VISIONES DESCONOCIDAS DEL ABUELO.

Espero que no se moleste el usuario de Tuenti Félix Díaz Cruz por capturarle de su espacio estas curiosísimas fotografías de Ntro. Padre Jesús Nazareno de la ciudad de Jaén, el mundialmente conocido “Abuelo”.

Unas fotografías realizadas en 1979 que nos muestran unas pocas accesibles muestras de la talla del Señor de Jaén como sus piernas, espalda y la cabellera tallada que posee aunque procesione con peluca, siempre fiel a la moda barroca que configuró su inamovible aspecto con el que generaciones y generaciones lo han conocido.

Imagen mística envuelta en viejas leyendas donde un misterioso anciano –porque nadie sabía si ese hombre tenía nietos ¿no?- que en una noche de tormenta pidió refugio en un caserío o cortijo cerca de la ciudad y al entrar en la morada para resguardarse visualizó un tronco cortado de un árbol. Aquel abuelo –como lo bautizaría el populacho en la leyenda- lanzó el reto que en una noche sacaría de ese tronco un portentoso Cristo Nazareno… a la mañana siguiente aquel misterioso abuelo desaparecería sin dejar rastro y la talla completamente finalidad del Cristo jaenero que acertadamente ha vuelto a su casa histórica en el camarín de la iglesia de San José.

Leyendas aparte tenemos aquí una de las mejores muestras del pasado imaginero giennense sin saber quién fue el genio que le pondría cara al Dios de los jienenses, normalmente atribuido a la mano del quizás más famoso imaginero de aquella escuela, Sebastian de Solís por su parecido estilístico con otras obras del maestro y otras tantas atribuciones como el Cristo del Calvario –prácticamente el “Abuelo” crucificado- de la cofradía del Santo Sepulcro de la iglesia de San Juan. Muchas de estas obras también han sido atribuidas a las manos del que fuera su hijo, Juan de Solís aunque una de las claves a la atribución a Sebastian de Solís parte del contrato que contrajo con el pueblo de Mancha Real de realizar un Nazareno de las mismas características que el de Jaén, haciendo suponer que se le pedía ¿Qué siguiera una misma línea de una obra suya anterior? Muchas preguntas aún sin resolver -añadiendo desafortunadas restauraciones pasadas que cambiaron su semblante- y que quizás no se contesten porque al pueblo no se le puede quitar el embrujo del misterio que se siente participe de aquella misma emoción de un devoto, en una mañana de Viernes Santo viéndolo volver de vuelta en la carrera, no pudo reprimir vitorearle ¡viva el Abuelo que te hizo! Y que fuese contestado por el populacho con; ¡viva el Abuelo! ¡viva el Abuelo! Y con Abuelo se quedó…