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jueves, 19 de febrero de 2015

DIOS, ORTEGA BRU Y YO...


Resulta curioso el comprobar las cosas que suceden a nuestro alrededor y nuestra vida, las circunstancias que vivimos y lo que muchos llaman “casualidad”. Ayer comenzó la ansiada cuenta atrás de verdad, la que no entiende de espejismos de verano, otoño o invernales, la que ya acaricia la primavera y las que nos traerá la gloria, una gloria donde muchos meditarán y se convertirán y otros no… pero con Dios estarán, allá donde se haga la Semana Santa, el Mesías estará entre nosotros. Ayer busqué al Hijo de Dios en Linares por una circunstancia especial que me hizo no comenzar la cuaresma como en los últimos años, pero es que creo que había algo que me empujaba a ello. Un día antes comenzaba el Quinario a mi Cristo según Linares, el Prendimiento, el Soberano con el placer de recibir la ceniza para la conversión ante su serena mirada, nunca he sentido antes el comulgar con tal repeluco escalofriante, en la distancia me pareció sentir su abrazo. Tras eso se hacía un año más el vía crucis, que no me gusta llamarlo “de la agrupación” como hacen allí, a mí me gustaría que fuese el “de las Cofradías de Linares”, aunque lo organice la agrupación de cofradías. Pero la verdad que cada año tener que recurrir al Cristo de su propiedad –no entiendo que una asociación tenga un titular, por eso yo no lo defino así- pues hace que el culto tenga un sabor más propio de la organización canalizadora de la Semana Santa linarense que sentirlo como algo de todos. Pero ayer fue uno de esos años en que se reflejó que volvió a ser el vía crucis de la cofradías de Linares porque fue uno de los iconos devocionales y procesionales de la ciudad quien lo presidió, en concreto, Ntro. Padre Jesús de la Columna como muchos ya sabrán.
Es curioso, hace casi una semana, tras acabar la presentación del cartel “Ecce Agnus Dei” en la casa de hermandad del Prendimiento, tras el acto y mi alocución conocí y estreché en persona la mano de Carlos Chamorro. Para mí es un auténtico honor que una persona de la relevancia como es él en las cofradías de Linares tenga el detalle de venir en mi busca a felicitarme y transmitirme las ganas que tenía ya de conocerme en persona, supongo que será por este blog. Le hablé que cuando comencé a conocer la Semana Santa linarense, él era el presidente de la agrupación y creo que capataz del Mayor Dolor, que era amigo de su hijo y que Balboa me había hablado de él. Todo esto escuchando aquel “Ser Cofrade” de la radio. Balboa si hablaba de Linares era para hablar de aquella época de consiliario en la agrupación, donde sin duda la Semana Santa de la vieja Cástulo comenzó a tomar un nuevo impulso. Tal vez me equivoque, pero la llegada de Balboa desde Sevilla pudo traer la inspiración para este vía crucis que cumplió ayer mismo veinte años, si nos referimos como día de nacimiento un miércoles de ceniza, no la fecha. Sin indagar mucho en datos, Sevilla crea eso de un vía crucis cada año con una imagen titular de las cofradías de la ciudad, allí yendo a la catedral y rezándose en ella, el aliciente capillita de una imagen en andas y todos sus ingredientes procesionistas se quedaban en el traslado de ida y vuelta hasta el principal templo de la ciudad.

