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miércoles, 26 de septiembre de 2012

SIETE DOLORES TIENE BAILÉN...


En este mes de septiembre que pronto nos abandonará alejándose, acariciando  la espadaña del santuario de Ntra. Sra. de Zocueca en el último domingo, el último día de romería para los bailenenses, este mes de los “Dolores o Siete Dolores de María”. Bailén celebra desde antiguo, no sabría decir si desde la noche de los tiempos la fiesta en honor de esta advocación mariana, de la “Mater Dolorosa”, evidentemente en honor de la primera y hasta hace dos días única dolorosa de la ciudad, la cual es el claro ejemplo de la herencia histórica de nuestro país con los misterios dolorosos de la Madre de Dios, tan unida con otras tantas poblaciones en su conformación e idiosincrasia… he de decir al respecto, que la difusión en este mi blog, de la ya famosa fotografía de la Virgen anterior a la Guerra Civil se ha utilizado ya en algunos medios ajenos a Bailén para tomarla como ejemplo de cómo eran las dolorosas antiguas en su iconografía y para utilizarla como ejemplo de la evolución en los modos de vestir de las imágenes marianas en una época determinada dentro de un análisis de las diferentes épocas desde que se conoce que las imágenes comenzaron a ser revestidas con tejidos textiles.
Pero en esta entrada hablaré o intentaré aportar mi visión personal hacia una advocación que hunde profundamente sus raíces y origen en la primigenia dolorosa bailenense. Hace unos meses les hablé de lo que se podría definir, la segunda parte de esta entrada que versaba sobre la actual imagen, de advocación curiosa para foráneos, la dolorosa de la hermandad de la Santa Vera Cruz; Ntra. Sra. de los Siete Cuchillos. Hace poco leyendo una entrevista a un prestigioso investigador sin ningún titulo de historiador decía de lo complicado que es el mundo de la investigación, de la historia, del arte… donde como no se esté al día y al pie del cañón, es fácil equivocarse. Muchas historias que les cuento surgen quizás de mi memoria, de la de los más viejos que yo y a veces del estudio de algún libro, revista, periódico y en contados casos en la visión de viejos legajos en archivos.
Cuevas de Almanzora.
Así sin hacer todo esto que nombro - también porque esto es una entrada de blog, quizás si fuese para una publicación más seria y definitiva si lo aria- puede que la imagen de la dolorosa de la actual hermandad de la Santa Vera Cruz llegaría a convertirse en la titular de la misma en torno de los años cincuenta del pasado siglo – según fuente oral, si alguien me puede afirmar la fecha, bienvenido es-, según me cuentan transformando la primitiva imagen de la “Santa Mujer Verónica” que la hermandad adquirió tras la Guerra Civil y la refundación y vuelta a la actividad cultual de la cofradía, la cual ejercería entonces como “Verónica” pocos años. Esta imagen es la que yo conocí de niño siendo la Virgen de los Siete Cuchillos, la cual al parecer cuando era “La Verónica” fue realizada en escayola o pasta madera en el año 1945 de los talleres de “Vayreda, Bassols, Casabó y Cia, S.L.” de Olot (Gerona), fabrica conocida en la actualidad como “El Arte Cristiano”, que poseía como suele ser común en este tipo de creaciones, ser de “talla” completa, para que se me entienda que tenia sus vestiduras realizadas en el mismo material que toda la imagen en lugar de estar realizada para poder ser revestida. En mis recuerdos aun vive la contemplación de su primitiva “Santa Faz” o “Santo Rostro” colgado en un muro de la ermita de la hermandad, realizado en escayola, obviamente con la faz del Señor policromada al que ya le perdí la pista. Posiblemente su aspecto seria similar o idéntico a esta imagen de Cuevas de Almanzora (Almería).
Tampoco conozco que artista o artesano fue el encargado de reconvertir aquella imagen a la que tuvo que construirle un cuerpo nuevo, un cuerpo de los denominados de “candelero” y en el que acoplaría el busto de la Verónica, que incluso también seria remodelado para quitarle presumiblemente el manto en escayola que cubriría su cabeza, y conformar una cabellera femenina  y realizarle los brazos articulados, sin poder afirmar si las manos fueron las originales o se realizaron nuevas y como ya comenté, que taller o persona realizaría aquel trabajo.  Es complicadísimo lanzar hipótesis si no se tiene una fecha exacta, por esa época podría haber sido el taller local de Juan Francisco García “El Tomatero” aunque me hace dudar que el mismo conociera en que consiste una imagen de candelero y brazos articulados –recordar que él no era imaginero, si no ebanista sin relación hasta entonces con este campo- o también podríamos mentar otra posible hipótesis, recordando la relación laboral que entonces tuvo en Bailén el ingente taller que conformó en Úbeda, en la desacralizada iglesia de Santo Domingo, el genial malagueño y ubetense eterno Francisco Palma Burgos. En el cual tuvo un amplio abanico de empleados que se encargarían de estos trabajos “menores” o un poco “chapuceros”… sobre este asunto de Palma Burgos, Bailén y nuevas hipótesis  les hablaré próximamente si Dios lo ve conveniente, porque todas estas hipótesis también se podrían sostener por lógica histórica o no, pero así funciona el apasionante mundo de la investigación… una octavilla-programa de la Semana Santa de Bailén de 1963 no nombra la existencia de la dolorosa ni la Verónica en los cortejos procesionales, algo que podría desmantelar todas estas hipótesis, aunque sorprende que no aparezcan imágenes documentadas su hechura anteriores a esa fecha como la Oración en el Huerto (1948).

