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sábado, 14 de enero de 2012

EL "CASTELLANIZADO" ENTIERRO DE DIOS EN ANDALUCIA...

Abre esta entrada esta fotografía del paso del Santo Entierro de Bailén por varios motivos. El primero por que esta entrada nace nuevamente de la solicitud e inspiración que últimamente suele ejercer en mí el buen amigo y nazareno Juan José Galey del Reino. Una entrada que surge de dos puntos de partida y que en uno de ellos, bajo mi apreciación tiene algo de enlace con la anterior entrada, sobre todo en el origen sobre la utilización de los hachones de cera en los pasos procesionales. Pero antes me detendré en el otro punto que surge de aquella entrada que realicé en el mes de noviembre, donde versaba mi muy personal punto de vista sobre la idiosincrasia llevada a cabo por tres hermandades de la provincia de Sevilla que rinden culto al ancestral titular de Jesucristo muerto y yacente sobre el sepulcro. Unas hermandades que se habían sumergido en los relativamente jóvenes estilos “alegres”, llamados en Sevilla de “barrio”, obviamente siguiendo la idiosincrasia procesionista hispalense.
Sobre la esencia de lo que trataba la entrada, mi buen amigo y paisano no tenia duda en estar conmigo en la opinión expuesta, pero le llamó poderosamente la atención la estética de los pasos mostrados en aquella entrada, los cuales seguían las suntuosas líneas neobarrocas, de idealización de un apoteósico paso de talla y filigrana barroca recubierto por pan de oro, donde el Rey de Reyes descansaba el sueño de los justos en una urna de alta pomposidad, como si se tratara de la de un rey terrenal para Él que ante todo predicó la humildad entre la pobreza. Seguramente esa sea la misión y el mensaje de tal representación de otros tiempos, que tanto gusta y sigue mas que asentada en las corrientes en este recién comenzado siglo XXI, la función de intentar mostrar y educar al mas sencillo, la magnitud del poder y supremacía de Dios, con los elementos mas terrenales que pueden evocar a todo esto… aunque solo fuera carne, muerta como cualquier otro, eso si esperando el triunfo de la resurrección.

Sevilla.
Huelva.
Cádiz.
El amigo “Pepón” para los amigos, me comentó que le chocó aquella estética, que lo veía demasiado “lujoso” para la tétrica escena representada. Que aquellos pasos no le inspiraban para nada la sobriedad que tendría que desprender una estación de penitencia de estas características. He aquí el enlace con la anterior entrada, como hoy en día quizás la estampa de pasos de pan de oro restan sobriedad en el imaginario colectivo de la sociedad cofradiera cuando, tal como indico en la entrada referida, este “invento” es de hace cuatro días, apenas cien años tienen que echarle el pulso a siglos donde el color dorado era el mas apropiado para cualquier elemento donde reinase la imagen de Nuestro Señor Jesucristo. Si hace cien años, el color caoba chocó entre los más puristas de la celebración, cada día comprobamos que los modelos antiguos, dentro de este tipo de representación inclinan la rodilla ante un nuevo fenómeno.

Y esto es así, por que la historia nos cuenta que seguramente en Andalucía, sobre todo a partir del barroco, en aquellas primeras cofradías la muerte del Hijo de Dios se paseaba por las calles de ciudades y pueblos – en algunos casos, tras las “Ceremonias del Descendimiento” con imágenes del Señor articuladas- introducidos en mas suntuosas o mas sobrias urnas o cajas como dirían los más sencillos y menos doctos en el lenguaje artístico, religioso y cofradiero. La magnificencia que lucen hoy día los pasos de Cristo Yacente como Sevilla, Córdoba (anteriormente lo hacia sobre un paso de tintada oscura), Cádiz, Huelva, etc… por nombrar solo unos ejemplos han ido reinterpretando en muchos casos la escena, quizás siguiendo un poco mas el estilo sobrio implantado en las zonas del norte de España, en la llamada Semana Santa Castellana donde la suntuosidad decorativa barroca nunca ha tenido en aquellas cofradías, la presencia que en Andalucía. Basta ver el Santo Entierro que acudió a Madrid por las JMJ, una portentosa figura de Gregorio Fernández que procesiona sobre un escueto y sobrio paso. Su hermandad fue invitada a que su imagen fuese procesionada por un paso de mayor merito y estética artística –obra de Guzmán Bejarano-, cedido por la hermandad de los Estudiantes de la capital de España pero la misma se negó, y quiso mostrar al mundo como el resto de pasos invitados cual era su verdadera idiosincrasia.

El referido “dios de la madera” del norte, Gregorio Fernández crearía quizás la estética de la nueva versión que pugna en Andalucía con la suntuosidad de las urnas. Cristos Yacentes envueltos en una representación más real, sobre todo en el movimiento sobre losas recubiertas de telas o piezas imitando el frio mármol. Así podemos ver hoy pasos en Málaga, que procesiona sobre un singular trono ideado para esta escenificación donde una escalofriante imagen se recorta en la noche del Viernes Santo entre las grandes avenidas malacitanas, cuando antaño también procesionó en una urna. Un Cristo del granadino Nicolás Prados López duerme y batalla a la muerte sobre un imponente catafalco.

