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martes, 14 de junio de 2011

GLORIA DE PADUA PARA TORREBLANCA...


Mientras escucho la colosal marcha, clásica y llena de sabor que el maestro Antonio Godino Villar le dedicara a la devoción protagonista de esta entrada –que no a esta imagen en concreto-, la que interpreta los instrumentos de la Agrupación Musical Ntra. de los Reyes en el primero de los videos que muestro de este santo en el alejado barrio sevillano de Torreblanca –el cual da nombre a la parroquia- en honor de Fernando Martim de Bulhöes e Taveira Azevedo, aquel portugués nacido en Lisboa en 1195 que los siglos conocieron y conocen como San Antonio de Padua.
Tomó este nombre en 1220 en honor del ermitaño egipcio del Emremitorio de Säo Antonio dos Oliväis este religioso entregado a la obra de Dios que muriera en Padua en 1231 bajo el hábito franciscano y que once meses después sería elevado a los altares para ser venerado en todos los rincones del mundo.
Al compás del “Himno de San Antonio”, que mejor marcha para ello, me detendré hoy en la ya tradicional salida procesional de la imagen de este santo en la barriada de Torreblanca, una historia que comenzara allá por 1961, desde los inicios de la parroquia y que daría de si una grandiosa hermandad de penitencia la cual no pisa suelo catedralicio en los días grandes por las distancias geográficas. Un ejemplo a seguir según mi parecer, de cómo entre gentes humildes, muy sencillas se puede levantar una hermandad con letras mayúsculas que deja embobado a todo aquel que se acerca a esta barriada cada Sábado de Pasión cuando se convierte en cofradía y un enorme misterio de rico oro y un paso de palio hace de este alejado rincón del centro sevillano un día grande.



Así el pasado sábado se paseó el Doctor Evangélico de sevillanas maneras, siempre en un fin de semana próximo al día de su festividad, el 13 de junio en una salida gloriosa con unos de los horarios más tardíos en el ámbito de las glorias, encerrándose siempre en las primeras horas de la madrugada. Sevillanas maneras, porque este barrio también es Sevilla procesionando esta imagen que realizase el imaginero local José María Gamero Viñau en 1992 siendo una imagen de vestir y de tamaño académico, vistiendo su hábito franciscano, siendo en su parte inferior algo más corta que retrotrae a la escena de un Cristo Cautivo. En su mano derecha porta una vara de azucenas y en la otra al Niño Jesús, talla completa aunque adornada con ropajes diáfanos.
En 1997 se completó el paso que sigue los cánones de los pasos de Cristo con canasto y respiraderos realizado por un grupo de hermanos, y más concretamente por Manuel Romero Palomo, quien ya había ejecutado los apliques en 1995 terminado todo el “caoba” o barnizado y candelabros dorados.
A las órdenes de Manuel Rocha Cayón y su equipo de auxiliares se paseó esta singular gloria, con el acompañamiento de agrupación musical, una de las pocas que no sigue el parámetro de paso de gloria= música de palio caminando como no al estilo de los pasos de Cristo siendo un claro ejemplo de la pujanza de la hermandad en su barrio de la que podríamos considerar una de las glorias de las vísperas.







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