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jueves, 22 de julio de 2021

LA TALLA SACRA EN LA CIUDAD DE BAEZA DURANTE EL SIGLO XVIII (I): DIEGO BRIONES Y JUAN DE ARIAS. Boletín del Instituto de Estudios Gienneneses, nº 223 (2021).


 

Nunca fue un sueño, nunca fue un objetivo, pero lo que si es: una gran satisfacción que mi labor investigadora y divulgadora salga y comience (porque me gustaría repetir más) en la considerada revista cultural de investigación, no sé si con más solera, pero si las más valorada de las que tratan la cultura y la historia en la provincia de Jaén: El Boletín del Instituto de Estudios Gienneses.

Hecho la vista atrás, rumiando las intenciones, el por qué comencé a investigar y a día de hoy no salgo de mi asombro. Solo quería hablar de Semana Santa, quizás contar la de mi pueblo de la que nadie se interesaba. La verdad, no es abundante el interés histórico por mi pueblo, como siempre digo, la historia (como casi todo) nos deja de lado como esas carreteras que siguen siendo nudo de Andalucía, pero donde ya pocos paran.

Este “logro” se lo dedico a los que me insistíais que fuese más allá, a los que no me encasillara, aunque este primer trabajo, tenga muchos matices del sector que a mi más me apasiona y se me da bien, o por lo menos es de lo que más intento aprender. También se lo dedico a los que con vuestras criticas constructivas, a veces dolorosas, a veces entendidas me habéis hecho crecer, y lo que aun me queda por avanzar si algún día la vida me dice para y cambia de camino. Os juro, que estuve algunos meses sin poder enfrentarme al ordenador después de la paliza que me supuso escribir la base de este trabajo.

En mi primera incursión, hablo de arte religioso y de sus artistas. Un buen día investigando cofradías de Bailén me comunicó Juanjo Villar Lijarcio que entre el libro de actas de la cofradía de la Soledad que existe en el Archivo Municipal de Bailén y que yo había fotografiado, había unos apuntes sobre el encargo de una imagen en el siglo XVIII a un tal Francisco Briones. Ahí comenzó este trabajo, de un extenso estudio, ya que esta es la primera parte del artículo.

Como pasa en la actualidad, como no sabia quien era ese Francisco Briones, la primera búsqueda fue por internet, la que me descubrió, que efectivamente, había un escultor dieciochesco en la provincia, de Baeza, llamado así. Incluso me despertó ese interés turístico provincial, llevándome a conocer su retablo de Cabra del Santo Cristo.

El simple interés por encontrar algo más sobre ese encargo de imaginería me llevó al Archivo Municipal de Baeza, que tiene la particularidad (junto a Úbeda) de conservar los protocolos notariales de la ciudad. Allí, con la enorme generosidad y tal vez el mejor trato que he recibido en un archivo (que en casi todos ha sido genial), conocí a su archivera, María José Calvo Rentero, que siempre se prestó con una gran profesionalidad a ayudarme en lo que necesitaba. No encontré nada sobre el apunte del archivo bailenense (tengo la teoría que encargos de imaginería en la provincia de Jaén en aquel periodo, pocos se harían con escritura pública), pero si comencé a encontrar noticias de aquellos Briones que curiosamente no estaban publicadas, con lo que ha sido consultado ese archivo y la de libros que han salido de él, sobre todo por investigadores locales.

Así comenzó una historia que pretendía tan solo utilizar para mi trabajo bailenense, pero que poco a poco fue llenando mi alma de un interés mayor: escribir una monografía sobre los Briones para publicarlo ¿dónde?. El Boletín de IEG, era el lugar idóneo. Y así obré, creé un relato documental de esta familia de tallistas que me llevó a peinar todos los protocolos baezanos que se conservan del siglo XVIII y parte del XIX, y algunos de finales del XVII.

El trabajo comenzó en febrero del 2019 y prácticamente terminó tres años después, aunque en esto nunca se termina. Pero la labor no solo se limitó a Baeza, porque había que seguirles la pista por toda la provincia, sobre todo por el norte para poder presentar lo que Dios mediante será todo el estudio.

Por su amplitud, y las normas del BIEG, tuve que hacerlo en dos partes, y al obrar así, vi que podía ampliar el abanico de posibilidades, y como los Briones no estuvieron solos en Baeza, decidí crear un estudio dedicado a los maestros de la talla establecidos en Baeza durante aquella centuria. Por ello, en esta parte se estudia la figura del patriarca de los Briones, un conquense llamado Diego Briones del que incluso he llegado a encontrar muchos de sus descendientes residentes en mi pueblo (también he terminado por hacerme genealogista), porque creo que se ha demostrado con creces que son introductores principales del apellido en la comarca norte jiennense. De él he elaborado la historia familiar más completa que he podido, he contado lo que sobre él ya se había escrito y se conocía, más las nuevas aportaciones sobre su trabajo que he descubierto como fue su trabajo en el retablo de la Trinitarias de Andújar y el retablo mayor de San Pedro en Torredonjimeno.

En definitiva, en esta primera parte, he intentado divulgar la historia del que sería uno de los principales padres de gran parte del trabajo escultórico jiennense para iglesias y cofradías del XVIII. Porque después vinieron sus hijos, nietos y bisnietos, pero eso será para la segunda parte, Dios mediante. En esta primera parte, también culmino tratando a un maestro tallista y sobre todo yesero de la época del que pude encontrar un contrato de su desaparecido camarín para la Virgen del Alcázar, Patrona de Baeza, para su desaparecida iglesia colegiata. Por ello, decidí incluirlo recopilando lo que sobre él había. Es curioso, los pocos datos o casi nulos de su persona en los archivos baezanos, aunque las fuentes que lo han estudiado nos apunten su naturaleza baezana en sus pocos trabajos documentados. En los protocolos admito que se me ha podido escapar algún dato, pero resulta sorprendente que no los hallara en los padrones de vecinos. Tal vez Juan de Arias fuese el padre de dos niños que fueron bautizados en la iglesia de San Pablo en 1723 y 1724. Así consta de las partidas de bautismo de Juan Antonio, hijo de Juan de Arias y de Francisca Javiera de Higueras, que nació el 15 de enero de 1723 y fue bautizado el día 20 y que vivían en la calle Merced. El 14 de febrero de 1724 nació Isabel María Valentina Javiera, hija también de este Juan de Arias y Francisca Javiera Higueras residentes en la calle Merced, siendo bautizada el día 3 de marzo. Estos datos no aparecen en el artículo, porque lo encontré después de enviarlo al consejo de edición del boletín, pero aprovechado esta entrada, los comparto para su mayor difusión, aunque no podamos certificar que este Juan de Arias se trate de nuestro artista. Por cierto, desde aquí las gracias al párroco de San Pablo de Baeza que me dejó consultar los libros sacramentales de la parroquia, previa autorización del obispado.

Con ello les dejo, si así lo desean este primer trabajo sobre, como siempre digo, la aún muy incompleta historia sobre los maestros tallistas o escultores de los siglos dorados del arte en la provincia de Jaén, al que he añadido, un ramillete de diversas fotografías antiguas, muchas de ellas muy desconocidas para el gran público, tanto de algunos trabajos de los que hablamos como de otros que creo que pudieron salir de las gubias de estos, desde hoy cada vez menos, olvidados “arquitectos de retablos”.

En este enlace podrán descargarlo de Academia.edu. Además, les dejo inserto el pdf para una mayor facilidad de descarga.

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