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viernes, 18 de septiembre de 2015

LA EVOLUCIÓN DE JAÉN... MIÉRCOLES SANTO.

Observando los puntos equidistantes en los que se basan estas entradas podemos ver la gran diferencia entre el Miércoles Santo de este mismo año con aquel de 1994, los videos que adjunto lo dicen todo, la evolución ha traído nuevas cofradías y el pasado Miércoles Santo en la capital del viejo Santo Reino se abrió con nuevos nazarenos, y una nueva estampa con la hermandad del Cautivo de Santa Isabel, exponente y abanderado de la última corriente que en los próximos años pueda traer más de dos y más de tres hermandades al panorama procesionista de la ciudad que corona la diosa valdeviriana, con un nuevo Nazareno (Gran Poder), un Lavatorio o la Sagrada Lanzada. Pero aquel video se abría con la luz con la que se ha venido abriendo los Miércoles Santos jaeneros, allá en la tarde, de las tinieblas a la luminosidad en el mismo templo de Cristo Rey con el estruendo del órgano de genio de Bach. En el modernista interior tres pasos o más bien dos de ellos tronos esperaban salir a la calle hasta que las puertas laterales del callejón de Cristo Rey se abren y el sonido ambiente nos trae en un detalle importante; la hermandad del Perdón era una de las adelantadas en esta provincia cuando los sones de una de las primeras agrupaciones musicales de la provincia –unos dicen que la Soledad de Andújar y otros el Rescate de Linares, germen de la actual Pasión de Linares- entonan la original versión de los Reyes de Sevilla con “La Saeta”. He de admitir que era uno de mis videos favoritos porque rápidamente me enamoré, nunca mejor dicho, del que reparte Amor por las calles de Jaén. Sobre un enorme paso se mecía el entonces recién culminado misterio del Beso de Judas con el que Navarro Arteaga comenzó a forjar su actual prestigio. Tras él seguía sus pasos el “amarrado” jaenés, el Cristo del Perdón que gubiase Palma Burgos para la fundación de esta hermandad, en su histórico paso y para culminar la Virgen de la Esperanza, la imagen macarenizada que Eslava Rubio dejó en la capital de la tierra del olivo.












Como ha cambiado todo, siendo entonces una de las hermandades más malagueñizadas por la forma de portar los pasos pasaron al doble varal interior con el andar sevillano. En el video, a los sones de “Costalero” se nos muestra que el Perdón abandonaba el andar jaenero del resto de cofradías y ya buscaba la esencia sevillana. En el Amor llegó un barco de Gonzalo Merencio, unos fabulosos candelabros donde el pelicano del amor se asentó a los pies del Amor. En el Perdón se acertó manteniendo aquel paso, pero enriqueciéndolo, sobre todo al cambiar los hachones de cera por candelabros de guardabrisas y dorar todo el conjunto con los dorados que nos exporta Sevilla. Se definió los estilos musicales, agrupaciones en el misterio y cornetas en el Cristo culminándose todo con la implantación del costal que hizo a esta cofradía una de las más seguidas en la actualidad, solo faltaba el paso de palio, muy reacio a perder el canon de entonces donde los portadores hacían gala de su estilo rompiendo en paso ligero – a los sones de “Encarnación de la Calzada”- portando el enorme paso hasta que este mismo año, siendo la otra gran novedad de la jornada, al final la Esperanza, estrenando nuevos respiraderos y parihuela con trabajaderas completó la evolución definitiva para convertirse en una cofradía que sigue netamente las influencias sevillanas.











Era la jornada donde Jaén se parecía más a Málaga y con la cofradía que cerraba y cierra la jornada sigue sucediéndose, cuando llega la siempre tildada “elegancia catedralicia” con la única cofradía que hoy reside en ella. Hermandad diferente, con su sello, entonces de las grandes, hoy no sabría decir que valoración tienen cuando Jaén se ha decantado tanto por Sevilla. Elegancia en la música de Bach con sus obras más inmortales llenas de tristeza, melancolía y un aire fúnebre para darle dosel sublime al Cristo de la Buena Muerte, al que llega a sonarle su entonces banda, tal vez la más famosa de este tipo entonces y que los tiempos le hicieron declinar la rodilla. Un soberbio crucificado de Jacinto Higueras sobre su primitivo trono de José Castillo y su hijo Vicente, baluartes de la talla para los defensores de la esencia local. Tanto se destacaba entonces este sencillo paso que luego no me expliqué cómo decidieron cambiarlo por una curiosa obra, a mi entender un tanto desproporcionada entre canasto y los elementos luminarios, unos pequeños faroles que seguía las trazas de los campanarios de la Catedral de la Asunción. Es sobre el que se pasea en la actualidad, aquí ni por dentro ni costal, aquí sigue el varal y más o menos, con su evolución siguen siendo fieles a su canon. Tras Él llegaba “el Descendido”, un descendimiento donde la verdad sea dicha, es correcta su denominación porque el Cristo ya está más en la tierra que en el madero, una soberbia obra de Víctor de los Ríos que es netamente una continuación de su descendimiento de Linares. El santanderino a mi entender le pudo insuflar como hizo en la ciudad minera ese corte castellano a la cofradía, entonces sobre un paso plateado y hoy día, desde el estreno del trono del crucificado, sobre el que tuvo el mismo antes citado pero restaurado y ampliado, todo por Tirao Carpio. Aquel video del noventa y cuatro reflejaba lo que debería ser el caminar del último paso, un camino melancólico, triste aunque la joya de la Virgen de las Angustias siga embutida en el mismo canon, sobre su particular trono de pan de plata, la aportación retablística de Palma Burgos en la jornada, con vítores que se alejan de lo que creo debería ser este pasaje de la piedad por las calles.

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