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domingo, 27 de marzo de 2011

LA LEYENDA...


Guarda la vieja parihuela del Soberano, aquella que si no me equivoco le realizara el eterno Guzmán Bejarano para su galeón de sentimientos en el que se pasea poderoso por las calles de Linares esta curiosidad que muestra esta fotografía que abre la entrada. Algo que quizás muchos no conozcan o no se hayan percatado seguramente ni de que esta, una inscripción grabada en la octava trabajadera aproximadamente en el puesto de fijador izquierdo, es decir justamente tras mía.

En el buen ensayo que hemos realizado –como siempre mejorable- esta mañana quizás se hayan vivido momentos bellos y que a mí me han impresionado bastante, no es para menos cuando hace diez años muchos ensayos se suspendían por que no se presentaban gente suficiente para realizarlos –incluso no se llenaba el Jueves Santo-. Hoy nuevamente las dos cuadrillas de la hermandad, la madre de toda esta locura del costal en esta tierra de olivos y la del Soberano Prendido de San Agustín hemos realizado la que si no me equivoco era la prueba definitiva para comprobar si este próximo Jueves Santo, si Él lo quiere la cofradía pudiese pasar en su estación de penitencia por la antigua y “complicada” calle Ventanas.

Nunca ha faltado acompañantes a los ensayos de las esposas, novias, amigos y gente de la banda pero es que este año me sorprende como un nutrido grupo de gente de otras hermandades o capillitas nos siguen en cada ensayo y es que como ha dicho un viejo peón de la vieja escuela, Julián que se ha dado un homenaje volviendo a sentir las trabajaderas en una chicota -a los pies del mítico Coso de Santa Margarita- de su Cristo, esto puede ser el fruto de treinta años de trabajo para poder ver que la cuadrilla del Señor del Prendimiento goza de buena salud. Treinta años de trabajo de muchas personas de la que hay que destacar siempre la figura de alguien que circunstancias de la vida se ha convertido bajo mi punto de vista en eso que titula esta entrada…una leyenda.

En el descanso de la chicotá de Ventanas, me he parado en este detalle de ver sobre la vieja trabajadera grabado el apellido Caparros, algo que grabó su hermano Pipe cuando salía en ese puesto fijando a mi amigo Félix el tiempo que tuvo el honor del ser su patero. Grabado con la simple intención de marcar su puesto ya que no vendría otro a relevarle en los tiempos de “mármol a mármol” como otros tantos nombres de otros costaleros en otras trabajaderas y que por qué no, lo grabaría como tal enamorado en el roble de turno para declarar para la posteridad el amor de este apellido por esta cuadrilla. Es algo que como he dicho pocos se abran percatado pero sin duda marca un legado de esplendor y que por que el Soberano lo quiso está gozando junto a Él bajo el Cielo de su Reino.



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