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miércoles, 28 de mayo de 2014

SÚPER 8 COFRADIERO. MADRUGÁ

La que es llamada como la jornada de la Madrugá en Sevilla, nos muestra a todas sus hermandades en las grabaciones de Súper 8. La madre y maestra abre la oscura noche precisamente con unos planos tan oscuros, en el interior de la catedral, en la Madrugá de 1980, que apenas vislumbramos a Jesús Nazareno abrazando la cruz de carey una nueva Madrugá, como los siglos llevan contemplándolo. La imponente luz de una candelería nos muestra algo mejor las portentosas andas de plata de la Virgen de la Concepción. Hermandad del Silencio, roto por el órgano del Salvador interpretando una pieza del siglo XVII, “Todo el mundo en general” de Miguel del Cid y Francisco Correa de Arauxo.





En el mismo año, en el mismo lugar, casi idéntica panorámica, oscuridad que nos trae a Jesús del Gran Poder, el Señor de Sevilla y la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso ante el monumento de la Catedral. Una saeta de Mª de los Ángeles Yruela Rojas del año 1979 evoca el caminar de Dios por la ciudad y para los amantes del mundo de abajo, no se pierdan la voz en los años sesenta del mítico capataz Manolo Bejarano Rubio.



Cambiamos de la sobriedad a la algarabía, los siempre contrastes de la Madrugá. Nuevamente en la oscuridad, por la Catedral, con poca visibilidad debido a la calidad de aquellos videos caseros llega la hermandad de la Macarena, con ecos de cornetas y tambores antiguos tan característicos del misterio al que acompañan que aparece en una fugaz toma, el misterio de la Sentencia, incidiendo con más detenimiento en la centuria romana en el año 1980. Tras esto llega el palio de la Señora de Sevilla, de rotundísima actualidad en estos días, donde la voz de José Luis de Pablo Romero entona rezos de alabanza a la Esperanza Macarena, además destacaría el andar largo, casi comiendo calle. Viajamos al año siguiente para encontrarnos de vuelta a la más buena Moza de San Gil al son de una saeta de Marta Serrano y vuelvo a ahondar en el andar del paso, y sobre todo en el movimiento de palio, el cual recuerda más al actual compás de Antonio Santiago que al que tuvo en los ochenta y con Luis León, para aquellos tan nostálgicos de “la gracia perdida”, una muestra más de que quizás con los profesionales se andaba más parecido a como hoy en día se insufla, en lo referente explícitamente al movimiento de los palios.



El coro “Virgen de Presentación” entona las coplas que compusiera en 1928 Eduardo Torres Pérez en honor del Cristo que titula a la siguiente hermandad, contraste rancio entre barrios de la Madrugá, El Calvario. Nuevamente la sobriedad y la oscuridad de la Catedral no nos deja entrever mucho el sobrio paso del crucificado, mientras la luz de la candelería nos muestra el perfil, lleno de solera de la Virgen de la Presentación.



Ahora tocaría nuevamente la algarabía más patente de la Madrugá, cuando Triana planta su cruz en la Catedral en aquel 4 de abril de 1980, pero entre la oscuridad vislumbramos el dorado paso del Cristo de la Tres Caídas y la entrada con las primeras luces del día del paso palio de la Esperanza de Triana con la quizás primera grabación por parte de la Banda Municipal de Sevilla, de la marcha, que no se sabe si es fúnebre o solemne, que le dedicara Font de Anta a esta hermandad… “Soleá dame la mano”. Como con la otra Esperanza, viajamos al año siguiente para ver la cofradía a la luz ya de vuelta. Juan Bustos narra a la cofradía, por Pagés del Corro donde poderosamente nos llamará la atención el compás de la cuadrilla del Señor, nada que ver con lo que conocemos hoy día, que aun así también impactaba a los que antes los pasos se agolpaban.

 

Y para terminar la cofradía de los calés, nuevamente en la Catedral en 1980 y con las claras del día, de vuelta en la Madrugá de 1981. Lo más destacable y curioso ante las imágenes del paso del Señor de la Salud, es la disposición iconográfica del cuerpo del Señor, que durante unos años emuló la zancada del Mesino Cristo del Gran Poder. Un cuerpo que realizó Luis Álvarez Duarte para la primigenia imagen de Fernández-Andés y que él mismo, Duarte sustituyó por el actual, algo más erguido y elegante, sin duda, a mi parecer aquella postura no encajaban con esta imagen del Dios moreno de Sevilla. Pepe Valencia canta la saeta y el palio de la Virgen de las Angustias llega con un compás que hoy a muchos les sorprenderá, los tiempos donde no habían dos cuadrillas. La voz de su mítico capataz, Alberto Gallardo dedicando una de sus levantás más famosas, en honor de un muchacho que en silla de ruedas esperaba cada año la salida del palio gitano, de la Catedral, desbordando tal como él mismo explica, su sevillania… enmarcando el caminar de la Madre de los gitanos sevillanos.


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