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viernes, 7 de enero de 2011

PASIÓN EN LA INTIMIDAD Y EN EL RECUERDO....

Esta fotografía que abre la entrada podría ser una de tantas del Señor de Pasión, pero no. Esta fotografía del Cristo sevillano que solo le falta respirar, es una estampa escaneada que guardo con cariño en una estantería de mi habitación junto a otras que tiene una historia en común, que las recibí a los pies de sus benditas imágenes.

Un 14 de noviembre de 2009 visitaba la capital hispalense para presenciar la histórica salida extraordinaria del Cristo de la Salud de la hermandad de Montesión. Aquella misma jornada saldría en procesión –que comenzaba ese año a ser anual- la imagen letífica de Ntra. Sra. del Prado de la iglesia del Divino Salvador, la hermandad filial de la patrona del pueblo onubense donde naciera Sebastián Santos –autor de la imagen-, Higuera de la Sierra. Félix, Cristóbal, Toñi y yo nos acercamos a la colegiata a presenciar igualmente esta salida la cual iba acompañada por la agrupación musical Santa Cecilia de Sevilla, de reciente creación. Pudimos entrar en el interior del suntuoso y reformado segundo templo de la ciudad y poder vivir el inicio de la procesión desde dentro y de paso acércanos a contemplar entre otros a los titulares del Amor y Pasión.

La hermandad del Jueves Santo tenía recién entrenada la reforma de su capilla en la cual el Cristo está expuesto en devoto Besapiés permanente en su impresionante capilla. La reja de la misma estaba cerrada y tuvimos que salir del templo hasta el patio de los naranjos para acceder al interior de la capilla y lo que allí se vivió fue una sensación única. La intimidad, el silencio, su divina figura, su semblante desgarrado y sereno a la vez… había un cordón que parecía impedir la subida para besarle los pies y nos dio vergüenza preguntarle al hombre que estaba allí guardando la capilla si podíamos subir. Más bien nos daba vergüenza hasta hablar de la sensación que allí se respiró acompañada de los ecos de la banda que entonaba sus marchas a la procesión que comenzaba en la plaza del Salvador. Interpretaron como muestran las imágenes de este video la marcha “Caridad del Guadalquivir”…ya sé que algunos se tiran de los pelos con tan solo escuchar su nombre pero es evidente que la melodía dulce -dicen que andaluza que suele emocionar al pueblo llano, al que no entiende de notas y pentagramas- penetraba en las naves de la iglesia llenando de un aura intimista aquel momento, que por más palabras que intente poner nunca llegaría a definir. A ninguno de los presentes creo que se nos olvidara aquel momento a los pies del Señor de Pasión y es que esta iglesia tiene algo especial conmigo.



Corría un día del Pilar de 1991, un día lluvioso en la ciudad en la que por cierto se enfrentó nuestra selección española de futbol a la francesa en el estadio del Betis, perdiendo por 1-2 tal como recuerda mi padre, cuando un autobús nos desplazó a unos familiares a la capital de Andalucía para asistir a la boda de un primo de mi padre que vive allí. Era la primera vez que pisaba Sevilla y contando con 9 años pocas cosas puedo recordar pero una de ella es imborrable, la boda fue en la iglesia del Salvador, la cual desconocía por completo.

El autobús nos dejó en una plaza, no se cuál pero ahora con los años que conozco bien la ciudad tendría que ser la Plaza Nueva porque accedimos muy rápido a la iglesia llegando a ella como si viniéramos de la Catedral o el Ayuntamiento. Aún recuerdo la adoquinada plaza mojada por el agua que cayó aquel día y la regañina de mi madre por correr tras las palomas que inundaban el suelo de la plaza.

Entramos en el templo y más bien me tengo que acordar de la segunda vez que volví a entrar en él, justamente un año antes del referido de la salida de la Virgen del Prado y el gran contraste de color y luz que ha tomado la iglesia con la restauración a su aspecto anterior.

Con mi inocencia veía aquellas paredes y techos negros, sus envejecidos retablos dorados y unos grandes cubos de plástico para las goteras que sufría la techumbre del templo. Por aquel motivo rápidamente los asistentes a la boda la bautizaron como “La iglesia de las goteras” y aun hoy cuando veo un video de cualquier cofradía pasando a sus pies o las salidas o entradas de sus hermandades residentes mi madre me suele preguntar: “Es la de las goteras, ¿no?”.

Antes de la celebración visitamos el imponente patrimonio, preguntándonos incrédulos que hacia allí la Virgen del Rocío –como si fuera la misma de la aldea de Almonte-, llamando al conjunto de la Borriquita “la Mulica de Sevilla” –aun este que escribe no tenía ni idea del argot cofrade sevillano, y usaba el bailenense-, sorprendiéndonos del tamaño de algunas vírgenes –que ni recuerdo a identificar- y haciendo honor de nuestro desconocimiento dejándonos llevar por lo más publicitado ya por entonces….el Amor seria el Cachorro y Pasión el Gran Poder….por lo menos algo sabíamos sobre sus iconografías.

Durante un cierto tiempo pensé que aquel día vi al Gran Poder en un altar de plata y que se encontraba en la iglesia del Salvador, confundiendo la obra del maestro con la del aprendiz de la cual hoy mismo comienza la novena en su honor, en su remozada sede canónica gracias al fruto del gran trabajo de personas e instituciones que hicieron posible tan grande empresa, llenando el Salvador de luminosidad y apartando aquella oscuridad de las paredes que aun hoy quedan patentes sobre la Capilla Sacramental en la que reside Dios en la Eucaristía y el Dios en la madera, por algo llamarían así a Montañés.



2 comentarios:

  1. Juan Pedro, enhorabuena por tu blog, muy completo... me iré metiendo de vez en cuando para aprender más de este mundillo del cual desconozco mucho.

    He tardado en echarle un vistazo a tu blog... porque no me acordaba del nombre, pero más vale tarde que nunca.

    Un saludo desde Madrid.

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  2. joe que sorpresa ana, pues encantado y esta es tu casa. un abrazo.

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