Artísticamente hablando poco puedo aportar más sobre la que es la Reina de los cofrades cruceros bailenenses, siendo Élla quizás la primera titular mariana en la centenaria historia de la que presumiblemente sea la hermandad de penitencia más antigua y aun activa de la ciudad. Como les ilustré en aquella entrada, la imagen recibió culto y fue procesionada hasta que el Lunes Santo de 1992 la hermandad estrenó tras recibir en donación la actual dolorosa, la cual talló como a bien tuve de anunciar por el imaginero gaditano con taller en Lebrija (Sevilla) Juan Herrera Cala. La anterior imagen fue nuevamente convertida en “Santa Mujer Verónica”, ahora tan solo con un cambio de estética seguido por el mundo cofradiero para representar a la piadosa mujer de Jerusalén con un nuevo ajuar y el aditamento en sus manos de la “Santa Faz” en lugar del rosario y el pañuelo y sobre todo su elemento emblema que conformaba su advocación, el corazón traspasado con los “siete cuchillos” en el pecherín del tocado. Posteriormente en el año 1996 tubo que ser intervenida por José Miguel Tirao Carpio tras el incendio fortuito que sufrió aquel año la sede de la hermandad, realizándole un nuevo cuerpo, candelero y posiblemente una nueva policromía. Poco después, en 1998 la hermandad añadiría una nueva imagen de la Virgen Santísima de este tipología entre sus titulares, esta vez para completar el conjunto del Descendimiento que realizó íntegramente el referido artista toxiriano, Tirao Carpio y que tomó la advocación de Maria Stma. de las Penas, la cual fue donada desinteresadamente por el autor, ya que la idea inicial era que fuese la dolorosa protagonista de esta entrada, la actual Virgen de los Siete Cuchillos la que conformaría dicho misterio.

LA ADVOCACIÓN
Para tratar su curiosa denominación me gustaría aportar una hipótesis personal, eso si planteada desde una pequeña investigación de donde proviene esa singular advocación de los “Siete Cuchillos”. Obviamente es una derivación coloquial y popular –encontrada en algunos ejemplos en el resto de España- del que seria la advocación más lógica, la de “Siete Dolores” en alusión a los momentos trágicos de la vida de María:

1º. La profecía de Simeón (Lc. 2, 22-35) “una espada de dolor atravesará tu alma”

2º. La persecución de Herodes y la huida a Egipto (Mt. 2, 13-15)

3º. Jesús perdido en el Templo, por tres días (Lc. 2, 41-50)

4º. María encuentra a Jesús, cargado con la Cruz (Vía Crucis, 4ª estación) 

5º. La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor (Jn. 19, 17-30)

6º. María recibe a Jesús bajado de la Cruz (Mc. 15, 42-46)

7º. La sepultura de Jesús (Jn. 19, 38-42) 