Así podríamos viajar a multitud de pueblos y ciudades, destacando sobremanera mi provincia de Jaén donde este tipo de paso es mucho más común. En la misma capital existe la característica de procesionar dos hermandades al paso de Cristo Yacente, las dos de gran antigüedad y solera aunque en el siglo XX, tras la Guerra Civil tomarían caminos diferentes a la hora de presentar a sus titulares, siendo la hermandad de San Juan continuadora del pasado y conservando la barroca urna, una de las piezas de mayor interés artístico de las cofradías de la ciudad mientras la hermandad de la Soledad, eliminaría la urna para procesionar a su Cristo Yacente sobre un paso de madera oscura. Una imagen que tallaría el escultor de la tierra Constantino Ungetti que seria policromada y repolicromada por varios pintores que bajo mi opinión no le imprimían la encarnación propia del trabajo de talla hasta que recientemente el cordobés Francisco Romero Zafra lo ha “terminado” completamente en esta cuestión. La imagen de la otra cofradía seria uno de muchos trabajos que realizó para esta ciudad el poco valorado en su tierra, el sevillano Juan Abascal Fuentes.
Hermandad de San Juan. Jaén
Hermandad de la Soledad. Jaén
Así por la provincia podemos encontrar varios ejemplos como la genial imagen de Víctor de los Ríos para Linares, la no menos impactante de Francisco Palma Burgos para Andújar y como no, Úbeda. La obra del ¿granadino? Manuel Rodríguez Delgado para Baeza que retrotrae en su fúnebre caminar a las maneras malagueñas, el igualmente genial trabajo de Sebastian Santos para Jódar, donde podemos “contemplar” al Señor de la Cena de Sevilla muerto sobre el sepulcro. Así como tantas poblaciones que siguen esta estética –por otra parte más viable económicamente hablando- como pueden ser La Carolina y como no, tal como muestran la fotografía y desde 1994 el paso bailenense. La estética utilizada hasta nuestros días, en alto porcentaje es la preferida por los cofrades bailenenses aunque durante décadas procesionaba, la imagen de talleres seriados –seguramente de Arte Cristiano de Olot- en el interior de una escueta y humilde urna, seguramente realizada por el taller de la familia de Juan Francisco García “El Tomatero” y como mostré en esta entrada de fotografías de los años ochenta. Una circunstancia que no se limita a los años posteriores a la Guerra Civil ya que en la actas antiguas de la hermandad, y en concreto en la centuria del siglo XIX ya costaba que aquel Cristo Yacente destruido en la Guerra Civil descansaba sobre una urna, ya que existen referencias al arreglo de la “caja del Señor muerto” en los amarillentos legajos de la cofradía que se hizo cargo del titular histórico de la actual hermandad de Ntra. Sra. de Dolores en aquellos periodos de decadencia, que tal como le gusta a mi amigo Pedro Soriano que cite… “que se pierden en la noche de los tiempos…”.

Ubeda.
Linares.

Baeza.
Andujar.
La Carolina.
El Cristo ha procesionado sobre el monte del trono de la cofradía, sobre sabanas blancas y desde hace unos años en una especia de catafalco de madera, sobre una losa policromada imitando el mármol del toxiriano José Miguel Tirao Carpio, autor asimismo del actual trono y que también restaurase la imagen, ciertamente consistente en una nueva policromía por que queramos o no queramos, es de lo poco que se le puede practicar a una imagen realizada en estos materiales tan inestables y tan poco aconsejados para el procesionismo.

La segunda parte o punto de vista de esta entrada, igualmente enlazándola con la anterior se centra en los elementos luminarios del trono. El mismo siempre ha sido escoltado por los diferentes elementos utilizados en la hermandad como puntos luminosos para iluminar con la llama de Fe a sus sagrados titulares, siendo los mas conocidos los faroles que aun lucen el trono labrados en torno a 1989 o 1990 en los prestigiosos talleres cordobeses de Francisco Díaz Roncero. Años después se cambió el sistema luminario de las andas, solamente para este Cristo titular consistente en unos pebeteros donde ardían grandes llamas de fuego alimentadas por cera liquida. Un elemento poco dado en el procesionismo andaluz donde podríamos encontrar ejemplos como el Santo Entierro de Úbeda o el crucificado del Perdón de Almería, dos estilos estos indiscutiblemente despegados de los modos de la llamada “baja Andalucía” ya que el antiguo Santo Reino de Jaén fue durante periodos de la historia influenciado por la sobriedad de la cercana Castilla la Mancha que del antiguo Reino de Sevilla, en lo que se refiere en la idiosincrasia estética, por orto lado mucho mas asequible económicamente, mas en aquellos tiempos donde siempre había crisis.

Para terminar, quizás el germen de esta entrada surgió el pasado Viernes Santo a las puertas de la ancestral capilla de la hermandad, otrora llamada Ermita de la Consolación, bajo la llovizna que suspendía la salida procesional del Santo Entierro de Bailén. Allí puede charlar con un buen hombre al que le tengo una gran estima, que seguramente preferiría que no lo nombre –aunque quizás no lea estas líneas, ya que él dice que no se mete en esto del internet-, autentico enamorado de su cofradía que me preguntó que me parecía la nueva iluminación del trono para esta procesión. La misma consiste en la sustitución de los pebeteros por cuatros hachones de cera morada escoltando el triste deambular del Entierro de Dios. En ese momento le contesté que no me desagradaba y que quizás esa era la mas acertada disposición luminaria del trono ya que como pudimos leer en la entrada anterior, quizás un lienzo donde se muestra el traslado de un cadáver, inspiró al maestro sevillano Francisco Farfán Ramos para idear la inclusión de hachones de cera en la estética de los pasos. Un traslado del cadáver de Felipe el “Hermoso”, haciendo una parada de descanso y ante la oración de su esposa, “Juana la Loca” donde aparecen dos cirios escoltando el féretro. Evidentemente, ante el cadáver de Dios como en otros tantos lugares se continua, por que no le iba a venir bien…














1 comentario:

  1. Te han faltado los dos santos entierros de Ayamonte.

    Una historia curiosa y dos buenísimos pasos...

    Saludos

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