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jueves, 28 de abril de 2011

¡EL ARTE HUELE A LADRILLO!


Esta expresión que titula esta entrada es la que suele utilizar nuestro hermano en Cristo y compañero en la “Galera Soberana” German Muñoz, “El padre de los ponis” para arengar a todos los bailenenses que tenemos el honor de ser los pies del Soberano de Linares, sobre todo al compadre Félix, una de las voces del paso y que por ser costero izquierdo de séptima está más cerca de German que porta sobre su séptima vertebra al Dios del izquierdo por delante en la octava trabajadera, la de los “chiquenines”.
Una expresión que nos gusta escuchar, creo que no está dicha nunca desde la mofa sino más bien desde el aprecio en honor a ese elemento por el que mi pueblo es conocido fuera de nuestros límites como es el ladrillo. Algo que no debería ser así ya que el oficio por el que debería ser conocido es por el duro y noble arte de la alfarería, aquel que hasta el mismo Padre Eterno trabajó en el génesis de la vida. Pero las fábricas que llenaron este pueblecito de industria en los años posteriores de la guerra civil, siendo uno de los principales focos productivos del ladrillo en España (así estamos pasando la que estamos pasando) y el motor económico de la ciudad, han hecho que ni la famosa derrota de Napoleón en nuestro termino en julio de 1808 hiciera para que nos reconozcan como “ladrilleros”.
Por eso muestro esta fotografía que abre la entrada cogida del blog de la revista “Bailén Informativo” que dirige entre otros el amigo Miguel Ángel Perea donde se muestra el llamador que ha estrenado este año la hermandad de los Siervos de Jesús… vamos “La Mulica”. Es de recibo aplaudir el detalle de la hermandad de llenar su paso y en si su patrimonio de simbología alusiva a su ciudad y por este motivo les muestro este llamador en el que aparecen dos ángeles como trabajando el torno, como alfareros de la gloria y el yunque donde golpea el llamador para elevar al cielo a sus titulares y posarlos en la tierra sea un ladrillo, vamos un “tiple” como dirían los antiguos “paqueteros”.
Se nota otro aire en este hermandad, el Viernes Santo cosas de esta olvidable media Semana Santa hizo que no viajara hasta Sevilla para extasiarme desde el mediodía con el Cachorro de Dios y llegar hasta la madrugada para sumergirme en una historia de amor de una francesita mientras ve discurrir a una Madre dolorosa de evocación catalana por el antiguo Compas de la Laguna. Haber cada uno vive la pasión tal como la siente y busca a Dios tal como su idiosincrasia le pide ya que no es desmerecimiento si tengo que admitir que los vi por qué no me marche a ningún otro lugar. Eso si interés tenía en ver algún año la salida del Viernes Santo con la Piedad, precipitada como toda hermandad que osa arriesgarse a que le caiga la lluvia que está más que cantada pero eso es algo que aquí aun ni se comprende y mientras no llueva a la hora de salir, aquí nos vamos a la calle. Así fue y su paso de orfebrería lucentina y “oroviana” (Orovio de la Torre, autor por cierto del llamador) se echó a la calle con su querida Virgen de la Piedad, el modelo archirepetido y “mega-conocido” de los talleres seriados de Olot por toda la geografía española, pidiendo a gritos algún día completar la estética con los candelabros -que mientras no se puede, se pueden pedir prestados digo yo- y un exorno floral propio de un Cristo que es quien siempre “preside” un paso en el que aparezca, amén de utilizar un monte y dejar los desfasados centros de flor.



Ya dije en entradas anteriores que me alegro por que hayan sido valientes de tomar la idiosincrasia sevillana, pero hay que tomarla como Dios manda y saber cuáles deben ser los parámetros a seguir. Podría analizar su manera de trabajar pero no es el fin de la entrada, ya que un misterio de tales características no debería andar con cambios pero si me dejaron algo muy positivo y es que conseguían callar al público… le escuche una vez a un capataz sevillano decir que callar al público tenía más mérito que una oleada de aplausos durante varios minutos. La gente saboreaba las chicotás y su discurrir por las calles era diferente, algo que ninguna otra hermandad en Bailén me ha transmitido en los últimos diez años. Así que seguid así y sobre todo continuar con ganas de seguir aprendiendo porque el camino es muy largo, pero siempre con la idea por bandera que en esta vida uno se va al otro barrio sin saber de nada. Por cierto, categoría de la buena ver el pequeñito Despojado jaenero de orfebrería pasearse con los sones de su banda por la tierra de los alfareros…








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