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jueves, 9 de diciembre de 2010

EL CAREY ILITURGITANO PARA LAS PENAS DE SAN VICENTE...


Cada Lunes Santo en Sevilla surca sus calles una de las cofradías más elegantes y personales de toda la Semana Santa. Desde la iglesia de San Vicente se echa a la calle con un fuerte sabor a antiguo y a seriedad una hermandad que le da nombre su titular Cristífero, el original Cristo caído de las Penas y por apellido el titular de su sede canónica situada en pleno centro de la ciudad, entre San Lorenzo, la Puerta Real y la Campana.

Dibujo de Juan Carrero.
Del gran patrimonio artístico que luce en la calle, referente para muchas hermandades de fuera de Sevilla, se podría destacar muchísimas piezas, muchas de ellas ideadas por uno de esos cofrades que a veces aparecen por las hermandades para con su labor dejar escrito su nombre con letras de oro en el libro de la interminable vida de las cofradías. En este caso indudablemente hablamos de Juan Carrero Rodríguez que diseñara no solamente piezas para el ajuar de la cofradía y sus pasos, sino un sentir y una idiosincrasia propia de aquellos que nacen con el don de crear y reinventar.

Una de las piezas más características de toda la cofradía no fue diseñada por él, pero sí tendría mucho que ver en la idea original en la que soñaría con ver a su peculiar Cristo con una cruz de modas antiguas, una cruz de carey. Hasta 1967 el peculiar caído de escuela ronaldesca procesionó con la típica cruz arbórea para pasar a partir de entonces a escenificar la escena con la que han crecido tantos cofrades sevillanos y foráneos en la que el Señor cae por el peso de una magnifica cruz de carey, girando su cabeza hacia el lado derecho haciendo de ese ángulo de las calles el evidentemente más repleto de público que se arremolina a su silencioso paso para extasiarse de las Penas de su cara.


La cruz no fue de nueva creación aunque si tuvo que ser restaurada y reformada. La corporación de San Vicente la adquirió a la hermandad de Jesús Nazareno de la localidad sevillana de Écija. Una de las hermandades más antiguas y rica en avatares históricos de la “sartén de Andalucía” que encargase en el lejano año de 1734 por parte de su hermano mayor, el marqués de Alcántara del Cuervo la realización de esta singular cruz al maestro ebanista comprovinciano de Andújar (Jaén) Juan Francisco de Pareja. Poco o nada se sabe de este artista iliturgitano el cual por contrato tuvo que instalarse en la localidad astigitana para la realización de la sagrada presea y si el realizó las labores de orfebrería o intervino algún platero aparte.

Nazareno de Écija cargando con la cruz de carey.

Al aumentar las proporciones del paso la hermandad del Nazareno en 1958, el reducido tamaño de la cruz hacia que la escena quedara desproporcionada unida a la nueva disposición del Cristo con una postura en actitud de avance y se decidió sustituir por una nueva cruz de mayores dimensiones del tipo arbóreo. La cruz de carey cayó en desuso motivo por el cual la hermandad de las Penas de San Vicente de Sevilla aprovechó para adquirirla para su titular.

Bajo la supervisión de Juan Carrero la cruz fue restaurada corriendo las labores de orfebrería al taller de Díaz Roncero de Córdoba. También se amplió con unos nuevos casquetes o cantoneras de Jesús Domínguez Vázquez y placas de carey que suministró Francisco Tejada.


Desde entonces el coqueto conjunto del paso del Señor de las Penas enamora y enmudece a todo aquel que lo contempla con el rico valor de las piezas que forman todo el conjunto de su paso y en la que destaca sobremanera esa cruz de carey que realizase un paisano de Andújar para una de las grandes devociones de Écija y que el destino quisiese que fuese a parar a una de las hermandades donde mejor puede estar guardada una obra de arte y utilizada con buen gusto y criterio, Las Penas de San Vicente.


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