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miércoles, 27 de abril de 2011

DOMINGO DE RAMOS EN SEVILLA... EL GRAN DIA (I).


Un intenso año de espera…más de un año viviendo la vida, pasando los tiempos que marcaban el año, siempre salpicados de vivencias cofrades, se presentó esta tardía Semana Santa que desesperaba en el calendario y encima fue como fue…porque apenas hubo. Pasó la Navidad y la Cuaresma estaba lejos, este año febrero no albergaría ninguno de los días morados. Un mes por cierto para mi raro, ahora que todo ha pasado me pregunto que tiene las cosas de esta vida para pensar en otras cosas, para llegar a olvidar mi tiempo mejor…quizás Él no le gustase aquella situación y tonto de mí que deseaba desahogarme en su semana más grande me fui a dar cuenta, en el jueves que llovió más que nunca ante su sereno Prendimiento, que todo es secundario, que hay cosas más importantes y que todo continua, y los problemas pasan y se solventan… o eso creo… llegó marzo y la santa cuaresma, comenzó esa otra Semana Santa, la de las vísperas… ensayos, cultos y montajes donde por cierto si fui su costalero y que mejor trabajadera que la de su peana.
Llego abril y más bien parecía finales del mes de mi santo San Juan y más de uno nos preguntábamos si sería posible que aquel tiempo pudiera cambiar... pero cambió. Pero el primer día nos lo perdonó, tenía ganas de entrar en ese inmenso Jerusalén en el que se convierte Andalucía y así un año más con Félix y con Óscar –que disfrutaste granuja- tomamos rumbo a Sevilla, limitador a 110km incluido para que los secuaces de Rubalcaba no nos dieran la entrada triunfal por la trasera.







Día soleado, la envidia de toda la semana y Sevilla como siempre en la calle, entre sus “maqueados” ciudadanos y los “cienes y cienes” de visitantes. Tras dejar el equipaje en Camas, este año he ido a aparcar bajo el puente que tiene por nombre el de la advocación del “Gitano de la Cava” –espero que dentro de un tiempo no me llegue otro papelito-factura de la policía local- y pisar un año más su barrio…Triana, visitando la iglesia de La O, los expectantes pasos de la Estrella –ya nos esperaba el “Zapatero”- o la capilla de los Marineros. Tras cruzar el puente de Isabel II y contemplar los portentosos pasos de Montserrat, La Quinta Angustia o El Calvario marchamos a nuestro bar de la calle Alfonso XII –esto ya es tradición, que mejor que con nuestro “viejillo”- para comer y arrancar una nueva Semana Santa y en un nuevo emplazamiento… en los Terceros.



















Algunos recordaran una antigua entrada dedicada a la salida del misterio de la Cena, y la verdad es que tenía curiosidad por presenciarla y mis amigos dicen que van donde los lleve… a veces que los lleven donde ellos quieren… no nos decepciono, cuando apostados al lateral derecho de la puerta de los Terceros comenzó a salir la primera cruz de guía de nuestra particular Semana Santa. Nazarenos blancos precedían a la “mole” de la Eucaristía que este año como novedad recuperaba el antiguo exorno de candelabros arbóreos en lugar de los ya más que conocidos faroles dorados que le han dado luz en las últimas décadas al portento de la talla salida de la manos de Ortega Bru para “abrazar” con ese híper-barroco la ternura, dulce y poderosa presencia del Señor de Sebastian Santos en la que podríamos considerar primera misa de la humanidad. No nos defraudó la nueva imagen con los candelabros que ya existiesen en 1920 salidos de las manos de Salvador Domínguez Gordillo –pertenecientes al paso letifico de la hermandad-, y parece ser que a la gran mayoría cuando soportado por los valientes costaleros de Rafael Díaz Talaverón –con su padre, Rafael Díaz Palacios por allí- sacaron a la calle Sol este inmenso misterio al compás de las Cigarreras. Marcha real y como ya indique en aquella entrada sonaron “Cantemos al Amor de los Amores” que llenaba la calle de un mística especial, mientras los rayos del sol atravesaban los espacios entre el apostolado y El Hijo de Dios elevaba su mirada al Padre Eterno dejándonos el legado de su carne y su sangre. Perfecta banda sonora esta marcha sacada del canto litúrgico de Sagastizábal que te hacía sentir la solemnidad de las horas previas a la pasión que nuevamente, a cargo de las Cigarreras nos marcaba como si de un evangelio musical se tratase con la marcha “Eucaristía”, como reviviendo la parte más tormentosa de aquella ultima cena en la que el serpenteante escorzo de Judas en la delantera con la bolsa de la monedas levanta un aire de traición, reflejada en el gesto de Pedro que poco después lo negaría. Salida magistral y poderosa de la cuadrilla tras la revirá eterna, comiéndose matemáticamente la calle para dar paso a un nuevo cortejo, y de por si un nuevo paso. Cambia la escena y la esencia, y el momento se vuelve más serio si cabe, más de negro cuando una escolanía infantil da paso a los sublimes sones de Tejera que entonó una triste marcha para recibir al rendido Cristo de la Humildad y Paciencia, sobre su sobrio paso en el que el glorioso Jueves de Corpus se pasea triunfante por la ciudad. El primero de los silencios para dar paso al primero de los pasos palio clásicos, el de la Virgen del Subterráneo que cubierta de ricos bordados y plateada orfebrería puso el broche de oro a esta magistral salida y por qué no decirlo, achicharrante del calor que pasamos mientras la que para muchos sea la mejor banda de música de Sevilla interpretaba la magnífica partitura que escribiese en honor a esta Dulce Señora el maestro Gámez Laserna en 1961. No sería este el último encuentro con esta magnífica cofradía…