La historia universal de la Semana Santa, sobre manera nos habla de una madre dolorosa advocada de la Soledad o de los Dolores, Mayor Dolor, Siete Dolores y Mayor Traspaso… unas imágenes revestidas de luto donde en su pecho se superponían unos corazones realizados en materiales nobles como la plata o el oro los cuales eran atravesados por un puñal o por siete puñales – a veces de tamaños desproporcionados que podrían considerarse espadas-, que simbolizaban alegóricamente aquellos dramáticos momentos en la vida de la que nació sin pecado, sin mancha…
Así conocería Bailén durante siglos a su Virgen dolorosa, la que arrastraba la devoción pasional del pueblo, quizás mano a mano con la gloriosa a Ntra. Sra. de Zocueca. Élla fue llamada como “La Soledad” y quizás también como de los “Dolores” como ha llegado hasta nuestros días. En el Archivo Municipal, los amigos Juan José Villar Lijarcio y Miguel Ángel Perea Monje se encargaron de desempolvar los papeles del olvido y en un estudiado y extenso articulo nos fueron dibujando una más que aceptable y lógica crónica de la historia de esta hermandad que hasta entonces quizás nunca se había realizando con tanto rigor científico e histórico según mi visión de todo esto. De aquella investigación sacaremos que la ancestral hermandad posiblemente hasta el año 1936, hubiese contado con dos imágenes diferentes de su amantísima titular. Así la más que probablemente imagen de los primeros años del siglo XVII – de la que no se conoce ningún dato artístico- seria sustituida por una nueva realizada en 1779 en la ciudad de Úbeda, sin que conste el autor del trabajo. La misma se realizó por el gran deterioro que arrastraba la más que posible primitiva imagen de la Soledad, apostando la hermandad en el siglo XVIII por la realización de una nueva, que seria la que sucumbiría a las llamas iconoclastas del mes de agosto de 1936 y que gracias a Dios, medianamente podemos recordar en la ya famosa fotografía de principios del siglo pasado. Pero nuestros aficionados investigadores también nos aclaran que la imagen sustituida en 1779 seria llevada a la ermita de la Consolación, actual ermita de Ntro. Padre Jesús Nazareno mientras en el camarín de la Soledad pasaría a recibir culto la nueva imagen. Recordando nuevamente aquel documento donde se pueden contemplar todas aquellas acciones enumeradas:
En el año 1779, siendo Mayordomo Dn. Juan Antonio de Costilla y Galvaez, y Alférez Dn. Miguel Rentero Nájera, y Alcalde Dn. Simón de Aranda y Soriano, se determinó por toda la Hermandad el hacer Ymagen de Nuestra Señora que sirva en los días de Jueves y Viernes Santo y Novena de los Dolores, lo que con efecto se efectuó y costeó por dicha Hermandad, trayendo de la ciudad de Úbeda. Y dicha Sagrada Ymagen se colocó en la Hermita de San Nicasio (alías Hermita de la Soledad) extramuros de esta villa, y la Señora Antigua se condució por dicha Hermandad a la Hermita de Nra. Sª. de Consolación (alías Jesús). Y movió a esta Esquadra el ver las indecencias de las dos Ymágenes Antiguas de Nra. Señora, así la de Jesús como la de Sra. Soledad, que ambas imágenes de Nuestra Señora eran de esta esquadra por causa de averlas costeado, como la que hemos hecho al presente. Y nos quedamos con la referida nueva Ymagen en posesión y propiedad como que ha sido costeada por nosotros los Hermanos de la Soledad y Dolores, cuyo costo fue el de cincuenta ducados, y para darle adoración la llevamos a casa de D. Jesús Pedro de la Chica y Valderrama, Prior de esta Parroquial, quien la vendixo en Baylen a 30 de marzo de dicho que fue en el referido año, Martes Santo. Y por los Comisarios que recogieron la limosna de los Hermanos y por quien corrió su hechura y conducción, Dn. Alonso Pablo Sánchez, prebístero, y Dn. Juan Antonio de Costilla y Galvaez, para que conste lo firmamos en dicha villa y dicho día y mes”.
Así que curiosamente los primitivos titulares de la hermandad de la Soledad acabarían nuevamente juntos, el Santo Entierro y la Virgen de la Soledad a cargo de la “Escuadra de Jesús”, actual cofradía de Jesús Nazareno. Aquella antigua imagen se quedaría allí recibiendo culto y seguramente sin pretensiones procesionales. Supongo que para diferenciarla de la nueva imagen y para que el pueblo y sus cofrades optaran por rendirle devoción a la nueva imagen y “olvidar” a la antigua la intentaría diferenciar con cualquier elemento, para que le pueblo distinguiera. Una de esos elementos, según me puedo imaginar seria precisamente el corazón atravesado por los puñales de dolor. A la nueva imagen se le colocaría el corazón con un solo puñal como nos muestra la fotografía y a la antigua imagen le colocarían otro corazón pero con los siete puñales, “cuchillos” como rápidamente el populacho comenzaría a nombrar. Este hipótesis me surge leyendo un viejo programa de fiestas, en concreto de 1947 donde Pablo Morillas Aguilar escribiría con el seudónimo de “Maese Pedro” un articulo que versaba sobre la antigua hermandad de la Virgen de los Dolores aportando interesantes datos que años después no volverían a publicarse en ninguna otra publicación, como por ejemplo que la actual imagen era del valenciano Romero Tena, cuando años después la hermandad ofrecía el nombre de Luis Romero Tene y que yo tuve a bien de confirmar en esta casa con unas interesantes cartas o correspondencia entre el autor de la imagen y el donante de la misma.
Con algunos datos también algo erróneos y quizás sin conocer la historia que nos desveló el amigo Villar y Perea, el autor del articulo, haciendo memoria, recordando a la imagen destruida en la guerra apostaba a que aquella imagen no seria la primitiva de la fundación, tan solo por el nivel de suciedad o pátina incrustada sobre la policromía con la que contaba cuando fue destruida, seguramente comparándola con otras imágenes más antiguas donde esa suciedad era mucho más manifiesta. A ello le llevaría también el recuerdo de otra dolorosa que existía en el pueblo, en la ermita de Jesús, la cual Morillas identificó hipotéticamente con la anterior Virgen de la Soledad o Dolores, pero sin poder constatar con documentos esta circunstancia. La misma seria desvelada y confirmada por nuestros amigos 63 años después, aunque a mi me resulta curioso que en 1810, tal como nos hablan las viejas actas de la hermandad de Jesús Nazareno, sus imágenes fueran destruidas por el ejercito francés en nuestra Guerra de Independencia, es decir su capilla seria saqueada en aquel triste día del 20 de enero de 1810. Se perdió las imágenes con las que contaba la cofradía entonces; Columna, Nazareno y Santo Entierro, pero me resulta curioso que la dolorosa que estaba allí desde 1779 no fuese destruida, porque tal como indica Morillas en el Programa de Fiestas de 1947, una dolorosa también fue destruida en aquella ermita en 1936, la que seguramente fuese la primitiva Soledad de Bailén. La perdida de memoria histórica aria que se olvidase quien era y porque estaba allí aquella dolorosa, quizás revestida con su ancestral ajuar negro y su corazón con siete puñales. Morillas se refiere a ella como “aquella Dolorosa de los siete cuchillos”, seguramente porque quizás al no contar con advocación el pueblo fiel que visitaba la capilla la conocía así, como la Virgen de los “Siete Cuchillos”.

