recibiría allí la aprobación diocesana y
después, estando él ya en Madrid como capellán real, la aprobación pontificia.
Sacerdote prudente y audaz, pacífico y abierto al diálogo. Fue detenido y
asesinado en los sucesos del comienzo de la Guerra Civil tal día como hoy en Madrid,
de madrugada. En la mañana del día 28, dos teresianas encontraron su cuerpo,
con disparos de bala, al lado de la capilla del cementerio de La Almudena de
Madrid. Les permitieron recogerlo y darle sepultura en la Sacramental de San
Lorenzo. Se despidió de su hermano Carlos diciendo: “Se ve que Dios, además de fundador,
me quiere mártir”.
Fue beatificado el 10 de octubre
de 1993, y canonizado el 4 de mayo de 2003, en España.
Por ser hoy su festividad, he
recordado alguno de mis papeles viejos concernientes al santo linarense. En concreto
un expediente fechado en febrero de 1908 en el que Enrique Guardia, en nombre y
representación de Pedro Poveda Castroviejo, presbítero canónigo de la Real
Colegiata de Covadonga, y residente en aquel momento en Linares, informa al obispado
de que D. Pedro Poveda había obtenido permiso pontificio para hacer uso cultual de un oratorio privado
en su casa, por lo que pedía al prelado autorización para que ordenase la ejecución
de referido registro. Examinado el oratorio y dado el visto bueno por el párroco de San Francisco
de Linares, Francisco M. Baeza, se expidió desde Jaén la ejecución del registro
el 11 de febrero de 1908.
Era común entre las familias más
fervorosas, además de con cierta bonanza económica, tener este tipo de
habitaciones-capilla en sus propias casas. Se le daba permiso para que pudiera
dar misa, aún en los días más solemnes del año, siempre que no le sea posible
salir de la casa o ni incomodidad o por encontrase enfermo.
En memoria de San Pedro Poveda,
le dejo uno de los documentos, como es, la comunicación pontificia escrita en latín.[1]
[1] Archivo Histórico
Diocesano de Jaén, Correspondencia, Linares, San Francisco, C.O. 73 [Linares (1900-1923) - Lopera (1852-1879)], s/f.
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