Tras esto nos encaminamos a buscar más cofradías y el objetivo lo pusimos en la plaza Nueva para reencontrarnos un año más con nuestra querida hermandad de la Paz. No pudimos disfrutarla como hubiésemos querido cuando el colosal misterio del Señor de la Victoria atravesaba la plaza, comiendo calle fiel a su estilo en busca de Tetuán y de por si la carrera oficial mientras los músicos “pilateros” de la Encarnación nos dejaban los sones clásicos de la “Santa Espina”. Tras Él la que me encanta llamar, tal como lo hiciera alguna vez su mítico y recordado capataz Manolo Santiago, que presente en la voz de su hijo y su nieto sigue su elegantísimo caminar “La Jardinera del Porvenir”, la Virgen blanca y plateada de la Paz entre dentelladas góticas y costaleros legionarios. Impresionante revirá, una auténtica lección de cómo se mueve un palio a los sones “eucarísticos” -una vez más- del “Corpus” de Braulio Uralde. Esperando a la Reina del Porvenir pudimos contemplar entrando a la avenida de la Catedral, en plena carrera oficial el misterio de los niños, el de la Borriquita el cual decidimos buscar en el entorno de la “Cuesta del Bacalao” y tras pasar el palio que mandan los Santiago y esperar el paso para atravesar a Hernando Colon, pasó el misterio que viene desde el antiguo Compas de la Laguna, el de Jesús Despojado siendo esta la única oportunidad en el cual lo pudimos contemplar en todo el día.




Espectacular se puede definir la bulla de gente que merodeaba el discurrir del primer paso de la hermandad del Amor de vuelta al Salvador habiendo gente esperando en la calle Álvarez Quintero antes de que llegara la cruz de guía ni siquiera a Argote de Molina. A duras penas pudimos llegar a la parte superior de la calle para contemplar la revirá con Placentines, en no muy buen ángulo, llegó la conseguida escena del Señor sobre la Borriquita acompañado del misterio que nunca consigue desviar la mirada del triunfante jinete al compás de la enorme palmera y las plumas de la banda del sol rasgando el aire a los sones de “Bendición”. Tras esto decidimos buscar el entorno del barrio de la Feria, buscar San Juan de la Palma donde decían en los corrillos que había llevado al Señor ante HERODES.




Por el camino esperaba este que escribe, cruzarme a la hermandad de San Roque, solo pudiendo disfrutar el siempre bello palio de la Virgen de Gracia y Esperanza con la atípica escena de las “setas” al fondo. Aunque luego más tarde veríamos su paso Cristo en la lejanía de la Cuesta del Rosario abría que mentar que un año mas no hemos perdido al completo la hermandad de la Hiniesta…algo de culpa tenía lo que estaba por llegar ya que siempre nos marca el Domingo de Ramos… se presentía el centenario de una sublime elegancia llamada… Silencio Blanco.


CONTINUARA…

Fotos: Oscar Ortega (video de la Cena) y un servidor.

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