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lunes, 21 de febrero de 2011

EL AÑO DE LA SENTENCIA...


En la noche del sábado fue presentado el cartel oficial de la Semana Santa de Bailén para la inminente celebración de este año de 2011. Como ya anuncié, la cofradía protagonista de este año era la popular hermandad de San Juan Evangelista la cual es de elogiar su inquietud por intentar innovar y salirse de esa a veces ideas anquilosadas de otros tiempos. En él aparece en blanco y negro o color sepia –no soy un especialista de la fotografía para definirla- el misterio de esta hermandad que preside el Señor de la Sentencia. El encargado cada Domingo de Ramos de guiar a su cuadrilla fue el responsable de elevar la exaltación sobre el mismo en el acto viviéndose momentos emotivos en dos sendos homenajes a dos veteranos cofrades de esta hermandad sin los cuales es difícil ver la historia reciente de la corporación de la Limpia y Pura. Don Ángel Real y Don Pedro Rusillo (D.E.P) recibieron el reconocimiento de su cofradía y los bailenenses entre las emocionadas lagrimas que surcaron las mejillas de la hija de “Carape” que fue la encargada de exponer el orgullo que siente su cofradía por Ángel y su padre que aunque nos cueste asimilarlo, nuestra fe nos indica que simplemente ya está allí arriba junto a Él, gozando de estar por siempre con el “ser” que más nos ama hasta tal punto de hacerse carne y entregar su vida para demostrárnoslo.



Por este motivo hoy les hablare quien es y que es para mí el Señor de la Sentencia, una imagen que vino a romper siglos de tradición en la que el discípulo amado era el único y querido titular, siendo esta circunstancia una de genuinidades que atesoraba su cofradía entre las hermandades españolas. Como olvidar el día que llegó a Bailén o más bien el año, 1994. Aquel año lo tengo grabado a fuego en mi memoria, ese año marca en mi familia un antes y un después cuando una noche de cuaresma esperaba en casa de mi tía a que llegara mi padre de Jaén para subir a la iglesia del Salvador para asistir a su bendición –aún recuerdo que a Él no lo acompañó descalzo en su salida-. Durante unos cuatro meses viví con mi tía porque mi madre se los tiro apostada a la cama donde mi hermano Cristóbal vivió sus últimos momentos de vida en el hospital de Jaén. Aquella cuaresma fue especial, diferente cuando yo y mi padre con un semblante que no sabría describir presenciamos al divino cautivo de túnica purpura que el cordobés Miguel Arjona Navarro había sacado de la simple y fría madera. Cuatro años antes este imaginero hizo su carta de presentación en la ciudad con la realización del Cristo del Buen Morir de la hermandad de la Virgen de los Dolores, las buenas y entendidas relaciones entre ambas corporaciones crearían el vínculo para que Arjona Navarro se convirtiese en el artista de la hermandad restaurando al evangelista y realizando poco después a la dolorosa titular, María Stma. De la Amargura la cual tuve el privilegio de ver antes de su bendición gracias al aprecio que siempre me demostró Pedro Rusillo. Élla es la protagonista en la portada del programa de actos de Semana Santa.


Aquel Domingo de Ramos de 1994 fue histórico, la primera vez que en Bailén había en esta jornada procesión por la tarde-noche y la primera aparición de un paso de misterio. Aquel año solo salió la imagen del Señor acompañada de Poncio Pilatos y aun parece que estuviese viendo a Mª Paqui, una conocida florista bailenense por entonces que ya goza también de su presencia colocando los claveles en unos tonos rosados en la andas para su primera estación de penitencia. Aquella primera salida cuando su banda le interpretó una adaptación a lo que la banda era por entonces de una marcha de la extinta Agrupación Musical de la Trinidad de Sevilla titulada “Sagrado Decreto”. Eran los tiempos de las cintas del Correo, las azules que mostraban las salidas de las corporaciones sevillanas y el último año que esta banda acompañó a su Cristo de las Cinco Llagas. La salida de este paso era acompasada a los sones de aquella marcha que de “oído” fuese adaptada por la banda bailenense y que titularan debido al desconocimiento sobre la misma con el nombre del Cristo al que estaban acompañado “Cinco Llagas”. Al año siguiente llegó la imagen del Sumo Sacerdote del Sanedrín Caifás el cual y si no me equivoco no debería aparecer en dicha escena porque según los historiadores los judíos no podían pisar el suelo del pretorio, porque serían considerados indignos. Cerrando el misterio llegaría la imagen del centurión romano llenando la tarde del Domingo de Ramos de las plumas “juanmanuelinas” tan de moda en las cofradías andaluzas. Casi veinte años entre nosotros, este peculiar paso de misterio que ya se ha hecho su hueco en el imaginario procesional bailenense, y parece que fue ayer cuando lo bendijeron entre el orgullo de unos hombres que cogieron una hermandad casi hundida para convertirla en una referencia no solo en el mundo cofradiero, si no entre todos los colectivos de este pueblo que intentan engrandecer la cultura del mismo.

Foto cartel: José María García Verdejo.

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