Tras la Guerra Civil, refundación de la Santa Vera Cruz, adquisición de la Santa Mujer Verónica, etc…  la corporación del Santo Cristo al decidir contar con su particular dolorosa, al igual que  siglos atrás optaría por diferenciarla de la otra dolorosa del pueblo, la Virgen de los Dolores con la misma forma que el pueblo diferenció aquella dolorosa de la ermita de Jesús que en realidad se trataba de la primitiva devoción mariana de la Semana Santa bailenense, colocándole su esencial corazón con siete “cuchillos” clavados… por sus siete dolores. Esta es la hipótesis que he podido entresacar entre los legajos de la historia, aunque no dudo que pueda haber otras hipótesis a tan curiosa, popular y quizás con poco gusto; advocación. Surgida desde las entrañas del más profundo acervo popular pero que por ello no estaría nada mal que oficialmente la advocación fuese más fiel al origen de la misma, es algo que la misma evolución de la Semana Santa pide por si sola, ya no estamos en los años cuarenta y me consta que este pensamiento no es ajeno entre sus altos cargos.
El pueblo obviamente seguiría llamándola como siempre lo hizo, la costumbre cambiaria la costumbre… pero en las oficialidades no estaría nada mal que comenzase a denominarse por ejemplo como Nuestra Señora y Madre, Maria Santísima en sus Siete Dolores. Muchas otras historias quedarían por contarles en torno a la devoción de Nuestra Señora de los Siete Cuchillos, que serán para otro momento si Élla lo ve conveniente, aunque no puedo terminar sin indicar la curiosidad que he encontrado al escanear la desgastada estampa que abre esta entrada. Fechada seguramente en los años ochenta de la pasada centuria, contemplamos a la Verónica que llegó a Virgen, según firma posterior fotografiada por un legendario estudio fotográfico cofradiero sevillano, el conocido como “Hareton” el cual también tan solo pudo hacer las copias.

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