Hace unos meses, ya lo comenté al hablarles de la imagen del “Amarrao” linarense que fue este vía crucis lo primero que me hablo de Él. Fue a través de la radio, supongo que la Ser, mientras mi padre escuchaba “El Carrusel Deportivo”, dirigiéndonos al restaurante “El Cordobés” en la nacional IV donde escuché por primera vez eso de un vía crucis de las cofradías, la verdad no sabía ni lo que era un vía crucis. Como ya comenté con el tiempo conocí a la imagen, y me enganchó por quien fue su autor y demás. Luego comprobé que eso existía también en Jaén, luego que aquello lo inventó Sevilla y que por ellos prácticamente surgía la inspiración en tantísimos lugares, como casi siempre. Con mi primera revista “Cruz de Guía” vi una foto de aquello que ni podía imaginar escuchando la radio que hizo que consiguiera al tercer año de la celebración que mi padre me llevará un domingo por la mañana a contemplar la vuelta del de aquel año, el vecino de mi Soberano, el Señor de la Humildad –curioso, ahí fue cuando lo conocí por primera vez y creo que pronto os hablare de Él, este año Sevilla saca a uno de sus modelos…- de la actual hermandad de la Vera Cruz, que se había quedado tras el vía crucis para celebrar extraordinariamente sus cultos allí. La foto me embriagó… decía “es como las andas chicas de aquí (Bailén), pero llevan patas, faldones, llamador, unos bellos hachones de cera y un tupido monte de clavel”… veinte años después me sorprendo que ese detalle que aquí no encontraba se siga sin contemplar aquí y que allí haya deparado la cosa más sencillamente.
Pero pasaron los años, y pasó todo lo que ha pasado y justamente dos décadas de aquel 1995, La Columna vuelve a prestar a su Cristo de Ortega Bru – y Juan Ventura- para que fuese por un día el de todos los linarenses y de los devotos ajenos a las hermandades que nunca pueden sentirlo sobre sus hombros. Nada más escribir aquella entrada se anunció al poco que este año le tocaría nuevamente –más bien que su hermandad se ofrecía, este acto está quedando para celebrar aniversarios-, es la única, quitando al Cristo de la Penitencia que ha salido más veces, tres en concreto, dos el Soberano y una las Angustias, Humildad, Oración en el Huerto, Nazareno de la Estación, Expiración y Rescate si no me falla la memoria, el resto de años, TODAS las hermandades parecen no querer incentivar este bello acto – mientras en otros lugares se “matan” por presidirlo-, comienzo hacia la cuarentena de la gracia con la majestad que desprendía ayer el centro de Linares, sin duda que cuando sale un titular, la asistencia se nota, y eso es porque las cofradías y sus imágenes quieran o no quieran son en Andalucía iconos infranqueables de la más profunda esencia de cada pueblo.

Toda esta historia me invitaba, estaba muy dudoso por cambiar los buenos hábitos de estos últimos años, pero este año sin ser necesario para el acolitado que parece pasará otra vez a la historia, me sentí empujado a cumplir lo que aquel año me hubiese gustado con tan solo trece años, haberlo vivido. Por ello me ofrecí para el turno de mi hermandad, porque hasta me hice, quiera o no, una pequeña parte más de las cofradías del pueblo vecino, y así, en el Pasaje del Comercio, con nuestro andar poderoso, el Señor de Ortega Bru en Linares tuvo un pellizco del son de su hermano de jornada, el Soberano de la ciudad. Veinte años después pude cumplir una especie de deseo, participar en el vía crucis de la cofradías de Linares con el Señor de la Columna –será cierto eso de que todo es esperar y paciencia…-, el que ya les dije, desde entonces es uno de mis predilectos, por eso, al meterme le toqué su pie y le recé como horas antes al que está coronando esta semana San Agustín, y caminé abriendo el compás entre la sobriedad del rezo, la música del viento metal y se plantó en el otro extremo donde “Ellos” lleva tantos años vistiendo a Linares y mucho más allá. Ahí volví a tocar su pie, me despedí mirándolo aunque no le perdí vista en la abierta y corta chicotá, cómo se reflejaba en los escaparates, disfrutando de sus grafismos y cumpliendo otro… más que sueño, humilde deseo, llevar a una imagen del más grande del siglo XX, don Luis Ortega Bru y una mirada de admiración a su obra y un recuerdo por su alma. Fue un placer… y no fue casualidad, Dios con los desgarrados perfiles e impronta del genio de San Roque lo movió todo.

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