El año pasado realicé una entrada similar a esta en la que bajo mi apreciación exaltaba una marcha o mejor la marcha que más me había impactado de aquella Semana Santa. “El Refugio de una Madre” fue aquella marcha que me enamoró en la “noche de ramos baratillera” mientras el “Zapatero de Triana” se marchaba al compás de la marcha que compusiera Manuel Jesús Guerrero y Sergio Larrinaga Soler. Este último, gaditano del Rosario es el autor de la marcha de este año junto con el sevillano Francisco Ortiz –arreglada y adaptada por David Álvarez- para una banda tan distante en el estilo de Presentación al Pueblo, la banda de cornetas y tambores de Ntra. Sra. de la Victoria… Las Cigarreras de Sevilla.
En el anochecer del pasado Domingo de Ramos, mientras asistía al discurrir de la hermandad de la Sagrada Cena en su itinerario de vuelta puede saborear al imponente misterio al compás de la marcha “Y fue Azotado”. Aunque ya la había escuchado antes, no fue hasta este momento en el que pude disfrutar la para mi increíble obra musical, para mí el mejor momento para buscarle su por qué a las marchas procesionales. Pero sería nuevamente en el entorno mágico del Baratillo, esta vez con el Soberano de San Gonzalo cuando verdaderamente llegué casi a un momento místico, en esa melodía de los pianos tan celestial mientras los candelabros de las esquinas se recortaban al compás característico del “costero a costero”, mientras miraba su espalda por la cual caía su barroquizante melena, casi intimidado por Caifás. El silencio se hizo más patente en la chicotá de esta marcha, se mascó que el numeroso público vivió esta música como autentica banda sonora de la pasión.
Una marcha que por otra parte representa la nueva hornada de las Cigarreras, en esa incesante búsqueda del perfeccionamiento musical que a un sector del mundo capillita no está agradando demasiado, aquellos que a veces pienso que se quedan con “su época” y todo lo nuevo se desvía de la línea de la Semana Santa. Puede que tengan razón o no, el tiempo como todo en esta vida dará o quitará razones.
Por eso dejo primeramente el video de estreno de la marcha en la capilla de la hermandad, único momento en que el agonizante Cristo de la Columna y Azotes pudo “escucharla” ya que como sabrán, el Jueves Santo de lluvia evitó que Sevilla se llenara de las flagelación de los romanos y sayones “arteaguienses” al innovador y dramático Cristo de Francisco Buiza.
Los otros videos pertenecen a aquella chicotá del Soberano Poder ante la capilla del Baratillo y otra que dejaría igualmente a los asistentes en la plaza del Salvador “sentaos de culo” con el otro Soberano de Sevilla, aquel que se entrega mansamente a su Prendimiento por la calle Orfila, el Dios de los Panaderos.
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